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Introducción

Dios elige a los más humildes para que sean canales de su gracia. Es imposible entender cuáles son sus motivos desde la lógica humana, pero la historia nos confirma una y otra vez que las personas más sencillas son las predilectas para esta tarea. Es el caso de Ida Peederman, una joven holandesa de Ámsterdam, que entre 1945 y 1959 estuvo encargada de transmitir los mensajes que la Virgen le reveló durante 56 apariciones. En ellos, María le manifestó su deseo de ser conocida y amada por los hombres como “la Señora de todos los Pueblos” y nos pidió que recuperemos lo que se ha perdido: la verdad, la fe y el amor, para poder evitar la corrupción, las calamidades y las guerras.

La vidente, en diversas visiones proféticas, describió el plan a través del cual Dios quiere salvar al mundo por medio de María. Para recibir esta bienaventuranza, la Virgen le enseña una oración para difundir y promete que la catástrofe mundial se evitará si los pueblos la rezan. Nuestra Señora insiste en que el valor y la fuerza de esta plegaria reside en el pedido del derramamiento universal del Espíritu Santo y anima a Ida al decir: “Que todos recen esta sencilla oración cada día. Esta oración se ha dado así, pequeña y sencilla, para que todos puedan rezarla en este mundo moderno. Ha sido dada para pedir que el verdadero Espíritu venga al mundo” (Mensaje del 20-09-1951).

Luego de varias investigaciones y consultas, el obispado de Haarlem en Ámsterdam –en 1996– publicó una declaración en la cual expresó que no había motivos para objetar la devoción pública de la Señora de todos los Pueblos. Así fue que en los años sucesivos, aumentaron la cantidad de peregrinaciones y los signos de la gracia mariana en el lugar y, finalmente, en el 2002, Monseñor José María Punt emitió una declaración para dar la aprobación a la veneración pública y reconoció el origen sobrenatural de las apariciones.

Los mensajes que nos ofrece nuestra Señora de todos los Pueblos son una bendición que se derrama en aquellos que los conocen. Nos comprometen a orar por el mundo y a volver la mirada a la cruz de Jesús, a que nuestra vida y nuestra participación en la sociedad estén conducidas por el Espíritu Santo, como expresó el P. Paul María Sigl1: “Dios nos indica el camino hacia la verdadera paz por medio de María, la Madre de todos los Pueblos (…). Ida no solo veía tragedias para que fueran evitadas, sino también la maravillosa renovación de la Iglesia, que sin duda vendrá por medio de un nuevo Pentecostés del amor”.

1. Reflexión de la Jornada de oración, realizada el 31 de mayo de 2009 en la ciudad de Colonia (Alemania), en ocasión de los 50 años de la última aparición de la Virgen en Ámsterdam. El P. Paul María Sigl nació en Austria en 1949 y es el guía espiritual de la asociación misionera internacional de derecho pontificio “PDF-Familia de María”. El relato de la conferencia dada ese día puede verse en la revista Triumph des Herzens, editada por Förderstiftung Familie Mariens, Neuss, Alemania, 2009.

La Señora de todos los Pueblos

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