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INTRODUCCIÓN GENERAL

PANORAMA GENERAL

Los ejercicios preparatorios de retórica o progymnásmata , que constituyen el objeto de nuestra traducción, tienen como marco de desarrollo el de las escuelas de retórica, en un momento de la historia de Grecia en el que se vive una gran efervescencia cultural, caracterizada sobre todo por el retorno a los grandes modelos clásicos del pasado. Este renacer cultural, que tiene sus orígenes ya en el s. I a. C. con el denominado movimiento aticista, alcanza su máximo desarrollo en la época de los grandes emperadores filohelenos: Adriano, Antonino Pío y Marco Aurelio, y aparece representado en el movimiento conocido desde Filóstrato como Segunda Sofística 1 .

Los nuevos sofistas, entre los que destacan figuras como Escopeliano, Polemón, Herodes Ático y Aristides entre otros, al igual que los antiguos viajan de ciudad en ciudad ofreciendo declamaciones y alternan su profesión docente con los servicios prestados a sus ciudades. Muchos de ellos, como en el caso de Herodes Ático, harán importantes contribuciones económicas costeando fiestas, edificios públicos 2 , etc.; otros, como Aristides o Polemón, defenderán los intereses de sus ciudades ante el emperador 3 . La mayoría intervendrá en la política de su ciudad y recibirá importantes favores del emperador 4 .

Buena prueba de la importancia que alcanza la retórica en la época es la dotación de cátedras de retórica en Roma y Atenas, que constituían, sobre todo la de Roma, la meta de la carrera de cualquier sofista 5 .

Igualmente son muchas las ciudades de Asia que cuentan con gran número de rétores y gramáticos en sus bibliotecas públicas, destacando entre todas ellas Esmirna y Éfeso 6 .

Dentro de este panorama cultural la gran protagonista es, sin duda, la retórica, que impregnará todas las facetas de la vida, pues todo futuro filósofo, científico u orador habrá pasado previamente, como mínimo, por las manos del gramático, en donde habrá leído y explicado a los clásicos. Las escuelas de retórica darán así a los alumnos una formación eminentemente literaria. Los grandes autores clásicos serán leídos, aprendidos de memoria e imitados, de ahí la formación «libresca» que predomina en muchos escritores de la época 7 .

La retórica deja de tener la orientación eminentemente práctica que tenía en la época clásica y pasa a convertirse en objeto de estudio por sí misma. En teoría la finalidad práctica continúa, formar a los alumnos para que sean capaces de defender una causa o de hacer prevalecer una propuesta; sin embargo, varía la ocasión y el lugar, pues generalmente no será el tribunal o la asamblea, sino las salas de audición y los teatros 8 , y no será con motivo de un enfrentamiento judicial o para debatir una propuesta que pueda favorecer o perjudicar a la ciudad, sino simplemente para hacer ostentación de la propia formación y dotes personales. Los tres géneros clásicos en que desde Aristóteles se divide la retórica: el judicial, el deliberativo y el epidíctico, van a pervivir en la época imperial, pero de diferente manera. Por un lado, el deliberativo y el judicial aparecen representados en las llamadas melétai o declamaciones sobre temas ficticios, de las que nos ocuparemos más adelante. Por otro lado, el género epidíctico conoce una enorme expansión, a costa, por ejemplo, de géneros que tradicionalmente se expresaban en verso, como el himno, el epitalamio, etc. 9 . Los discursos judiciales y deliberativos pierden su vitalidad originaria y se convierten en discursos de aparato, en donde la puesta en escena y la improvisación juegan un importante papel 10 , con lo que, en última instancia, será el género epidíctico el que lo impregne todo 11 .

La filosofía, por su parte, quedará relegada a los círculos restringidos de cada escuela filosófica y cuestiones reservadas en un principio a la filosofía, como las tesis, serán objeto de estudio en las escuelas de retórica 12 . La preponderancia de la retórica, que se va perfilando ya desde época helenística, se consigue definitivamente en la época imperial, y de hecho son muchos los filósofos que tienen una amplia formación sofística, como es el caso de Dión de Prusa, que, aun después de renunciar a la retórica y dedicarse al cultivo de la filosofía, no abandonará nunca sus hábitos sofísticos 13 . Además, los filósofos exponen a menudo sus doctrinas por medio de conferencias 14 , con lo que, en el fondo, se parecen bastante a sofistas que ofrecieran declamaciones ante un público más o menos amplio.

El fervor que los sofistas despertaban al llegar a una ciudad y la expectación con que eran recibidas sus declamaciones exigía la existencia de un público más o menos experto y crítico que pudiera apreciar la originalidad, el estilo, el apropiado o inapropiado tratamiento de un tema, etc. Este público existía merced a las escuelas de retórica, que suministraban tanto a los sofistas como a su auditorio un amplio repertorio de tópicos tratados en multitud de ocasiones por medio de ejercicios escolares. Nos parece, por ello, conveniente esbozar un panorama del sistema educativo griego de la época imperial.

