Читать книгу La religión socialista. Los malhechores del bien - Jesús Ángel Murco Cacho - Страница 9
Оглавление¿ES EL SOCIALISMO UNA RELIGIÓN?
Existen muchas definiciones sobre la religión y según se utilice una u otra su relación con el socialismo difiere o se aproxima. Como muy bien defendía Jung, las demostraciones de la existencia de dios, caen dentro no del mundo físico sino del psicológico, y en él nos adentraremos. Una religión es una doctrina o sistema cultural formado por una serie de principios, creencias y prácticas que afectan al comportamiento de los seres humanos en un intento de aplacar nuestros miedos internos o de hacernos más llevadera la existencia. La religión es un proceso evolutivo de las personas y de las sociedades que surge espontáneamente o guiado por alguien. Nuestros ancestros veneraban al sol, a la luna, al viento, en un deseo de protegerse de lo desconocido; el temor y el miedo siempre ha sido el nexo de unión que hace que las personas se unan en grupos con el mismo pensamiento para poder sobrellevar la vida lo mejor posible. Con la llegada de las religiones monoteístas, un solo dios, se dio un gran salto evolutivo en la humanidad que dura hasta nuestros días. De ese dios protector y creador se generó todo un entramado teológico que ha guiado a la civilización occidental hasta nuestros días. La diosa razón, que dirige el pensamiento racional y su mayor expresión, la ciencia y su método científico, viene a sustituir al antiguo dios pero el proceso es lento y a veces traumático. Cuando las personas en general que se rigen por la razón, o los científicos en particular, manifiestan su ateísmo no saben lo que dicen, simplemente han dejado de seguir a un dios sustituyéndolo por otro, en este caso una diosa, la razón. Los agnósticos, que no saben, desconocen, o no les interesa el tema de dios, son más coherentes.
El filósofo Karl Marx consideraba que la religión adormecía el raciocinio de la gente y así se convertían en personas manipulables en manos de los dirigentes religiosos, vivían en un estado hipnótico, el opio del pueblo, la clase dirigente se aprovechaba de los oprimidos que aceptaban la esclavitud. Él ideó el marxismo para evitar estos síntomas y lo que logró, especialmente sus seguidores y divulgadores, es justo lo contrario, aumentar la manipulación, y el opio del pueblo se transformó en una droga todavía más adictiva y peligrosa, una nueva religión, o una nueva ideología religiosa, más dura que las existentes y con unas consecuencias terribles para las personas y las sociedades.
La religión intenta explicar el origen y el sentido de nuestras vidas y consideran a dios como el padre creador y controlador del mundo. El religioso tiene un sentimiento contrapuesto; por un lado siente veneración ante este ser protector y a la vez sienten temor ante este ser omnipotente que ejerce un control psicológico sobre el creyente difícil de superar. El religioso socialista se comporta de igual manera que sus afines de las distintas religiones. Siente adoración por su dios, más adelante descubriremos quién es, y sus representantes en la tierra, pero a la vez lo teme porque sabe de lo que son capaces de hacer sus guiadores si no sigues sus normas o mandamientos.
La religión se practica comúnmente con otros creyentes obteniendo así la sensación de pertenecer a un grupo con ideas afines, formando una serie de creencias y prácticas que refuerzan la cohesión de las personas. Los religiosos socialistas no son menos y en grupo se superan a sí mismos, su vida cobra sentido, el que le han impuesto en su mente y del que no han sido conscientes de su inoculación.
La religión está basada en principios, creencias y prácticas morales que unen a los seguidores en el mismo camino, todos juntos y felices. En el socialismo el comportamiento es similar, varían ligeramente las manifestaciones de su teología, el conocimiento que tienen sobre su dios, si no fuera así no habría diferencias entre las religiones y seguiríamos todos la misma, pero si alguien lo ve desde fuera es capaz de darse cuenta de las similitudes. El socialismo, como todas las religiones, pertenecen al nivel mítico de desarrollo social e individual y como mito que es, según Mircea Eliade, “su función es revelar modelos y proporcionar así un significado al mundo y a la existencia humana… es una exposición falsa que describe algo verdadero.”
