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© Joana Serrano Herrera

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Diseño de edición: Letrame Editorial.

ISBN: 978-84-18344-74-9

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«La vida es aún más extraordinaria cuando desvelas su misterio».

Joana Serrano

Nota de la autora:

«En este libro no defiendo ni critico doctrinas, grupos religiosos o ideologías. No represento a ninguna organización, asociación o grupo, ni tampoco pretendo reivindicar criterio, ni postura alguna. En él me expreso libremente bajo el amparo de nuestra CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA, que reconoce el derecho del ciudadano a expresar sus pensamientos e ideas, a la creación literaria, libertad de cátedra y a comunicar información veraz.

Opino y describo de manera individual, según mi propio criterio e interpretación de las experiencias de crecimiento personal, según mis estudios, análisis y conclusiones que puedan interesar a otras personas con intereses afines a los temas sobre los que expreso mi opinión.

En este texto hago públicas mis experiencias personales, e investigaciones, de las que he extraído conclusiones que deseo aportar al público que pudiera estar interesado. Bajo ningún concepto pretendo faltar al derecho al honor, la intimidad o la imagen de terceros».

PRÓLOGO

Hola, soy Cipri Quintas, para los que no me conocéis os diré que no soy experto en nada, pero tengo la suerte de haber escrito un libro y ese libro se ha convertido en best seller. Y como me gusta ser honesto, os diré que no sé cómo he llegado hasta aquí. Hasta tal punto que, según cuento esto, estoy preparando las maletas para presentar mi libro EL LIBRO DEL NETWORKING, en Méjico.

Y por qué comparto esto con vosotros, os preguntaréis, porque la suerte me hizo el regalo de que ahora mi buena amiga Joana Serrano se pusiera en contacto conmigo por LinkedIn, y con esa sonrisa que visualicé y que supo transmitir a través de un mensaje, me cautivó y me hizo el enorme regalo de poder estar aquí frente a vosotros en este libro que creo que solo refleja lo que ella es, una gran luchadora, una persona que solo busca sumar y que comparte con vosotros lo que le ha hecho crecer como hice yo en mi libro.

Esto que vais a leer no es el fruto de unos meses de escritura, si lo leéis así estáis equivocados. Este libro es el fruto de toda una vida trabajando, estudiando, investigando y comparando. Ahora, aquí en unas pocas páginas lo tenéis a vuestro alcance.

Una de las pocas cosas que no puede hacer un libro es mirar a los ojos de las personas. Yo sí tuve la suerte de ver sus ojos azules, contemplando en ellos la ilusión con la que Joana vive el momento, la ilusión que tiene por vivir, reinventarse y sumar. Joana ahora os hablará a través de sus palabras, de sus párrafos. Pero os puedo garantizar que si estuvierais frente a ella os podría transmitir más a través de sus ojos, sin hablar, más que por escrito. Además de sus ojos, a ambos lados tiene dos orejas que muchas personas las tienen tan solo de adorno, sin embargo, Joana escucha atenta y activamente. Yo siempre he dicho que las personas que saben escuchar son un regalo. Dignas de ser escuchadas, pero a lo grande. Por favor, prestad atención a lo que más adelante os va a compartir porque está escrito desde el corazón, y cuando se escribe así solo se puede obtener una cosa, crecimiento.

Cipri Quintas

Empresario y SEO de personas

PRÓLOGO 2

Me confieso lector. Lector de todas las disciplinas que la literatura puede ofrecer. Nunca me consideraré un experto, pues siempre estaré aprendiendo y el aprendizaje no tiene fin.

De entre todos los libros que he tenido el privilegio de sostener en mis manos, perderme entre sus páginas disfrutando con el regalo de sus historias, sueños, épocas y reflexiones, me quedaría con aquellos que «te hablan» directamente. Sí, esos que esperan pacientes en un estante a que atiendas su llamada. A veces llegan sin esperarlos. Nada sucede porque sí. Siempre hay una razón.

Cuando llega a mis manos Camino hacia lo desconocido, siento que es un libro que lleva escrito mucho tiempo; si bien, aún no habían sido puestas sus palabras negro sobre blanco, pero ya existía, pues todo existe antes en el terreno de la mente como paso previo a la realidad. A veces de forma inmediata. A veces de forma pausada.

Creo que es una publicación dirigida a cada uno de nosotros. Ahora nuestra será la decisión de acercarnos a él. En mi caso, me siento afortunado por haber aceptado su silenciosa llamada. Y de él aprendo.

En mi opinión, la «búsqueda» es una de las razones más importantes de la existencia del ser humano. La «búsqueda» en todas y cada una de sus afecciones posibles e imaginables. Siendo, quizá, la «búsqueda» más importante aquella que nos conduce al encuentro con nosotros mismos, con nuestra verdadera esencia.

En ocasiones, se nos olvida que nosotros, cada una de nosotras y de nosotros, somos los verdaderos protagonistas de esta historia; de nuestra historia. Nunca deberemos ser espectadores, aunque algunos y algunas se conformen «viendo la vida pasar». También esa será su decisión. Debemos disfrutar y caminar. Iniciar el camino. Continuar el camino. Vivir el camino.

No debemos temer la oscuridad si esta decide cruzarse en nuestro camino, incluso si decide acompañarnos durante un tiempo, pues en la oscuridad no habitan nuestros fantasmas, tan solo es ausencia de luz. Esos fantasmas que tanto tememos solo habitan en nuestra mente si les dejamos espacio para que se acomoden. Hagamos de nuestra mente un lugar inhabitable para esos miedos ancestrales que nos acechan.

A todo esto y mucho más nos invita Camino hacia lo desconocido, en cada capítulo, en cada párrafo.

En cada frase. Preguntándose. Preguntándonos.

José Manuel Contreras,

Director Cadena SER Madrid Sur,

«Rincón literario».

PRÓLOGO 3

Este último libro de Joana Serrano sale precisamente en un momento de muchas incertidumbres para la humanidad. No podía ser mejor momento.

Incertidumbres climáticas, políticas o la inteligencia artificial. Joana Serrano, psicóloga, gran humanista, siempre estuvo atenta a todo lo que toca el ser humano y su camino hacia la felicidad. No me extraña que haya sentido en estos momentos la necesidad de ayudarnos a ver más allá de lo visible.

Este libro es un camino a través de todas las ciencias. Por un lado nos enseña cómo todo está conectado, antropología, neurociencia, física cuántica.

Una lectura holística del mundo. Encontramos en este camino hombres tan diferentes como Schopenhauer, Jules Verne, el yogui Yogananda, Einstein, Watson, Alexander Lowen.

Y, por otro lado, nos habla de nuestro cuerpo y cómo podemos iniciar el camino con la respiración consciente y transcendental.

Joana Serrano, como dice en este libro, nos ayuda a desarrollar habilidades emocionales nuevas, comprensión, compasión y perdón.

Si tuviera que resumir este libro lo haría con la frase de Albert Camus «en las profundidades del invierno finalmente aprendí que en mi interior habitaba un verano invencible».

Dr. Daniel Mené López

Médico, acupuntor y filántropo

INTRODUCCIÓN

«Si soy lo que tengo y lo que tengo lo pierdo, entonces ¿quién soy?»