En esta época la enseñanza abarcaba fundamentalmente tres ciclos, que en terminología moderna podríamos denominar primario, secundario y superior 15 . La enseñanza primaria se pasaba junto al grammatistés , que con un método basado en la pura memoria enseñaba al alumno a leer y a escribir, así como operaciones elementales de cálculo. A continuación, el alumno iniciaba sus estudios junto al grammatikós , dando así comienzo a su enseñanza secundaria. Ésta aparece designada con la denominación de enkýklios paideía y equivale a lo que en la Edad Media serán las artes liberales, integradas por el trivium (gramática, retórica y dialéctica) y el quadrivium (aritmética, geometría, astronomía y música), si bien las ciencias nunca tendrán una importancia real, sino que se limitarán a una enseñanza elemental y, en su lugar, será la retórica la que ocupe toda la atención 16 . La enseñanza superior, por su parte, abarcaba el estudio de una de las dos disciplinas rivales, la filosofía o la retórica. No obstante, según apuntábamos antes, la retórica no dejará de ir robando terreno a la filosofía 17 .

Dentro de este panorama los ejercicios preparatorios se hallaban a medio camino entre la enseñanza secundaria y la enseñanza superior. Los ejercicios más sencillos, como la fábula, el relato, la chría 18 , la sentencia y la confirmación se estudiaban generalmente junto al grammatikós , mientras que los restantes: lugar común, encomio, comparación, etc., se estudiaban en el ciclo superior junto al rétor o sophistés 19 .

Los ejercicios preparatorios con su multitud de reglas y clichés, que permiten hacer un encomio, una descripción, etc., son una prueba de que la enseñanza de la retórica en la época imperial se basaba en el estudio memorístico de una serie de tópicos y en su aplicación práctica. Como su propio nombre indica, se trata de ejercicios que preparan al joven para lo verdaderamente importante, las causas judiciales y deliberativas. Después del estudio de los progymnásmata el alumno se enfrentaba a las llamadas melétai , en latín declamationes , que comprendían dos variantes: las hypothéseis dikanikaí (lat. controversiae) y las hypothéseis symbouleutikaí (lat. suasoriae) . De ambas, las primeras tendrán más importancia en el área romana, mientras que en la griega se preferirán las suasoriae 20 .

Lo característico de ambos tipos de declamaciones es que el alumno no se basará en casos tomados de la vida real, sino en casos enteramente ficticios: raptos, violaciones, piratas, hijos desheredados, etc., en el caso de las hipótesis judiciales, y la historia antigua o la mitología, en el caso de las hipótesis deliberativas, por ejemplo, se imaginaba qué diría Demóstenes, Pericles, Aquiles o Héctor en una determinada situación 21 .

La importancia de las declamaciones se refleja, por ejemplo, en el hecho de que a ellas se les dedica todo un ejercicio, el de la etopeya o prosopopeya 22 .

Por otro lado, como las declamaciones abarcaban únicamente los géneros deliberativo y judicial, el otro género retórico, el epidíctico, será objeto de estudio en dos ejercicios preparatorios, el encomio y el vituperio 23 .

ALGUNAS CONSIDERACIONES ACERCA DE LOS «PROGYMNÁSMATA»

La primera mención del término progymnásmata aparece constatada en la Retórica a Alejandro , atribuida a Anaxímenes de Lámpsaco 24 . Sin embargo, su mención aquí ha dado origen a posturas como la de Reichel, que ha considerado su uso con un valor genérico referido a una ejercitación general previa, o como la de Kennedy, que lo considera una intrusión posterior en el texto 25 .

Lo encontramos ya con su valor específico en la obra de Teón. No obstante, Teón utiliza con preferencia el término gymnásmata frente a progymnásmata . Así, este último sólo aparece en dos ocasiones (págs. 61, 25; 65, 28 Sp.), mientras que en las restantes es sustituido por los términos más generales de gymnásmata y gymnasía . Hermógenes, por su parte, no utiliza nunca el término progýmnasma , sino que emplea siempre en su lugar gýmnasma , frente a Aftonio, que utiliza el término progýmnasma en cuatro ocasiones (10, 18; 17, 13; 32, 2; 42, 6 R.), gymnasía en tres (14, 6; 17, 5; 47, 6 R.) y gýmnasma sólo una vez (46, 21 R.), con lo que observamos cómo progymnásmata se va consolidando progresivamente como término técnico para designar los ejercicios preparatorios de retórica.

La diferenciación entre gymnásmata y progymnásmata aparece ya claramente en los comentaristas de Aftonio, quienes distinguen entre progymnásmata o ejercicios preparatorios y gymnásmata , que son propiamente las declamaciones ficticias de suasorias y controversias 26 .

En latín lo encontramos traducido, sobre todo, como primae exercitationes y como praeexercitamina , traducción esta última que prevalecerá en la Edad Meda y el Renacimiento 27 . Por otro lado, en el área romana está constatada la existencia de algunos ejercicios preparatorios ya en el s. I a. C. en Ad Herennium y en el De oratore y De inventione de Cicerón 28 .

