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CAPÍTULO DOS ¿PERDIDO EN LA TRADUCCIÓN?

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Hace algunos años, tuve el privilegio de visitar la ciudad de Shanghái, China. Antes de mi viaje, algunos amigos que vivían allá me advirtieron que debía tener cuidado de creer que las descripciones en inglés debajo de los símbolos chinos en muchos de los anuncios de la ciudad fueran acertadas. Eso es debido a que, a lo largo de los años, los traductores chinos se hicieron famosos por traducir mal los anuncios al inglés; muchas veces con resultados engañosos y algunas veces hasta divertidos.

Busqué algunos ejemplos en Internet antes de irme, y es verdad: algunas de las traducciones con las que algunas personas se han enfrentado son bastante graciosas. Por ejemplo, este anuncio colgado en la puerta de un restaurante: El bar está ahora abierto porque no está cerrado. O el menú que ofrece una Deliciosa abuela picante como entrada para el almuerzo. O el anuncio en un área verde pública que toca cada fibra de tu corazón: Debajo de tus pies se encuentra un pasto hermoso pero lastimero. Honestamente, ¿quién sabe cuál era la idea original detrás de todo eso?

Después de haber visto todo eso, por supuesto que esperaba ver algunos ejemplos de traducciones malas y cómicas en mi viaje. Tristemente, llegue a Shanghái justo después de que los juegos olímpicos de verano habían terminado, y resulta que los chinos habían lanzado un proyecto masivo para corregir las malas traducciones por todo el país antes de que los juegos comenzaran. ¡Así que ni siquiera una vez pude probar deliciosa abuela picante para el almuerzo, o ver el triste rostro de algún pasto hermoso pero lastimero antes de pisarlo!

Pero, piensa por un momento en lo siguiente. ¿Por qué China se aseguró que las traducciones a un idioma extranjero fueran correctas? La respuesta es simple—el mundo tiene sus ojos puestos en la nación durante los juegos olímpicos, querían comunicarse con precisión. Eso es en última instancia lo que está en juego en una traducción, ya sea de un anuncio, un menú o la Biblia. ¿Podemos estar seguros de que lo que estamos leyendo en nuestro propio idioma es un reflejo preciso de lo que el autor quería decir en su propio idioma?2

¿Es posible hacer traducciones?

La tarea de determinar si la Biblia es en realidad una fuente histórica confiable sería mucho más fácil si nuestro idioma nativo fuera el hebreo antiguo, arameo antiguo y griego antiguo. Para la mayoría de nosotros, sin embargo, no lo es. Y eso quiere decir no solo que debemos preguntarnos si los autores de la Biblia eran dignos de confianza, y si los copistas transmitieron sus escritos con precisión, sino que también debemos preguntarnos si las Biblias que tenemos en español son una traducción precisa de esas copias.

Es probable que la primera pregunta que necesitamos confrontar es si el proceso de traducción es siquiera posible. ¿Podemos realmente tomar un idioma que se ve así:

Μὴ θησαυρίζετε ὑμῖν θησαυροὺς ἐπὶ τῆς γῆς, ὅπου σὴς καὶ βρῶσις ἀφανίζει καὶ ὅπου κλέπται διορύσσουσιν καὶ κλέπτουσιν· θησαυρίζετε δὲ ὑμῖν θησαυροὺς ἐν οὐρανῷ, ὅπου οὔτε σὴς οὔτε βρῶσις ἀφανίζει καὶ ὅπου κλέπται οὐ διορύσσουσιν οὐδὲ κλέπτουσιν· ὅπου γάρ ἐστιν ὁ θησαυρός σου, ἐκεῖ ἔσται καὶ ἡ καρδία σου.

y tener la confianza de que esto:

No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.

quiere decir lo mismo?

Bueno, la respuesta es “Sí, pero no sin mucho esfuerzo”. Cualquier proyecto de traducción requiere años de esfuerzo para comprender primero el significado y estructura de ambos idiomas y después para encontrar palabras y estructuras en el idioma deseado que capturen con precisión el significado del idioma original. En palabras más sencillas, una traducción es cuestión de comprender el significado de una palabra u oración, y después trabajar en decir lo mismo con palabras diferentes que puedan ser comprensibles para una persona diferente.