Por medio de la religión, los creyentes buscan una conexión con lo sobrenatural, con algo superior a ellos, que les genere satisfacción y así superar los pesares y lograr la felicidad. Esta conexión con lo sobrenatural, en el caso de los religiosos socialistas, es una conexión con lo terrenal, su paraíso, donde moran y morirán. Es en la tierra y no en el cielo donde se manifestará todo su gozo, desprecian la vida del más allá, no existe nada más allá de la muerte, lo que les obliga a llevar una vida en la tierra con una perspectiva diferente a la de los demás religiosos, que creen que esta vida es un paso hacia un mundo mejor, más allá de la vida. Este mundo mejor, el único que existe para un religioso socialista, no es algo sobrenatural, sino terrenal, y se aplicarán en que los hombres disfruten de su paraíso terrenal siguiendo sus normas, quieran o no. La religión ayuda a los hombres a afrontar el momento de la muerte, pero para un religioso socialista, la muerte no se debe tener presente nunca, sería el fin de su paraíso, por esto crearon una nueva religión apartada de un final tan sin sentido para ellos.
La pseudoreligión de la Cienciología afirma que “los tres criterios que los teólogos expertos de todo el mundo utilizan por regla general para determinar el carácter religioso de un grupo son:
1. la creencia en una realidad máxima, como el Ser Supremo o la verdad eterna, que transciende el espacio y el tiempo del mundo seglar.
2. prácticas religiosas dirigidas hacia la comprensión y consecución de dicha realidad máxima, o la comunión con esta realidad máxima.
3. una comunidad de creyentes que se congregan para la búsqueda de tal realidad máxima”.
Comparándola con la religión socialista, ese Ser Supremo, el Gran Hacedor, no tiene barbas y no está vestido de blanco, pero existe, y no es sobrenatural, sino muy terrenal; la realidad máxima o verdad suprema a la que se refieren los cienciólogos también está presente en los socialistas, el triunfo de las metas del socialismo en la tierra, la aplicación de sus mandamientos en el paraíso terrenal; pero nada de ello se lograría sin la comunidad de creyentes socialistas dispuestos a todo para que su utopía sea una realidad.
Daniel J. Flynn escribe: “El acto de abandonar una idea cuando la evidencia indica lo contrario es casi excepcional. La evidencia contraria en las Ciencias Sociales y en Humanidades tiene por lo general, el efecto contrario: Los devotos se aferran a su teoría. Y como resultado, pierden el contacto con la realidad. Cuando uno se aferra a su ideología obligatoriamente se libera de los hechos y se convierte en un bobo intelectual... La adhesión automática a la ideología niega el pensamiento crítico. Es la vanidad del intelectual que se cree tan inteligente que no necesita pensar. La ideología le da una respuesta fija a ideas, personas y hechos. La ideología convierte a gente inteligente en tonta, creando así el bobo intelectual.”
La secularización, el retroceso de los valores religiosos, parece evidente sobre todo en los países occidentales. El desarrollo de las sociedades, con el avance de la ciencia, la tecnología y la economía global, hace que los jóvenes especialmente se alejen de la religión como elemento aglutinador de la sociedad y busquen nuevas vías de unión entre ellos y la sociedad moderna en la que han nacido. El avance de la diosa razón es imparable. Pero de nada sirve esta inevitable evolución si los jóvenes confunden al socialismo como la gran alternativa a las viejas religiones volviendo a caer en otra religión más que hará confundir sus valores.
¿Es el socialismo una ideología que se puede equiparar a la religión? Veámoslo:
Hay quien considera que el socialismo, en lugar de ser una religión, o de comportarse como una de ellas, o de ser una pseudoreligión (Cienciología, Teosofía, New Age, etc), es una ideología: “la ciencia que estudia las ideas y sus orígenes. Una ideología es un sistema de ideas, creencias y sentimientos, consideradas verdaderas que explican el mundo, guían nuestra forma de pensar y son ampliamente compartidas por un grupo social en una sociedad determinada. Una ideología es un sistema de ideas fundamentales que definen un modo de pensamiento político, religioso, cultural, etc, propias de una persona o de una colectividad”. También hay quien considera al socialismo como una ideología colectivista que se diferencia de la religión, que también es colectivista, en que el socialismo es secular, alejado de todo lo divino.
