Читать книгу Atrévete a bucear (Color) - Jaume Pinyol Martínez - Страница 6

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Capítulo

I

El equipo de buceo

¿TE PASÓ A TI?

Una simple máscara de buceo, un tubo respirador y unas aletas son a menudo el principio de todo. Casi por costumbre los llevamos en la bolsa de la playa y un día, sin más, quizás aburridos de tanto sol, nos decidimos a usarlos. Metemos la cabeza en el agua sin prever qué encontraremos allí. Abrimos los ojos y descubrimos… ¡otro mundo!


¡Vamos allá! Pero ¿qué material necesito?

Núria se ha cansado de ver desde el sofá los documentales de submarinismo. Decidió que quería ver por sí misma, en primera persona, todas aquellas maravillas submarinas que hasta entonces sólo había podido observar en la televisión. Se reservó un par de fines de semana, se confió a David, su instructor, y hoy, después de aprender las técnicas básicas del buceo para su práctica segura, le ha llegado el gran momento: su primera inmersión de placer. Hoy va a poner en práctica todo lo que ha aprendido.


A menudo, lo más difícil de un curso de buceo es atreverse a realizarlo. Núria dio el paso.

Este libro no es ficción. Seguimos paso a paso el proceso de formación de Núria como submarinista. Así que, a partir de ahora, donde veas el nombre de Núria pon el tuyo. Porque el día en que decidas hacer un curso de buceo tus experiencias posiblemente serán similares a las que ha vivido ella. Así que empecemos por el principio: conocer el material que vas a utilizar en tus aventuras bajo el agua. El equipo de buceo se clasifica en tres apartados.

El equipo de buceo no es precisamente un material barato. Por eso es de agradecer que no debas comprarlo todo antes de empezar tu curso. De hecho, si no quieres, no es necesario que compres NADA. Mientras dure tu formación, posiblemente todo te lo prestará tu instructor. Luego podrás empezar a comprar poco a poco el material y alquilar los componentes que no tengas. Sin prisas.

Equipo ligeroEquipo autónomoOtros componentes
MáscaraBotellaOrdenador de buceo
Tubo respiradorJacketReloj
AletasRegulador + OctopusCuchillo
Traje de neoprenoManómetro
PlomosEtc.

Vamos a ver todo el material necesario y para qué sirve. Nuestro punto de partida vas a ser tú. Imagínate que estás en medio del mar, flotando en la superficie. ¿Qué es lo primero que vas a sentir?

¿Frío? No, gracias: el neopreno

Un cuerpo sumergido en agua pierde rápidamente temperatura; por eso, los buceadores necesitamos protegernos térmicamente. Para ello, nos vestimos con un traje de neopreno. Su función básica es la de evitar o retrasar la aparición del frío, aunque también nos protege el cuerpo de un posible roce con alguna roca o del erizo que no hemos visto. Afortunada mente para los frioleros, los materiales han evolucionado mucho desde los rudimentarios trajes de goma de los inicios. Con la llegada del neopreno, la protección térmica del buceador queda resuelta.


Plantea todas tus dudas a tu instructor. Una comunicación plena fortalecerá tus fundamentos


Tu instructor te facilitará todo el material que necesites durante el curso. Después, podrás alquilarlo.

El neopreno es la marca comercial para una familia de gomas sintéticas microcelulares. Es muy dúctil, resistente y flexible, y se puede patronear y cortar como cualquier otro tejido.

Hay diferentes tipos de trajes isotérmicos, de diferentes características y, lógicamente, de diferentes precios. Los hay para hombres, de un tallado más recto, y para mujeres, más estrechos de la cintura y algo sobredimensionados en la zona pectoral y en las caderas. La función del traje es evitar el enfriamiento del cuerpo. Algunos trajes lo evitan completamente, y otros, los más corrientes, retrasan la aparición de la sensación de frío lo suficiente como para que podamos disfrutar de nuestra inmersión.

Empecemos por estos últimos. Los llamados trajes húmedos son los más habituales. El submarinista al sumergirse nota cómo rápidamente el agua se introduce por las aberturas del traje, es decir, por el cuello, por los puños de brazos y piernas y por la cremallera. Un agua que el calor corporal rápidamente calienta. La función del traje entonces es dificultar la renovación de esta agua templada con agua fría del exterior. Consta de dos piezas: un mono que cubre todo el cuerpo al que se puede añadir encima un shorty que dobla el grosor de neopreno desde los muslos hasta el cuello y, por tanto, protege más térmicamente la zona torácica, la más sensible al frío. Su funcionalidad es total. Buceando en aguas cálidas nos bastará equiparnos únicamente con el shorty. En aguas templadas usaremos el mono que nos protege todo el cuerpo. Pero si en nuestro punto de buceo escogido sabemos que vamos a encontrar aguas frías, por localización geográfica o por la estación del año, probablemente nos hará falta equiparnos con las dos piezas, mono y shorty, el traje completo.

