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Evaluación de la condición física relacionada con la salud en el marco escolar
Secchi, J. D., García, G. C., Arcuri, C. R., Villa González, E.
Introducción
La evaluación de la condición física en niños y adolescentes siempre ha sido un tema de interés para docentes de educación física, entrenadores, preparadores físicos y científicos del ejercicio y la salud (Cureton & Warren, 1990; Kraus & Hirschland, 1953; Ruiz et al., 2011; Safrit, 1990). También, este tópico ha cobrado un gran interés para la industria del fitness, las agencias de salud y las organizaciones deportivas. Llama la atención cómo el negocio del fitness está cobrando fuerza en la población pediátrica, probablemente debido a los incipientes problemas de salud en la niñez y la adolescencia en los últimos años. Otro factor que quizás contribuya a la demanda de este tipo de empresas es la toma de conciencia, de por lo menos un sector de la población, acerca de la importancia de la actividad física y de una alimentación saludable para prevenir o tratar las enfermedades crónicas y mejorar la calidad de vida.
Un claro ejemplo del auge por la evaluación de la condición física se evidencia en un informe del U. S. Department of Health and Human Services Centers for Disease Control and Prevention denominado School Health Policies and Practices Study (Estudio sobre políticas y prácticas de salud escolar. U. S. Department of Health and Human Services Centers for Disease Control and Prevention, 2013). Este documento muestra un incremento en la administración y el uso de test de condición física en las escuelas de los Estados Unidos. Como se puede apreciar en la figura 1.1, la aplicación de test de condición física a nivel escolar se duplicó entre los años 2000 y 2012. Otros países como Australia, Nueva Zelanda, Canadá, China y algunos países de Europa también consideran muy importante, desde el punto de vista de la salud pública, el monitoreo de los niveles de condición física mediante la aplicación sistemática de baterías de test en el ámbito escolar (Castro Pinero et al., 2010).
Figura 1.1. Administración de test de condición física en escuelas de Estados Unidos. El gráfico de barras indica el porcentaje de escuelas que incluyeron test para evaluar la condición física en los años 2000, 2006 y 2012 según el Estudio de Políticas y Prácticas sobre Salud Escolar (U.S. Department of Health and Human Services Centers for Disease Control and Prevention, 2013).
Por otro lado, la investigación y la producción científica sobre la condición física durante la niñez y la adolescencia se han incrementado exponencialmente en los últimos años. Una búsqueda en la base de datos PubMed en la que se utilizaron las palabras claves fitness children y fitness adolescents permitió encontrar un total de 6214 y 8458 artículos publicados respectivamente entre el año 1939 y el 8 de septiembre de 2015 (ver figura 1.2). El crecimiento que muestra la figura 1.2 pone de relieve el interés por generar conocimiento científico en esta área.
De todas maneras, resulta una paradoja la realidad actual sobre la salud y la condición física de niños y adolescentes. Por un lado, existen informes que indican que la evaluación y el monitoreo de los niveles de condición se han incrementado a nivel escolar (U. S. Department of Health and Human Services Centers for Disease Control and Prevention, 2013) y, además, el conocimiento científico en esta temática ha crecido abruptamente. Sin embargo, también hay evidencia que indica un declive en los niveles de condición física de niños y adolescentes (Boddy, Fairclough, Atkinson y Stratton, 2012; Tomkinson, Léger, Olds y Cazorla, 2003). Estudios epidemiológicos muestran que la obesidad infantil y adolescente es un problema serio en los Estados Unidos y en el mundo entero (Ogden, Carroll, Curtin, Lamb y Flegal, 2010). En los últimos 30 años, la prevalencia de obesidad en niños y adolescentes (2 a 19 años) casi llegó a cuadruplicarse, pasando del 5 % al 17 %. Esto pone de manifiesto que los avances tecnológicos, científicos y las políticas de salud pública implementadas no han sido capaces de resolver o revertir este problema.
Figura 1.2. Publicaciones en la base de datos PubMed sobre condición física en niños y adolescentes
Las palabras clave utilizadas en la búsqueda fueron fitness children y fitness adolescents. La gráfica muestra el número de artículos publicados año por año desde 1939 hasta el 8 de septiembre de 2015.
