Читать книгу La Trinidad explicada hoy - Giulio Maspero - Страница 4
Оглавление¿Cuántas veces al santiguarnos pensamos en el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, es decir, en las tres Personas divinas que nombramos al hacer este gesto? Y de modo análogo, ¿nos damos cuenta durante la Santa Misa de que toda acción y oración que la conforman se dirigen a Dios Padre?
Cuando comencé la carrera de física en la universidad hubo una experiencia que me marcó: en clase habíamos estudiado las diferentes leyes de la dinámica, es decir, las relaciones cuantitativas que regulan el movimiento de los cuerpos. Yo lo había entendido muy bien y sin ninguna dificultad, pero cuando nos llevaron al laboratorio después de una tarde de trabajo, y verifiqué que esas leyes se cumplían de verdad en la realidad, exclamé: «¡es verdad!». Aún recuerdo ese momento como si fuera hoy, porque para mí significó la toma de conciencia de que conocer en teoría puede ser muy diferente de haber desarrollado el modo correspondiente de relacionarse con la realidad. Me «sabía» las fórmulas, pero no pensaba el mundo a partir de ellas. Mi conocimiento había cambiado, pero no mi mirada.
Este libro se ha escrito precisamente para ayudar a superar esa distancia en el ámbito de nuestra fe. San Josemaría decía que todos los bautizados deberían estudiar teología a nivel científico, porque el amor lleva consigo el deseo de conocer más a la persona amada (cfr. Es Cristo que pasa, n. 10). Este pequeño libro de teología sería un éxito solo con que uno de sus lectores pudiera exclamar: «¡Es verdad!» en la propia vida cristiana. En efecto, todo lo que la alimenta, desde la liturgia hasta los sacramentos, pasando por la oración y la Sagrada Escritura, tiene como origen y meta a las tres Personas divinas. De modo que estas páginas no constituyen un mero ejercicio teórico, sino que pretenden servir de ayuda para rezar mejor, participar con más intensidad en la Santa Misa, tener más conciencia de la Vida que hemos recibido en el bautismo; en pocas palabras, para amar al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Para eso necesitamos partir de la provocación que supone para nuestro pensamiento la paradoja de su unidad y trinidad.