De todos modos, la sensación de frío es muy particular para cada buceador. Los hay que fisiológicamente son muy resistentes a las bajas temperaturas y otros, en cambio, sólo están 100% a gusto en pleno verano. Además, en el mercado encontraréis diferentes grosores de neopreno; generalmente van de 3 a 7 milímetros. A más grosor, más protección térmica. Claro que, por el contrario, a más grosor, menos flexibilidad y, por tanto, menor comodidad de uso. De todos modos, con la aparición del neopreno comprimido, de igual capacidad aislante que el neopreno convencional con menor grosor, queda resuelto eficazmente el problema del frío y el de la comodidad de uso.

Un shorty bastará para bucear en aguas cálidas. El mono, para aguas templadas. El traje húmedo completo, para los más frioleros.

Para alguno de vosotros puede que no sea suficiente la protección térmica que ofrece un traje húmedo. Entonces os podéis plantear la opción de utilizar un traje semiseco. Claro que quizá sería mas exacto llamarlo semihúmedo. Trabaja de un modo idéntico al traje húmedo, pero con la diferencia de que en él la renovación del agua interior es más lenta gracias a la utilización de cremalleras estancas y puños más ajustados a las extremidades. Al entrar menos agua fría, el proceso de pérdida de calor corporal es más lento. Por el contrario, acostumbran ser trajes menos flexibles que los húmedos, básicamente por la cremallera estanca que se sitúa en la espalda, horizontalmente de hombro a hombro. Tanto si os decidís por un traje húmedo como por uno semiseco, podéis aumentar su protección térmica vistiendo un chaleco de neopreno o lycra en su interior.


A más grosor, más protección térmica.

El tercer tipo de traje es el seco. A diferencia de los dos anteriores, en este tipo de traje el cuerpo del buceador se mantiene absolutamente seco. La cremallera es estanca, al igual que las aberturas de cuello y manos. Unos manguitos evitan que entre una sola gota de agua. Además, lleva incorporadas las botas, con lo que se eliminan dos posibles focos de entrada de agua. El uso de trajes secos se suele reservar a buceadores experimentados que bucean todo el año o que habitualmente bucean en zonas donde el agua siempre está fría. Un traje seco no es fácil de utilizar. Ni barato.

Sea cual sea el tipo de traje que uséis, aún os queda por escoger algunos elementos más de neopreno. Comenzaremos por la capucha. Te la venderán junto con el traje y puede estar unida al cuerpo de traje o puede ir suelta. Un traje con capucha independiente deja entrar menos agua en su interior, ya que la abertura del cuello se ciñe con más facilidad al cuello. Además, si vas a hacer una inmersión en aguas cálidas, es un placer hacerla sin capucha. De todos modos piensa que el 70% de la temperatura corporal la perdemos por la cabeza –sí, el 70%–, por lo que es un elemento de primer orden para no pasar frío. Un inconveniente de un traje con capucha independiente es que ésta se puede perder o puedes olvidarla en casa cuando estés preparando el equipo. También hay algunos buceadores a quienes les molesta en el cuello el cierre más compresivo de un traje sin capucha. Con todos estos datos, pruébate tantos trajes de neopreno como puedas y quédate con el que te sientas más cómodo.




Se acabó el frío con un traje seco.



Y otro con la capucha independiente. Elige el que te resulte más cómodo.

Más neopreno. No desprecies nunca la función de unos guantes. No sólo protegen una parte tan sensible como las manos del frío, sino también de posibles heridas producidas al rozar involuntariamente una roca, un animal punzante o un hierro retorcido del barco hun-dido que estés explorando.


Los guantes te protegen del frio, pero también de cortes y pinchazos.


Escarpines sin suela…


…o con suela. Tú eliges.

Y de las manos bajamos a los pies. Los botines que generalmente usamos los buceadores se llaman escarpines. Dependiendo del tipo de aleta que uses, los escogerás con o sin suela. Se puede bucear sin escarpines usando unas aletas cerradas, pero recuerda que los pies, como la cabeza, son una puerta abierta a la pérdida de calor. Finalmente, otros accesorios de neopreno son las coderas y rodilleras, aunque en muchas ocasiones no son necesarios porque la mayoría de los trajes llevan refuerzos en las articulaciones para evitar su desgaste.

¿Cómo me hundo? Y después ¿cómo salgo a la superficie?

Núria ya está preparada para evitar el frío. El paso siguiente es hundirse. El neopreno es un material que en su interior aloja miles de pequeñas burbujas de aire. Aparte de aislar térmicamente, estas burbujas dotan al neopreno de una marcada flotabilidad positiva. Lo podrás comprobar si te metes en el agua con tu traje de neopreno. Comprobarás que, sin moverte, flotas. Y flotas tanto que te será imposible sumergirte aunque lo intentes. La solución es bastante elemental. Basta con añadir plomo en un cinturón que el buceador lleva para tal efecto.


El cinturón de plomos. Elemental pero útil.


Un plomo en su funda…


…y la funda, en su bolsillo en el jacket.


El jacket te permite controlar tu flotabilidad.


La botella de aire va sujeta firmemente en la parte posterior del jacket.


Con la tráquea hincharas y deshincharás el jacket a voluntad.

