Читать книгу Alma del mar - Jaime Gamboa - Страница 6

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Porque su papá cuando contaba algo se emocionaba mucho y terminaba dando brincos, levantando los brazos, nadando en medio del pequeño cuarto como si fuera una sirena, o agitándose como un marino que trata de salvarse de las rabiosas olas del Mar de la Serenidad.

Y Alma se reía con solo verlo levantarse para transportarla con sus palabras rimbombantes y sus sonidos de palmeras agitadas por el viento, a donde sabía que alguna vez él la llevaría, al lugar más allá de las montañas, donde yace el gigante infinito que abraza la tierra con su manto azul: el mar.

Alma del mar

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