Erich Fromm, psicólogo social estadounidense (1900-1980)

Mis queridos lectores, este libro ya no esperaba más. Este libro lo escribo para mí y para todos los que se sientan identificados con alguna de las preguntas y respuestas que formulo en él. Llevo toda mi vida de mujer adulta buscando experiencias y apartando los velos que se interponían entre la verdad y la mentira. La verdad, llamada realidad de la vida cotidiana, demasiado prosaica para implicarse en ella a fondo y las mentiras dolorosas al descubierto, pero con la fuerza que da la claridad.

Me sorprenden, incluso admiro, las personas que tienen la capacidad de abstraerse en su trabajo, estudios, familia y relaciones de la manera más natural desoyendo la necesidad interior del autodescubrimiento. Seguramente, este libro no llegará a sus manos porque Caminar hacia lo desconocido es el último camino que se les ocurriría iniciar en la vida. Los entiendo perfectamente porque intuyen que las aventuras están bien para los héroes de las novelas de ficción. Sin embargo, deseo que este libro llegue a las miles de personas que se hacen preguntas existenciales como: ¿quién soy?, ¿qué sentido tiene mi vida?, ¿qué sentido tiene el sufrimiento?, ¿todo es fruto del azar?, ¿existe el amor incondicional, el espíritu, Dios? Son las eternas preguntas que los filósofos, pensadores, científicos y maestros nos han explicado con mil argumentos. Y, a pesar de sus esfuerzos, seguimos con esa sensación de vacío existencial porque toda la ciencia y filosofía no nos ha podido liberar de la ignorancia incrustada entre las ideas y la experiencia de plenitud existencial que solo unos pocos iluminados han conseguido dilucidar. Entiendo que sus mensajes no han calado en la masa crítica suficiente para dar un salto evolutivo como humanidad. Y también entiendo que es necesario crear mejores opciones para una nueva mayoría de buscadores en busca de sentido.

Me pregunto, ¿qué le pasa a esta humanidad que repite hasta el aburrimiento los mismos patrones de autodestrucción? Sinceramente, creo que nos queda alguna oportunidad para mejorarnos reconstruyéndonos uno por uno hasta coexistir en una sociedad mejor. Mientras haya seres humanos que se hagan preguntas como estas y que quieran encontrar respuestas y soluciones para ellos mismos y para los demás, hay esperanza en alcanzar ese salto cuántico evolutivo. Estas personas anónimas, en su mayoría, son idealistas que trabajan en solitario su propia conciencia hasta crear su individual masa crítica de experiencias transformadoras que les sirva de incontestable autorreferencia donde ganar confianza en la incansable búsqueda del ser.

Por eso, este libro habla de la búsqueda de lo desconocido, porque nunca hemos estado en ese lugar ni experimentado con plenitud el amor incondicional, la solidaridad y la paz de manera permanente. Si acaso, de vez en cuando en forma de gotas de agua que se escapan entre los dedos durante la larga travesía por el desierto hacia el oasis. Este es un camino de héroes y heroínas, como Ulises en busca de Ítaca. Os habréis fijado que empiezan a haber miles de Ulises queriendo emprender su camino, su aventura, preguntándose qué hay más allá de las fronteras de lo conocido y, sobre todo, si allí encontrarán la tan anhelada felicidad. Igual que Ulises, hay que zarpar rumbo a lo desconocido, él viajó por el mar Mediterráneo, nosotros tenemos que hacer un viaje muy interior desalojando y vaciándonos de montones de viejas creencias limitantes hasta quedarnos ligeros, libres y disponibles hasta el encuentro con el Ser. Este camino hacia lo desconocido se hace con mucho arrojo y voluntad. Hay que planear unos pasos e improvisar kilómetros. Desarrollar la intuición y estar dispuesto a caminar en solitario buena parte del recorrido. Mientras caminas vas descubriendo tu sentido existencial. Sobre esto, adelanto que el sentido es caminar hasta reconocerte, porque «tú eres el camino» transitando con una brújula interior que indica el rumbo siempre caminando hacia ti y hacia la vida plena que te mereces.

En mi caso no he tenido otra opción que la de iniciar este largo viaje porque era mi instinto, como una llamada ineludible hacia el propio destino. Inevitablemente escuchaba las señales de la brújula abriendo mapas y explorando territorios, hasta que comprendí que iba hacia un destino desconocido. Pero tú, mi querido lector y mi querida lectora, seguramente puedes elegir cuándo quieres embarcar en un viaje fantástico para protagonizar la historia más importante de tu vida. Os adelanto, estimados, que ese es uno de los premios más sabrosos de esta gran aventura, protagonizar una gran producción de la historia más apasionante de la vida. Aquí no valen los juegos de rol, ni las películas 3D, o eres el genuino protagonista de carne y hueso o te quedas sin aventura.

Leo tu mente preguntándose, ¿para qué quiero vivir una aventura como esta? Puede ser que quieras dar tus pasos por un acto de generosidad hacia ti o hacia los demás. Lo que sí es seguro es que vas hacia un futuro mejor. O tal vez te motive una gran autoestima y quieras hacer tus sueños realidad. También encontrarás razones en tu rebeldía interior que ha decidido salir del sistema programado desde tu nacimiento. Puede ser también que no lo necesites, pero que lo quieras, como el que se compra un Lamborghini. Yo tomé las decisiones rumbo al camino del héroe desde la necesidad de encontrar respuestas, de darle valor a la propia vida y a la de mi entorno. Podríamos decir que la vida antes de zarpar rumbo a lo desconocido era una buena vida, desde el punto de vista cultural y humano, con formación, buena familia y buen trabajo. En una confortable clase media que en la cumbre de las expectativas cumplidas me acabé preguntando, ¿todo se acabó aquí?, ¿cómo me siento?, ¿qué quiero ahora?, ¿qué me falta? Amigos míos, el vacío existencial se hizo plenamente consciente, es como una mordida en el corazón, por lo que decidí embarcarme a por todas, rumbo hacia mi destino. Para convertir el futuro en presente y el miedo en valor.

También añado que albergo la esperanza de encontrar a través de estas letras algunas almas amigas que coincidan con lo expuesto. Sería un gran regalo reunirnos para que la suma de islas solitarias creen una nueva tierra donde crecer y desarrollar oportunidades significativas de cambio, renaciendo de nuevo a una existencia iluminada y sencilla. No es el momento de caminar más en solitario, tampoco de encajar donde no perteneces, ni tan solo de sobrevivir, es el momento de aunar voluntades para que los sueños se hagan realidad. Estos sueños forman parte del futuro, y si hemos tenido la fuerza individual de mantener vivo el sentido trascendental de la vida contra viento y marea, me puedo imaginar lo que podríamos hacer conjuntamente. Por mi parte pongo este primer pilar señalizando el territorio de mis comprensiones, ideales y ofreciendo ayuda a quien aún no ha llegado hasta aquí, pero quiere llegar. Igual para aquellos que están en el mismo lugar pero que necesitan sumarse para acceder al siguiente nivel. Os espero en el futuro, amigos míos, es como una cita a ciegas donde nunca sabes lo que puede pasar, pero si ocurre la magia del reencuentro de las almas que se reconocen, la vida puede dar un giro de ciento ochenta grados hacia la plenitud. ¿Quién se puede negar a eso?, solo los que han renunciado a sus sueños lúcidos. Pero incluso ellos pueden volver a abrir los ojos cuando les recordemos entre todos quiénes son, porque nunca se puede dejar de ser, solo te puedes haber olvidado.