Frente a este panorama y en relación con el tema abordado en este capítulo, surgen una serie de planteamientos y preguntas, como las siguientes: ¿es necesaria la evaluación de la condición física en la escuela?, ¿por qué hay que evaluar la condición física en el ámbito escolar?, ¿qué papel cumple la evaluación de la condición física escolar frente a los bajos niveles de condición física y los incipientes problemas de salud que se evidencian en la población pediátrica? Las respuestas a estas preguntas serán abordadas en este capítulo.
El desarrollo del presente capítulo se centrará en (a) clarificar algunos conceptos relacionados con la condición física y la salud, (b) explicar los sistemas de evaluación de la condición física más aplicados a nivel escolar, y (c) analizar la importancia y el papel que tiene la evaluación de la condición física en la escuela.
Conceptos y definiciones relacionados con la condición física
En este apartado, se realizará el desarrollo de algunos conceptos y definiciones claves.
Definiendo el concepto de condición física
En la literatura, los términos condición física, aptitud física, forma física y estado físico son utilizados para referirse a un completo rango de características, atributos o cualidades físicas tales como la capacidad y la potencia aeróbica, la fuerza, la flexibilidad, la velocidad, la agilidad, el equilibrio y la coordinación (Caspersen, Powell y Christenson, 1985). Cada una de estas cualidades presenta diferentes manifestaciones. Por ejemplo, si se habla de la cualidad fuerza, esta puede presentarse como estática (fuerza isométrica) o dinámica (isotónica e isokinética). Al mismo tiempo, la fuerza dinámica puede manifestarse como fuerza máxima (a baja o alta velocidad), fuerza explosiva o fuerza resistencia (Cappa, 2000).
Todas las cualidades tienen un componente genético importante y variable. Se ha sugerido que la variación en la condición física puede ser atribuida en un 40 % a factores genéticos (Ruiz et al., 2006). Sin embargo, esta puede ser mejorada en mayor o menor medida a través del ejercicio y de un estilo de vida saludable. La condición física es un concepto complejo, entendido como un constructo multidimensional que abarca varios componentes que son objeto de estudio y aplicación de diversas disciplinas.
En la bibliografía científica, se hace referencia a dos tipos de condición física: por un lado la condición física relacionada con el rendimiento y por el otro, la condición física relacionada con la salud (Bouchard, Blair y Haskell, 2012; Pate, 1988; Secchi & García, 2012). Es probable que esta diferenciación tenga raíz a finales de la década de 1960, con el inicio de la revolución del fitness (Jackson, 2006; Zhu, Mahar, Welk, Going y Cureton, 2011). Si bien se ha intentado separar ambos conceptos, en algunos casos los test utilizados para evaluar la condición física son aplicados en ambos campos (el deporte y la salud). Esto es debido a que el rendimiento físico alcanzado en ese test está relacionado con la salud y también con elementos del rendimiento deportivo. Un claro ejemplo de lo mencionado es el test de 20 m-SRT que es utilizado para evaluar el componente cardiorrespiratorio tanto en el ámbito escolar como en el deportivo (Léger, Mercier, Gadoury y Lambert, 1988).
También es cierto que existen test que tienen aplicación solo en el ámbito deportivo, sin mayor relevancia desde el punto de vista de la salud y que por lo general están orientados a evaluar las habilidades técnicas y destrezas motoras específicas para un deporte en particular.
Condición física relacionada con el rendimiento
Se refiere a las cualidades físicas específicas y a las habilidades necesarias para el desarrollo de una actividad deportiva y competitiva en la que se pretende alcanzar un buen rendimiento deportivo. La condición física relacionada con el rendimiento depende en gran medida de las habilidades motoras, la velocidad, la fuerza muscular, el tamaño y las proporciones corporales, la composición corporal, la potencia y la capacidad aeróbica, la motivación y el estado nutricional (Bouchard et al., 2012). Es preciso aclarar que cada disciplina deportiva presenta características distintivas que hacen que las demandas de cualidades físicas específicas sean diferentes entre uno y otro deporte. También, la condición física relacionada con el rendimiento puede hacer referencia a los atributos físicos necesarios para realizar un trabajo físico en particular o a la preparación física necesaria para la actividad militar.
