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Ver lo que los demás no ven: Sonicbids

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En una sociedad como la nuestra obsesionada por la imagen y aferrada a cualquier cosa que digan o hagan unos cuantos personajes famosos, es fácil olvidar que existen cientos de miles de artistas con talento que pasan casi desapercibidos. Para todos estos músicos, cantantes, actores, prestidigitadores y demás, hacerse notar y encontrar trabajo es a menudo una tarea muy ardua.

Afortunadamente, un empresario de Boston, Panos Panay, mediante su empresa Sonicbids, ha creado un servicio que les ayuda a hacerla más llevadera. Sonicbids, situada en el puesto 88 de la lista de la revista Inc. de los mejores 5.000 negocios privados en EEUU, fue fundada en 2001 y desde entonces no ha dejado de aumentar exponencialmente sus ingresos: 248.000 dólares en 2003, 3 millones de dólares en 2005 y 8 millones de dólares en 2007.

Panay ya era un alto ejecutivo en una agencia de cazatalentos cuando descubrió una gran oportunidad: dado que las grandes agencias estaban interesadas sólo en representar a grandes estrellas, que les garantizaban unos elevados ingresos, la mayor parte del negocio de búsqueda de músicos para otro tipo de conciertos (valorado en unos 15.000 millones de dólares anuales) se desarrollaba de manera desordenada e ineficiente. Panay se dio cuenta de que gracias a las nuevas tecnologías, era posible poner en contacto a miles de aspirantes a músicos y a pequeñas bandas con promotores que necesitaban su talento, y así fue como fundó su propia empresa, Sonicbids.

Consciente de que la existencia de Internet fomentaba la combinación de productos y servicios, Panay concibió su nueva empresa como producto y servicio al mismo tiempo, poniéndola a disposición de los promotores deseosos de contactar con músicos en busca de una oportunidad. Su experiencia como agente le sirvió para conocer de antemano las enormes dificultades que afrontaban los músicos con necesidad de promotores. Tenían que completar la elaboración de un kit de prensa, enviarlo a los cazatalentos o agentes, pasar semanas o meses angustiados en espera de una respuesta, llamar por teléfono para asegurarse de que el kit hubiera llegado a su destino y, en muchos casos, sufrir la frustración del rechazo o la falta de respuesta.

A diferencia de otros emprendedores, que se esforzaban por atraer a los músicos, Panay optó por dedicarse a los promotores. Éstos, a diferencia de los músicos, eran la parte más pasiva y su problema no era encontrar candidatos, sino elegir de entre una multitud de ellos.

Lo que Sonicbids ofrecía a los promotores era la posibilidad de simplificar la tarea de buscar a un artista y hacerlo gratis, mientras que éste último pagaba una cuota de registro anual. El modelo funciona de la siguiente manera: un promotor que anuncia un concierto en la página web de Sonicbids inicia la sesión en su cuenta, donde aparece un listado relativamente manejable de artistas candidatos. Estos ya han leído la oferta, conocen la fecha y el lugar, el tipo de música buscado y los honorarios propuestos. También han pagado la cuota de registro, un proceso que sirve no sólo para generar ingresos a Sonicbids, sino también para disuadir a aquellos músicos que envían sus kits de prensa de manera indiscriminada a cientos de ofertas. El promotor puede hojear rápidamente el dossier de prensa, escuchar los clips de música, leer cualquier comentario adicional del artista y decidir si su perfil se ajusta a lo que necesita.

Panay ha demostrado tanto su capacidad para el trabajo duro, como su perspicacia para captar lo que los demás no llegan a ver. Uno de sus planes fue ofrecer a los miembros de su comunidad virtual una seguridad de pago digna de las grandes estrellas del entretenimiento. Así, para los artistas con posibilidades de ganar 30.000 dólares por noche, la empresa gestiona el contrato y exige al promotor depositar bajo custodia el 50% de los honorarios. De esa manera, los artistas tienen garantizada la mitad de sus ingresos en el caso de que el promotor cambie de opinión por cualquier razón y los promotores, por su parte, saben que no perderán la otra mitad si los artistas deciden no aparecer.

La visión de Panay no acaba en el mundo de la música. Su empresa ha empezado a introducirse en otro mercado también desatendido y potencialmente aún mayor que aquel. Malabaristas y prestidigitadores ya empiezan a registrarse como usuarios de Sonicbids y se espera que actores, supermodelos, escritores freelance y conferenciantes hagan lo mismo.

El gran reto para el futuro de Sonicbids será infundir suficiente confianza en los clientes potenciales como para crear una comunidad verdaderamente masiva y, una vez alcanzada esta meta, convertir su negocio en algo aún mayor al entrar en colaboración con las mayores agencias de publicidad del país.

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