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Qué es la onagra

La onagra es una planta originaria del cuadrante suroriental de Estados Unidos, que crece en suelos pobres y arenosos de praderas, márgenes de playas fluviales, dunas, arenales, y en otros espacios soleados y secos. En 1614 diversos científicos europeos trajeron por primera vez a Europa, desde el estado de Virginia, un ejemplar de esta planta como curiosidad botánica.

Se empezó a cultivar como planta ornamental en Italia, ocupando riberas de ríos, márgenes de caminos, sendas y sembrados. Su cultivo se popularizó, extendiéndose por toda Europa y parte de Asia, llegando a detectarse su presencia en numerosos jardines botánicos de Inglaterra y Alemania, desde donde se propagó, como planta silvestre, en diversos ambientes.

Pero transcurrieron algunos años hasta que alguien en Europa se decidiera a explorar sus posibilidades nutricionales y comprobara que su raíz carnosa tenía un sabor muy agradable y, por lo tanto, la planta podía servir para algo más que embellecer las cunetas de los caminos. Lo cierto es que, durante las guerras que sacudieron el continente entre mediados del siglo xviii y mediados del xix, muchos campesinos de Europa central encontraron en la raíz de la onagra una ayuda providencial para escapar de la hambruna y la miseria.

Aun así han tenido que pasar muchos años para que en Europa se apreciara por sus virtudes medicinales. Siempre se la había identificado como una mala hierba, como lo demuestra el hecho de que también se la conociera con el nombre de hierba del asno, por considerar que solo este humilde animal podía estar interesado en ella.

Los pueblos nativos de América del Norte conocían desde hacía mucho tiempo las propiedades curativas de la onagra

No obstante, los pueblos nativos de América del Norte ya conocían desde hacía mucho tiempo las propiedades curativas de la onagra. Se sabe que preparaban una infusión con las semillas y que aplicaban el líquido resultante como ungüento sobre las heridas cutáneas, con óptimos resultados. Los primeros pobladores del área de los Grandes Lagos utilizaban la planta entera para mitigar diversos dolores, para tratar problemas estomacales y como ayuda para calmar la tos, además de su uso como un efectivo sedante.

Muchos de estos conocimientos de las culturas tradicionales han sido asimilados por la fitoterapia moderna y también por la medicina homeopática para integrarlos en sus formulaciones naturales, convirtiendo la onagra en una planta insustituible en el tratamiento de ciertas dolencias. En la actualidad, el aceite de onagra es uno de los productos más populares y apreciados de cuantos se venden en los establecimientos de dietética del mundo entero, pero en España la onagra sigue siendo una gran desconocida, debido a que un amplio sector de la población no tiene aún la buena costumbre de frecuentar este tipo de comercios.

Su denominación genérica, Oenothera, procede de los términos griegos oinos, que significa «vino», y thera, que significa «caza», aludiendo al efecto vigorizante que puede proporcionar el consumo de esta planta, el cual la hace muy aconsejable para enfrentarse a actividades de alto riesgo como la caza. No obstante, esta denominación, dada por Teofrasto, se refería probablemente a alguna planta del género epilobio, ya que la onagra aún no era conocida en Europa.

ASPECTOS BOTÁNICOS Y ECOLÓGICOS

La onagra (Oenothera biennis) es una planta bianual de la familia de las onagráceas. Mide entre 50 cm y 1 m de altura, aunque cabe señalar que se conocen ejemplares que de modo excepcional han llegado a alcanzar una altura de 2 m. Presenta un tallo erecto, grueso y anguloso, recubierto de una áspera pilosidad, con ramificaciones casi desde su misma base.

Las hojas basales son grandes y muy vellosas, miden entre 6 y 10 cm de largo por 2 cm de ancho, tienen forma ovallanceolada y presentan nerviaciones muy pronunciadas. Las hojas que brotan del tallo son menores y sésiles, y están unidas a este por un discreto pecíolo. Las flores, de color amarillo y de pequeño tamaño, se agrupan en espigas terminales. Constan de cuatro lóbulos con cuatro pétalos idénticos y de ocho estambres que no sobresalen por fuera de los pétalos. Desprenden un aroma muy agradable, suave y ligeramente alimonado.

Las flores se abren a última hora de la tarde, dependiendo de la latitud (en Europa suele suceder entre las seis y las ocho de la tarde) y permanecen abiertas durante todo el día siguiente. Debido a esta particularidad, la cultura anglosajona ha bautizado a esta planta con el nombre de evening primrose, la «rosa del atardecer».

Su período de floración se extiende desde principios de junio hasta finales de septiembre. Las flores son polinizadas por los insectos durante el crepúsculo, en una primera etapa y, posteriormente, a lo largo de todo el día. Los frutos son cápsulas negras alargadas, que contienen en su interior semillas de formas irregulares.