Ahora bien, todo esto parece ser irremediablemente difícil, pero si meditas en ello, incluso con nuestro idioma a menudo nos gusta hacer este tipo de cosas. Por ejemplo, tengo dos hijos que están por llegar a sus años de adolescencia, y también tengo un padre a quien le gusta mucho poder comunicarse con sus nietos. Algunas veces, sin embargo, lo creas o no, ¡es mucho más difícil de lo que pudieras imaginar! No quiero decir que los tres hablen idiomas diferentes; todos hablan inglés como su idioma natal. Pero, aun así, muchas veces tengo que servir de intérprete entre ellos. Por ejemplo, cuando mi hijo dice algo como, “¡Carnal, está suave!,” mi papá me mira como si el muchacho ha proferido palabras en egipcio antiguo o algo así. Eso es debido a que mi padre no tiene la más mínima idea de lo que esa expresión quiere decir. En ese momento me toca a mí comenzar a hacer el trabajo de traducción—pensar el significado de cada palabra que mi hijo dijo e intentar buscar alguna otra palabra o palabras que mi papá pueda entender.

Ahora bien, por lo general, traduzco la oración completa de una sola vez. “Lo que quiere decir, Papá, es que todo está bien, que está contento”. Pero si quisiera ser realmente cuidadoso, necesitaría explicar palabra por palabra, de esta forma:

- Carnal es un saludo común pero informal en el idioma de los jóvenes. Su equivalente en el idioma de adultos de tu generación sería algo como “amigo”.

- Suave en idioma de jóvenes no quiere decir “algo liso”. Comunica que una situación o persona se encuentra en condiciones excelentes, feliz o en buen estado.

Entonces, si juntamos todas las palabras, podemos traducir la oración del idioma de jóvenes “carnal, todo está suave” al idioma de mi papá como “abuelo, todo está bien”. Y, al escuchar eso, los ojos de mi papá se iluminan con entendimiento, mi hijo reacciona con una sonrisa y un pulgar hacia arriba, y comparten un momento de comunicación genuina y precisa, aunque traducida. “¡Que arduo!,” responde mi papá. Y entonces otra vez comienza mi trabajo de traductor.

Lo sé, lo sé, esta fue una imagen ridículamente simplista de lo que en verdad requiere el complicado trabajo de traducción, y aquellos quienes hacen ese trabajo—sea que estemos hablando de la Biblia, de otra gran literatura o incluso de traducciones necesarias para que nuestra sociedad global funcione cada día—son héroes. No es un trabajo fácil. Pero lo que estoy intentando decir, aun con este ridículo ejemplo, no es que la traducción sea fácil o sencilla, sino que es posible. Realmente es posible que ocurra una comunicación genuina, precisa y correcta a través de la traducción.

Eso quiere decir que nadie puede objetar, con total certeza, en contra de la fiabilidad histórica de la Biblia, bajo el argumenta que estamos leyendo traducciones al español de documentos griegos o hebreos. Los eruditos han estudiado griego, hebreo, arameo y español durante siglos, y han sido capaces de traducir con exactitud y precisión entre estos cuatro idiomas.

¿Por qué hay tantas versiones de la Biblia?

Si eso es verdad, entonces, ¿por qué existen tantas diferentes traducciones de la Biblia? Si vas a cualquier librería cristiana, encontrarás un estante entero—¡algunas veces una sección entera! —de diferentes traducciones de la Biblia. Está la Reina Valera Antigua, la Reina Valera 1960, la Biblia de las Américas y la Nueva Versión Internacional. Está la versión Dios Habla Hoy y la Palabra de Dios Para Todos y la Nueva Traducción Viviente. Y luego, para colmo de males, está la edición militar, la edición deportiva, la edición para hombres, mujeres, adolescentes, estudiantes y hombres de negocios de cada una de estas traducciones. ¿Por qué?

¿Es debido a que las personas que trabajaron con la RVR60 pensaron que los que trabajaron con la NVI cometieron un error? ¿O acaso la traducción LBLA estaba tan equivocada que la NTV tuvo que corregir todo? Y ya que estamos en este tema, ¿acaso el libro de Juan cambia dependiendo de si se dirige a hombres, mujeres, estudiantes o personas de negocios? ¿Por qué?

En resumen, la respuesta a todas esas preguntas es “no”. Cuando se trata de diferentes “ediciones” de la Biblia dirigidas a estudiantes u hombres o mujeres o soldados, todas son sencillamente paquetes de mercadotecnia, pero el texto de la Biblia es el mismo. Lo que es diferente son los artículos que acompañan el texto—los artículos de introducción, las notas de estudio, los devocionales y otros materiales. No hay razón para pensar que la presencia de una Biblia de estudio para hombres y una Biblia de estudio para mujeres en tu librería local introduzca confusión al significado del texto bíblico.