En realidad, una ideología es una religión inconfesada, oculta los dogmas que contiene, a diferencia de la religión que los muestra aceptándolos por la fe. Se la puede considerar una forma secularizada de la religión que quiere ocupar su lugar, eliminado todo aspecto religioso. Para Karl Marx, es una herramienta de control social que elimina la libertad a los hombres transformándolos en parte de una masa manipulable, el proletariado no sabe lo que le conviene y necesita de líderes que les guíen. Entre esta definición y lo que entendemos por religión poca diferencia existe. Debemos tener la mente lo suficientemente abierta para poder ver que las diferencias existentes entre las religiones e ideologías son insignificantes comparándolas con su esencia: dominar el mundo y a las personas que lo habitan haciéndoles alegres partícipes de esa dominación que más tarde sufrirán.
¿Es el socialismo una secta del cristianismo, una herejía del cristianismo, una religión degenerada proveniente de él, una nueva interpretación de la religión cristiana, a manera de la religión protestante, con unas características particulares? Veámoslo:
Una herejía es una oposición frontal a la religión cristiana, un hereje es quien se enfrenta directamente a la religión dominante. Una secta es un conjunto de seguidores de una doctrina religiosa o ideología concreta, un grupo que se separa, en este caso de la religión madre que es el cristianismo, transformándose en herejes de la religión madre. Para un católico del siglo XVI el protestantismo era una herejía; para un musulmán, un católico es un hereje; para un socialista, un fascista o un nazi es un hereje. El socialismo nació claramente como una ruptura total con la religión cristiana y la sociedad que generó, es por tanto una herejía del cristianismo y sus seguidores formaron una secta que con el paso del tiempo ha dado lugar a toda una nueva religión con todos sus ritos y diversas manifestaciones, religión de la que surgieron otras dentro del mismo grupo como el fascismo, nacismo, maoísmo, populismo, etc. Lo que hoy es secta, mañana será ortodoxo, escribió Hermann Hese.
Las sectas se caracterizan por afirmar estar en posesión de la verdad de una manera estricta e irracional y la dan a conocer a sus seguidores formando un grupo de elegidos, tratan de hacerles ver claro, comprender lo incomprensible, orientarles en el sin rumbo que para muchos es la vida. El que está en una secta, no se da cuenta de ello, de nada sirve explicarle que está siendo utilizado, su espíritu crítico ha desaparecido, es necesario que el primer paso para salir de la secta lo dé el afectado. Tener dudas, ese es el inicio para salir de un movimiento controlador ya sea religioso, cultural, etc. Si no tienes dudas, si crees ciegamente en las ideas que te han implantado, salir de esa mentira será casi imposible.
La religión socialista actúa como una Iglesia, lanza sus consignas y sus seguidores las siguen sin rechistar, sin pensar, acatando los mandamientos impuestos y verdaderos. No hay posibilidad para la reflexión, el que duda es peligroso y no merece estar entre ellos, sería eliminado y avergonzado públicamente. De todo esto solo se puede dar cuenta uno con el tiempo, cuando ha evolucionado y no sigue ya cualquier mensaje ni ideología impuesta. Salir de este infierno supone para los demás el encasillamiento en la ideología contraria: eres un fascista, reaccionario, intransigente, inhumano, te has echado a perder, etc, y entras en una situación preocupante porque no te comprenden ni quieren comprenderte, pasas a ser su enemigo. Cuando uno cree en dios, ¿cómo va a osar siquiera poner en duda su existencia? ¿Cómo va a intentar comprender un mensaje tan radical? Este proceso tiene que surgir desde dentro de cada uno, verlo claro significa que la mutación ha ocurrido, que la evolución imparable ha emergido. Esa mutación que te hace salir de la infancia a la adolescencia y de esta a la edad madura.