Condición física relacionada con la salud
Se refiere a aquellos componentes de la condición física que están asociados con la salud y que pueden ser afectados favorable o desfavorablemente por el estilo de vida, pero principalmente por la actividad física y el ejercicio. La condición física relacionada con la salud es definida como un estado caracterizado por la habilidad para realizar las actividades de la vida cotidiana con vigor, y por los rasgos y capacidades que están asociadas con un bajo riesgo para el desarrollo de enfermedades crónicas y muerte prematura (Pate, 1988). Por ejemplo, en los adultos con bajos niveles de fuerza muscular determinada por el test de una repetición máxima (1 RM), en los ejercicios de press de banca (miembros superiores) y prensa (miembros inferiores), la prevalencia e incidencia de síndrome metabólico es significativamente mayor cuando se compara con grupos de personas con mayores niveles de fuerza (Jurca et al., 2004; Jurca et al., 2005). Estos estudios determinaron que en los adultos la fuerza muscular está relacionada de forma inversa y gradual con la presencia de síndrome metabólico, también con un elevado riesgo para el desarrollo futuro de esta enfermedad en personas sanas que presentan bajos niveles de fuerza.
Componentes de la condición física relacionada con la salud
Según Bouchard et al. (2012), los componentes de la condición física relacionada con la salud son el morfológico, el muscular, el motor, el metabólico y el cardiorrespiratorio. En cada componente están incluidos uno o varios factores que deben ser evaluados para conocer el nivel de condición física con respecto a esa área en particular. Por ejemplo, el componente morfológico tiene que ver con la evaluación del tamaño, la forma y la composición del cuerpo. Por esta razón, las evaluaciones incluidas en este componente consisten en mediciones antropométricas y determinados índices que derivan de estas, como por ejemplo el peso y la estatura corporal para calcular el índice de masa corporal, el perímetro de cintura y los pliegues cutáneos utilizados para determinar la obesidad abdominal y general respectivamente.
Las mediciones del peso, la estatura y el perímetro de cintura son las más aplicadas a nivel escolar debido a su fácil administración y viabilidad. En la actualidad, existen otros métodos más exactos para determinar la composición corporal mediante el diagnóstico por imágenes, pero el alto costo de la tecnología, la necesidad de técnicos capacitados y el tiempo que consumen las evaluaciones, hacen que estos métodos —aunque más precisos y válidos— no sean viables para estudios poblacionales.
Sistemas de evaluación de la condición física
En el campo de la educación física, se produjo un cambio de paradigma en la forma de entender el concepto de condición física. Esto originó una diferenciación y un traspaso de la condición física relacionada con el rendimiento hacia la condición física relacionada con la salud (Zhu et al., 2011). Sin embargo, este nuevo paradigma no solo cambió la manera de entender el concepto de condición física, sino que también troncó la forma de entender e interpretar la evaluación de la condición física en el ámbito escolar (Secchi, García y Arcuri, 2016b). Estos nuevos conceptos e interpretaciones llevaron consigo modificaciones en el sistema de evaluación de la condición física; pasaron de la evaluación basada en normas de referencia a la evaluación de la condición física basada en criterios de referencia o en un criterio estándar de salud (Secchi, 2012; Secchi & García, 2013). Estos son los dos sistemas más utilizados hoy en día para interpretar la evaluación de la condición física en el ámbito escolar (Secchi et al., 2016b).
Evaluación basada en normas de referencia
El sistema de evaluación de la condición física basada en normas de referencia consiste en establecer un juicio de valor al comparar el rendimiento de un sujeto con los datos recolectados de una población de referencia, usando una tabla de percentiles de acuerdo con la edad y el sexo. En este sistema de evaluación, es muy importante tener presente que las valoraciones, los juicios y las interpretaciones que realiza el evaluador sobre la medición realizada van a depender de las características del grupo de comparación (Secchi, 2012; Secchi, García y Arcuri, 2016a). De esta manera, si se contrastan los niveles de fuerza de miembros inferiores mediante el test de salto de longitud en adolescentes de nivel escolar, con los de adolescentes deportistas de buen nivel provenientes del atletismo (población de referencia), probablemente los adolescentes de nivel escolar tengan niveles de fuerza significativamente más bajos y puntúen mal en este test debido a que la población de referencia (grupo de comparación) es deportista de buen nivel, físicamente muy entrenada. En este caso, la valoración de la condición física se ve afectada y no sería válida debido a que ambos grupos proceden de diferentes poblaciones. La tabla 1.1 presenta las ventajas y desventajas de la evaluación basada en normas de referencia.
