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PRESETNACIÓN
ОглавлениеEste libro fue impreso por primera vez en 1974 por el Partido Socialista de los Trabajadores de Estados Unidos, organización a la que pertenecían los autores. En 1977 la corriente liderada por Nahuel Moreno lo publicó por primera vez en español. Esta nueva edición es un aporte del Movimiento Socialista de los Trabajadores de Argentina.
En sus páginas se resume de una manera excepcional más de un siglo de desarrollo del movimiento obrero y revolucionario mundial. Pese a que han pasado varios años desde que vio la luz por primera vez, su lectura y estudio sigue siendo de una utilidad extraordinaria para la formación de las nuevas generaciones de socialistas revolucionarios.
Los autores analizan la historia, las experiencias y las lecciones de la lucha de clases a partir de los avances y retrocesos en lo que Marx planteó como la tarea más importante que tenían que llevar adelante los trabajadores: construir una dirección internacional para hacer la revolución socialista mundial. Novack, Frankel y Feldman sostienen que esta tarea, que las tres primeras Internacionales dejaron inconclusa, debe continuarse y es al servicio de ese objetivo que volvemos a publicar esta obra.
En la primera sección, George Novack expone la trayectoria de la Primera y la Segunda Internacional, abarcando desde el año 1845, en que se dan los primeros esbozos de organización revolucionaria internacional, hasta 1914, fecha en que la Segunda Internacional se hunde ante la Primera Guerra Mundial. Un segundo trabajo suyo estudia la evolución de la Tercera Internacional desde 1919 a 1936. Paralelamente, Dave Frankel reseña la historia de la Oposición de Izquierda, encabezada por León Trotsky, dentro de la Internacional Comunista (1923-33). Finalmente, Fred Feldman, en Stalinismo e internacionalismo, resume la evolución de esa corriente desde 1935, fecha en que se realiza el último congreso de la Tercera Internacional, hasta la década del 70.
Si algo se ha confirmado en estos casi 200 años de luchas de los trabajadores y oprimidos es que su liberación solo será posible si se derrota al sistema capitalista a nivel mundial. La prédica estalinista sobre la factibilidad del socialismo en un solo país ha quedado sepultada por la historia. La restauración del capitalismo en el tercio de la humanidad donde se había logrado expropiar a la burguesía y se llevó a la práctica esta nefasta orientación nos exime de dar mayores explicaciones.
El próximo 21 de agosto se cumplirán 80 años del asesinato de León Trotsky a manos de un sicario enviado por Stalin. Sin embargo, sus ideas están más vivas y vigentes que nunca.
El creador del Ejército Rojo y fundador junto a Lenin del primer Estado Obrero de la historia, luego de la muerte de Lenin y hasta sus últimos días se transformó en el principal combatiente contra la burocracia que usurpó el poder en la URSS y destruyó la III Internacional. Su batalla en defensa del marxismo y la tradición revolucionaria fue decisiva, ya que impidió que el estalinismo borrara de la historia la experiencia y las enseñanzas de más de cien años de lucha por el socialismo a nivel mundial.
El 3 de setiembre de 1938, en las afueras de París, a instancias de León Trotsky se fundaría la IV Internacional. Allí nuevamente se levantaron los cimientos de la organización internacional que necesitamos los trabajadores del mundo para derrotar al imperialismo y abrir paso a una sociedad sin opresión ni explotación, en armonía con la naturaleza y donde toda la humanidad pueda vivir en paz y dignamente.
Han pasado muchos años. Las fuerzas de la Cuarta Internacional están dispersas y la necesidad de contar con una fuerte organización internacional para enfrentar y derrotar a la bestia imperialista es apremiante. La sed de ganancia de un puñado de corporaciones está destruyendo el planeta y desplegando una verdadera contrarrevolución económica contra las mayorías populares.
En decenas de países los trabajadores, las mujeres y la juventud se rebelan y salen a la calle en defensa de sus derechos y para que no les arrebaten el presente y el futuro. Pero lo hacen sin una dirección revolucionaria al frente. La lectura de este material seguramente ayudará a comprender mejor la importancia de que esa dirección sea profundamente internacionalista y también que ser socialista revolucionario se concreta siendo parte de la construcción de una organización internacional.
Alejandro Bodart
Febrero 2020