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Coloración

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La coloración en odonatos es producida por la presencia de pigmentos en las células epidérmicas bajo la cutícula, estas células forman capas delgadas que reflejan diferentes longitudes de onda, produciendo una gran gama de colores (Silsby, 2001). Además, la textura del exoesqueleto puede producir colores iridiscentes (fig. 12). Algunas especies secretan una sustancia cerosa de color grisáceo que se acumula con la madurez, esta capa es llamada pruinescencia (Corbet, 1999).

Aunque existen aspectos taxonómicos que se relacionan con los colores o con los patrones que estos muestran en las especies, su uso real es aún debatido, pues estos colores pierden intensidad cuando el organismo muere. El debate acerca del uso de caracteres de coloración en la sistemática de Odonata —como en otros grupos— está abierto, dado que en taxonomía estos caracteres presentan valor para diferenciar las especies, pero su variabilidad incurre en problemáticas para los análisis filogenéticos. Las libélulas en estado teneral muestran colores claros (fig. 13a) que se van definiendo a medida que los individuos tienen una edad mayor (fig. 13b), incluso se han encontrado casos en que los machos maduros muestran una pruinosidad azul-grisácea (manchas polvorientas) sobre el abdomen o en los costados del tórax a medida que el organismo envejece (Corbet, 1999; Silsby, 2001, fig. 13c).

La coloración de los odonatos está relacionada con varios aspectos de su vida y cobra gran importancia en el reconocimiento de la especie y para la comunicación entre individuos durante diversas interacciones sociales como reconocimiento macho-macho, hembra-macho (fig. 14a), y hembra-hembra (Silsby, 2001).

Las libélulas son animales con gran sentido de la vista, por lo que han desarrollado inclusive sistemas de comunicación dependientes de señales visuales.


Figura 12. Colores iridiscentes en alas de Zenithoptera fasciata

Foto: Adolfo Cordero-Rivera

Podemos ver cómo las manchas en las alas y el abdomen permiten a los machos de varias especies territoriales enviar señales de agresividad contra machos intrusos, incluyendo machos de otras especies, o para enviar señales de cortejo para hembras que ingresan en su territorio. Aunque en algunas especies, la coloración del macho y de la hembra no presenta mayores diferencias, lo más común es encontrar especies con dimorfismo sexual. Incluso, existen especies con hembras que presentan distintas formas de coloración (policromatismo), una de las cuales suele ser similar a la coloración del macho. La coloración de los tenerales y algunos colores suaves en organismos maduros pueden proveer camuflaje contra depredadores (Silsby, 2001, fig. 14b). Así mismo, la coloración está relacionada con la regulación de la temperatura, colores oscuros pueden estar asociados con bajas temperaturas, mientras que colores más suaves pueden ayudar en climas cálidos. Los odonatos regulan su temperatura corporal cambiando de sitio de percha, variando el grado de inclinación del tórax, abdomen y alas, o alternando la posición de su cuerpo con relación a la ubicación del sol (fig. 14c). Se ha encontrado que la relación entre el tamaño del cuerpo y la termorregulación es positiva, a mayor tamaño, mayor capacidad de termorregulación.

Libélulas y caballitos del diablo del departamento del Meta, Colombia

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