Tabla 1.1. Ventajas y desventajas de la evaluación basada en normas de referencia
VENTAJAS |
Los percentiles son fáciles de interpretar.Permite establecer comparaciones entre estudiantes, cursos, escuelas, provincias, países.Es apropiada cuando el objetivo es analizar el rendimiento relacionado con un deporte en particular.Es de utilidad si el objetivo es detectar talentos deportivos. |
DESVENTAJAS |
En la interpretación de los resultados, el nivel de salud del sujeto no es considerado.Tiende a premiar a los niños y jóvenes que tienen una buena condición física, mientras que potencialmente puede desalentar a aquellos con bajos niveles de condición física.La interpretación depende del nivel de condición física de la población de referencia.Necesidad de confeccionar normas específicas a un contexto demográfico, social y cultural determinado |
Evaluación basada en criterios de referencia
Uno de los problemas de la evaluación basada en normas de referencia es que este sistema de evaluación no contempla el estatus o nivel de salud del sujeto. Es decir, el nivel de condición física calificado como muy bajo, bajo, moderado, alto o muy alto, de acuerdo con las normas no está precisamente relacionado con algún aspecto de la salud de los niños o adolescentes. Por este motivo, surge el sistema de evaluación basada en criterios de referencia donde el rendimiento alcanzado en un test de campo es relacionado con un aspecto o resultado en la salud específico.
Desde el punto de vista de la evaluación de la condición física basada en criterios de referencia y la interpretación de los resultados, es importante aclarar algunos términos y conceptos. De esta manera, el término punto de corte o estándar hace referencia al nivel de condición física mínimo o deseable que debe alcanzar un niño o adolescente en un test de campo. Por otro lado, el concepto criterio hace alusión al parámetro de salud que fue seleccionado para validar ese estándar o punto de corte. Para ejemplificar este asunto, se exponen algunos de los resultados del estudio de Silva, Aires, Mota, Oliveira y Ribeiro (2012) en el que analizaron la capacidad diagnóstica del test de 20 m-SRT para identificar alto o bajo riesgo metabólico en niños y adolescentes portugueses entre 10 y 18 años. El punto de corte o estándar utilizado fue el rendimiento alcanzado en el test de 20 m-SRT (etapa alcanzada). El criterio de salud empleado para validar los puntos de corte fue el riesgo metabólico determinado por cinco parámetros:
1 perímetro de cintura,
2 triglicéridos,
3 glucemia,
4 presión arterial media,
5 HDL – colesterol.
Los resultados de este estudio mostraron que el punto de corte para identificar alto riesgo metabólico en mujeres de 10 a 12 años fue la etapa 3, mientras que para la edad de 13 a 18 fue la etapa 4. En el caso de los varones, los puntos de corte fluctuaron más según la edad en comparación con las mujeres. Para las edades comprendidas entre los 10 y los 12 años, el punto de corte fue la etapa 4, entre los 13 y 15 años; el punto de corte fue entre las etapas 5 y 6. Por último, en el grupo de adolescentes de mayor edad (16 a 18 años) el punto de corte estuvo comprendido entre las etapas 7 y 8.
El FitnessGram fue uno de los primeros programas de evaluación de la condición física escolar de los Estados Unidos en aplicar un sistema de evaluación basado en criterios de referencia (Plowman & Meredith, 2013). Sin embargo, los primeros puntos de corte para la capacidad aeróbica de niños y adolescentes fueron extrapolados y establecidos en base a la evidencia de estudios epidemiológicos realizados en adultos que indicaban una asociación inversa, gradual e independiente entre la capacidad aeróbica y la mortalidad por enfermedades cardiovasculares. Tomando esta información y teniendo en cuenta el consenso general y la opinión de expertos fue como se establecieron los primeros puntos de corte para la capacidad aeróbica publicados por el FitnessGram (Cureton & Warren, 1990).