¿Pero qué hay sobre las diversas traducciones? ¿Acaso no presentan la Biblia de forma tan diferente que no es posible saber el verdadero significado del idioma original? Esa es una buena pregunta, pero la realidad es que aun cuando diferentes traducciones usan palabras diferentes para traducir la misma frase griega o hebrea, eso no necesariamente debe dejarnos con dudas de lo que el original dice.

Piensa otra vez en el ejemplo anterior de la oración juvenil “carnal, todo está suave”. Pude haber traducido esa oración a mi papá en diferentes formas:

Ey, todo está bien, hombre

Escucha, todo está bien, amigo.

¿Sabes algo? La situación está excelente.

Las palabras específicas en todas esas traducciones son diferentes. Pero, aun así, ¿existe alguna duda de lo que comunica “carnal, todo está suave”? Sin importar cuál de esas traducciones utilices, lo que la oración comunica es que mi hijo quiere que alguien con quien él tiene una relación amigable este consciente que él no piensa que su situación actual sea problemática; que él está tranquilo.

Puedes hacer esto mismo con los versículos de la Biblia. Tomemos uno al azar y veamos cómo se interpreta en varias traducciones diferentes. Acabo de pedirle a mi esposa que me diga, al azar, el nombre de uno de los cuatro evangelios. Ella me respondió “Marcos”. Ahora le pedí que escogiera un número entre 1 y 15. “¡Diez!” Y ahora otro número entre 1 y 52. “¡Cincuenta!” Así que vamos a ver Marcos 10:50 y veamos cómo ese versículo se traduce en varias Biblias en español.

Esta es la versión en el griego original:

ὁ δὲ ἀποβαλὼν τὸ ἱμάτιον αὐτοῦ ἀναπηδήσας ἦλθεν πρὸς τὸν Ἰησοῦν.

La Reina Valera 1960 lo traduce así:

“Él entonces, arrojando su capa, se levantó y vino a Jesús”.

La Biblia de las Américas:

“Y arrojando su manto, se levantó de un salto y fue a Jesús”.

La Nueva Versión Internacional:

“Él, arrojando la capa, dio un salto y se acercó a Jesús”.

La Nueva Traducción Viviente:

“Bartimeo echó a un lado su abrigo, se levantó de un salto y se acercó a Jesús”.

Y la Reina Valera Antigua:

“El entonces, echando su capa, se levantó, y vino a Jesús”.

Qué locura, ¿No te parece? ¿Cómo se supone que vamos a entender lo que Marcos 10:50 de verdad dice? Me refiero a que, por supuesto, todos parecen estar de acuerdo con que este hombre vino a Jesús, pero la pregunta es si arrojó su capa o la echó al piso. ¿Fue una capa o un abrigo? ¿Y cómo vamos a saber si se levantó, salto o se acercó cuando vino a Jesús? Está bien, es obvio que me estoy poniendo burlón. Con todo y las diferencias que hay entre estas cinco traducciones, es bastante obvio lo que está sucediendo. El hombre rápidamente se quita su prenda exterior de ropa, se levanta y avanza hacia Jesús. El tema aquí es decir que las diversas traducciones, no nos impiden saber lo que el original realmente quería decir. De hecho, leer dos o tres traducciones a la par puede muchas veces ayudarnos a comprender el panorama completo de lo que estaba sucediendo.

Aun así, sin embargo, tenemos que ir un poco más allá, porque es obvio que cada versículo en la Biblia no es tan claro como Marcos 10:50. Existen ciertas palabras y frases que efectivamente son difíciles de traducir, y en esos casos, diversas traducciones a menudo discrepan en cómo esas palabras o frases se deben interpretar. Pero, aun en esos casos, al menos unas cuantas cosas se deben recordar con firmeza:

1. Primero, los lugares en la Biblia donde existen desacuerdos significativos o incertidumbre sobre cómo traducir una palabra o frase son un porcentaje muy pequeño comparado con el total de palabras en la Biblia. También es una porción extremadamente pequeña de cualquier libro o incluso capitulo en la Biblia.

2. Cuando hay tal desacuerdo o incertidumbre, las mejores traducciones de la Biblia hacen una observación de esto en una nota al pie de página, permitiendo que el lector sea consciente de otras posibles traducciones, o incluso, algunas versiones aclaran que “El significado de esta palabra hebrea (o griega) es incierta”.3 El punto es que nadie está intentando engañar a nadie en las traducciones. De hecho, en esta etapa de la historia de las traducciones al español, aun si quisieran hacerlo no sería posible.

