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ОглавлениеLa piedra de Rosetta
Mohammed está contento de tener una amiga europea. Tiene interés en que conozca no sólo el Egipto actual, sino también el de los faraones, siempre tan fascinante.
Era tan grande el deseo de Mohammed de que su amiga conociera las maravillas de Egipto, que casi antes de que María deshiciera las maletas ya le estaba hablando de su querido país.
—Napoleón intentó conquistar Egipto en 1798. Su aventura guerrera sólo duró dos años. Pero quedó admirado de lo que aquí vio. A partir de 1800, un grupo de sabios empezó a sentir interés por Egipto.
»Este país era un misterio. La lengua que hablaba la gente no tenía nada que ver con los signos que se encontraban en las piedras y en los papiros, que son, como sabes, los rollos de papel en los que escribían nuestros antepasados...
—Sí, ya sé que hace miles de años cada dibujo representaba una idea: la fuerza, la humildad... —le contesta María.
—La vida del antiguo Egipto se empezó a conocer cuando se descubrió una piedra en Rashid, la piedra de Rosetta. Estaba escrita en griego y con signos que significaban ideas: el lenguaje jeroglífico. El sabio francés Champollion, que acompañaba al ejército de Napoleón, pudo llegar a entender cada signo, comparándolo con las palabras griegas. Así se pudieron leer los signos grabados en las columnas de los templos egipcios. Y la humanidad pudo conocer la vida y las costumbres de una época fascinante.