El término progýmnasma es definido por Mateo Camariotes desde dos puntos de vista: genérico y propiamente retórico. Desde un punto de vista genérico, el progýmnasma es definido como «una ejercitación moderada que conduce a la superación de mayores dificultades». Desde un punto de vista retórico, consiste en una práctica escolar que ejercita en las partes y géneros de la retórica 29 . En efecto, cada uno de los progymnásmata enseñados en las escuelas de retórica resultaba útil para alguna de las partes del discurso o para alguno de los géneros retóricos. Así, la fábula, la chría , la sentencia y la tesis eran útiles para el género deliberativo; la refutación, la confirmación, el lugar común y la propuesta de ley para el género judicial; y el encomio y vituperio, la comparación y la etopeya para el panegírico (también lo era la tesis en cuanto al tema) 30 . A su vez, la fábula resultaba apropiada para ejercitarse en los proemios; el relato y la descripción para las narraciones; la refutación y la confirmación para los agones, y el lugar común para los epílogos 31 .

Básicamente cada ejercicio consta de dos partes bien diferenciadas: una primera parte en que se nos ofrecen aspectos como su definición, explicación etimológica, clasificación, etc., y una segunda parte en que se procede al desarrollo de cada ejercicio en cuanto tal a partir de una serie de procedimientos o categorías enjuiciadoras, denominados principalmente con los términos tópoi, aphormaí y kephálaia 32 .

Por último, hemos de decir que el género de los progymnásmata gozó de un enorme tratamiento entre los rétores. Conocemos los nombres de muchos autores de ejercicios preparatorios, como Harpocración, Epifanio, Minuciano, Onésimo, Ulpiano, Paulo Tirio, Sópatro, etc. 33 ; sin embargo, sólo han sobrevivido cuatro manuales de progymnásmata , los atribuidos a Teón, Hermógenes, Aftonio y Nicolao 34 . De todos ellos, sin duda, el más influyente en la Antigüedad fue Aftonio, por proporcionar ejemplos acabados de cada ejercicio, y su obra se convirtió en prototipo del género progymnasmático. Prueba de su gran difusión es el hecho de que la comentaran J. Sardiano, Doxópatres y Máximo Planudes entre otros 35 . De igual modo fue muy importante en la antigüedad la obra de Teón, no tanto como texto escolar cuanto como guía para profesores 36 , debido a que ofrece un tratamiento profundo y detallado de cada ejercicio preparatorio, junto con multitud de ejemplos sacados de obras antiguas, prueba inequívoca de la estrecha relación existente entre retórica y literatura. Los progymnásmata de Hermógenes, sin embargo, fueron desplazados a un segundo plano por los de Aftonio hasta caer poco a poco en el olvido 37 .

COMPARACIÓN ENTRE TEÓN , HERMÓGENES Y AFTONIO

Vamos a proceder ahora a un análisis de las diferencias y semejanzas existentes entre los tres autores que nos permita llegar a conclusiones fiables. Los aspectos que vamos a tratar son los siguientes:

1. Principales diferencias y semejanzas entre Teón, Hermógenes y Aftonio.

2. Principales coincidencias entre Hermógenes y Teón.

3. Coincidencias entre Aftonio y Hermógenes.

4. Puntos de contacto entre Aftonio y Teón.

5. Relativa originalidad de Aftonio.

1.Diferencias y semejanzas entre Teón, Hermógenes y Aftonio

A simple vista, la diferencia más notable entre los tres autores reside en el número de ejercicios: diez en Teón, doce en Hermógenes y catorce en Aftonio.

Si bien sólo nos han llegado diez ejercicios de Teón, sabemos que su obra constaba de quince, de los cuales los cinco últimos (lectura, audición, paráfrasis, elaboración y réplica) se han perdido y no aparecen en Hermógenes y Aftonio 38 . Solamente la exergasía o «elaboración» de Teón se corresponde posiblemente con la ergasía de Hermógenes y Aftonio, pero en éstos la ergasía no es un ejercicio independiente, sino que es tratada como una parte de los ejercicios. Hermógenes, por su parte, presenta doce ejercicios, pues añade dos nuevos: la sentencia, y la refutación y confirmación. Este último ejercicio aparece en Teón como la parte más importante en la argumentación de cada progýmnasma , pero no recibe un tratamiento independiente 39 . Por último, Aftonio ofrece catorce ejercicios: trata por separado la refutación y confirmación, que en Hermógenes aparecen en un solo ejercicio, así como el encomio y el vituperio, mientras que Hermógenes se ocupa sólo del encomio.