¿Cuanto plomo necesito? Entra en el agua equipado únicamente con todo tu neopreno: traje, guantes, escarpines, capucha, … Comprobarás que si te pones en posición vertical prácticamente toda la cabeza te quedará fuera del agua sin necesidad de nadar. Entonces ponte el cinturón de plomos con 2 kg de peso. Te hundirás un poco pero seguramente aún no será suficiente. Sigue añadiendo kilogramos de plomo hasta que el nivel del agua llegue justo por debajo de la nariz. Seguramente bastará con 5 a 7 kilogramos. El peso de las botellas hará el resto.

Algunos buceadores prefieren repartir el lastre de plomo entre el cinturón y unos bolsillos que a tal efecto tienen la mayoría de los chalecos hidrostáticos. ¿Que qué es un chaleco hidrostático? Ahora mismo te lo contamos.

Cuando hayas calculado la cantidad de plomo que necesitas para hundirte, posiblemente la pregunta que te vendrá a la mente es: y cuando empiece a hundirme, ¿cómo controlo el descenso? Y luego, ¿cómo subo a la superficie? La respuesta a tu pregunta tiene un nombre: chaleco hidrostático, conocido normalmente por su nombre en inglés: jacket.

El jacket es un elemento fundamental del equipo. Básicamente es un chaleco que se puede hinchar y deshinchar a voluntad del buceador, con lo cual controla en todo momento su flotabilidad. Con el jacket hinchado, te mantendrás cómodamente flotando en la superficie. A medida que lo deshinches, el peso de los plomos te irá hundiendo a la velocidad que tú desees. Cuanto más deshinches el jacket, más rápido descenderás. Cada chaleco tiene su mecanismo de hinchado y deshinchado. La inmensa mayoría lo hacen a través de dos botones situados en una tráquea que cuelga en el lado izquierdo del buceador. Apretando el botón de deshinchado, permitiremos la salida del aire a través de la tráquea. Apretando el botón de hinchado, introduciremos aire en su interior proveniente directamente de la botella.

Es un elemento central del equipo. En el jacket va acoplada la botella de aire, posee varios bolsillos de gran utilidad, así como argollas de acero inoxidable donde también se pueden sujetar otros elementos del equipo.

Hay diferentes modelos de jacket y algunas marcas tienen modelos para mujeres. En ellos las trinchas pectorales están colocadas de manera que no presionen los pechos.

Un viejo reto: respirar bajo el agua. El regulador

Núria ya no tiene frío y ya puede sumergirse y emerger a voluntad, pero claro está, debajo del agua necesitará respirar. Desde la antigüedad los seres humanos hemos tratado de hacer cosas para las cuales no hemos sido diseñados. Hemos querido volar sin ser pájaros y nadar bajo el agua sin ser peces. Y lo hemos conseguido. Por lo que al buceo ser refiere, la historia es larga y a lo largo de los siglos un invento ha sido mejorado por el siguiente hasta llegar al día de hoy. Hasta llegar al regulador actual. El regulador es la joya de nuestro equipo y también su alma. La joya porque le confías tú necesidad vital de respirar y su alma porque sólo pudiendo respirar bajo el agua podemos abrir la puerta del mar e introducirnos en él. El regulador y la botella de aire son los componentes del equipo que nos permiten respirar bajo el agua a medida que nos desplazamos autónomamente por el fondo del mar.


El regulador: una primera etapa y dos segundas etapas. Por fin podemos respirar bajo el agua.

En 1943, Emile Gagnan y Jacques Yves Cousteau probaron en aguas de la Costa Azul su “Aqualung”, su regulador a demanda que abrió de una manera definitiva el mundo submarino al buceo deportivo con una escafandra autónoma.

La botella no es más que un recipiente lleno de aire a presión. Suelen ser de acero o aluminio, aunque también las hay de carbono, materiales muy resistentes capaces de soportar la gran presión que el aire ejerce en su interior. Pueden ser de cualquier tamaño, pero para la práctica del submarinismo las más usadas son las de 12 ó 15 litros. A mayor tamaño, mayor capacidad para almacenar aire y mayor duración de las inmersiones.

Pero el aire que cargamos en nuestra botella es aire a muy alta presión y el regulador es el encargado de suministrarlo a nuestros pulmones a la presión adecuada. ¿Y qué presión es esa? Pues depende de la profundidad. A más profundidad, nuestro cuerpo está sometido, sin notarlo, a más presión del agua que lo rodea. La ecuación es fácil: debemos respirar aire a la misma presión que soporta nuestro organismo. Y eso, simple y llanamente, es lo que hace el regulador: nos suministra aire a la presión correcta. Hay diferentes tipos de reguladores y, por sus prestaciones, los podemos dividir en buenos y mejores. Como en tantas otras ocasiones, la economía y el uso que vayas a hacer de tu equipo de buceo condicionarán tu compra.


Las botellas, verdaderas mochilas de aire.


Con un equipo de buceo podemos explorar cualquier lugar.

Conexión INT.


Conexión DIN.

Como el resto de tu equipo, después de una inmersión en el mar debes endulzar tu regulador para eliminar los cristales de sal marina que a la larga podrían acortar su vida útil. Al hacerlo, evita que entre agua en el interior de la primera etapa usando el tapón que para tal efecto se suministra.