El buscador de ahora encuentra instrucción entre líderes de los negocios, que practican el arte de la meditación, de la oratoria, de la ciencia, como Jobs sin ir más lejos. Se siente impulsado por la necesidad de ser reconocido, próspero y afamado, sin embargo, la andadura hacia el Ser necesita de humildad, generosidad y desapego porque «si te tienes a ti mismo, lo tienes todo». Por eso, decidí en algún momento que si me pierdo alguna vez que sea en el camino de vuelta a mi casa, a mi Ser, que él ya me encontrará.

CAPÍTULO 1

«Cuando dejo de ser lo que soy, me convierto en lo que podría ser»

Lao Tsé, filósofo chino (570 a. C.)

«Dentro de nosotros existe algo que no tiene nombre, y eso es lo que realmente somos»

José Saramago, escritor portugués (1922-2010)

«El poseer no existe, solo existe el ser: ese ser que aspira hasta el último aliento hasta la asfixia»

Franz Kafka, escritor checoslovaco (1883-1924)

¿QUÉ SOMOS? ¿SOMOS SERES ESPIRITUALES Y ENERGÉTICOS O SOMOS SERES MATERIALES CON MENTE?

Lo que somos lo identificamos con nuestras acciones y pensamientos. Con las emociones e interacciones que establecemos con el entorno. De esta manera sencilla nos podemos definir. La ciencia nos describe como un montón de átomos del elemento carbono en el que se fundamenta la vida siendo capaz de abastecer a un organismo complejo de la diversidad química que necesita para existir. El carbono es el elemento más abundante en el universo y está presente en los planetas en mayor o menor medida, por lo que suponen que la vida inteligente tenderá a evolucionar a partir de él. La física moderna que se basa en la mecánica cuántica y en la teoría de la relatividad dice que nuestro universo material se comporta como onda y como partícula. Que según su comportamiento se presenta en formas materiales diferentes en función de la exposición a la energía, generalmente expresada en temperatura. Por ejemplo, en el cuarto estado de la materia, el plasmático, el nivel energético es altísimo, rápido y con poca atracción entre las moléculas. En general, se deduce que cuanta más temperatura tiene la materia con mayor fluidez se comporta. Nuestro Sol existe en estado plasmático, capaz de producir energía por sí mismo. Él está compuesto del mismo material que la Tierra, solo que en diferentes proporciones. La materia cambia de estado modificada por una fuente de energía como el calor. En la materia más ligera las moléculas se mueven más libremente unas de otras sin estar sujetas a una forma y pudiéndose expandir indefinidamente disminuyendo su densidad. Toda esta información de física y química la puedes encontrar en cualquier manual. Ahora vamos a ver un poco más lo que dice la física cuántica de la modificación del comportamiento de las partículas de las que está compuesta la materia.

Los físicos cuánticos dicen que nuestra concepción de la realidad es demasiado estrecha y siguen el principio de Heisenberg que, desde 1954, postula que la materia se encuentra inmersa en procesos de «potencialidades», es decir, que lo que puede ser potencialmente puede volverse real. También postula por la teoría del entrelazamiento cuántico que hay fenómenos físicos conectados sin importar la distancia que los separe, este fenómeno alteraría condicionando las posibilidades cuánticas hacia un sentido en concreto. Por esta razón, hay un misticismo alrededor de este modelo de física que divulgó el doctor en física de partículas de alta energía, Fritjof Capra, siendo el padre de la visión holística de las cosas en la que cada parte está relacionada con el todo. El postulado cuántico afirma que en el nivel de las partículas elementales de la materia todo es energía. La materia es luz condensada, fotones reordenados de una determinada manera sin haber podido demostrar todavía cuál es la razón que los mantiene unidos. Max Planck declaró que detrás de la realidad física debe existir una mente consciente que los mantiene unidos.

Tomas Young, 1801, en su famoso experimento de la doble rendija comprobó un patrón de interferencias de la luz al difractarse en el paso por dos rejillas. Se tardó un siglo en retomar el enigmático experimento que se volvió a revisar ante el comportamiento impredecible de la luz que parecía alterar su comportamiento cuando era sometida a la observación. O lo que es lo mismo, la medición del observador predecía el comportamiento de la luz, la dirigía. Estos son experimentos apasionantes que han conducido a la ciencia y a la mística a unirse en sus intentos de explicar y alcanzar lo desconocido.

Si exploramos un poco más por dónde van los físicos teóricos actuales con la teoría de la retrocausalidad, descubrimos que más allá del asumido patrón lineal de causa y efecto, de atrás hacia delante, bajo el fenómeno cuántico podría explicarse que fuera de delante hacia atrás, permitiendo que un efecto preceda a su causa. Las partículas entrelazadas se influyen recíprocamente en tiempos y espacios diferentes. ¿No os parecen apasionantes las investigaciones de todos estos fenómenos?, relativiza los conceptos de la materia, de la causa y el efecto del tiempo y el espacio.

Otro famoso y controvertido investigador japonés, Masaru Emoto (1943-2014) realizó experimentos mucho más sencillos, pero no menos sorprendentes. Él afirmaba que nuestros pensamientos y palabras influyen dando formas sobre las moléculas del agua. Analizó el agua proveniente de fuentes puras que formaban estructuras moleculares cristalinas y bellas, a diferencia de las moléculas de agua polucionadas, con formas claramente distorsionadas. Los experimentos de Masaru son fascinantes, documentados con 50 000 fotografías de las moléculas del agua expuestas a diferentes situaciones que influían en sus formas. Uno de ellos consistió en exponer el agua al sonido de la música heavy y a la de Mozart, creo que os podéis imaginar el resultado. El agua se impregna de la información que contienen la música, las palabras, las imágenes y los pensamientos. Su libro Los mensajes del agua fue traducido a veinte idiomas. Masaru, en sus entrevistas, afirmaba que el mundo subatómico, comparado con el visible, es como un mundo espiritual, por lo que se deduce que si cuidábamos el nivel vibracional del que formamos parte colaboramos activamente en la sanación de nuestros cuerpos que, como sabemos, contienen el setenta y cinco por ciento de agua al nacer y el sesenta en la edad adulta.

Las investigaciones de Masaru Emoto son fascinantes y entroncan con la ciencia cuántica. Él comprobó que nuestras palabras y pensamientos modifican la naturaleza del agua que actúa como un espejo asumiendo las formas y reflejando nuestras conciencias. Por eso, sus experimentos de las porciones de arroz son tan elocuentes porque los granos de arroz contienen gran cantidad de agua. El agua es capaz de impregnarse de gran cantidad de información transmitida por la vibración, incluso de la intención. Cuenta en su libro que los experimentos sobre muestras de arroz expuestos a la palabra guerra se descomponían mucho antes que las que estaban expuestas a la palabra amistad. O cómo con la fuerza de la oración de doscientas personas transformaron el agua contaminada de un vaso. Es el poder de la vibración y de la resonancia que mueve la materia. Emoto dijo en una entrevista: «Dios creó al hombre como ayudante, ayudémosle a manejar la resonancia. Uno de nuestros papeles es el de dar energía a toda la existencia y el agua es el medio para hacerlo».

La materia y el espíritu tienen una continuidad vibracional. No son realidades separadas como lo hemos asumido hasta ahora. Tienen una continuidad cuántica, vibracional y de conciencia. Y esta continuidad es tremendamente importante para nuestra evolución y mejora. Si nos desconectamos energéticamente de la materia vamos sin rumbo ni destino. Cualquier frecuencia aleatoria perturbará el estado de la realidad en la que nos encontremos personal o socialmente. El conocimiento de la existencia de estas conexiones nos debería empujar a dirigir la vida hacia la excelencia porque somos un campo de potencialidades pleno, aunque caótico.