Desde el punto de vista terminológico, observamos que Teón utiliza tres términos para referirse a los aspectos o procedimientos en los que se basará la argumentación, fundamentalmente tópoi (lugares de argumentación), pero también kephálaia (principios de argumentación) y aphormaí (fuentes de argumentación). De estos tres términos Hermógenes utiliza tópos en tres ocasiones (págs. 10, 20; 15, 18; 19, 3 R.), aphormé en dos (págs. 16, 15; 17, 3 R.) y no emplea el término kephálaia como «principios de argumentación», aunque sí utiliza los términos teliká kephálaia para referirse a los «principios de argumentación finales» (págs. 12, 10; 14, 6; 25, 22 R.). Por su parte, Aftonio utiliza tópos como «lugar de argumentación» una sola vez (páginas 31, 13 R.), nunca utiliza el término aphormé y sí que utiliza con bastante frecuencia kephálaia (págs. 4, 13; 8, 4; 10, 15 R., etc.), es decir, desde Teón a Aftonio el término técnico para referirse a las categorías en que se basará la argumentación del ejercicio deja de ser tópoi y pasa a ser kephálaia .

Llama también la atención la progresiva desaparición del término epicheíresis o «argumentación», término frecuentísimo en Teón y que en Aftonio no aparece utilizado ni una sola vez, mientras que Hermógenes lo utiliza en dos ocasiones (págs. 11, 7; 22, 15 R.). Es curioso que una de las ocasiones en las que utiliza ese término (págs. 22, 15 R.) sea precisamente en el ejercicio de la descripción, en el cual sigue muy de cerca a Teón. Frente al término epicheíresis en Hermógenes encontramos el término ergasía y en Aftonio formas del verbo ergázein , que designan la elaboración de que es objeto cada ejercicio 40 .

Con respecto a las coincidencias entre los tres autores, hemos de señalar que éstas son bastante abundantes y que se han de interpretar como aspectos en los que Hermógenes sigue a Teón y Aftonio sigue a Hermógenes. Estas coincidencias se observan principalmente en los siguientes ejercicios:

a) En el ejercicio del relato, en el cual los tres ofrecen una definición casi idéntica:

—Teón (pág. 78, 15-16 Sp.): «Un relato es una composición expositiva de hechos que han sucedido o que se admiten como sucedidos».

—Hermógenes (pág. 4, 6-7 R.): «El relato sostienen que es la exposición de un hecho que ha sucedido o que se admite como sucedido».

—Aftonio (pág. 2, 14-15 R.): «Un relato es la exposición de un hecho que ha sucedido o que se admite como sucedido».

b) En la chría , que los tres clasifican en «verbales», «de hechos» y «mixtas» (logikaí, praktikaí y miktaí , respectivamente) (Teón, pág. 97, 12 Sp., Hermógenes, pág. 6, 7-8 R., Aftonio, pág. 4, 2-3 R.).

c) En la descripción, cuando nos ofrecen su definición:

—Teón (pág. 118, 7-8 Sp.): «Una descripción es una composición que expone en detalle y presenta ante los ojos de manera manifiesta el objeto mostrado».

—Hermógenes (pág. 22, 7-8 R.): «Una descripción es una composición que expone en detalle de una manera manifiesta, según afirman, y que presenta ante los ojos el objeto mostrado».

—Aftonio (pág. 36, 22-23 R.): «Una descripción es una composición que expone en detalle y presenta ante los ojos de manera manifiesta el objeto mostrado».

d) En el hecho de indicar que las fábulas (gr. mŷthoi) se denominan en general «esópicas» (Teón, pág. 73, 4 Sp.; Hermógenes, pág. 2, 1 R.; Aftonio, pág. 1, 9 R.), etc.

2.Principales coincidencias entre Hermógenes y Teón

El ejercicio en el que más de cerca sigue Hermógenes a Teón es el de la descripción, en donde en algunos pasajes casi le parafrasea, p. e.: en 119, 14-25 Sp. Teón dice: «Argumentaremos describiendo los hechos a partir de los sucesos que les preceden y que les siguen, por ejemplo: si se trata de una guerra (pág. 119, 14-16 Sp.)... Si describimos lugares, épocas, modos o personajes, junto con su propia narración tendremos fuentes de argumentos a partir de la belleza, la utilidad y el placer» (pág. 119, 22-25 Sp.), que se corresponde con pág. 22, 19-20; 23, 1-8 R., en donde también Hermógenes dirá: «Argumentaremos describiendo los hechos a partir de los sucesos anteriores, simultáneos y posteriores, por ejemplo: si exponemos la descripción de una guerra (pág. 22, 19; 23, 1 R.)... Si describimos lugares, épocas o personajes, tendremos también algún argumento a partir de la narración y a partir de la belleza, la utilidad y la sorpresa» (pág. 23, 6-8 R.). Igualmente encontramos posibles alusiones de Hermógenes a Teón en los ejercicios de la fábula, el relato, la comparación y la tesis:

—La descripción de la fábula que, en opinión de Hermógenes, dan los antiguos es que es falsa, pero útil y verosímil (pág. 2, 4-5 R.), algo que se corresponde con pág. 76, 6-9 Sp., en donde Teón dice: «Puesto que el propio compositor de fábulas reconoce que escribe cosas falsas e imposibles, pero verosímiles y útiles, hemos de refutar demostrando que dice cosas inverosímiles e inútiles, y hemos de confirmar a partir de lo contrario».

