Читать книгу El despertar de un asesino - Jorge Eguiazu - Страница 44
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El sueño hermoso que estaba teniendo se cortó en forma abrupta. Violeta se sobresaltó, saltando de la cama instantáneamente. Al principio no entendía que pasaba. Sentía un ruido ensordecedor y constante, que no terminaba ni bajaba de intensidad.
Tardó un par de segundos en darse cuenta de la realidad. Ese ruido provenía del timbre de entrada de la puerta principal de la casa. Algún idiota, seguramente borracho, estaba gastando una broma o se había equivocado de casa.
Por suerte su madre no estaba. Sabía que esas cosas le crispaban los nervios. Que era capaz de cualquier cosa. Odiaba a los pendejos borrachos que no dejaban vivir en paz al resto de las personas.
Violeta, con una calma inusitada, se levantó rápidamente y prendió el televisor. El sistema cerrado de televisión instalado un par de años atrás, le permitía visualizar al agresor desde una pequeña cámara instalada sobre la puerta de entrada. Lo que vio la llenó de enojo. Era otra vez J.C. que intentaba hacer algo con ella. Ya se estaba cansando de las situaciones repetidas con éste chico. Iba a tener que hacer algo pronto. Sabía que esas situaciones tenían tendencia a empeorar más que a solucionarse.
Debido a que no quería tener que lidiar con él, más aun sabiendo con cierta ciencia, debido a lo que sus ojos le mostraban, que J.C. estaba totalmente ebrio, decidió hacer lo que cualquier persona cuerda habría hecho.