Читать книгу Acercamiento a una arquitectura sensible - Isamar Anicia Herrera Piñuelas - Страница 7

PREÁMBULO

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Resultaría desatinado hablar de naturaleza desde una perspectiva únicamente ambiental, la naturaleza yace en todo lo existente y que nos rodea, hay quienes incluso afirman que traspasa las fronteras de lo antes delimitado como artífice.

Para los griegos, la ciencia natural rodeaba el entendimiento de las relaciones del entorno y de la mente, sin embargo, no somos capaces de concebir el arraigo psíquico e intelectual hacia la tierra como sí que creemos que sucede en plantas y animales. La visión renacentista que posterior se asume es una antítesis de la griega, pues desde una visión antropocentrista se plantea un despojo de las capacidades de auto ordenamiento de la naturaleza, asumiendo que solo la lógica y la razón son capaces de producir ese orden. En ambos casos, griegos y renacentistas creían en el orden, pero desde orígenes distintos.

Las posturas modernas, centradas en el entendimiento histórico evolucionista, fundado desde el entendimiento de los cómos, más allá de los qués, atribuye a la naturaleza un entendimiento global desde el micro al macrocosmos, desde lo subatómico al Universo.

Ya bien dice Maurice Merleau-Ponty que, así como el cuerpo está en el mundo, en comparativa escalable como el corazón en el organismo, ambos mantienen continuamente en marcha este apreciable festival llamado vida.

Las semejanzas, diversidades y contrastes de las existencias nutren la realidad para dar forma a sistemas de diferentes escalas y diversidad. A nivel metafísico la naturaleza no solo es el ser físico que nace, crece y se relaciona, sino también aquel inerte que conforma al ser físico. Entender la naturaleza a nivel ontológico podría darnos un mapa físico-sensorial para poder comprender las existencias, materialidades y manifestaciones del ser, de todos aquellos participantes en el mapa natural, no el ser humano, cuyas implicaciones antropocentristas sabemos que han alejado de la lupa la realidad planetaria.

Para Aristóteles, la naturaleza es causa inerte, no accidental y por ello, tiene la capacidad bipolar del movimiento y de la quietud, por ejemplo. Causas accidentales, sí, en otros objetos inanimados compuestos por naturaleza; naturaleza primitiva.

La naturaleza es belleza que surge, transforma y comunica, sin embargo, no es arte, y, por tanto, nada del artífice podría llegar a ser cual bella es la naturaleza.

Acercamiento a una arquitectura sensible

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