En el reino mítico, en el que mucha gente está y del que provenimos todos, emergen los nacionalismos, las religiones, las ideologías, etc, como escribe el filósofo Edgar Morin: “Nuestro cerebro crea mitos que se apoderan de nuestro cerebro”. Lo normal es que naciéramos en un ambiente propenso a la religión ya sea por su presencia o por su ausencia. Uno se hace o le hacen católico, musulmán, judío, etc, y trata de llevarlo lo mejor que puede. En unos casos impregna tanto en su mente y su corazón la religión que con verdadera devoción y fe la defiende, respeta y ama. Muchas de estas personas religiosas entran en el reino racional sin tener muy presente el aspecto mítico de la religión. La razón les advierte de la irracionalidad de la religión, del lastre que significaría intentar evolucionar con esa pesada carga. Pero la religión suele ir adherida a la infancia, a buenos recuerdos, al descanso de dejar tus preocupaciones y pesares en manos de otro, dios, de las compañías solidarias, de los ambientes festivos y de recogimiento. Mucho que perder como para abandonarlo. Así que llegan a ser grandes médicos, abogados, ingenieros, ministros, actúan de forma racional, son grandes profesionales, pero existe un tema que no debe ser tocado porque pertenece a su esencia más íntima, primitiva e inconsciente, su religión. No quieren pensar en ello pues temen sentirse vacíos y perdidos. El demonio les acecha por doquier y deben estar alerta. Suelen ir juntos y apoyarse unos a otros, su grupo está formado y qué bien se sienten en él. Si intentas hacerles ver que se puede vivir en el mundo racional sin la religión mítica, se sentirán ofendidísimos y si insistes te atacarán y te despreciarán por ello.
Cuando uno es joven, la mal llamada izquierda, la religión socialista, te vende a esas edades justo lo que necesitas y tú lo coges sin pensarlo. “Nosotros queríamos embaucarle. Pero usted deseaba ser embaucado” le dijeron en la China de Mao al historiador Jonathan Mirsky cuando se desenamoró del comunismo chino. Te dicen que en la religión socialista (ellos desconocen que es otra religión) está la libertad, la cultura, el amor libre, los buenos principios, los líderes carismáticos. Eugéne Ionesco describió este cambio en los nuevos adictos: “Es como si hubiese asistido a transformaciones. He visto a gentes metamorfearse. He comprobado, he seguido el proceso de la mutación, veía cómo hermanos, amigos, se convertían progresivamente en extraños. He sentido cómo germinaban en ellos una nueva alma; cómo una nueva personalidad sustituía a su personalidad… Mira toda esa gente en las calles, ya no tienen cerebro; en su lugar está el lodo de la propaganda; otra propaganda llenará su cabeza con otro lodo”.
Si dios no existe, todo está permitido, escribió Dostoyevski, qué mejor mensaje para jóvenes deseosos de aventura, el problema es que ese dios existe, lo transformaron a su conveniencia para que ejerciera como tal. Con ello formas grupos que necesitas para relacionarte y divertirte. Los recuerdos que tienes al paso de los años te hacen presente estas cualidades, perteneces a algo importante, trascendente, que merece la pena luchar por ello, las anteojeras ideológicas te impiden ver más allá. El arma principal para llegar a ti es el lenguaje que se comporta como un virus que parasita los cerebros de las personas y que reescribe conexiones cerebrales que anulan el pensamiento crítico, por eso los religiosos son expertos en el uso del lenguaje y lo utilizan para sus fines.
Al igual que con las demás religiones, los socialistas pueden llegar a ser grandes profesionales en el reino de la razón, pero ellos saben que su religión mítica es lo más importante, a ella se deben en cuerpo y alma. Si intentas hacerles ver los errores de sus planteamientos no los aceptarán, te tildarán de fascista o derechista, es decir, su demonio, al que hay que vigilar y si es posible destruir. Como escribió Antonio Machado: “Toda visión requiere distancia, no hay manera de ver las cosas sin salirse de ellas.” El problema es que los religiosos están dentro y no quieren ni saben salir, arremetiendo contra los que desde fuera intentan poner una luz en la oscuridad.
