Читать книгу Hablar en público en la universidad - John Moya Barreto - Страница 8
ОглавлениеA finales del siglo pasado, en su reconocido libro El miedo a los demás, Christophe André y Patrick Légeron (citados por Breton, 2014) aseguraron que “el miedo a tener que hablar en público es, sin duda, el más extendido entre nuestros coetáneos” (p. 11). Si bien esta afirmación podría parecer algo exagerada, la verdad es que solo está enunciando una condición que fácilmente se puede constatar en la realidad. En efecto, son muchas las personas, de todas las edades, que experimentan ese miedo cuando tienen que expresarse en público en diversas circunstancias, ya sea en su vida cotidiana o en ámbitos académicos u organizacionales. De hecho, en estos el miedo se intensifica, dado que, a diferencia de los contextos del día a día, en una universidad o una empresa es habitual que los discursos se evalúen o se examinen.
Desde esta perspectiva, resulta comprensible el miedo escénico que muchos estudiantes, de diferentes edades y grados de formación, sienten cuando deben intervenir ante un auditorio en las variadas situaciones a las que los expone la vida académica. De todas maneras, en este asunto cabe mencionar un factor que hoy día influye de alguna forma en ese temor que invade a tantos estudiantes cada vez que hablan frente a sus compañeros o sus profesores en el colegio o la universidad, y es el hecho de que el mundo virtual haya adquirido un visible predominio en la mayoría de los quehaceres humanos. Para nadie es un secreto que este fenómeno ha modificado de manera sensible la relación de los individuos con la realidad, incluida esa realidad llamada público. Es muy común que todos los días surja la necesidad de conectarse a ese mundo, ya sea por medio de un computador, una tableta o un teléfono móvil, herramientas que se han vuelto imprescindibles para desarrollar numerosas actividades en varios campos, como el académico, el laboral, el social o el personal. No obstante, es evidente que son las nuevas generaciones, aquellas conformadas por jóvenes que en la actualidad no superan los treinta años, las que más han vivido este impacto tecnológico; y, por supuesto, en este grupo se halla el grueso de la población estudiantil.
Esa relación tan estrecha que mantienen los estudiantes de hoy con el mundo virtual ha hecho que muchos de ellos suelan experimentar cierta extrañeza cada vez que interactúan cara a cara con un grupo de personas no cercanas. Es más, algunos, yendo por esa línea, han llegado al punto de concebir al público como si fuera un monstruo voraz (!). Luis Puchol (2008) diría que, en efecto, pararse frente a desconocidos es un poco incómodo; incluso agrega que hacerlo frente a conocidos lo es aún más (?). De todas formas, ya sea en un caso o en el otro, este autor afirma que ese miedo escénico —y los síntomas asociados a él, como la ansiedad o el nerviosismo— no es más que el resultado de la falta de confianza en sí mismo, y por ello propone cuatro normas que, al aplicarlas, contribuyen a combatir esa inseguridad: “Hablar solo de lo que se sabe / Tener claro el objetivo que se persigue / Preparar a fondo lo que se quiere decir / Estudiar las necesidades, deseos y características de la audiencia” (p. 7).
Con todo, el mismo Puchol (2008) establece que esa confianza en sí mismo es solo uno de los tres factores que determinan el éxito de alguien cuando habla en público; los otros dos son, por un lado, la “habilidad para comunicarse oral y gestualmente” y, por otro, la “confianza y simpatía” que se sepa suscitar en la audiencia (p. 5). El autor denomina a estos tres factores, respectivamente, autoconfianza, comunicabilidad y simpatía. De alguna manera, el presente manual toma estos tres aspectos como referentes para una parte de su desarrollo: lo que aquí se llama contenido (del discurso oral) alude al primero de ellos; lo que se llama forma, al segundo; y el primer gran apartado del último capítulo, al tercero.