Lo que debes saber de tu regulador es que consta de dos partes o etapas. Lo que llamamos primera etapa es el armazón más rígido y pesado mediante el cual se une a la grifería de la botella. Hay dos tipos de conexiones, la llamada internacional y la DIN. Escoge sin temor cualquiera de ellas. La de uso más extendida es la internacional, aunque también es cierto que, si te fijas en los equipos de buceadores expertos, la gran mayoría utilizan conexiones DIN. Tú mismo. Escojas lo que escojas, acertarás. Te lo repetimos. En el mercado no hay material malo.

En esta primera etapa de tu regulador veras que hay unos tornillos que se pueden sacar con una llave “allen”. Son las llamadas salidas de aire, que pueden ser de alta o de baja presión. En una de alta presión conectarás un manómetro que te indicará en todo momento el aire que queda en la botella. En una de baja presión, por ejemplo, conectarás un latiguillo que te permitirá llevar aire a tu jacket para hincharlo cuando quieras. El tamaño y el paso de rosca de las dos salidas son diferentes para que no haya posibilidad de error. Además, no debes preocuparte en absoluto porque, si lo de manipular herramientas no va contigo, en el momento en que compres tu material sin ningún tipo de duda el vendedor te conectará los latiguillos correctamente.Es una operación rápida que se hace en pocos minutos.


La segunda etapa del regulador.

La segunda parte de tu regulador es la llamada segunda etapa. Es la más fácilmente identificable porque es la parte que te llevas a la boca para respirar. En su extremo hay una boquilla que se adapta a tu boca por la que respiraras cómodamente el aire proveniente de la botella. Cuanto más ligera de peso sea la segunda etapa de tu regulador, más cómodamente lo sujetarás en la boca durante la inmersión. Esta segunda etapa va unida a una de las salidas de baja presión de la primera etapa del regulador mediante otro latiguillo.


Una primera etapa con dos segundas etapas y el latiguillo del jacket. El octopus. Se parece a un pulpo, ¿no?


Doble regulador, doble seguridad.

Podríamos contar una docena más de consideraciones sobre los reguladores. Los hay de diferentes tipos, que trabajan internamente de manera diferente. Algunos preparados para bucear en aguas sucias, otros especiales para aguas muy frías. Oirás que los hay de pistón simple, de pistón compensado, de membrana,… Todo un mundo que, si lo conoces, mejor que mejor, pero que no es imprescindible para bucear. Desconocer el sistema de inyección de tu coche no es, afortunadamente, ningún impedimento para conducirlo. Del mismo modo que llevas tú coche a la revisión cuando es necesario, también llevarás tu regulador a revisar anualmente para que siempre esté en perfecto estado de funcionamiento.

Una última consideración sobre tu regulador. Por ley, pero sobre todo por seguridad, todo buceador está obligado a llevar en sus inmersiones dos segundas etapas. Como todas las primeras etapas están equipadas con varias salidas de baja presión; es tan sencillo como usar dos para adaptar dos segundas etapas con su correspondiente latiguillo. Esta segunda etapa de seguridad la llamamos octopus. Su motivo de ser es tener una fuente de aire de reserva, no para ti, sino para tu compañero. Del mismo modo, en el caso improbable de una deficiencia en el funcionamiento de tu regulador o de que por algún motivo te quedase poco aire en tu botella, sabes que tu compañero también lleva de reserva una segunda etapa que podrás utilizar. Seguridad ante todo. Algunos buceadores más precavidos en vez de utilizar una primera etapa y dos segundas etapas, prefieren utilizar directamente dos reguladores independientes con su correspondiente primera y segunda etapas. Todo es una cuestión de economía.

El buceo, una experiencia sensitiva. Bucear para ver

El buceo es un deporte contemplativo aunque no pasivo. Un submarinista se sumerge en el fondo del mar para observar, para mirar, para ver, para dejar seducirse por los colores, las formas, la vida animal y vegetal; en definitiva, por todo lo que le rodea. El buceador es, básicamente, un mirón. Lo que hay que oír… Por este motivo, porque la vista es el principal sentido que nos permite percibir el mundo submarino, tómate tu tiempo cuando vayas a escoger la máscara. No tengas prisas.A través de tu máscara vas a sentir toda la magia de la vida marina, así que vale la pena valorar los pros y los contras de cada modelo.


Diseño y efectividad. Una máscara para cada submarinista.

Antes de estrenar una máscara nueva deberás eliminar los restos grasos que cubren los cristales fruto del proceso de fabricación. La manera más práctica de hacerlo es untarlas con pasta de dientes. Posteriormente se enjuagan y quedaran perfectamente límpias y a punto para estrenar.


Otra opción, también útil pero más delicada, es acercar brevemente la llama de un mechero por toda la superficie del cristal. El calor eliminará las grasas, pero cuidado, si te descuidas podrías dañar la máscara

En la elección de la máscara debes valorar criterios funcionales y estéticos. Da prioridad a los primeros. Una pequeña entrada de agua en la más bonita de las máscaras te puede arruinar una gran inmersión.

Para que una máscara cumpla su función, debe adaptarse perfectamente al contorno de tu cara. Por eso están fabricadas con silicona, un material plástico muy dúctil y resistente.

