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INTRODUCCIÓN

El presente libro es un producto de la investigación dirigida por el autor; titulada “Procesos modernizadores y modernizantes en Santiago de Cali”, realizada entre 2017-2019, financiada por la Dirección de Investigaciones y Desarrollo Tecnológico de la Universidad Autónoma de Occidente.

Una de las tareas que se la ha dejado a la ciencia es la de cazar mitos, confrontar realidades y desvelar las falsas transparencias con las que se ocultan los hechos. Uno de esos mitos tiene que ver con las bases sobre las que reposó el denominado “desarrollo regional” del Valle del Cauca. Se debe decir de inmediato que el Valle del Cauca es producto de la injerencia humana, de un grupo de la élite política y económica que movilizó todos sus esfuerzos políticos, tanto locales, como regionales y nacionales, para acentuar el crecimiento económico y hacer de esta región un lugar privilegiado para las actividades agrícolas y agroindustriales. De hecho, esta región se considera un ejemplo de desarrollo para el país.

Sin embargo, lo que no se dice es que, para alcanzar tal propósito se destruyó naturaleza para construir territorio. Se interrumpió la dinámica natural que caracterizaba este valle de inundación que tiene como eje todo el sistema hídrico del complejo del río Cauca. Pero no cualquier territorio, sino uno que fuera apropiado para la visión de mundo que poseía la dirigencia regional política y económica de la época, en la que existía una idea de naturaleza y, por supuesto, unos intereses económicos. Realizaron lo que sería —extrapolando el concepto de Joseph A. Schumpeter (1996)— una “destrucción creativa”: destruir para construir, destruir para innovar, destruir lo viejo para producir lo nuevo; destruir para desarrollar.

Expresándolo en otras palabras, como lo explica Leff,

La degradación ecológica es la marca de una crisis de civilización, de una modernidad fundada en la racionalidad económica y científica como los valores supremos del proyecto civilizatorio de la humanidad, que ha negado a la naturaleza como fuente de riqueza, soporte de significaciones sociales, y raíz de la coevolución ecológico-cultural. (Leff, 2004, p. 181)

Es posible que esta dirigencia del Valle del Cauca, de principios de siglo XX, no percibía que las obras realizadas en la construcción del territorio produjeran daños en la naturaleza. Esos daños, y sus efectos a largo plazo, hoy se pueden observar con mayor claridad por la ventaja de la distancia temporal respecto a los primeros años del siglo XX, así como por la acogida que, durante las últimas décadas, y poco a poco, están teniendo los discursos ambientales y ecologizados, que han impregnado de algún modo unos imaginarios sociales sobre ver y percibir el mundo en su propia naturaleza.

Durante ese mismo siglo, la construcción territorial del Valle del Cauca se fue desarrollando, mientras surgía con fuerza en el mundo la racionalidad ambiental, las organizaciones internacionales ambientales, las políticas y los marcos normativos de protección de la naturaleza. Por ello, con la ventaja que hoy existe, los procesos de intervención territorial deben hacerse teniendo en cuenta los nuevos marcos normativos y de responsabilidad con el planeta. No podría pedírsele a esos hombres y mujeres impulsores de este modelo territorial y económico en el valle del río Cauca de finales del siglo XIX y principios de siglo XX, lo que sí se debería pedir hoy a la alta dirigencia local, regional y nacional.

No podría suceder que, con todo este contexto actual, en donde lo ambiental y ecológico deben estar presentes como principios éticos y de responsabilidad, se permitieran decisiones que produjeran daños ecosistémicos irreparables. Por ello, es muy importante la vigilancia que pueda ejercer la sociedad civil, los intelectuales y académicos, las comunidades y pueblos, así como los grupos políticos y movimientos sociales, por evitar un mundo que vaya rumbo a la destrucción. Vigilantes no solo de los proyectos y programas implementados y sus respectivos efectos socioambientales, sino también de los discursos y argumentos, y de todo el mercado lingüístico, del que se apropian los agentes destructores de vida, para legitimar y lograr sus intereses basados en el reduccionismo económico de la existencia. Es muy importante la acción colectiva que defiende la tierra, el agua, los boques, así como las propuestas y alternativas frente a los modelos destructores de vida.