Entonces, ¿cómo es que la naturaleza y la historia del ser humano reflejan tantos episodios de ruptura, falta de armonía y conflicto? La naturaleza de la conciencia global es de una vibración muy baja, no hay resonancia suficiente para aportar cambios evolutivos sostenibles de manera permanente. Predominan emociones egoístas y temerosas que oponen resistencia a la renovación de la vida. Y la misma memoria se perpetúa si no encuentra conciencias más saludables que las modifique. Entonces, somos y actuamos más como carbono que como conciencia, más como materia que como espíritu. Al menos, así ha sido hasta ahora.

Las corrientes de pensamiento positivo y creativo llevan décadas diciéndonos que somos cocreadores de nuestra realidad. Nos han propuesto que pensemos en positivo y que nos enfoquemos en lo que queramos crear porque con el poder del pensamiento somos capaces de obtenerlo todo. La mayoría de seguidores de estos postulados se sintieron decepcionados porque no les funcionaban sus decretos en positivo ni los pensamientos enfocados en conseguir sus deseos. Es bueno educar el pensamiento y enfocarse de manera positiva, pero no es suficiente, es necesario ahondar más si lo que queremos es crear nuevos paradigmas existenciales.

Desde luego que el hombre quiere controlar su destino porque cuando alguien alza una voz potente que nos recuerda que podemos hacer algo más que sobrevivir, se genera un gran revuelo que dura unos años moviendo a gran cantidad de personas en busca de respuestas y de soluciones a sus problemas existenciales. En los últimos años, la famosa «ley de atracción» causó una enorme expectación; esta dice que todo lo que vives es porque lo atraes. Y, por tanto, propone dirigir tu vida atrayendo lo que necesitas y quieres, focalizando tus intenciones y acciones. Desde luego, nadie puede negar que sean buenas estrategias y que cualquier creador, artista, empresario, artesano, profesional, escritor o cualquier persona del mundo que convierte ideas en proyectos reales actúa con esta ley de atracción. Los monjes benedictinos ya sabían algo de esto, que había que alabar a Dios y trabajar en el mundo, «ora et labora», decían ellos.

Sin embargo, las corrientes del pensamiento positivo evolucionado en el siglo XXI con sus diferentes estilos de coaching estratégico vuelven a remarcar con fuerza la importancia de la mente y la acción para llevar las riendas de tu destino, alcanzar tus metas y obtener éxitos. Este es un modelo muy interesante para gestionar la mentalidad de equipos y proyectos personales o profesionales con técnicas extraídas de la psicología humanista y de la psicología del deporte; a mediados de los años sesenta, el entrenador de tenis Timothy Galwey, padre del coaching actual, lo desarrolló como método de entrenamiento deportivo. Su sucesor, John Whitmore, evolucionó el método hacia el coaching de liderazgo lanzando un poderoso mensaje al público, cuyas claves se basan en el desarrollo de la autonomía personal que marque las diferencias y gestione los cambios venciendo el miedo a los nuevos retos.

Está claro que los pensadores, filósofos, científicos, visionarios y soñadores de un mundo personal y transpersonal más feliz y pleno han sido capaces de crear soluciones para el ser humano. Si nos fijamos en la primera constitución moderna en Estados Unidos, 1787, donde se establecieron los derechos individuales, la libertad de expresión, religiosa y de asociación entre otras. La defensa de los derechos humanos, de las libertades, la protección de las mismas y obligación de hacerlas respetar son grandes logros de la humanidad, resurgiendo en cada ciclo de sus propias cenizas para la continuidad evolutiva hacia mejores sistemas de paz, progreso, justicia y desarrollo a todos los niveles.

Sin embargo, ¿qué le ocurre a esta sabia humanidad con tantas ideas maravillosas capaces de modificar conciencias y materias, pero que no alcanza el nivel óptimo vital?, ¿en qué nos equivocamos para no estar a la altura de nuestro potencial? Tenemos y hemos tenido el conocimiento y los valores necesarios en cada etapa de la historia para crear abundancia y desarrollo, entonces, ¿dónde está nuestro techo evolutivo que nos impide avanzar con ética inclusiva y respetuosa hacia nuestra diversidad?, ¿por qué se mantiene el conflicto permanente por los recursos, por la energía y por ostentar el poder?

Creo que si podemos pensar modelos de vida ecológicos y para el bien común también podemos crearlos. Si podemos escribir y desarrollar marcos teóricos científicos o filosóficos que alcanzan al beneficio de la mayoría es porque estamos preparados para manifestar esa realidad. La manifestación está al alcance si hay una mayoría disponible a colaborar en esa transformación global que garantice la sostenibilidad de la excelencia. Por otra parte, el miedo al cambio es una constante en el comportamiento humano que frente a las contingencias ha desarrollado fortísimas estructuras de resistencia a lo nuevo, rechazando la renovación y reaccionando a esta como a una amenaza, impidiéndoles dar los pasos adaptativos necesarios. Solo quien no tiene miedo y es capaz de soñar puede avanzar traspasando límites y trazando nuevos caminos. Todos sabemos que el miedo es una sensación desagradable que nos avisa de peligros, como una señal que nos llega a través de los sentidos para salvaguardar la vida. No hablo de ese miedo, sino del imaginario y difuso llamado temor que impregna nuestras células condicionando el presente y el futuro. Este temor es la peor clase de miedo, el que no tiene cara, ni nombre, que ataca desde dentro manipulando la percepción de quién eres y de lo que vives. Hay miedos atávicos a los que anclamos la vida con pesadas losas. Son los miedos conocidos, miedo al abandono y a la soledad, a la muerte o a la enfermedad y a la escasez de recursos; miedos escorados dentro de nuestra mente inconsciente con mensajes heredados del pasado que a veces ni siquiera son nuestros. Todos ellos constituyen un buen montón de razones para no traspasar el techo evolutivo, para no caminar hacia lo desconocido.

Para vencer estos miedos necesitamos muchísima energía e ir más allá del miedo, porque la conciencia cuántica de la materia está impregnada de este temor.

Vivimos en el planeta Tierra que tiene 4543 miles de millones de años. Los arqueólogos calculan que la humanidad tiene 300 000 años. Son millones de años de evolución de la materia que según afirmó el químico Lavoisier, en 1785: «la materia no se crea ni se destruye, solo se transforma». Teoría cuestionada por Albert Einstein en su famosa teoría de la relatividad, donde afirmaba que la masa y la energía eran equivalentes y que, en definitiva, «la materia era energía atrapada». Deduzcamos, pues, que mantenemos la materia desde hace millones de años; sí, somos muy viejos. También deduzcamos que si conseguimos atrapar mucha energía creamos materia, y si liberamos la energía de la masa esta desaparece, como se ha demostrado en los laboratorios de física cuántica desde 1933.