Muchos socialistas se ufanan de no ser religiosos, el opio del pueblo no va con ellos. Es difícil hacer ver a los socialistas que ellos son igual de religiosos que los cristianos, musulmanes o judíos. La nueva religión, llamada de otras formas religión ética o política, credo laico, fe civil, la nueva fe, etc, les proporciona gran paz y bienestar, es la utopía, hacia donde se dirigen, su norte, el sentido de sus vidas. Alcanzarlo es su meta y harán todo lo que esté en su mano para lograrlo, ya sea por medio del continuo lavado de cerebro de las masas o incluso por la violencia si esto no sirve. Esta búsqueda produce en ellos, especialmente en los líderes, una satisfacción enorme, sienten que su vida tiene sentido, ellos están en posesión de la verdad y quieren hacer partícipes de ella al resto de los seres humanos, aunque ellos no quieran, está en juego su utopía, su dios, y su satisfacción personal, su salvación eterna. El proselitismo no lo pueden evitar. Si para los socialistas la religión es el opio del pueblo para el filósofo Raymond Aron el socialismo es el opio de los intelectuales. La filósofa Simone Weil ya notó el parecido entre la religión y el socialismo: “El marxismo es toda una religión, en el más impuro sentido de la palabra. Tiene en común con todas las formas inferiores de la vida religiosa el hecho de haber sido continuamente utilizado, según la expresión exacta de Marx, como un opio del pueblo”.
La vida es maravillosa en la búsqueda de la utopía socialista, buscan la igualdad entre los hombres, el ser más honrados y buenos; se debe cuidar la naturaleza y los animales, pues su utopía está en la tierra, no en el cielo; la paz es necesaria a toda costa para poder desarrollar ese buenísimo que tanta satisfacción les produce a sus conciencias y la guerra sólo les parece bien cuando deben defender su visión de la vida, todo aquel que se desmande de ella, debe ser reconvertido o eliminado. Se sienten mejor en compañía, cuanto más sean mejor, están en el camino, no están equivocados, desconfían de las personas individuales, no son manejables, van por libre, y la libertad sólo es posible en compañía de todos. Forman sus camarillas, como hacen las religiones, donde organizan el proceso. Como el mensaje es único, aparecen las discrepancias y celos, formándose grupos que alejan la utopía apareciendo otras herejías que deben ser eliminadas, las peleas entre las distintas sectas religiosas en los socialistas son furibundas. Para manejar a las masas necesitan un fuerte control de las mismas pues si no estaría en grave riesgo la unidad religiosa o ética. El hombre pierde su libertad por una misión superior, la utopía.
Escribe José María Marco: “Muchas veces me he preguntado por qué tardé tanto en salir del universo de la izquierda en el que estuve instalado durante mucho tiempo. La respuesta es, probablemente, porque aquel universo me ofrecía todas las claves necesarias para vivir, excluyendo – es decir, censurando - al mismo tiempo todo lo que entrara en contradicción con aquella visión del mundo. Dejar de ser de izquierdas no quiere decir, desde esta perspectiva, hacerse de derechas. Quiere decir dejar de comulgar con una secta que ordena la vida a la gente, le dice lo que debe y lo que no debe pensar, incluso lo que debe ver y escuchar. Es el mundo perfecto, aunque provoque la ruina institucional y económica del país donde se asienta… La salida de la secta es larga y requiere esfuerzo por parte de quien decide romper con ella, habrá que mostrarse paciente con quienes siguen encandilados.”
La sociedad occidental está basada en otra religión, la cristiana. Esta es el foco de sus iras, hay que destruirla, si es posible, poco a poco, sin que apenas se note. A las nuevas generaciones hay que educarlas en su mensaje, no en el otro, a los mayores hay que despreciarlos, pues la mayoría son irrecuperables. Hay que apoyar a los movimientos minoritarios que han sido apartados por el viejo orden para que se sientan cómodos en el nuevo, hay que socavar las raíces del viejo orden para que florezca el nuevo, para ello hay que apoderarse de los medios de comunicación y de la educación a todos los niveles. Esta labor continua debe pasar desapercibida, una vez lograda el camino será más fácil. Se debe despreciar la historia del viejo orden como vergonzante y odiosa, el patriotismo es algo del pasado que pertenece a la vieja visión del mundo, la nueva patria será la universal, la utópica sociedad socialista donde todos los países y hombres vivan hermanados y unidos, todos juntos, no divididos por países o etnias.
