Читать книгу Corazón de marimba - Jaime Gamboa - Страница 7

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Llevada por mis oídos, me fui alejando: escuché los motores de los autos en la calle y pasé con cuidado cerca del verdulero que pesaba dos chayotes en la balanza, los ponía en una bolsa de papel y le daba el cambio en monedas a una señora, mientras le recomendaba comerlos solo con sal.

«Es muy divertido viajar así, porque nadie me ve», pensé.

Corazón de marimba

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