¿Sabéis que para generar una pequeña partícula de materia se necesita una enorme cantidad de energía? Se necesita un colisionador de partículas del tamaño de New York para crear un solo gramo de materia o de antimateria. O dicho de otro modo, la energía que representa un solo gramo de materia equivale a la que se obtendría de quemar treinta y dos millones de litros de gasolina. La mente humana busca medir, cuantificar y entender para tomar el control frente al miedo y también para satisfacer su necesidad creativa. Somos consumidores de energía, nuestra vida se basa en el consumo de energía y esa ha sido nuestra obsesión, captar fuentes de energía y tener el control sobre las mismas. Acceder al control de la energía garantiza la vida, una vida limitada en nuestro universo material limitado, como dijo a título póstumo Stephen Hawking. Somos consumidores de energías limitadas, de alimentos, de oxígeno y de luz sobre la que no tenemos el total control, aunque la ciencia esté trabajando en ello.

Yo diría que los programas de supervivencia humano son de limitación y el que controle la energía y acumule materia vive más. Este límite es un reto científico al que se le atribuye el pecado de querer emular a Dios. La curiosidad creativa, científica o de cualquier índole está sustentada en la necesidad de expandirse fuera del límite de lo conocido.

¿Dónde está el espíritu en medio de este universo material y energético? Está cerca de la conciencia creadora. ¿No buscaron los padres de la física cuántica como Einstein a Dios como el creador?, tal vez, y si no, buscaron la fuente de toda creación, medible y cuantificable. Pero volvamos al terreno del espíritu como parte de la inquietud humana y de su misterio aún no revelado por ninguna ciencia conocida. El anhelo humano siempre ha elaborado ideas de potenciales ilimitados con poder absoluto sobre la naturaleza y la vida. Un potencial invisible, el espíritu, con cualidades y características definidas por él mismo según su propia comprensión. ¿Podemos definir el espíritu invisible y creador desde la comprensión limitada y material? No podemos. Pero sí que podemos expandir nuestra conciencia para experimentarlo en pequeñas dosis.

Seguramente, habéis oído hablar de maestros en la India capaces de trasladar a niveles objetivos y medibles experiencias que transgreden las leyes de la física. Yogananda en su libro Autobiografía de un yogui habla de ellos. En este libro, Yogananda explica cómo conoció a Teresa Neumann, quien desde los trece años vivió sin ingerir alimentos. El mismo Yogananda experimentó en su momento éxtasis místicos y la milagrosa sanación de un incurable cólera que padeció de niño. Explica que desde ese momento, durante sus meditaciones experimentaría numerosas visiones y revelaciones suprafísicas. Entre sus sabios mensajes entresaco este que apunta hacia la voluntad y el valor necesario para emprender el viaje de tu vida: «Desecha la creencia falsa de que existe una separación entre la vida espiritual y la material. Todo trabajo purifica si es hecho con un motivo correcto. No vayas solo a una mitad, tres cuartos, o casi hasta el final del sendero espiritual. Firmemente resuelve llegar al final, ser Autorrealizado y Realizado en Dios». Este sabio vino a Occidente a traernos la experiencia de la trascendencia a través de la meditación. Su mensaje no era dogmático, puesto que invitaba a experimentar la energía del espíritu a través de prácticas de respiración y meditación. Prácticas que permitían conocer a Dios a través de la cualidad intuitiva del alma, en función de la pureza de tus acciones y pensamientos. Hay un método para alcanzar esta comprensión espiritual y este método te lleva a ti mismo porque si no encuentras esta naturaleza espiritual en tu propia existencia no la puedes conocer. Hay que desarrollar el canal intuitivo del alma para alcanzar esa comprensión.

El libro de Yogananda Autobiografía de un yogui me gustó tanto que voy a dedicarle unas líneas en este libro. La repercusión de Yogananda en occidente ha sido muy importante. Rompió los muros que las posturas judeocristianas establecieron entre espíritu y materia para que cada persona accediera a su propio potencial espiritual y divino. Y, sobre todo, mostró que para acceder a este conocimiento no era necesario hacer el tránsito de la muerte física. Él explicó su experiencia de la conciencia cósmica cuando estaba practicando meditación con su maestro que sabía de su anhelo por experimentar la divinidad. Narra cómo desapareció la conciencia de su cuerpo limitado para identificarse con todos los átomos circundantes, percibiéndolo todo simultáneamente acompañado de un gozo insondable que él describió como «la Dicha Inagotable de Dios en un cuerpo de luz infinita proveniente de una Fuente Eterna. Una experiencia sentida desde un punto de percepción intuitiva en su interior, el amrita o néctar de la inmortalidad». Y sigue: »mi sentido de la identidad no estaba únicamente confinado al cuerpo, sino que abarcaba todos los átomos circundantes. Mi visión se había transformado en una vasta esférica mirada, omniperceptiva. Un mar de gozo irrumpió en las riberas sin fin de mi alma. Todo el cosmos, saturado de luz como una ciudad vista en la noche fulgía en la infinitud de mi ser. De pronto el aliento volvió a mis pulmones. Con desilusión insufrible regresé a la limitada caja corporal».

Sin embargo, y a pesar de esta prueba de expansión de su conciencia, su maestro le advirtió que no debía embriagarse con el éxtasis, puesto que le quedaba mucho trabajo por hacer con él mismo y con el mundo. Así que, después de tan magnífica experiencia, su maestro le propuso seguir barriendo los suelos de sus aposentos para aprender el sentido de una vida equilibrada entre las labores cotidianas.

Mis experiencias e intuiciones en esta investigación de la existencia trascendental me dicen que esta es una buena pista para orientarse en la ruta hacia la invisible potencialidad del Ser. Cada uno de nosotros puede hallar su maestro interior atravesando montones de informaciones codificadas en su materia y mente hasta identificarse con ese conector de la conciencia que se haya en su profundidad, alma y ser. Y en esa búsqueda de la conciencia ilimitada, entiendo que hay una manera diferente y desconocida hasta ahora que hará posible el acceso que hasta hoy solo ha sido posible para unos pocos. Hay maestros que trabajan con la conciencia, ellos proponen que es necesario transformar la materia en energía. Hay que hacer alquimia espiritual y ciencia de la conciencia. Esta es una propuesta innovadora porque las conexiones con el universo material no nos han permitido hacer el viaje hasta la fusión con la conciencia.

Hemos repetido una y otra vez el proceso de nacimiento y muerte, creación y destrucción. Con un código fuente predominante, el de la supervivencia y todos sus sistemas de lucha donde el que tiene más energía y más materia sobrevive más y mejor. Este camino muy bien conocido por todos ya sabemos a dónde nos lleva, a desear tener para poder ser. La evolución transformadora te dice algo distinto, que primero tienes que Ser y luego tener para que las acciones y creaciones sean evolutivas, transcendentales y reconstructivas.

¿QUIÉN SOY YO?

Si una parte de nuestra vida está conformada por un conglomerado de materia y energía mezclada con millones de partículas y millones de informaciones diferentes en estas partículas, ¿dónde estamos nosotros?, ¿quién conduce este paquete vital?, ¿quién soy en realidad? En realidad, soy la conciencia que se hace preguntas existenciales, existiendo en un nivel intangible y en busca del director de la orquesta de la vida que se escapa fuera de control. Soy el ser en busca de un sentido más allá de la supervivencia. En este camino hacia la existencia del ser nos encontramos con algún que otro reto, como la escasa tolerancia a la incertidumbre y altos niveles de entropía que tenemos los seres humanos. Nosotros necesitamos manejar ciertos valores predictivos y de ordenamiento. Estos valores nos los proporciona el pensamiento, el análisis y la observación que, como dice la física cuántica en el experimento de Young, alteran el comportamiento de la energía. De momento y hasta ahora, somos esa consciencia con una influencia indeterminada sobre la vida. Una vida sometida a millones de factores entrópicos, personales y transpersonales. Mis queridos lectores, el factor «conciencia», del que tanto se habla ahora, es el que realmente se debe mejorar. Despertar esa conciencia, ponerla a funcionar adecuadamente según nuestra evolución y potenciarla para ser el director de la orquesta es una buena manera de recrear e innovar la propia existencia.