Para comprobar si una máscara es de tu talla, sólo tienes que hacer la siguiente prueba. Póntela en la cara pero sin utilizar la tira elástica que la sujeta a la cabeza. Verás que en su interior la máscara presenta una especie de solapa que has de poner en contacto directo con tu piel. Esta solapa es la que evita la entrada de agua en el interior de la máscara. Por eso, es fundamental evitar que entre ella y tu rostro se interpongan tus propios cabellos o el borde de neopreno de tu capucha. Si esto llegara a suceder, tu máscara no podrá evitar la entrada de agua. Una vez la tengas bien adaptada a tu rostro, presiona suavemente la máscara para provocar un leve efecto de ventosa. Aguanta unos segundos la respiración e inclina la cabeza hacia abajo como si te quisieras mirar los pies. Si la máscara es de tu talla, quedará perfectamente pegada a tu cara, sin caerse. En cambio, si la máscara se desprende, querrá decir que ha entrado aire y ha roto el efecto ventosa. Si usaras esa máscara bajo el agua, en vez de aire entraría agua, y te aseguramos que es muy fastidioso tener que ir vaciando de agua la máscara durante toda una inmersión. Así que no dejes de hacer esta prueba cada vez que pruebes un modelo que te guste antes de comprarlo.

Una vez que sabes cómo comprobar si una máscara es de tu talla, ya puedes tener en cuenta otros factores. Uno es el color de la silicona. Tradicionalmente hay dos: negra y transparente. Los usuarios de las máscaras translúcidas las prefieren porque son más luminosas. En cambio hay otros buceadores que las prefieren negras porque éstas evitan ciertos reflejos en los laterales. Sea como sea, usar un tipo u otro de máscara vendrá determinado por tus gustos personales.


Otro factor a tener en cuenta es si prefieres una máscara panorámica con un solo cristal para los dos ojos o, por el contrario, prefieres cristales independientes para cada ojo. Esta segunda opción puede ser la tuya si tienes alguna deficiencia visual y quieres montar lentes graduadas en tu máscara.

Otra característica importante de una máscara de buceo es que la nariz queda dentro de la zona aérea acristalada. Una característica fundamental, ya que de este modo podemos introducir aire en el interior de la máscara a medida que descendamos. Así evitaremos un excesivo efecto de ventosa de la máscara sobre nuestra cara que se produce por el aumento de presión con el descenso.


Cristales bifocales para corregir defectos de visión. La miopía o la hipermetropía no son problema.

En una máscara de buceo la nariz queda bajo un moldeado de silicona que permite pinzarla con los dedos pulgar e índice. Un gesto que la mayoría de buceadores necesitamos hacer para compensar la presión en los oídos cuando vamos ganando profundidad.

Habrá que moverse. Aletas y escarpines

Ya casi lo tenemos todo. Núria se puede sumergir a voluntad, respirando cómodamente y contemplando el mundo marino que se abre a su alrededor. Ahora sólo le falta poder desplazarse. Para esa labor están las aletas. Una aletada desplaza una gran cantidad de agua hacia atrás que, por reacción, hace al buceador avanzar hacia delante. En los laterales de las aletas se encuentra el nervio conductor. Es un reborde que, en cada aleteo, conduce el caudal del agua hacia el extremo de la aleta optimizando su eficacia locomotora.


Las aletas, nuestro motor.

Las aletas no tienen mucho secreto. A pesar de que hay muchos modelos y precios, son una simple pala más o menos flexible. A más flexibilidad, menos esfuerzo deberá hacer el buceador en cada aleteo, pero la distancia recorrida será menor. Una pala más rígida tiene un rendimiento mayor por cada aletazo. El buceador recorrerá una distancia mayor con menos aleteo, aunque, eso sí, también requiere un mayor esfuerzo por parte del submarinista.


Aletas abiertas o cerradas. Tú decides.

La característica más determinante a tener en cuenta en la compra de unas aletas es si las prefieres abiertas o cerradas. Las cerradas son las menos usadas. Cubren el pie totalmente y se las puede usar con escarpines sin suela o simplemente con el pie desnudo. En cambio, las aletas abiertas o calzables requieren un escarpín con suela. Que una aleta sea cerrada o calzable no condiciona en absoluto su rendimiento dentro del agua. Sin embargo, antes y después de la inmersión, cuando no las llevamos puestas y nos desplazamos andando –por un muelle, un barco o una playa–, agradeceremos una suela rígida a modo de zapato. En estos momentos unos escarpines con suela son mucho más prácticos y seguros para evitar cortes en los pies, y éstos, ya lo sabes, requieren una aleta abierta.

Ante todo, control, mucho control: ordenador, manómetro y profundímetro

Nuestra buceadora, en teoría, ya podría bucear. Está equipada con todo lo estrictamente necesario, pero aún no es suficiente. Para la práctica segura del submarinismo, el buceador debe saber en todo momento el tiempo que lleva sumergido, la profundidad a la que se encuentra, la máxima profundidad que ha alcanzado y el aire que le queda en la botella.


Profundímetro y manómetro te dan una información vital.

