Читать книгу Emprendimiento, creatividad e innovación - Jorge Alberto Gámez Gutiérrez - Страница 12
Otro libro de emprendimiento. ¿Para qué?
ОглавлениеEmprender es una forma de vida que se orienta a la solución creativa de problemas y refuerza las características de las personas que aspiran a controlar su vida. Las personas emprendedoras ven lo que otros ignoran, aprovechan las oportunidades, se enfrentan a los problemas, pueden comunicar mejor sus ideas, tienen capacidad de trabajar en equipo, aceptan las consecuencias de sus actos, gestionan recursos con eficiencia con el propósito de lograr beneficios de los que, de manera no siempre consciente, se benefician las sociedades que los rodean.
Los inventores solitarios de los siglos XVIII y XIX dieron pequeños pasos para crear empresas; la educación y la innovación se unieron en el siglo XXI para contribuir en la construcción de grandes propuestas empresariales para el país. Hoy, el impacto de los pequeños negocios de baja innovación ha sido insuficiente para mejorar la competitividad del país —para algunos autores la informalidad reduce las tasas de crecimiento económico y genera más pobreza—, y en ello puede contribuir el sistema educativo que nos ubican entre los últimos países del continente con el “beneplácito” (¿indiferencia?) de la sociedad (ver los informes de competitividad en http://www.compite.com.co).4
Las iniciativas para fomentar el emprendimiento desde la educación son comunes en los países en desarrollo; aunque no es fácil definir los alcances de la educación en emprendimiento y si su objetivo principal es la creación efectiva de empresas. La educación y su relación con el emprendimiento tiene dos enfoques: el estadounidense, concentrado en el entrenamiento y los pasos específicos para procesos de creación de empresa, y el europeo, cuyo objetivo principal es el desarrollo de la personalidad emprendedora (Gámez, 2013).
La universidad puede apoyar los proyectos interdisciplinarios de creación de empresas y proyectos sociales de sus comunidades académicas.5 Sería una forma más eficiente para combatir la pobreza y la desigualdad, que en un país con tantos recursos no tiene justificación moral. Empresas de origen inter y transdisciplinar pueden contribuir a la creación de una sólida infraestructura y mejorar la competitividad. Según Varela, Moreno y Bedoya (2015), la creación de empresa es una buena elección de carrera, tiene estatus y atención positiva de los medios para el 77 % de los colombianos. La capacidad para percibir oportunidades, las habilidades para crear empresa y superar el miedo al fracaso, para crear empresa, la tienen el 65 %. La intención para iniciar una actividad empresarial, solo o con otra persona, en un horizonte de tiempo de tres años baja al 55 %. Hacer realidad la empresa al desempeñar actividades concretas, pagar salarios y remuneraciones por menos de tres meses lo hace solo el 14 %. En un entorno donde la seguridad del empleo desaparece de forma paulatina y la expectativa de vivir de la pensión es lejana, la creación de empresa es una opción que podría acompañarse desde la universidad en todos los niveles, en particular desde el pregrado y el posgrado,6 con un enfoque de género que incluya a las mujeres. La figura de la incubación de empresas tiene amplio espacio en el país junto con los servicios de desarrollo profesional, el acceso a capital semilla y el establecimiento real de vínculos de las empresas nacientes con las empresas constituidas para ayudar a consolidarlas.
La educación en emprendimiento debería crear y reforzar sentido de propiedad y resultados, reforzar la sensación de libertad y control personal para que pasen cosas, maximizar las oportunidades para que los individuos asuman responsabilidades y cumplan tareas, reforzar la noción de responsabilidad y ver a través de las cosas, tener una orientación hacia la excelencia a partir de stakeholders (escuela, padres, gobernantes, comunidad local, Iglesia, autoridades y asociaciones comunitarias, entre otros) y brindar, apoyo para establecer redes. Por tanto, la educación en emprendimiento debe formar para soportar la ambigüedad y permitir los errores como posibilidades de aprendizaje, fomentar el pensamiento estratégico previo a la planeación formal, enfatizar la importancia de la construcción personal y las relaciones como base de la gestión.
¿Quiénes pueden enseñar a emprender? Personas que no hayan perdido la pasión por aprender cada día y, por tanto, tienen la voluntad de aprender a ser emprendedores junto con sus estudiantes. ¿Enseñan a emprender en las licenciaturas y maestrías en educación?, ¿deberían estudiar los profesores lo que van a enseñar a sus estudiantes? Una persona que quiera enseñar emprendimiento debe tener rasgos personales como la capacidad para comunicar y negociar, ser independientes, tener liderazgo, tener capacidades de racionalización, planificación y profesionalismo, para generar ambientes donde prime la confianza.
Quien enseñe a emprender debe tolerar la incertidumbre y transmitir esas habilidades, aprender de los errores y de las experiencias. Sus didácticas deben favorecer la solución de problemas de maneras creativas, la capacidad de persuadir y la habilidad de convencer a otros. Es posible que los profesores que hoy enseñan emprendimiento no hayan creado empresas, empero, la habilidad de crear empresa no parece sustituir las habilidades de enseñar; en cualquier caso todo profesor debería conocer varias metodologías de formulación de proyectos y los planes de negocio.
¿Cómo evaluar la enseñanza en emprendimiento? Por el número de ideas que se llevan a la práctica como proyectos o como empresas de quienes han cursado los espacios académicos de emprendimiento, los sectores donde se han creado las empresas —de preferencia en los sectores primario y secundario—,7 el tiempo que transcurre entre la formación y el inicio de la empresa atribuible al curso y evidencias de la duración de las empresas fundadas, el número y calidad de empleos generados —en lo posible empleos dignos en salarios y condiciones de trabajo—. Otras formas indirectas pueden ser las personas que egresan de esos cursos y sus calidades humanas, o el número de actividades intraemprendedoras. Por supuesto, los programas de enseñanza del emprendimiento requieren procesos rigurosos de autoevaluación (Comisión Europea, 2009).