El hecho de que hoy el valle geográfico del río Cauca posea aproximadamente 243 232 hectáreas sembradas con cultivos de caña de azúcar (Asocaña, 2018, p. 11) de las 396 250 hectáreas que posee la zona plana, da una idea sobre el proceso de toma de decisiones que se dio en todos los niveles de la injerencia política y económica local, regional y nacional, e incluso internacional a lo largo de todo este tiempo, gracias al cual hoy se tiene un valle geográfico monopolizado por cultivos cañeros, cuya dinámica ecosistémica fue intervenida por las obras de infraestructura llevadas a cabo, por mencionar algunas; Represa de la Salvajina, diques y el control-canalización de las aguas del río Cauca y de todos los afluentes, así como por la extracción y uso de las aguas subterráneas y superficiales para garantizar el riego de las hectáreas sembradas. (Uribe, 2017, p. 12)

Así mismo, el hecho de que un centro urbano como la ciudad de Santiago de Cali, amplíe su perímetro urbano y crezca en conexión con centros poblados próximos formando una gran área metropolitana de casi tres millones de habitantes, en zonas que se caracterizaban por pertenecer a un valle de inundación, también da cuentas de la injerencia política, de los agentes de Estado local, de los terratenientes, de los capitales movilizados por las inmobiliarias y de las empresas de la construcción en el proceso de toma de decisión mencionados anteriormente.

Para la construcción de este material académico, se desarrolló un proceso exploratorio y de indagación documental con fuentes primarias y secundarias, a través de las cuales se buscó reconstruir unas primeras explicaciones del fenómeno de desecación dado en el territorio en el valle geográfico del río Cauca, como política de Estado local y Nacional, con el cual se busca aportar al debate y al diálogo sobre los temas regionales sobre sostenibilidad y construcción del territorio, y provocar con estas páginas preguntas que puedan motivar futuros trabajos de investigación sobre estas cuestiones.

El primer capítulo, titulado “Destruir naturaleza ¿obras de interés público o mercado de tierra?”, tiene como objetivo mostrar, muy rápidamente, que la política de desecación de tierras operó en el contexto latinoamericano, así como en Colombia, a lo largo de todo el siglo XX. En algunos casos, estos procesos de desecación venían heredados desde la lógica del orden territorial colonial, pero se profundizaron con el modelo económico que mercantilizó bienes como la tierra y el agua, y los demás elementos de la naturaleza.

El segundo capítulo, “Desecar para ‘adecuar’ el territorio vallecaucano”, muestra cómo ese panorama regional impactó de manera significativa en esta región del suroccidente, es decir del valle geográfico del río Cauca, aunque con particularidades muy precisas, relacionadas con las características geográficas y sociopolíticas que existieron en esta parte del territorio nacional, ya que si bien, en la región vallecaucana se implementaron las políticas de desecación promovidas por agencias consolidadas desde el Estado, la evidencia muestra que en esta región del país, la dinámica desecadora, reguladora y canalizadora de ríos fue significativa, no solo para el rio eje central del valle, como lo es el río Cauca, sino para sus principales tributarios; ríos como el Cañaveralejo, el Lili y el Meléndez, fueron convertidos a través de obras de infraestructura de regulación de aguas, en un solo canal y, por lo tanto, en una sola cuenca hidrográfica.

El tercer y último capítulo, titulado “Rediseñar el territorio”, muestra cómo los procesos de desecación de la tierra van a abrir las posibilidades de construir un territorio que benefició a sectores de las actividades agrícolas y agroindustriales, así como a sectores interesados en la expansión urbana y el mercado inmobiliario. Zonas antiguas caracterizadas por ser zonas de inundación hoy están convertidas en urbanizaciones de conjuntos cerrados.

Así pues, este libro tiene por objeto mostrar cómo el territorio del valle geográfico del río Cauca fue afectado e intervenido en su dinámica natural para luego ser reconstruido y diseñado a partir de la ya mencionada ‘destrucción creativa’, y cómo los intereses de agentes privados, que actuaban como agentes de Estado, movilizaron todo su capital social para incidir en las políticas y tomas de decisión del Estado, y su ejecución, con las que poco a poco se fue construyendo esta región.

Destruir la naturaleza para rediseñar el territorio

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