—En el ejercicio del relato, cuando Hermógenes dice que algunos colocaron la chría delante del mismo (pág. 4, 7-8 R.), hay una clara alusión a Teón, pues sabemos, gracias a Reichel, que el orden que ofrecen los ejercicios de Teón no es el originario: ORDEN ORIGINARIO : chría , fábula, relato, etc., ORDEN TRANSMITIDO : fábula, relato, chría , etc. 41 .

—Hermógenes manifiesta que va a ocuparse de la comparación, porque otros la estudiaron como ejercicio independiente (así lo hace Teón), aunque no sería necesario, puesto que quedaba incluida en el lugar común, en el encomio y en el vituperio (pág. 18, 16 sig. R.).

—Por último, Teón distingue entre tesis teóricas y prácticas (theoretikaí y praktikaí) (pág. 121, 6-8 Sp.), mientras que Hermógenes llama a las prácticas «civiles» (politikaí) y a las teóricas «no civiles» (pág. 25, 3 R.). Sin embargo, alude claramente a Teón, pues dice que algunos llamaron «prácticas» a estas últimas (las civiles) y «teóricas» a las otras (pág. 25, 10-11 R.).

3.Coincidencias entre Aftonio y Hermógenes

Las principales coincidencias entre ambos autores son las siguientes:

—Hermógenes y Aftonio entienden por etopeya (pág. 20, 7-8, y 34, 2-3 R., respectivamente) lo que Teón considera prosopopeya (pág. 115, 11 Sp.). Hermógenes y Aftonio distinguen entre etopeya (cuando se representa a un hombre pronunciando discursos), prosopopeya (cuando se representa a una cosa) e idolopeya (cuando se representa a una persona que ha muerto), mientras que Teón únicamente habla de prosopopeya y considera que ésta se produce cuando se representa a un personaje pronunciando discursos, sin precisar más.

—Hermógenes y Aftonio tratan la sentencia como ejercicio independiente, mientras que Teón sólo alude a ella en el ejercicio de la chría , en donde dice que la diferencia entre sentencia y chría reside en que la sentencia es más general, se expone de modo impersonal, es siempre útil y contiene un dicho, nunca una acción (págs. 96, 25-30; 97, 1-2 Sp.).

—Teón no distingue entre narración y relato, sino entre narración y relato, por un lado, frente a historia, por otro. La diferencia reside en la brevedad de los primeros frente a la mayor extensión de la segunda (págs. 83-84, Sp.). Hermógenes y Aftonio, por el contrario, sí diferencian el relato de la narración. Para ambos el relato es de menor extensión, y entre relato y narración existe la misma diferencia que entre poema y poesía: un poema sería la fabricación del escudo, y poesía toda la Ilíada (págs. 4, 9-13, y 2, 16-18 R., respectivamente).

—Teón explica etimológicamente encomio a partir del término k mos (pág. 109, 27-28 Sp.), mientras que Hermógenes y Aftonio lo hacen a partir del término k mai (= aldeas) (págs. 15, 3-4, y 21, 6 R., respectivamente).

—En el ejercicio de la tesis Teón alude a tà anōtátō kephálaia , que hemos optado por traducir «principios de argumentación generales» y que son: la belleza, la necesidad, la utilidad y el placer (pág. 121, 18-19 Sp.); mientras que Hermógenes y Aftonio los denominan tà telikà kephálaia o «principios de argumentación finales», que en Hermógenes son la justicia, la conveniencia, la posibilidad y la adecuación (pág. 26, 1-2 R.) y, en Aftonio, la legalidad, la justicia, la conveniencia y la posibilidad (pág. 42, 10 R.).

El seguimiento de Aftonio a Hermógenes es particularmente significativo en ejercicios como el de la chría , la sentencia, la refutación y confirmación, el encomio, la etopeya, el lugar común, etc.

4.Puntos de contacto entre Aftonio y Teón

Si bien, como acabamos de ver, son muchas las coincidencias entre Aftonio y Hermógenes, no obstante, en algunas ocasiones Aftonio parece haber seguido directamente a Teón:

—En la definición de fábula, que es idéntica en ambos: «Una fábula es una composición falsa que simboliza una verdad» (Teón pág. 72, 28 Sp.; Aftonio pág. 1, 6 R.).

—Al hablar de las virtudes de la narración, que, según Teón (pág. 79, 20-21 Sp.) son: claridad, concisión y verosimilitud, y, según Aftonio, claridad, concisión, verosimilitud y propiedad y corrección lingüística (gr. hellēnismós) (pág. 3, 3-4 R.). Teón no menciona esta última virtud, pero sí que rechaza el uso de términos poéticos, inventados, ambiguos, metafóricos, etc., que causen la oscuridad de la narración (pág. 81, 7 sig. Sp.).

—Aftonio dice que el lugar común se parece a la segunda intervención del orador (deuterología) y al epílogo, por lo que no tiene proemio (pág. 17, 3-4 R.), observación hecha anteriormente por Teón, cuando dice que el lugar común es como una parte de otro discurso ya pronunciado antes, como una especie de epílogo enfático (pág. 106, 28-30 Sp.).