En un principio, el FitnessGram estableció que un consumo máximo de oxígeno de 42 ml/kg/min fuera el punto de corte para determinar alto o bajo riesgo para la salud en niños y adolescentes varones de entre 5 y 17 años. En este caso, si un niño o adolescente obtenía un valor inferior a 42 ml/kg/min se lo consideraba en riesgo, mientras que si alcanzaba el mismo nivel o un valor superior se lo clasificaba con bajo riesgo. Además, el FitnessGram creó el término zona saludable para identificar a los sujetos que han alcanzado el mínimo nivel de condición física o punto de corte. Por el contrario, al término zona no saludable se lo utiliza para identificar a los sujetos que alcanzaron un nivel de condición física por debajo del mínimo establecido. En la tabla 1.2, se exponen las ventajas y desventajas de la evaluación basada en criterios de referencia (Cureton & Warren, 1990; Plowman & Meredith, 2013; Welk, Laurson, Eisenmann y Cureton, 2011; Zhu et al., 2011).
Tabla 1.2. Ventajas y desventajas de la evaluación basada en criterios de referencia
VENTAJAS |
La interpretación de los resultados permite tener en cuenta el estado de salud del sujeto.El punto de corte establecido es independiente de los cambios que puedan ocurrir en el nivel de aptitud física de una población (no modifican el criterio).El foco está en que el sujeto alcance el mínimo nivel de aptitud física establecido en el punto de corte, que está relacionado consistentemente con una buena salud o menor riesgo para desarrollar una enfermedad.Podría facilitar la motivación de los sujetos con bajos niveles de aptitud física porque el criterio es alcanzable.Basados en un punto de corte, existe la posibilidad de que todos los estudiantes sean clasificados con una condición física saludable. |
DESVENTAJAS |
La posibilidad de clasificar erróneamente a un sujeto en cuanto a su nivel de salud o al riesgo de enfermedad.La validez de los puntos de corte y el criterio de salud utilizado. Los primeros puntos de corte del FitnessGram fueron establecidos arbitrariamente en base a la experiencia y el juicio de expertos sin una sólida base científica.La imposibilidad de comparar el rendimiento de un sujeto en relación con su grado, colegio, provincia o país.No discrimina a los estudiantes que alcanzaron el punto de corte, es decir, entre quienes tienen una buena condición física y quienes tienen una condición física muy buena o sobresaliente.Falta de motivación e incentivo de los sujetos con buena o muy buena condición física (aquellos que alcanzaron el punto de corte) para que desarrollen niveles de condición física más elevados. |
En la actualidad, el FitnessGram ha publicado nuevos puntos de corte para la capacidad aeróbica basados en la presencia o ausencia de síndrome metabólico (Welk, Maduro, Laurson y Brown, 2011). Sin embargo, estos puntos de corte fueron validados a partir de un test submáximo en cinta estimando el VO2max a través de la frecuencia cardíaca. Es importante tener presente que, por un lado, los puntos de corte del FitnessGram fueron validados con un test de laboratorio indirecto y, por el otro, en la escuela, los niños y adolescentes son evaluados con un test de campo indirecto como el test de la milla o test de 20 m-SRT. Según la opinión de los autores de este capítulo, los puntos de corte para el componente cardiorrespiratorio deberían validarse a partir del mismo test de campo aplicado en las escuelas (se sugiere el test de 20 m-SRT) utilizando el rendimiento alcanzado y no el VO2max predictivo para validar los puntos de corte, ya que el consumo de oxígeno predictivo difiere significativamente según el test de campo aplicado o la ecuación utilizada, lo que puede generar grandes diferencias en las clasificaciones o el acuerdo en el diagnóstico (Rode, 2014; Secchi & García, 2013).
Por otro lado, también es necesario contar con estudios longitudinales para validar los puntos de corte para los diferentes test de campo que evalúan los distintos componentes de la condición física (Secchi, García, España Romero y Castro Pinero, 2014). Por esta razón y las mencionadas anteriormente, se sostiene que el sistema de evaluación basado en criterios de referencia se ve limitado por la validez de los criterios aplicados. En la actualidad, existen muy pocos estudios que han publicado y validado puntos de corte utilizando el rendimiento alcanzado en el test de ida y vuelta de 20 m (Silva et al., 2012) y también el VO2max predictivo a partir de este mismo test (Boddy, Thomas, et al., 2012; Mesa et al., 2006; Moreira et al., 2011; Ruiz et al., 2015). Sin embargo, estos estudios se ven limitados por tener un diseño transversal. De acuerdo con las investigaciones realizadas por los autores del capítulo, se sostiene que hoy en día no existen estudios científicos longitudinales que hayan validado puntos de corte para los principales test de campo que evalúan los diferentes componentes de la condición física relacionada con la salud. A este respecto, futuras investigaciones deberían estar orientadas a la profundización de este tema en concreto.