Pero ¿qué conciencia queremos despertar? Según el famoso experimento de 1933 de Schrödinger, llamada paradoja de Schrödinger, que fue un experimento mental para explicar el alucinante mundo de la física cuántica desafiando la lógica, dice así: «un gato en una caja con un detector de electrones que activa un martillo rompiendo un frasco con veneno y que mataría al gato. Pero que también es posible que el electrón enviado tome otra dirección sin ser captado por el detector sin poder romper nunca el frasco. Por tanto el gato seguirá vivo. El electrón, que se comporta de manera cuántica puede ser partícula detectable y onda no detectable a la vez, en campos superpuestos. Y aquí tenemos la paradoja cuántica, donde el gato está vivo y muerto al mismo tiempo. Aunque al abrir la caja, solo podemos verlo en un solo estado, o vivo o muerto». Entonces, ¿somos conciencia partícula o conciencia onda?, ¿conciencia de materia o conciencia de energía?

Vivimos inmersos en una realidad donde las leyes cuánticas actúan a nivel subatómico y que por ese mismo paradójico desconcierto cuántico Einstein afirmó: «quiere esto decir que si no miramos la luna, ¿esta no está ahí?».

Claro que no, quiere decir que tenemos un enorme valor y un potencial extraordinario si despertamos nuestra conciencia, si la activamos y la convertimos en vida, el gato vivo. La cuántica parece la ciencia de los milagros. Por eso, nos gustó tanto a los modernos buscadores de lo trascendente. La primera vez que me explicaron algo de esta física no fue en el colegio, sino en unas conferencias de Ciencia Cósmica en 1980, donde la mecánica cuántica era mencionada a propósito de mostrar el gran potencial energético desconocido. Y después no volví a recibir más informaciones hasta 1997 en un seminario llamado Hombre Nuevo donde me explicaron el impactante experimento de Young, 1801, el de la doble rendija. Es fascinante ser testigo de la evolución y expansión de la información que ha hecho de una ciencia tan elitista un conocimiento popular con la misión de mejorar el potencial humano de manera holística, cuerpo y espíritu, materia y energía. A la vez que le ofrecemos a la mente lógica elementos para trascender los límites y explorar el mundo de la conciencia. Porque salir de la confortable lógica cartesiana que le otorga a la razón y a la duda todo el poder del descubrimiento de la verdad no es tan sencillo. Después de cuatro siglos del nacimiento de la Ilustración me asombra su arraigo en la mente de la mayoría de las personas, a pesar de conocer que la genialidad de algunos de nuestros extraordinarios descubridores, inventores, artistas, filósofos y científicos nace de su inspiración intuitiva para la que no hay nada imposible.

Pero nosotros no somos el mundo observado, aunque nos identifiquemos con él. Somos observadores de mundos aportando cualidades con nuestras miradas y consciencias. Es por lo que todos buscan captar nuestra atención mental y emocionalmente en sus historias para obtener algún beneficio. La publicidad de este siglo ha multiplicado exponencialmente este efecto. A través de los dispositivos electrónicos se obtiene la atención dirigida a mensajes enviados, y de nuestras reacciones obtienen información para seguir enviándonos más mensajes irresistibles porque encajan perfectamente con nuestros deseos, gustos y comportamientos; estamos en la era del big data. Esta es la magia de la tecnología que conecta con nuestros sentidos y emociones manteniéndonos muy entretenidos mientras los demás sacan el mejor partido en el juego de «la Matrix».

Vamos distraídos en los escenarios de la vida donde todo el enfoque está dirigido a la supervivencia o a la obtención de placeres. Un conjunto de extractores de energía muy bien organizados. Todos los que deseamos maximizar nuestro rendimiento en beneficio propio de manera creativa y consciente sabemos que tenemos que interiorizar nuestra conciencia y dirigirnos al centro, tu propio centro. Os confirmo con toda certeza, avalada por la experiencia, que ese camino hacia el centro de ti es la aventura más increíble que hayas podido soñar jamás. Como en la obra Viaje al centro de la tierra, de Jules Verne, dentro de ti hay un mundo por descubrir donde primero encuentras lo que no eres, que son todas esas identificaciones con las cosas materiales, apegos, con personas y más apegos, con creencias, ideologías y fidelidades que no has revisado si te son útiles o no, pero a las que obedeces sin rechistar porque tienen una función cohesiva de todas tus acciones dándole un poco de sentido a la vida. Si quieres evolucionar o progresar es necesario dirigirse hacia tu propio centro dejando atrás de manera progresiva el pasado para existir en el presente y darle vida a un nuevo futuro intuido y anhelado donde el protagonista eres tú mismo.

Los buscadores de algo nuevo y diferente por los caminos de la conciencia no saben que en realidad se están buscando a sí mismos. Intuyen que en sus vidas solo se manifiesta una parte pequeña de la verdad. Intuyen que hay un pastel más grande al que hincarle el diente. Así es para la ambición de las cosas del mundo, pero igual es para el imperativo impulso del espíritu que te guía hacia ti mismo en tu mejor versión, con paz, equilibrio, fuerza y amor, principio y fin de todas las búsquedas. La brújula interior nos señala hacia la plenitud que es un estado expandido de la consciencia que algunos afortunados, entre las que me encuentro, han podido experimentar ocasionalmente. El reto consiste en mantener el estándar de ese nivel de consciencia en plenitud expansiva que requiere de mucha disciplina, atención y revisión de vida. Pero también es verdad que lo bueno se valora si se invierte un esfuerzo en conseguirlo.

La buena noticia de esta propuesta transformativa es que no hay que convertirse en un monje Shaolin para caminar en ella, cada uno empieza desde donde está porque lo que busca se encuentra justo ahí, con la edad que tienes, en el país que vives y con los aprendizajes adquiridos hasta que decides iniciar tu personal re-evolución .

Decidir la transformación es imprescindible porque estamos en el momento cero, atemporal, en tempus fugit a cada instante. El tiempo más que escaparse es prácticamente inexistente, también es el tesoro más preciado porque cada momento tiene un potencial extraordinario. Tu tiempo vale más que el oro y si aún no eres consciente de este valor otro lo tomará por ti. Dejadme aclarar que no son palabras que oímos y repetimos sin contenido alguno. El tiempo desde un punto de vista cuántico no existe, y miles de personas vivimos con la sensación de que los días se han convertido en horas o minutos. El que tiene la maestría del tiempo es capaz de crear en un momento lo que en el pasado hubiera necesitado años. Por eso, cada instante de tu tiempo tiene un grandísimo valor porque contiene el potencial de la eternidad. ¿Qué mejor empresa que dedicar tu tiempo a ti mismo?, ¿a recrearte desde dentro con nuevos conceptos y valores?, ¿a imprimir en tu memoria celular, atómica y subatómica una nueva autodefinición de ti que se manifieste de manera extraordinariamente diferente y satisfactoria en el mundo material?