De la planta se aprovechan las hojas, las espigas, el tallo, la raíz y muy especialmente las semillas, de las que, sometidas a presión en frío, se obtiene el preciado aceite de onagra. Las raíces, grandes y fibrosas, de color amarillento por fuera y blanquecinas en su interior, se consumen en algunos países durante la primavera por su elevado valor energético, y en determinadas regiones de Francia, se utilizan para sazonar ensaladas.

LOS COMPONENTES DE LA ONAGRA

A lo largo de los últimos años, se ha sometido la onagra a rigurosos estudios científicos y nutricionales para evaluar de qué manera actúan sus diferentes componentes activos como agentes reparadores de nuestra salud.

Ha quedado demostrado que el aceite de onagra es muy rico en ácidos grasos esenciales poliinsaturados. Estas sustancias grasas, que son parecidas a las vitaminas, son indispensables para el buen funcionamiento de nuestro organismo, pero sin embargo son compuestos que no pueden ser producidos directamente por él, sino que se incorporan con la dieta alimenticia.

COMPOSICIÓN DEL ACEITE DE ONAGRA
Ácido linoleico72 %
Ácido gammalinolénico Prostaglandina E19 %
Ácido dihomogammalinolénico10 %

Entre estas sustancias contenidas en el aceite de onagra destaca el ácido linoleico, también presente en productos tan diversos como el aceite de girasol, de cártamo, de soja y de maíz, en el hígado, el pan integral y las legumbres. El aceite de onagra contiene aproximadamente entre un 70 y un 72 % de ácido linoleico. Este ácido tiene escasa importancia biológica por sí mismo; sin embargo, al absorberse en el organismo, puede estimular otras sustancias que sí tienen un efecto activo en nuestro metabolismo.

El ácido gammalinolénico que contiene el aceite de onagra genera prostaglandinas, unas sustancias indispensables para estabilizar las membranas de nuestro organismo

Mayor importancia tiene un segundo componente graso, exento de toda toxicidad y derivado del anterior, que se encuentra en el aceite de onagra en una proporción que oscila entre el 7 y el 9 %. Se trata del ácido gammalinolénico (GLA), que tiene una importancia vital para nuestra salud, ya que genera unas sustancias que son las causantes de numerosas funciones metabólicas, indispensables para estabilizar las membranas de nuestro organismo. Son las llamadas prostaglandinas del tipo E1, descubiertas durante las décadas de 1970 y 1980, y que están presentes también en la leche materna.

Como veremos, estas sustancias son necesarias para el desarrollo del sistema nervioso, el equilibrio del sistema hormonal y para regular los procesos de coagulación, entre otras funciones del organismo. El aceite de onagra es el más rico en ácido gammalinolénico de cuantos se conocen, un ácido que, en menores proporciones, también está presente en el aceite de borraja, el sauce blanco, la consuelda y los musgos.

Para poder actuar sobre nuestro metabolismo, estos ácidos del aceite de onagra sufren un ciclo de transformación bioquímica, de manera que el ácido linoleico es transformado por el organismo en ácido gammalinolénico, para así poder absorberse sin problemas, promoviendo con ello la generación de las prostaglandinas.

La carencia de ácidos grasos poliinsaturados provoca algunas de las molestias de nuestro organismo

Este proceso puede ser obstaculizado por la incidencia negativa de algunos de los alimentos que ingerimos habitualmente, como por ejemplo, aquellos ricos en grasas saturadas y colesterol (como son la carne de cerdo, la mantequilla y los huevos), y por el consumo de alcohol y tabaco; también por la falta de vitaminas y oligoelementos (sobre todo el magnesio y el cinc) y por la repercusión de determinadas enfermedades o dolencias, como la diabetes, las infecciones víricas y el cáncer.

La carencia de los ácidos grasos poliinsaturados provoca en el cuerpo algunas de las anomalías y molestias orgánicas que nos afectan con mayor o menor incidencia, como determinados trastornos genitales y circulatorios, problemas derivados del aumento de la concentración de colesterol y algunas afecciones dermatológicas.

AGENTES QUE BLOQUEAN LA FORMACIÓN DE LOS ÁCIDOS GRASOS ESENCIALES

•Dietas ricas en grasas saturadas

•Dietas ricas en aceites vegetales procesados

•Elevado o moderado consumo de alcohol y tabaco

•El envejecimiento

•Una deficiencia en oligoelementos, cinc, magnesio y vitamina B6

•Diabetes

•Infecciones víricas

•Exposición a radiación

•Cáncer

Pero antes de analizar de qué manera actúan las prostaglandinas en el organismo y de describir sus múltiples efectos reparadores, es preciso aclarar algunos conceptos relacionados con la importancia que tienen las grasas y las sustanciales diferencias que existen entre estas.

Cómo cura la onagra

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