Importancia de la evaluación de la condición física en la escuela
En el ámbito de la educación física, algunos docentes pueden preguntarse lo siguiente: ¿es necesaria la evaluación de la condición física en la escuela?, ¿por qué es importante la evaluación de la condición física?, ¿cuáles son los objetivos de un programa de evaluación de la condición física? Las respuestas a estas preguntas pueden tener varios matices según la perspectiva de análisis. Según la visión de los autores de este capítulo, la inclusión y la aplicación de un programa de evaluación de la condición física en el ámbito escolar puede ser fundamentada desde al menos tres perspectivas:
1 La pedagógica.
2 La salud y su relación con la condición física.
3 El rendimiento académico-cognitivo.
Desde el punto de vista pedagógico, un programa de evaluación de la condición física bien dirigido puede ser una herramienta útil para motivar a los alumnos hacia la autosuperación, aumentar el interés hacia el aprendizaje de nuevos patrones motores, descubrir o redescubrir las aptitudes, las cualidades físicas y las limitaciones personales e incentivar la práctica de actividad física y deportiva (Ardoy et al., 2011). No obstante, como se ha señalado previamente, este programa de evaluación puede ser contraproducente si durante el mismo se manifiestan algunos de los siguientes factores (Secchi et al., 2016b):
La evaluación ocupa un lugar muy importante durante el año escolar.
El número de test es elevado o la evaluación se extiende demasiado.
Las pruebas no están estandarizadas.
Se realizan mediciones muy imprecisas.
No hay transferencia de los resultados hacia los alumnos y sus familias.
Desde el punto de vista de la salud de los alumnos, la aplicación de este tipo de evaluación en la escuela puede fundamentarse sobre un cúmulo importante de estudios científicos que corroboran la relación que existe entre una buena condición física y diferentes parámetros biomédicos. Las investigaciones en esta área pueden derivar de estudios transversales, longitudinales e intervenciones realizadas en el ámbito educativo para determinar los efectos de los mismos sobre la salud y la condición física de niños y adolescentes.
En un estudio de revisión sistemática de la literatura, Ortega, Ruiz, Castillo y Sjöström (2008) mostraron que existe fuerte evidencia que indica que la condición física cardiorrespiratoria está asociada de manera inversa y significativa con la adiposidad total y abdominal cuando la composición corporal fue determinada con índices antropométricos y también con estudios de referencia como la Absorciometría Dual por Rayos X, la Tomografía Axial Computada y la Resonancia Magnética (Ortega, Ruiz et al., 2008). Además, tanto la condición física aeróbica como la fuerza muscular están asociadas con establecidos y emergentes factores de riesgo cardiovasculares, tales como la presión arterial, los triglicéridos, LDL-colesterol, HDL-colesterol, la glucemia, algunas proteínas inflamatorias, la proteína C reactiva y la homocisteína. Por otro lado, los beneficios de la condición física en la salud son específicos de los sistemas y órganos involucrados. Por ejemplo, las mejoras en la fuerza muscular y la velocidad/la agilidad tienen un efecto más positivo sobre la salud ósea que sobre la condición física aeróbica. La evidencia indica que las mejoras en la condición física aeróbica y la fuerza muscular son recomendadas en la población pediátrica con cáncer debido a que atenúan la fatiga y mejoran la calidad de vida de estos pacientes. Por último, en el trabajo de revisión mencionado se resaltó la relación entre la condición física y la salud mental. Si bien son escasos los estudios en esta temática, la evidencia existente muestra que los programas de ejercicio que producen mejoras en la condición física aeróbica producen beneficios psicológicos a corto y largo plazo en relación con la ansiedad, la depresión y la autoestima.
Ahora bien, otra de las preguntas que varios investigadores se han planteado es la siguiente: ¿existe relación entre la condición física en la niñez y en la adolescencia, y la buena salud o la enfermedad en la adultez? Otro estudio de revisión sistemática de la literatura publicado por Ruiz et al. (2009) posibilitó entender, a la luz de evidencia científica procedente de estudios longitudinales, cuál es la relación entre la condición física y la salud futura de niños y adolescentes. A partir de la evidencia de cuarenta y dos estudios científicos seleccionados, los autores llegaron a las conclusiones sintetizadas en la figura 1.3.