Si, como afirma Puchol, el éxito de una intervención oral ante un auditorio depende de los tres factores susodichos, entonces se podrá entender que trabajar en torno a ellos es indispensable para aquellas personas que, como los estudiantes, se ven abocadas a esta situación. Aunque el presente manual está pensado para quienes están cursando su educación superior, también resultará útil para todos aquellos que, en algún momento, sean embarcados en la tarea de expresarse en público. Como bien lo dice este autor (2008):
Si usted quiere o tiene que dirigirse a una audiencia, no espere a que le baje de lo alto una gracia especial para hablar correcta, elegante y efectivamente. Se puede aprender a hablar en público, como se puede aprender a hacer casi cualquier otra cosa, y además es uno de los aprendizajes más agradecidos que hay. En primer lugar, por la rapidez con que se aprecia el progreso obtenido y, en segundo lugar, por las gratificaciones de toda índole que esta nueva habilidad le proporcionará, tanto si la ejercita en el medio académico, político, empresarial, asociativo, religioso, o cualquier otro. (pp. 4-5)
La razón por la cual este manual está concebido para personas que están cursando su educación superior es la relevancia que este proceso reviste en la vida de cualquiera. La educación básica y la media son de carácter obligatorio, hay que abordar toda una variedad de temas independientemente de que le gusten o no al estudiante; en cambio, la carrera, la especialización, la maestría o el doctorado son un asunto de libre elección, representan los gustos y los intereses de cada quien y proporcionan experiencias que, a la larga, contribuyen a forjar la idiosincrasia de los individuos. El paso por la universidad es una etapa que no debería tomarse a la ligera, ya que constituye un periodo de cultivo tanto profesional como personal; si se transita por ella sin experimentar en sí mismo una modificación significativa, se podrá tener la certeza de que se han perdido tiempo y dinero. Además, como dicen Mireya Cisneros y Clarena Muñoz (2014), “es a la universidad a quien corresponde entregar a la sociedad un ser formado para desempeñarse como un profesional que no solo sea buen escritor y buen lector, sino también buen hablante y buen oyente en el contexto de su disciplina” (p. 247).
El libro Hablar en público en la universidad: un manual para desenvolverse ante una audiencia pretende ofrecer una serie de consejos prácticos para los estudiantes universitarios, tanto de pregrado como de posgrado, que tengan que dirigirse oralmente a audiencias de diversa índole, ya sea en la academia, en el trabajo o en la vida. El concepto de audiencia adquiere aquí un sentido especial, pues vocablos como público o auditorio, conforme al Diccionario de la lengua española, aluden a un conjunto de personas que concurren a un lugar y a una hora determinados para oír a alguien; en cambio, una audiencia, según el mismo diccionario, es un grupo de individuos que “reciben un mensaje a través de cualquier medio de comunicación”, y esas son las personas a las que muchas veces, gracias a las facilidades que hoy día ofrece la tecnología, alguien se dirige en la actualidad.
Dado que todo acto de expresión oral constituye un fenómeno de carácter escénico, y en este la forma prevalece sobre el contenido, en el presente manual se destina un espacio importante para aquellos aspectos que podrían llamarse formales o estéticos. Esto no quiere decir que se subestime el contenido, puesto que, sin duda, este es la esencia de los discursos. Si no se le presta al contenido la atención que se merece, se termina hablando como varios de los protagonistas de la vida pública nacional: diciendo muchas cosas, pero, en últimas, nada sustancial. Lo que sucede es que, por cierta causa, el cerebro humano es muy sensible a los hechos escénicos, y, por ende, cuando se es espectador, la forma resulta impactando más que el contenido.
El presente libro consta de cinco capítulos. El primero de ellos se enfoca en el contenido del discurso oral y, en consecuencia, brinda recomendaciones concernientes al tema, el objetivo y la estructura, además de otras cuestiones relativas a la ejecución y, en especial, a la función del ensayo y la escritura; es decir, en general, aquellos aspectos cuya preparación contribuye a esa autoconfianza de la que habla Puchol. El segundo capítulo se centra en la forma del discurso oral y, conforme a ello, ofrece consejos relacionados con el registro lingüístico y el manejo de la voz, la mirada, el cuerpo y el espacio; estos asuntos atañen a lo que Puchol llama comunicabilidad. El tercero y el cuarto capítulo presentan las características de algunas formas de comunicación oral usuales en el ámbito universitario, así como una serie de indicaciones para que se desarrollen de manera adecuada; las clásicas se hallan en el tercero, y las modernas, en el cuarto. Y, por último, el quinto capítulo expone algunas sugerencias referentes a la relación entre el orador y el público, las nuevas audiencias que surgieron a raíz de las tecnologías actuales, el diseño del apoyo audiovisual y la lectura oral; el primero de estos puntos, a saber, la relación entre el orador y el público, comprende lo que Puchol llama simpatía, y allí se abordarán temas como los obstáculos de un mensaje, la atención y la benevolencia, la actitud ante las preguntas, el manejo del tiempo y el control de los nervios.
En cada uno de los apartados que conforman este libro, se explica el asunto en cuestión y se presenta lo que al respecto se aconseja y se desaconseja; y particularmente en el primero y el segundo capítulo, además de lo anterior, se proponen algunos ejercicios encaminados a lograr lo que se busca. Ahora, como se trata de un material de consulta, usted podrá dirigirse a cualquiera de los apartados dependiendo de sus necesidades o sus intereses.
Así pues, con esta propuesta de contenido, se espera que el presente manual apoye significativamente los procesos de preparación y ejecución de las intervenciones en público que se dan en el ámbito universitario, que pueden ser desde una simple exposición hasta un panel, un debate, un pitch, una three minute thesis o cualquier tipo de sustentación. En esta medida, se espera también que contribuya a que los discursos orales de los estudiantes universitarios sean amenos, estéticos, claros, contundentes y efectivos.