—Aftonio también parece seguir a Teón en el ejercicio de la comparación al indicar que no se ha de comparar una totalidad con otra, sino dos elementos sobresalientes entre sí (pág. 31, 18-19 R.), lo cual nos hace recordar los dos tipos de comparaciones distinguidas por Teón, entre unidades y entre grupos (pág. 114, 6-8 Sp.), etc.

En alguna ocasión, sin embargo, Aftonio se muestra claramente deudor de Teón y Hermógenes a la vez, p. e., en su clasificación de las tesis. Según veíamos, Teón dividía las tesis en «teóricas» y «prácticas», mientras que Hermógenes llamaba a las prácticas «civiles» y a las teóricas «no civiles» (Teón, pág. 121, 6-8 Sp.; Hermógenes, p. 25, 3 R.). Aftonio, por su parte, divide las tesis en «civiles», con lo cual se acerca a Hermógenes, y «teóricas», con lo que coincide también con Teón (pág. 41, 15-16).

5.Relativa originalidad de Aftonio

La originalidad de Aftonio se observa sobre todo en la aportación de ejemplos completos de cada ejercicio y en el uso de determinados términos técnicos, por ejemplo:

—Utilización de los términos promýthion y epimýthion para aludir a la moraleja colocada al principio o al final de la fábula, respectivamente (pág. 2, 1-2 R.).

—Clasificación de la fábula en verbal (logikón) , moral (ēthikón) y mixta (miktón) (pág. 1, 11-12 R.).

—Uso del término éphodos (lat. insinuatio) , que, según él, ha de sustituir a los proemios en las tesis (pág. 42, 9 R.), etc.

Una vez analizadas las principales coincidencias y discrepancias, nos creemos con suficiente fundamento para llegar a las siguientes

Conclusiones: En primer lugar, de los tres autores el más original es Teón, no sólo por ser el primero, sino también por el tratamiento que da a su obra. Este tratamiento se observa en una mayor profundización en todos los niveles: terminológico, de sustrato literario, de desarrollo del ejercicio, etc. Teón representa la fuente de la que son deudores tanto Hermógenes como Aftonio. No obstante, de los tres autores el menos conocido ha sido precisamente Teón, debido, sobre todo, a la mayor complejidad y profundidad de su obra.

En segundo lugar, es evidente que Hermógenes sigue, en líneas generales, una fuente anterior, a la que alude en múltiples ocasiones, aunque de un modo impersonal: «juzgan conveniente» (pág. 1, 3 R.), «sostienen» (pág. 2, 5 R.), «según dicen» (pág. 22, 7 R.), etc. Esta fuente podría ser Teón, de acuerdo con los múltiples puntos de contacto existentes entre ambos, o bien una tradición que coincidiera con la doctrina de Teón, de la que tomaría los principales aspectos de su obra, aunque resumiéndolos al máximo.

En tercer lugar, Aftonio, según hemos podido comprobar, depende claramente de Hermógenes. Muchas definiciones, clasificaciones, etc., son una copia casi literal de Hermógenes. No obstante, a veces, en aspectos que Hermógenes no trata o a los que da un tratamiento diferente se acerca más a Teón. Por tanto, tendría presentes a ambos autores o tradiciones. Sin embargo, Aftonio no suele aludir ni directa ni indirectamente a la fuente de la que depende, sino que presenta como propio lo que expone, tal vez, porque la doctrina era ya de tal modo conocida que resultaba innecesario, por obvio, reconocerla como debida a una tradición anterior. Por ello, quizás sea lo más adecuado interpretar las coincidencias existentes entre los tres manuales como debidas a una base doctrinal común a todas las escuelas de retórica.


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—, I Progimnasmi di Elio Teone, I la storia del testo , Turín, 1959. G. Reichel, Quaestiones progymnasmaticae , Leipzig, 1909. Rhetores Graeci I (ed. C. Walz), Stuttgart, 1832, 137-262. Rhetores Graeci II (ed. L. Spengel), Leipzig, 1854, 57-130. STEGEMANN , «Theon», RE 2 (1934), 2037-2054.

SOBRE HERMÓGENES

C. S. BALDWIN , Medieval Rhetoric and Poetic , Nueva York, 1928, págs. 23-38.

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L. RADERMACHER , «Hermogenes», RE 8 (1913), 865-877.

Rhetores Graeci I (ed. C. Walz), Stuttgart, 1832, 9-54.

Rhetores Graeci II (ed. L. Spengel), Leipzig, 1854, 3-18.

Rhetores Graeci VI (ed. H. Rabe), Leipzig, 1913.

SOBRE AFTONIO

R. AGRICOLA , Aphthonii sophistae Progymnasmata , Lyon, 1598.

BRZOSKA , «Aphtonios», RE 1, 2797-2800.

J. M. CATANAEUS , Aphthonii Progymnasmata , Venecia, 1522.

HEFFTER , «Ueber die Beschreibung der Burg von Alexandria bei Aphthon. progymn. cap. 12», Zeitschrift für die Altertumswissenschaft 48-49 (1839), 377-389.