Hagamos del tiempo un factor capital para desarrollarse evolutivamente, de la misma manera que lo haces con el dinero, es igual que una cuenta en el banco, trabaja con él como si fuese un plan de inversiones. El profesor Lanza, de la Universidad de Harvard, afirma categóricamente que el sujeto observador crea tiempo, y que este es solo un constructo de nuestra mente y sentidos limitados. Podemos crear tiempo, lo necesitamos para la transformación. La vida contemplativa y el silencio son creadores de tiempo. La conciencia pura amplifica el alcance activo en cualquier sistema facilitando de forma exponencial acontecimientos, lo que necesitó siglos ahora se crea en semanas.

Existe una fusión atemporal de pasado, presente y futuro, saltamos de uno a otro perdiendo nuestro equilibrio que solo se encuentra en el aquí y ahora. No se trata de vivir en modo carpe diem, que tanto hemos utilizado en la psicología de finales del siglo XX, de disfrutar y aprovechar el momento, con una connotación de aceleración vital, de escasez de tiempo, de carencia e incertidumbre, de consumir precipitadamente la vida como si no existiera mañana. Se trata de que hay que empezar con la atención y redireccionamiento enfocado de tu mente porque, en general, estamos muy dispersos procesando docenas de informaciones a la vez. Para que al final sepamos de todo y de todos menos de nosotros mismos. Para entrar en la escuela del autoconocimiento necesitamos un poco de disciplina que incluye, además, una mente enfocada a la participación del cuerpo. Nuestro cuerpo recibe muchos mensajes captando energías de todo tipo sin poderlas procesar. Por eso, es muy importante cuidarlo y mimarlo para que mejore con nosotros de manera integrada.

Cuando era adolescente tenía un cartel en la pared de mi habitación que decía «Conócete a ti mismo», como en el Templo de Apolo en Delfos. Desde entonces estoy en esa apasionante labor. Pero ¿qué somos?, ¿lo que pensamos y sentimos?, ¿lo que nos han dicho los demás?, ¿somos lo que tenemos?, ¿somos el hijo de, natural de y profesional de?, ¿somos lo que soñamos?, ¿tu cuerpo, tu mente, tus emociones, tus acciones y posesiones? Hay un mosaico de seres dentro de ti, por eso no sabes quién eres. En la adaptación evolutiva darwiniana, la del superviviente, nos hemos olvidado de la esencia del ser, de nuestro principio y finalidad. ¡Menuda jugada! Desenredar todos los programas requiere de la fuerza de Hércules, mucha voluntad y toda la ayuda disponible a nuestro alcance. Puedes empezar por cualquier cabo suelto, la mente, el cuerpo, el alma, la profesión, la enfermedad, tu manifestación y vida en el mundo, con la pareja, la familia, la sociedad, da igual por dónde empieces porque todo te lleva hacia ti.

CAPÍTULO 2

«El corazón sabe. La mente piensa y discute, pero el corazón sabe y continúa»

David Hawkins, psiquiatra e investigador místico (1927-2012)

«La fuerza no viene de la capacidad corporal, sino de la voluntad del alma»

Gandhi, dirigente del movimiento no-violencia en India (1869-1948)

LA BÚSQUEDA PERSONAL

En mi experiencia personal de buscadora del sentido y de la trascendencia del ser, he encontrado la plenitud en dos momentos muy diferentes, momentos cumbre, llenos de fluidez inmaterial, porque todo era pura energía. El primer gran y sorprendente momento lo tuve estando embarazada de mi hija y, el segundo, años después. Este último episodio de fluidez extraordinaria vino como fruto de un intensísimo trabajo energético y de respiración trascendental. Ambas experiencias llenas de luz y felicidad fueron para mí las pruebas de fe de vida, como lo fue para el apóstol Tomás la herida que tocó en el costado de su maestro Jesús resucitado.

Me gustaría hablar un poco acerca de la última experiencia que yo calificaría de satori o estado de no-mente, un nivel de iluminación. Después tuve otras tantas parecidas, pero esa fue la primera que se mantuvo durante casi un año. Meses de plenitud y gratitud que nada tenían que ver con eventos cotidianos, profesionales o familiares, sino con el vacío de la mente y la plenitud del espíritu que convertía la trivialidad en experiencia de amor creando alrededor de mí un halo de energía armoniosa y benefactora para todo y para todos. Durante ese tiempo destaco que mi nivel de energía fluida se multiplicó por cien, así como la confianza y el amor en mí y en la vida. Vivía en un ritmo pacífico, absolutamente fluido y donde todas las acciones tenían una repercusión gratificante. Los obstáculos habituales a los que estaba acostumbrada se disolvían y experimentaba todo desde un plano de amor desapegado, libre, pero comprometido. El estado de alerta mental al que estaba acostumbrada disminuyó drásticamente, pero aumentó en la misma proporción la intuición conectada con el estado de ser. Desde el estado de ser me comunicaba con paz mental y silencio. Era como flotar en la corriente de un río cálido, en un día de sol brillante, formando parte de algo ilimitado.

Anteriormente había buscado entre chamanes peruanos y sus pociones, siempre con el propósito de hallar la piedra filosofal que completara el puzle de la vida. Me di una vuelta entre maestros de la India para comprobar si estaban tan cerca de Shambala como decían. Y recorrí los caminos de occidente con diferentes nombres terapéuticos, con profesionales de renombre avalados por su fama y sus seguidores. Devoraba cientos de libros y seguí la pista de decenas de personas que ofrecían mensajes para la mejora y el crecimiento. Con todos aprendí algo, pero el encuentro con la plenitud de mi ser, el momento más anhelado en fluida paz y felicidad conmigo misma no me llegó con ellos. Lo que me llevó hasta las experiencias trascendentales más anheladas fue la voluntad, la fe y la intuición que me ayudó a seguir el eco de una llamada interior.

Mi mente, como la de la mayoría, con sus construcciones cartesianas y una personalidad formada por las experiencias vividas hasta ese momento, necesitó cientos de intentos fallidos hasta poder reconocer que esa era la experiencia que estaba buscando. Las diferencias entre lo que había experimentado antes y aquella plenitud no tenían nada que ver. Esa era harina de otro costal, pura energía liberadora, pura energía de sanación para el cuerpo y de amor del alma.

La felicidad que conocí, libre de dependencias y arbitrariedades del destino, esa felicidad que se encuentra en tu forma de ser y de actuar, similar a la de los niños cuando se sumergen en sus juegos, comprometidos activos y dinámicos, gozando de su actividad por el puro placer de expresarse y manifestarse, solo por ser y existir, esa felicidad, es el paraíso perdido, amigos míos. En el estado de «no-mente» y de paz hallé mis respuestas, donde la vida toma una apariencia de juego cuyo objetivo es disfrutar mientras «hacemos cosas». Las cosas que nos permiten expandirnos y que aportan un aprendizaje en cada prueba, reto y logro.