3. El gran número de traducciones académicas en verdad nos ayudan a identificar (y evitar) traducciones engañosas. Por ejemplo, cuando la Traducción del Nuevo Mundo de los Testigos de Jehová traduce Juan 1:1 “y la Palabra era un dios”, es de mucha ayuda saber que todas las demás traducciones importantes traducen ese versículo “y la Palabra era Dios”. Claramente, la TNM ha hecho algo aquí que las otras traducciones rechazan, y si tú supieras suficiente griego para comprender el uso de artículos (un, una y él) en ese idioma, llegarías a la misma conclusión que otros traductores—que la TNM ha adaptado su “traducción” de este versículo para proteger una doctrina teológica particular e idiosincrática.

4. Una vez que identificamos y rechazamos errores deliberados como ese, entonces podemos decir con confianza que ni una sola doctrina importante del cristianismo ortodoxo descansa en una traducción disputada o incierta de los idiomas originales de la Biblia. Sabemos lo que la Biblia dice, y sabemos lo que significa.4

Sin embargo, surge otra pregunta más. ¿Por qué existen diferentes traducciones de la Biblia? Si las partes disputadas del texto son tan pocas y si no afectan doctrinas importantes, entonces ¿por qué las personas han invertido tanto esfuerzo y dinero para hacer todas esas traducciones? Esa es una excelente pregunta, y la respuesta se reduce a reconocer las diferentes formas en las que la gente usa la Biblia en sus vidas.

Piénsalo un poco. Las personas leen la Biblia como devocional, predican de ella, la usan en estudios bíblicos, realizan trabajos académicos sobre ella, la estudian, tienen conversaciones sobre doctrinas que emergen de ella, defienden su entendimiento de la fe con ella. Y el hecho es que, para la mayoría de estas actividades, una traducción palabra por palabra del griego o hebreo original no sería muy útil. De hecho, sería bastante frustrante. Tomemos por ejemplo otra vez a Marcos 10:50. Si lo tradujéramos estrictamente palabra por palabra del griego, resultaría en algo parecido a esto:

La pero él arrojando la capa su él levanto se vino a él Jesús.

Por supuesto, puedes descifrarlo, y tal vez pensar que ese tipo de traducción estricta palabra por palabra puede ser útil si estás haciendo un trabajo académico cuidadoso sobre el versículo. Pero, ¿quién quiere tener que lidiar con eso cuando lo único que quieres es leer tu Biblia acompañado de una taza de café en la mañana?

Es por eso que existen diferentes traducciones—para diferentes usos de la Biblia. Algunas veces una traducción palabra por palabra del idioma original es exactamente lo que se necesita. Pero otras veces necesitas algo que sea un poco más fácil de leer, un poco más comprensible, y así, algunas traducciones ofrecen un enfoque frase por frase (incluso idea por idea), suavizando el orden de las palabras, optando por la sintaxis del español en vez de la sintaxis del griego o hebreo, y, por lo general, estas solo presentan los pensamientos del original de tal forma que el lector de habla español pueda entenderlo mejor. Para decirlo de una forma más técnica, cada traducción de la Biblia debe tener como propósito la precisión y facilidad de lectura. Algunas traducciones toman como su misión el privilegiar en gran medida la precisión y (como vimos en Marcos 10:50) sacrifican la facilidad de lectura hasta cierto punto. Otras traducciones se proponen producir un producto que es inminentemente legible, pero eso quiere decir que los traductores tendrán que hacer un reacomodo a las palabras del idioma original para que las oraciones suenen “correctas” para el oído español.

Espero puedas ver el meollo de todo esto. Nada en la teoría o la realidad de las traducciones bíblicas introduce la más mínima duda sobre si podemos conocer de verdad lo que la Biblia dice en su idioma original. De hecho, sabemos lo que dice. Las porciones en donde existen preguntas o desacuerdos son pocas, distantes entre sí, y, en última instancia, de poca importancia. La Biblia puede ser y ha sido traducida correctamente, una y otra y otra vez.

Por supuesto, en términos de la fiabilidad histórica, este capítulo no nos lleva muy lejos. Ahora necesitamos hacernos la pregunta, “¿Realmente estamos traduciendo lo que los autores escribieron originalmente?”.

En otras palabras, ¿las personas que copiaron los originales los copiaron correctamente?

¿Por Qué Confiar en la Biblia?

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