R. E. NADEAU , «The Progymnasmata of Aphtonius in Translation», Speech Monographs 19 (1952), 264-285.

Rhetores Graeci I (ed. C. Walz), Stuttgart, 1832.

Rhetores Graeci II (ed. L. Spengel), Leipzig, 1854, 21-56.

Rhetores Graeci X (ed. H. Rabe), Leipzig, 1926.

Rhetores Graeci XIV (ed. H. Rabe), Leipzig, 1935.

J. Sardiani Commentarium in Aphthonii Progymnasmata (ed. H. Rabe), Leipzig, 1928.


1 Sobre las relaciones entre Aticismo y Segunda Sofística, cf. J. BOMPAIRE , Lucien écrivain, immitation et création , París, 1958, págs. 116 y ss. y A. BOULANGER , Aelius Aristide et la sophistique dans la province d’Asie au II siècle de notre ère , París, 1968 (1.a edición, 1923), págs. 60 y ss.

2 FILÓSTRATO , Vidas de los sofistas II 548-549, 551.

3 Aristides consiguió, mediante su lamento por Esmirna, que el emperador Marco Aurelio reconstruyera esta ciudad arruinada por terremotos (FILÓSTR ., Vidas ... II 582). A ella le dedicó una Monodia , una Palinodia y un Esmirnaico . Polemón, por su parte, logró que Adriano donara a Esmirna diez millones de dracmas, con las que se hicieron importantes obras en la ciudad (FILÓSTR ., Vidas ... I 531).

4 Por ejemplo, Polemón y su familia, que recibieron importantes exenciones y privilegios por parte de Trajano y Adriano. Cf. op. cit ., 532-533.

5 Sobre la importancia de las cátedras de retórica en la época, cf. G. KENNEDY , The art of Rhetoric in the Roman world , N. Jersey, 1972, págs. 565-566.

6 A este respecto dice A. BOULANGER , Aelius Aristide ..., pág. 38: «...et sont (las ciudades de Asia) si bien pourvues de rhéteurs et de grammairiens que l’empereur Antonin dut fixer par une ordonnance le nombre maximum de professeurs municipaux exempts de charges que chacune pourrait posséder».

7 J. BOMPAIRE , Lucien ..., págs. 294 y sigs., ofrece un detallado estudio de la influencia de determinados ejercicios preparatorios en la obra de Luciano.

8 Las sesiones de los sofistas tenían lugar generalmente en el bouleutérion o en el odeón , pero, a veces, si se preveía una afluencia masiva, se celebraban en el teatro. A. BOULANGER , Aelius Aristide ..., pág. 51.

9 Cf. Menandro: Sobre los géneros epidícticos (ed. F. Romero Cruz), Salamanca, 1989, pág. 15. Francisco Romero nos ofrece también en su introducción un panorama general sobre la historia y desarrollo del género epidíctico.

10 La facultad de la improvisación era una de las más admiradas en la época y fueron muy pocos los sofistas que gozaron de reputación sin ella. Una de las pocas excepciones la representó, sin duda, Aristides, según cuenta FILÓSTRATO en Vidas ..., II 583.

11 La importancia del género epidíctico está en estrecha relación con el acento puesto sobre el estilo, de lo que dan cuenta tratados como la Téchnē rhētorikḗ de Aristides y el Perì ide n de Hermógenes. Cf. D. A. RUSSELL , Criticism in Antiquity , Londres, 1981, págs. 129 y sigs., en donde ofrece un resumen de los principales tratados estilísticos de la época.

12 Según Russell, como un intento por huir de la acusación de que su arte era ajeno a la moralidad. Cf. op. cit ., pág. 115.

13 Cf. FILÓSTRATO , Vidas ..., I 488, Filóstrato pasa revista a una serie total de ocho filósofos con renombre de sofistas, entre los que figuran, aparte de Dión de Prusa, Eudoxo de Cnido, León de Bizancio, etc.

14 Cf. H.-I. MARROU , Histoire de l’éducation dans l’Antiquité = Historia de la educación en la Antigüedad (trad. José Ramón Mayo), 3.a ed., Buenos Aires, 1976, pág. 259.

15 Seguimos a MARROU , cf. op. cit ., págs. 182-264.

16 Cf. MARROU , op. cit ., pág. 227.

17 Un panorama del viejo enfrentamiento entre filosofía y retórica a través de las concepciones de Platón, Aristóteles e Isócrates nos ofrecen, entre otros, B. P. REARDON , Courants littéraires grecs des IIe et IIIe siècles après J. C ., París, 1971, págs. 64 y ss., H.-I. MARROU , Historia ..., págs. 76 y ss., y C. S. BALDWIN , Medieval Rhetoric and Poetic , Nueva York, 1928, págs. 2 y ss.

18 Gr. chreía . Es una variedad de la sentencia (gnṓmē) , cf. Teón, 96. Sobre la razón de su mera transcripción, cf. pág. 54 n. 10.