La satisfacción del ego por comprar, poseer, tener y demostrar siempre ofrece satisfacciones con la mirada puesta en el exterior. Nuestras acciones y decisiones de superación están dominadas por esta entidad llamada ego. Forma parte de nuestra naturaleza humana y su poder radica en el dominio. Si no has explorado las caras de tu ego te aconsejo que lo hagas porque su naturaleza se encuentra igual en el rey que en el mendigo. La personalidad del ego forma parte de esa energía limitante por las creencias, valores conscientes o inconscientes de patrones duales y antagonistas. Con miedos y dialécticas conflictivas que alimentan la supervivencia del statu quo. El ego es todo un personaje con el que hay que aprender a convivir porque te acompaña siempre y a él no le gusta que lo lleven más allá de lo conocido si no es para ganar poder o para obedecer a sus programas de creencias, siempre se mantiene fiel a sí mismo haciéndote creer que tú eres él. Sin embargo, en el estado de no-mente la presencia del ego pierde total relevancia. La energía de la paz y del amor lo inactiva permitiéndote experimentar un flow energético y expansivo.

Si luchas contra tu ego para ganar tu evolución, él siempre gana. Es mejor conocerlo y encontrar la manera de mantenerlo a raya. Hay que tener mucha voluntad para contenerlo y para desmantelar sus estrategias porque estamos completamente identificados con su historia, y si te peleas con él, te estás peleando contigo, nadie gana. Es igual que el actor de teatro que acaba identificándose con el personaje que interpreta, toda una locura. Así somos nosotros, unos egos locos identificados con nuestros guiones de vida, repitiéndose una y otra vez. Yo lo sé porque he podido salir del escenario del drama de la vida en mis momentos de consciencia y de no-mente para ver el mismo guion del personaje y del ego actuando a la perfección. Hay que ser muy valiente para verse, humilde para aceptarlo y voluntarioso para cambiarlo.

La película Atrapado en el tiempo, la que recordamos como «El día de la marmota», nos cuenta la historia de nuestra existencia humana, repitiendo sin cesar día tras día los mismos eventos. El protagonista, Bill Murray, se despierta todos los días en la celebración del día de la marmota, hasta que por fin descubre la trampa del tiempo, se relaja y en ese bucle infinito va jugando y aprendiendo, descubriendo otro modo de ser más humano y amoroso. Siendo la gratitud incondicional y la generosidad del amor las fuerzas sutiles que lo sacan del bucle, de la rueda de la vida, del samsara que nos tiene atrapados.

¡Cuánta voluntad se necesita para volver a lo sencillo, al amor y a la libertad del ser! Te guste o no lo que tienes y lo que eres, para nadar en otra pecera más grande hay que dejar atrás los apegos. Ellos funcionan como contratos y compromisos que nos retienen de manera consciente e inconsciente. Estos apegos fueron creados en el pasado por alguna necesidad, siempre en términos de supervivencia para la continuidad de la vida y de su mantenimiento. Los apegos obsoletos o disfuncionales que actúan como barreras en el avance evolutivo hay que identificarlos y disolverlos, por eso es tan importante mirarse por dentro.

Los apegos a personas y a cosas están ferozmente protegidos por las leyes. Por ejemplo, los compromisos interpersonales como el del matrimonio se llevan como una carga si nos obligan a mantenerlo, siendo una fuente de infelicidad para hombres y mujeres. En España, la ley del divorcio se aprobó en 1981, cuarenta y cinco años después de ser derogada la de 1931, durante la Segunda República. Hubo sectores religiosos que se oponían al divorcio y, aunque entonces fue una ley de las más progresistas de Europa, estaba sometida a una serie de observaciones previas para concederla, como que la pareja tenía que demostrar que llevaba un año sin convivir. Así que tuvieron que pasar veinticuatro años más para adecuarla a las necesidades sociales. Fue popularmente conocida como Ley de divorcio exprés. Actualmente, Filipinas y el Vaticano son los dos países del mundo donde el divorcio es ilegal, un reducto del pasado, pero aún pervive.

La vida está sometida a cambios y renuncias voluntarias o involuntarias, pero la vida evolutiva en su fluir necesita espacio interior y sin apegos para crecer. No me extraña que en nuestra historia reciente se despertara el movimiento hippie, ni tampoco que los jóvenes con ideales se movilizaran en Mayo del 68 o que los Beatles hicieran de embajadores del yoga en occidente y que hubiera toda una revolución cultural en ese momento con su maravilloso mensaje de «seamos realistas y pidamos lo imposible». Aunque los hippies de entonces se convirtieron en los representantes de la clase media conservadora de la Europa actual dieron paso a la siguiente re-evolución de la conciencia.

Esta re-evolución de fondo democrático promueve el potencial de cada uno y que en los albores del inicio de la Era de Acuario promete ser un tiempo humanitario de paz, personal y colectiva. La evolución acuariana anima a cada hombre y mujer a comenzar su recorrido individual e interior, incluyendo el espíritu y la intuición en nuestra toma de decisiones. Planetariamente estamos transitando el cambio de era astrológica. Dejando atrás la de Piscis con su vieja conciencia de sacrificio y reparación kármica a un nuevo modo de ver la vida, inclusiva, responsable y femenina donde el conocimiento de uno mismo te da las verdaderas claves de la liberación. Es una etapa de solidaridad desde la propia singularidad para poder aportar valores propios al colectivo. Aquí ya no vale diluir la propia personalidad para pertenecer a un grupo religioso o político. El futuro es de las personas auténticas que saben darle valor a su diferencia y exclusividad contribuyendo al conjunto generosamente.

Es el tiempo de la solidaridad entendida desde el paradigma de ganar-ganar. Se valorará y respetará a las personas con experiencia independientemente de su origen, raza o género. Es un tiempo de darle vida a la consciencia y eso solo se puede hacer por una decisión libre e independiente. La lección de la Era de Piscis fue el amor incondicional, esta lección nos queda pendiente como conciencia planetaria. Ese vacío existencial mueve a los buscadores en la nueva Era de Acuario, pero también presenta una vulnerabilidad que aprovechan los viejos paradigmas y sus defensores para su continuidad ofreciéndonos, como siempre, sucedáneos substitutivos de afecto en forma de drogas y tecnología.

Si queremos reconocernos y saber quiénes somos las experiencias tienen que ser reales y naturales. Los estados de expansión de la conciencia inducidos por sustancias o por el efecto de la tecnología, implantes, memorias artificiales o fábricas de sueños que forman parte de la Matrix nos vacían de energía y nuestra energía vital que es eso justamente, vital, vida, es lo más precioso que tenemos. Vivir en un estado de adicto tecnológico tan malo o peor que el químico es una de esas manipulaciones condicionadas por el sistema.

La OMS señala que una de cuatro personas sufre trastornos vinculados con las nuevas tecnologías. En España, el nueve por ciento de la población podría haber desarrollado un comportamiento adictivo. En Madrid se ha creado un servicio pionero de atención para las adicciones tecnológicas ante la gravedad de los síntomas que han atendido en el 2018 a 2300 personas. Es importante saber que a través de una resonancia magnética se puede identificar las modificaciones anatómicas que causa esta adicción en el cerebro. La Academia de Ciencias de China demostró en su estudio a doce adolescentes con esta patología. Ellos mostraban alteración en las fibras de una sustancia blanca que conectan regiones cerebrales implicadas en la formación y el procesamiento de las emociones y toma de decisiones afectando al control de los impulsos. Otro grupo de investigadores noruegos afirmó que el nivel de inteligencia de la humanidad está disminuyendo en las últimas décadas; siete puntos por generación. En Reino Unido se analizó el CI de los británicos y disminuyó de 2,5 a 4,3 puntos desde 1945. Vigilemos lo que limita nuestras capacidades y los milagros de los dispositivos al alcance de todos que no son tan bondadosos como nos cuentan.

Camino hacia lo desconocido

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