Si hubieras leído este curso a principios de los años 1990, cuando aún no estaba generalizado el uso de los ordenadores de buceo, ahora te hablaríamos del reloj, el profundímetro y el manómetro. Y vamos a hacerlo a pesar de que ya estamos en el siglo XXI. Ante todo, fundamentos.

Como aprenderás en próximos capítulos, los factores tiempo y profundidad marcan el perfil de una inmersión. Sólo conociendo estos parámetros podrás pla-near tu inmersión con el margen de seguridad que quieras. El tiempo, claro está, lo controlarás con un reloj, y la profundidad, con un profundímetro. Los profundímetros, sean analógicos o digitales, también te informan sobre la máxima profundidad que has alcanzado. Finalmente, una información tan valiosa como saber el aire que te queda en la botella te la proporcionará el manómetro. Te dará los datos en una unidad de presión llamada atmósfera (At) o en bares (bar), que son equivalentes: 1 atmósfera es igual a 1 bar. Generalmente, las botellas se llenan a 200 atmósferas. La aguja del manómetro señalará esa cifra y, a medida que vayas respirando, la aguja irá descendiendo al mismo ritmo que desciende la cantidad de aire que te queda en la botella. El manómetro va conectado mediante un latiguillo a una salida de alta presión de la primera etapa de tu regulador.

Pero la tecnología avanza que es una barbaridad y la informática ha llegado al mundo del buceo para facilitarnos nuestras inmersiones. Actualmente el buceo deportivo no se concibe sin un ordenador. Un ordenador te proporciona de una manera directa y de fácil lectura toda la información que necesitas para bucear con seguridad. Es un profundímetro porque te dice en todo momento la profundidad a la que te encuentras y la máxima que has alcanzado. Es un reloj porque cronometra el tiempo de inmersión. Y lo hace de una manera segura porque se pone en marcha automáticamente.

No lo dudes ni un segundo. Un ordenador de buceo es una herramienta de seguridad fundamental en el buceo deportivo. Aprende a utilizar el tuyo y tendrás un excelente asistente en tus inmersiones.


Un ordenador de buceo. La informática al servicio del submarinista.


El buceador consulta constantemente la información que le proporciona su ordenador de buceo.

Pero aún hay más. El ordenador calcula y valora todos estos datos y muchos otros –temperatura del agua a diferentes profundidades, ascensos y descensos a lo largo de la inmersión, ascensos demasiado rápidos…–, y mediante una complicada fórmula algorítmica te indica en tiempo real cuál es la curva de seguridad de tu inmersión. Ahí va un concepto importante: una inmersión realizada dentro de la curva de seguridad es aquella que no precisa que hagas ninguna parada de descompresión antes de salir a la superficie (en el capítulo VI te explicamos qué es eso de una parada de descompresión). El ordenador te da la información de una manera clara y concisa. Tú decides qué hacer con ella. Tú decides si sobrepasas la curva de seguridad y, por tanto, asumes que debes hacer una parada de descompresión. Tú decides el grado de seguridad de una inmersión.


Fácilmente podrás conectar tu ordenador de buceo a tu ordenador personal y estudiar todos los parámetros de la inmersión.

El ordenador es un gran asistente durante la inmersión. Te indica mediante una señal acústica si en algún momento del buceo realizas un ascenso demasiado rápido para que enseguida pongas freno al ascenso.

Los ordenadores de buceo modernos están preparados para trabajar con aire o con nítrox (aire enriquecido con oxígeno, ver capítulo VI) y los más sofisticados incluso controlan su respiración. Son los llamados de gestión de aire que actúan también como un manómetro inteligente. Te informan en todo momento del aire que queda en la botella. Calculan tu frecuencia respiratoria y, a partir de ella, te informan del tiempo que puedes estar en la profundidad en que te encuentras en un momento dado teniendo en cuenta el aire que te queda. Este tipo de ordenadores de buceo están pendientes de cómo respiras. Si por algún motivo empiezas a respirar de un modo más acelerado, te lo indican. Y es que, cuanto antes seas consciente de que algo te ha estresado y que se ha acelerado tu frecuencia respiratoria, antes podrás concentrarte para evitarlo.

Una vez finalizada la inmersión, podrás descargar toda la información de tu ordenador de buceo a tu ordenador personal. De esta manera visualizarás gráficamente el perfil de tu inmersión y toda la información almacenada durante el buceo.

Ya lo ves, los ordenadores de buceo son un compendio de tecnología con diferentes prestaciones que hacen que, en el momento de decidirte por uno, el factor económico sea un condicionante importante. Si estás haciendo tus primeros pasos en este deporte, quizás en principio no necesitarás el mejor ordenador del mercado. Posiblemente un buen ordenador sin gestión de aire será suficiente si llevas un manómetro tradicional en una consola.