Los ritos religiosos permanecen pero de distinta forma, parecen nuevos pero son los mismos, la adoración del líder, la comunión de las personas en actos humanitarios y sociales, la celebración de fiestas que representan otros protagonistas y hechos a los de la vieja historia y la vieja religión. El infierno existe, y no esta en las profundidades de la tierra en contraposición al cielo, están los dos en la tierra, el cielo para los elegidos y el infierno para todos los demás. Como indica el filósofo Saladín: “Utilizan los ritos colectivos para someter a sus súbditos y son puestos en práctica por sus servicios de propaganda, expertos en el culto a la personalidad y en las manifestaciones de masas. Los símbolos deben colocarse en todos los espacios públicos y privados… los jefes son infalibles; no lo ven ni lo oyen todo, como dios, pero sus espías y policías políticas se encargan de ello”.
Y las personas racionales, los históricamente cristianos, más que religiosamente cristianos, como definió Patrick Buisson, ¿qué pueden hacer ante la continua avalancha de actos religiosos de unos socialistas que creen estar por encima del bien y del mal y que van a organizar tu vida, quieras o no, para instituir la virtud sobre la tierra? “Cuando se quiere que los hombres sean buenos y sabios, libres, moderados y generosos, se llega fatalmente a querer matarlos a todos… el gobierno revolucionario se fundamenta en la virtud y el terror… la república consiste en la destrucción de todo lo que se le oponga” decía el escritor francés Anatole France. “Amar tanto al pueblo suele traer como consecuencia el deseo de controlar hasta el más pequeño de sus movimientos para que no se haga daño a sí mismo…” remarca el escritor Jesús Lainz.
Todos los que han salido del mundo mítico de las religiones otra vez tienen que estar alerta ante la llegada de esta religión que lleva más de doscientos años intentando cambiar nuestra sociedad y a los que la formamos. El cristianismo es la religión de la salida de la religión, como explicó Christian Roubeux, el cristianismo está en retirada, ha dado paso a la razón, el islam está en plena guerra interna y contra la sociedad occidental de base cristiana, el socialismo, siempre alerta, reinterpretándose cada vez, buscando los puntos débiles de nuestra sociedad, engañando a la gente con su mensaje falso. Ya Gandhi nos lo advirtió: “Desconfío de los que proclaman su fe a los demás, sobre todo cuando quieren convertirlos.”
El filósofo Ignacio Sánchez Cámara escribe lo siguiente: “En tiempos de la Revolución Francesa, advirtió Condorcet de un nuevo peligro para la libertad del individuo. Consiste en que quienes ostentan el poder temporal aspiren a fundar un nuevo culto cuyo objeto es el propio Estado, sus instituciones o sus representantes. «Los mismos que quisieron liberar a los hombres del yugo de la religión se arriesgan a convertirse en servidores de un culto no menos opresivo. A partir del momento en que es el poder el que dice al pueblo lo que hay que creer, nos encontramos con “una especie de religión política”, apenas preferible a la anterior»”.
El socialismo está en el mismo nivel mítico que las religiones y actúan de forma muy similar, su relación con el Islam también es importante. Leyendo a Guillermo Elizalde se observa muy claramente esta relación: “Aunque el socialismo se presenta como doctrina de librepensamiento, progreso y secularización, es decir, como una aparente antítesis del islam, las afinidades entre ambos son notables. Durante un tiempo, cuando el musulmán bolchevique Sultán Galiyev trabajaba para extender el socialismo a las poblaciones islámicas, pareció que el islam iba a ser un instrumento de la expansión mundial del socialismo. Pero el fenómeno se invirtió tras la caída del Muro de Berlín, y el socialismo puede convertirse ahora en la antesala de la islamización de Occidente. El socialismo es una ideología y el islam una religión, pero eso no entorpece sus mutuas conexiones. Hace tiempo que Proudhon demostró la naturaleza teológica del socialismo, y desde Mahoma hasta Savid Oqud el islam funciona como una ideología. Es legítimo, pues, comparar socialismo e islam...Tanto en el socialismo como en el islam, los medios para alcanzar estas promesas liberadoras pasan por la revolución y su necesaria ración de violencia”. Basta recordar a los negros norteamericanos de los años sesenta, cómo cayeron en el islam pensando que era su camino y fue la vía de entrada en el socialismo más radical, Malcom X, Luterth King, Mohamed Alí, y tantos otros, hoy y siempre.