Figura 1.3. Relación entre la condición física en la niñez o en la adolescencia, y diferentes parámetros de salud en la adultez. Adaptado de Ruiz et al. (2009).
Fuerte evidencia científica indica que altos niveles de condición física aeróbica en la niñez y en la adolescencia están asociados significativamente con un perfil cardiovascular saludable en la adultez. Además, altos niveles de fuerza muscular durante la niñez y la adolescencia están inversamente relacionados con cambios negativos en la adiposidad general durante la edad adulta (menores niveles de adiposidad). En tercer lugar, una composición corporal saludable en la niñez y en la adolescencia se asocia fuertemente con un perfil cardiovascular saludable en la adultez y un bajo riesgo de muerte prematura. Por último, existe una moderada evidencia que indica que altos niveles de condición física aeróbica en la niñez y en la adolescencia reducen el riesgo de desarrollar síndrome metabólico, arterial stiffness (dureza y rigidez de las paredes arteriales) y disminución de los niveles plasmáticos de lípidos y lipoproteínas en el futuro.
Desde la perspectiva del rendimiento cognitivo-académico, un creciente número de investigaciones se ha dirigido a estudiar la relación entre la condición física, la actividad física y los cambios anatómico-funcionales a nivel cerebral, los comportamientos, los estados de ánimo y las habilidades cognitivas como el lenguaje, la escritura, la memoria, la concentración y los logros académicos, por mencionar algunas. La Sociedad de Medicina del Comportamiento en los Estados Unidos (Society of Behavioral Medicine) sostiene que existe un compendio de estudios que indican que la actividad física regular y los incrementos en los niveles de condición física de los niños mejoran las funciones cognitivas, influyen en el cerebro y en el estado de ánimo de los mismos (Buscemi et al., 2014). Además, una mejor condición física y mayor práctica de actividad física regular se asocian con una mejora en los promedios y resultados de los exámenes estandarizados. Sin embargo, este posicionamiento señala que a pesar de la evidencia documentada, estudios poblacionales de larga escala y con muestras representativas de los Estados Unidos indican que solo el 4 % de las escuelas primarias ofrecen clases de educación física diaria; quizás lo más llamativo sea que menos de la mitad de las escuelas proporcionan recreos en los que se puedan implementar estas prácticas (Buscemi et al., 2014).
Paradójicamente, muchas escuelas, con el objetivo de mejorar los promedios de las pruebas o exámenes estandarizados, optan por disminuir o eliminar las clases de educación física y los recreos para centrarse en la instrucción académica. Como resultado, los escolares permanecen más tiempo sentados en el aula, lo cual perjudica su concentración y atención. De esta manera, la reducción de la actividad física diaria y los recreos en la escuela pasan a ser un factor contraproducente para los niños, que puede impedir o retrasar el desempeño de determinadas funciones, así como limitar el rendimiento académico de los jóvenes (Buscemi et al., 2014).
Recientemente, Esteban-Cornejo et al. (2014) estudiaron la influencia independiente y combinada de varios componentes de la condición física relacionada con la salud sobre el rendimiento académico en 2038 niños y adolescentes de entre 6 y 18 años. En dicho estudio, la condición física fue evaluada con el test de 20 m-SRT m para determinar el componente cardiorrespiratorio, y el test de velocidad/agilidad 4 x 10 m de ida y vuelta fue utilizado para valorar el componente motor. También, fueron empleados los test de salto de longitud y fuerza de prensión manual con dinamómetro para evaluar el componente muscular. El rendimiento académico se evaluó a través de los registros escolares al final del año académico. Para definir el rendimiento académico, se utilizaron cuatro determinantes relacionados con las notas individuales y el promedio en las materias Matemáticas y Lengua, como también la calificación promedio anual. Los principales resultados de este estudio mostraron que el test de 20 m-SRT (componente cardiorrespiratorio) y el test 4 x 10 m (componente motor) estaban relacionados de forma independiente y combinada con el rendimiento académico. Sin embargo, la fuerza muscular no estuvo asociada con el rendimiento académico independientemente de los otros dos componentes de la condición física. Adicionalmente, e independientemente de los niveles de adiposidad, el componente motor estuvo más fuertemente relacionado con el rendimiento académico que el componente cardiorrespiratorio. De esta manera, este estudio amplía el conocimiento en relación con la condición y el desempeño académico. La inclusión de actividad física que involucre ejercicios de velocidad, agilidad, coordinación y equilibrio durante las clases de educación física podría tener un mayor efecto sobre las habilidades cognitivas que el resto de los componentes de la condición física.