¡Más madera! Más material: iluminación, cuchillos, globos de descompresión…

Y de la parte del equipo más sofisticado, el ordenador, al más elemental: el tubo respirador. Es un elemento que se debe llevar de manera obligatoria, aunque prácticamente no lo usarás. Su función es de seguridad y lo puedes utilizar, si quieres, en los desplazamientos por superficie. Algunos buceadores lo llevan colgando de la máscara. Otros prefieren llevarlo sujeto con la gomas del cuchillo en la pantorrilla. También es obligatorio llevar encima el cuchillo en toda inmersión. Posiblemente nunca lo utilizaras, pero debes llevarlo. Su función es cortar un hipotético sedal, cabo o resto de red en los que tú o tu compañero hayáis quedado enganchados. La oferta de cuchillos también es amplia. Van desde pequeñas navajas plegables, que se pueden esconder en un bolsillo del jacket, hasta cuchillos de 20 centímetros de hoja que a algunos buceadores les gusta acarrear en su pantorrilla.


Para los desplazamientos en superficie, no olvides el tubo respirador.


Tecnología, más bien poca en los tubos respiradores.

En toda inmersión debes tener a mano también unas tablas de descompresión. El uso de los modernos ordenadores ha provocado que, en la práctica, en el buceo recreativo ya no se utilicen porque todos los cálculos los hace el ordenador. Y además los hace de un modo más exacto. A pesar de todo, debes saber cómo leer tus tablas por si acaso. La tablas de descompresión indican el tiempo que el buceador puede estar en una determinada profundidad sin necesidad de tener que hacer paradas de descompresión, y, en caso de superar ese tiempo, indica cuánto tiempo y a qué cota se realizaran la/s parada/s. Llegado a este punto, quizá te preguntes qué es una parada de descompresión. En el capítulo VI, donde exponemos las implicaciones físicas de bucear, encontraréis una amplia explicación sobre la descompresión.


Diferentes tipos de cuchillos, incluso con tijeras.


Las tablas de descompresión. Pasó ya su tiempo de gloria.

Un foco submarino puede ser la diferencia entre una buena inmersión y una gran inmersión. No es un elemento imprescindible –a no ser que bucees de noche o en un espacio confinado como una cueva o un barco hundido–, pero, si tus posibilidades económicas te lo permiten, no lo dudes. A medida que ganas profundidad, el agua absorbe rápidamente los colores. A partir de los 5 metros los tonos rojos prácticamente ya no se distinguen. Se vuelven granates oscuros sin alegría. Después se pierden, progresivamente los verdes y ya a más profundidad incluso los azules van tornándose grises oscuros. Un foco hace que vuelvan a ser visibles todos los colores y mucho más espectacular el fondo marino. Además, con un foco podrás escudriñar el interior de pequeños agujeros y grietas donde viven fantásticos animales. En el mercado encontrarás pequeñas linternas con un uso muy limitado. Hay focos de baterías recargables y bombillas alógenas de a partir de 20 w pero, si puedes, opta por los de 50 w. Cada vez ganan más adeptos las modernas linternas de leeds. Bajo consumo, mucha autonomía y un haz de luz muy concentrado son sus principales características.


Y se hizo la luz… Foco, linterna y strobe para inmersiones nocturnas.


Leeds, energía de larga autonomía.


Los globos de descompresión son una salida segura hacia la superficie.


Un carrete de hilo guía tiene múltiples usos. Con la experiencia los descubrirás.

Otro material que no es obligatorio pero consideramos que es de una inmensa utilidad es el globo de descompresión. Los hay de tipo “salchicha” y los que son globos elevadores. Los primeros son más pequeños y escamoteables en un bolsillo de tu jacket. Los segundos son más potentes y estables y pueden soportar el peso de un buceador. Su función es idéntica: señalizar en la superficie la presencia de un buceador. El uso del globo de descompresión se enseña en los cursos de buceo avanzado a submarinistas que, por lo general, ya tienen cierta experiencia. Pero lanzar un globo de descompresión es tan fácil y puede ser tan tremendamente útil que te proponemos que aprendas a utilizarlo ya de entrada. Muy pronto te enseñaremos cómo. De momento tenlo presente: hazte con uno y con un carrete de hilo para poder lanzarlo. El carrete de hilo guía tiene múltiples usos y, a medida que vayas profundizando en tus conocimientos de buceo, le vas a sacar mas partido.

¿Hay que utilizar siempre TODO este material?

Evidentemente, todo no. El mundo del buceo evoluciona día a día. Constantemente aparecen nuevos productos en el mercado que a veces vienen a satisfacer una necesidad del buceador y otras vienen a crearla. Hay decenas de complementos para tu equipo, pero debes tener claro que eres –o serás– un buceador, no un árbol de Navidad sumergible. En un buceo a 15 metros a las 12 del mediodía en un fondo rocoso de aguas cálidas posiblemente será innecesario vestir un traje seco, cargar con dos focos, un carrete con 100 metros de hilo guía, un globo elevador de 50 kg y respirar de una botella de 18 litros de capacidad. Sé razonable. Un exceso de equipamiento, aparte de ridículo, genera un exceso de peso, empeora tu hidrodinámica y, en consecuencia, dificulta el avance.

Lleva contigo el material que vayas a utilizar y no te sobrecargues con elementos muy específicos e innecesarios. Antes de cada inmersión determina cuáles serán tus necesidades.