19 Ambos términos aparecen utilizados indistintamente, si bien el segundo será más frecuente en la época imperial. Cf. la introducción de M.a Concepción Giner a las Vidas de los sofistas , Madrid, 1982, págs. 20 y sigs. Con respecto a las competencias de rétores y gramáticos en lo que atañe a la enseñanza de los ejercicios preparatorios, cf. G. REICHEL , Quaestiones Progymnasmaticae , Leipzig, 1909, págs. 115-118 y 128-129, en donde pasa revista a los diferentes ejercicios propios de rétores y gramáticos, según Quintiliano y Suetonio, respectivamente.

20 MARROU , Historia ..., pág. 249, y BOULANGER , Aelius Aristide ..., pág. 41.

21 Para una mayor información sobre las declamaciones sofísticas puede consultarse D. L. CLARK , Rhetoric in Greco-Roman education , 3.a ed., Nueva York, 1977, págs. 213 y sigs., y D. A. RUSSELL , Greek declamation , Cambridge, 1983, págs. 21-39 y 106-128.

22 Sobre la gran utilidad de este ejercicio habla Quintiliano en III 8, 50.

23 Teón y Hermógenes lo estudiarán como un solo ejercicio, Aftonio como dos.

24 Rhetores Graeci I (ed. L. Spengel), pág. 214, 1. Sobre los problemas que plantea la autoría de la obra puede consultarse la Introducción de J. Sánchez Sanz a la Retórica a Alejandro , Salamanca, 1989.

25 G. REICHEL , Quaestiones ..., pág. 9, y G. KENNEDY , Greek Rhetoric under Christian emperors , Nueva Jersey, 1983, pág. 55.

26 Esta es la opinión de J. Doxópatres (Rhetores Graeci XIV (ed. H. Rabe), Leipzig, 1935, pág. 137, 5-12). Otros autores, sin embargo, entienden por gymnásmata la verdadera enseñanza de la retórica, como son las cuatro obras del canon hermogeniano, cf. ibid ., pág. 77, 21-24.

27 G. KENNEDY , Greek Rhetoric ..., pág. 55. La primera traducción es de Quintiliano, la segunda de Prisciano de Cesarea en su versión latina de los Progymnásmata de Hermógenes. J. María Cataneo y R. Agrícola, traductores renacentistas de Aftonio, ofrecen algunas variantes: el primero lo traduce generalmente como praeexercitatio , mientras que el segundo opta con mayor frecuencia por el término praeexercitamentum .

28 Los principales ejercicios preparatorios de los que se observan huellas en las mencionadas obras son la fábula, el relato, la chría , el encomio y el lugar común, en el caso de Ad Herennium y De inventione (REICHEL , Quaestiones ..., págs. 12-16), y la paráfrasis, la lectura y la tesis, en el caso del De oratore (ibid ., págs. 17-19). Sobre los numerosos puntos de contacto existentes entre Quintiliano y Teón, además de la obra de G. Reichel, puede consultarse I. LANA , Quintiliano, Il «Sublime» e Gli «Exercizi preparatori» di Elio Teone III , Turín, 1951, pág. 172, en donde, tras examinar las múltiples coincidencias existentes entre los tres tratados, Lana llega a proponer a Elio Teón como autor de Sobre lo sublime .

29 Rhetores Graeci I (ed. Walz), Londres, 1832, pág. 121, 1-5.

30 Ibid ., págs. 121-122.

31 Rh. Gr. XIV (ed. Rabe), págs. 133-134.

32 Se trata de términos utilizados principalmente por Teón. Cf. págs. 19-20. Sobre la distinción de estos términos, cf. L. PERNOT , «Lieu et lieu commun dans la rhétorique antique», BAGB 86, pág. 225, n. 12 y pág. 266, n. 65.

33 Rhetores Graeci X (ed. H. Rabe), Leipzig, 1926, págs. 52 y sigs.

34 Nicolao de Mira vivió en el s. v d. C. y fue discípulo de Lácares de Atenas. Aparte de los Progymnásmata , escribió Declamaciones y un Arte retórica . Sus Progymnásmata se pueden consultar en Rhetores Graeci XI (ed. J. Felten), Leipzig, 1913.

35 A la gran difusión de que gozaron los Progymnásmata de Aftonio, junto con las cuatro obras del canon hermogeniano, en época bizantina alude G. L. KUSTAS en su artículo «Studies in byzantine Rhetoric», Analekta Blatadon 17 (1973), pág. 23.

36 Prueba de su importancia es que gran parte de su teoría aparece recogida de modo casi literal por J. Sardiano en su Commentarium in Aphthonii Progymnasmata .

37 Brzoska, RE 1, 2797-2800.

38 Cuatro de estos cinco ejercicios se conservan en la edición de A. Manandian, publicada en Erevan, 1938 (Inst. Hist. et. Lit. SSR Armen, Opera Auct. Veter. I) .

39 Para la localización de los términos mencionados puede consultarse el índice de términos colocado al final de cada traducción.

40 Cf. supra .

41 Cf. págs. 38-39.

Ejercicios de retórica

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