La Sociedad de Medicina del Comportamiento realiza expresamente una serie de recomendaciones en cuanto a la relación entre la actividad física, la condición física y el rendimiento académico (Buscemi et al., 2014). Al respecto, se indica que las escuelas primarias deberían tener en cuenta las siguientes acciones:
1 Proporcionar una hora de actividad física diaria de intensidad moderada a vigorosa durante las horas lectivas.
2 Incluir descansos activos en el aula.
3 Incorporar la actividad física en el currículo académico.
4 Impartir clases de educación física.
5 Proporcionar recreos activos.
La evidencia presentada en las secciones anteriores del presente capítulo fundamenta desde el punto de vista pedagógico, y desde la perspectiva de la salud y el rendimiento académico-cognitivo, la necesidad y la importancia de incluir el monitoreo de los niveles de condición física en el marco escolar.
En relación con una de las preguntas planteadas en la introducción del presente capítulo sobre el papel que cumple la evaluación de la condición física frente al problema de los bajos niveles de condición física, la obesidad y las emergentes enfermedades crónicas presentes en edad pediátrica, es importante aclarar que si bien la evaluación de la condición física puede tener varios objetivos, su propósito principal es el de actuar como un espejo; es decir, que la misma es fundamentalmente una herramienta diagnóstica que nos muestra la situación actual de salud de la población escolar, pero que en sí misma no tiene el poder de revertir o atenuar los problemas mencionados anteriormente. Es curioso notar cómo un mayor conocimiento en el área de la salud y la condición física no implica necesariamente un cambio de conductas que permitan mantener y mejorar la condición física. Asimismo, a pesar de la evidencia de los beneficios que aporta una buena condición física en la salud y también en el desarrollo cognitivo de niños y adolescentes, es llamativo observar cómo las políticas educativas en varios países no proporcionan demasiadas soluciones al respecto.
La evidencia documentada en este capítulo proporciona los fundamentos de peso que permiten sustentar la importancia de medir a los alumnos a través de una batería de test de condición física relacionada con la salud. El concepto de batería de test de condición física y su aplicación en el marco escolar es un tema que será abordado en los próximos capítulos.
Referencias del capítulo 1
Ardoy, D. N., Fernández Rodríguez, J. M., Ruiz, J. R., Chillón, P., España Romero, V., Castillo, M. J. y Ortega, F. B. (2011). Improving Physical Fitness in Adolescents Through a School-Based Intervention: the EDUFIT Study. Revista Española de Cardiología, 64(6), 484-491. doi: 10.1016/j.rec.2011.02.010
Boddy, L. M., Fairclough, S. J., Atkinson, G. y Stratton, G. (2012). Changes in Cardiorespiratory Fitness in 9-to 10.9-Year-Old Children: SportsLinx 1998-2010. Medicine and Science in Sports and Exercise, 44(3), 481-486. doi: 10.1249/MSS.0b013e3182300267
Boddy, L. M., Thomas, N. E., Fairclough, S. J., Tolfrey, K., Brophy, S., Rees, A., Knox, G., Baker, J. S., Stratton, G. (2012). ROC generated thresholds for field-assessed aerobic fitness related to body size and cardiometabolic risk in schoolchildren. PLoS One, 7(9), e45755. doi: 10.1371/journal.pone.0045755
Bouchard, C., Blair, S. N. y Haskell, W. (Eds.). (2012). Physical Activity and Health. 2.nd ed. U. S.: Human Kinetics.
Buscemi, J., Kong, A., Fitzgibbon, M. L., Bustamante, E. E., Davis, C. L., Pate, R. R. y Wilson, D. K. (2014). Society of Behavioral Medicine position statement: elementary school-based physical activity supports academic achievement. Translational Behavioral Medicine, 4(4), 436-438. doi: 10.1007/s13142-014-0279-7
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