Читать книгу Todas mis palabras son azores salvajes - Gloria Fortún - Страница 12

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Por las mañanas siento una vulnerabilidad desconcertante que se va difuminando a lo largo del día. El café me sabe metálico, como si tuviera un tumor cerebral. Todo lo que hay por la calle se afila con el dolor. Mobiliario urbano, navaja suiza.

En la oficina: buenos días, ¿qué tal? Y yo: todo bien (mientras me cubro el pecho con la mano para que nadie vea la sangre de mi corazón traspasando la camisa de H&M Big & Beautiful).

Mi pobre Alma Nagasaki.

Todas mis palabras son azores salvajes

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