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Presentación

Todas estas oraciones expresan el deseo de recibir la bendición de Dios. Están dirigidas por laicos, por tanto, no son directamente una bendición que preside un ministro ordenado, al que se le pedirá siempre que pueda acercarse para que haga una bendición formal de personas, objetos o espacios, tal como la Iglesia lo tiene dispuesto en el libro litúrgico oficial del Bendicional.

Por lo tanto, estas oraciones se tendrán que hacer sin los signos y gestos propios que son competencia exclusiva de un ministro ordenado (obispo, sacerdote o diácono).

Todo lo dicho no excluye la buena praxis que todo bautizado puede realizar a la hora de pedir a Dios que haga descender su bendición –esto quiere decir «diga bien»– sobre una persona, un objeto o un espacio concreto.

Como anexo hemos situado la bendición de los agentes de las ADAP. Esta sí, que ha de ser distribuida por un sacerdote.

Bendiciones para la vida cotidiana

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