Cuidados del material

Todo el material que te acabamos de presentar debes cuidarlo adecuadamente por muchos motivos. El primero y más importante porque a él confías tu seguridad durante toda inmersión. Lo cierto es que es harto improbable que partes vitales del equipo, como por ejemplo el regulador, fallen. Están diseñados a toda prueba. De todos modos, hay disfunciones menores que te pueden incomodar mucho durante una inmersión sin llegar a generar una situación de peligro; unas incidencias que se evitan con un buen mantenimiento del equipo. Una cremallera deteriorada se puede abrir en plena inmersión inundándote el traje. Posiblemente no pasará nada, pero la sensación de frío te incomodará notablemente. Sólo falta que encima tengas que hacer alguna parada de descompresión. Las tiras de sujeción de la máscara son muy resistentes, pero, si no la cuidas, una pequeña muesca se puede convertir en una rotura.

Un material bien conservado evita sobresaltos bajo el agua por un posible mal funcionamiento.


Endulzar todo el equipo es el punto y final de una inmersión.


Desalar tu equipo es prolongar su vida y su efectividad.

En el mejor de los casos, debes poner punto y final a una inmersión que, quién sabe, podría producirse en pleno avistamiento de delfines.

Y claro está, hay las razones puramente económicas. Mantener en solfa tu equipo alargará su vida útil. Por todo ello, mima con cariño tu equipo de buceo.

Se trata de un cuidado elemental que pasa por un enjuague abundante de todo el equipo con agua dulce después de cada inmersión. El material de buceo está especialmente diseñado para trabajar en un medio tan corrosivo como el agua marina, pero eso no evita que quede impregnado de cristales de sal. Endulzar el equipo soluciona la cuestión. En cuanto al jacket, no olvides también desalar su interior. A menudo, sobre todo si hemos ajustado al mínimo los kilogramos de plomo de nuestro cinturón –como debe ser–, cuando vaciamos totalmente el jacket para hundirnos, es fácil que se introduzca algo de agua de mar por la tráquea en su interior. Para eliminarla totalmente, al desalar el jacket introduce a través de la tráquea agua dulce y posteriormente, vacíalo.

Evita también golpear accidentalmente tu equipo cuando lo transportes, sea metido en la bolsa o mientras lo embarcas. Ten un cuidado especial con los elementos con tendencia a pendular como los manómetros, profundímetros u ordenadores que se sitúan al extremo de algunos manguitos. Más de uno ha visto cómo su consola golpeaba violentamente contra el muelle al descargar la botella aún montada en el jacket. Cuando transportes tu botella, recoge los manguitos que cuelgan y, enrollados, sujétalos para evitar que oscilen de un lado a otro descontroladamente.

Más precauciones. Estiba bien el equipo durante la navegación y evita largas exposiciones al sol. Un material húmedo metido en su bolsa en el interior de un maletero de un coche al sol tampoco hará ningún bien.

El regulador es un elemento que merece un trato especial. Endúlzalo generosamente, pero tomando ciertas precauciones. Primero, asegúrate de que está bien puesto el tapón que protege la primera etapa. Es muy importante evitar que el agua se introduzca en el interior del regulador, puesto que podría dañar su interior. Y segundo, durante el endulzamiento nunca purgues la segunda etapa. De hacerlo, el agua entraría en el interior del manguito y acabaría igualmente en la primera etapa. Una última consideración sobre el almacenaje de tu regulador. Cuando lo vayas a guardar hasta la próxima inmersión, hazlo sin el tapón de la primera etapa. En el caso hipotético de que se haya introducido algo de humedad, ésta desaparecerá si lo mantienes destapado. De lo contrario, una gota de agua atrapada podría perjudicar sus mecanismos internos.

Toma precauciones para que los elementos colgantes de tu equipo no golpeen contra nada.


Asegúrate de poner el tapón protector de la primera etapa cuando vayas a endulzarlo.

Cuando se seque y no lo utilices, almacena la primera etapa sin el tapón.

Pero el cuidado del regulador va más allá del simple endulzamiento después de cada inmersión y un buen almacenamiento. Una vez al año debes llevarlo a un técnico autorizado para que efectúe una revisión de sus mecanismos internos, el cambio de juntas y el tarado, si procede, del flujo de aire que suministra. Muchos buceadores acostumbran efectuar la revisión de su regulador a las puertas de la temporada, pero es más aconsejable realizarla al final de la temporada de buceo. De este modo, el regulador “hiberna” limpio y se evita que el posible salitre acumulado perjudique el regulador durante los meses en que no se usa.

El traje de neopreno es otro componente del equipo que también precisa algún pequeño cuidado. Al margen del correcto endulzamiento, es interesante no doblarlo cuando lo vayas a guardar hasta la próxima inmersión. Colgado en una percha o, mejor, guardado en posición horizontal, conseguirás que se seque completamente todo resto de humedad que pueda tener, a la vez que evitarás un pliegue en la cremallera. Por cierto, cuando guardes el traje, hazlo con la cremallera abrochada y de vez en cuando, aplica un poco de grasa de silicona. Mejorará su estanqueidad y su resistencia.


Un técnico especializado debe revisar anualmente tu regulador.

Atrévete a bucear (Color)

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