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Introducción

El Juego de tronos de los equipos directivos

Ya pasaron los tiempos en los que todo libro sobre educación que aspirara a ser leído debía empezar con algo así como: “Vivimos tiempos de vertiginosos cambios...”. Esta era una máxima cargada de enorme contenido emocional. Era como decir: “¿Por qué no se queda todo como estaba, con lo fácil que era cuando todo se encontraba en su sitio y permanecía en él todo el rato?”. Pero también era una sentencia paralizante, depresiva, que venía a significar “como todo cambia tanto, no sé si tengo que cambiar, porque me temo que más adelante todo volverá a cambiar”.

Escuela millennial

Ese era el espíritu que reinaba en el espacio educativo, justo en el cambio de milenio, cuando alboreaba el nuevo tiempo del nuevo milenio. Así empezábamos en 1999 el congreso Educnet, el primero en el que se hablaba de Amazon, inteligencia artificial, videojuegos, etc. ¡Qué ilusos éramos! Pensábamos que habíamos comprendido el nuevo mundo de internet y ya está. Pues no. En 1999 nació Google y no os quiero contar lo que pasó después.

Cuando dirigía el foro “Calidad y Libertad de la Enseñanza”, empleé estas mismas palabras: “vertiginosos cambios”, en la primera página de la publicación Educar en la convivencia. Todo ha cambiado con la generación Z, ese era el título del primer libro que se publicaba sobre los millennials, la escuela y la pastoral.

De la misma manera que hubo una generación millennial, también hubo una escuela millennial. La respuesta de la escuela millennial fue admirable y, por cierto, bastante aristotélica: “El mundo cambia vertiginosamente, ergo la escuela debe cambiar”.

En 2008, año de la llegada del iPhone a España, empecé a asesorar a media docena de instituciones para lo que denominamos “Proyecto Educativo Institucional”. En 2010 publicamos en Escuelas Católicas el conocido como “PEI”, que ha ayudado a cientos de instituciones educativas a hacer ese tránsito del milenio, solo 10 años después. En 2011, desde el Departamento Pedagógico y de Pastoral, junto con el colegio Montserrat de Barcelona, diseñamos lo que aún se conoce con el hashtag “#profesinnovadores”, quizá la mayor experiencia de innovación educativa en España, por la que han pasado ya más de un millar de profesores.

Mundo VICA1

Ha sido con Be-Up, colaborando con Pilar Jericó y Marta Romo, donde he descubierto el concepto VICA. Ya no se trata de decir que vivimos en un mundo lleno de volatilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad, se trata de convertir este descriptor en una auténtica herramienta de trabajo. Son conocidas las experiencias de empresas como Netflix, Google o Zara, que apuestan por adaptar sus modelos de trabajo, organización, evaluación, contratación, incluso de convivencia, a este entorno VICA como opción organizativa. Yo lo he vivido en empresas como Amadeus, Vodafone, Santander, Axa, Mutua Madrileña, etc. El concepto de volatilidad llega a impactar de lleno en la línea de flotación de las organizaciones, que se plantean hasta su propia razón de ser como empresas.

¿Qué ha pasado en el mundo de la escuela? De repente, el viento cambió. Si uno repasa los principales congresos educativos, publicaciones, revistas, tertulias o foros, percibe que se ha producido una auténtica involución.

Escuela pre-VICA

Las respuestas permanentes no tienen sentido en un mundo volátil, simplemente te acabas convirtiendo en un dinosaurio. No tiene sentido que las organizaciones hagan una adaptación al mundo VICA. La volatilidad hace que toda adaptación tenga fecha de caducidad inmediata. Solo tiene sentido generar una mentalidad de adaptación constante. No se trata de adaptarse a la volatilidad, se trata de convertirse en volátiles.

Como los niños no saben gestionar la incertidumbre, la frustración, las expectativas, entonces, dice la asamblea de expertos, eduquemos en las certezas.

Debido al abuso de las pantallas que se está produciendo, especialmente en el ámbito adulto, y también en el de los alumnos, el mundo educativo y sus gurús han decidido que la única respuesta ante este mundo complejo es construir una Arcadia feliz en la escuela, donde el niño encuentre el refugio en un mundo simple, estable, cálido, amable. Y educar en la complejidad, ¿para cuándo?

En los últimos años no he oído ni a un solo ponente que hable de la necesidad de una escuela de la complejidad, para educar al niño en la complejidad con la que, queramos o no, se va a encontrar al salir de la campana protectora de la escuela.

No nos damos cuenta de que el concepto de ambigüedad pide a gritos que pasemos de transmitir contenidos fijos a dotarlos de competencias de creatividad, pensamiento crítico, inteligencia existencial, cooperación, cocreación y resolución de problemas.

Así como reconozco que la respuesta de la escuela al mundo millennial fue asombrosa, rápida, eficaz, pienso que no existe una escuela VICA, a pesar de que vivimos en un mundo VICA. No existe una escuela Z, a pesar de que nuestros alumnos son de la generación Z.

Este libro intenta proponer que vayamos un paso más allá. Necesitamos una escuela VICA que prepare a la generación Z para vivir en un mundo VICA. El problema es que no lo podemos hacer con soluciones pre-VICA. La solución ya no está en algo tan simple como cambiar la metodología del aula. La clave está en un nuevo liderazgo VICA que construya una cultura organizativa VICA.

Esto es lo que convertirá a nuestros alumnos en competentes para una vida marcada por la volatilidad, la incertidumbre, la complejidad y la ambigüedad.

Estamos en bucle

Cada semana visito decenas de aulas, haciendo coaching, impartiendo formación. Nuestro equipo Learning Flow asesora a más de 2000 profesores cada año. Me encuentro a docentes portando a sus espaldas piedras con toneladas de peso. El clima no los detiene, ni los cambios generacionales; el escaso apoyo de las familias, tampoco; la falta de medios no les importa. Ellos suben, paso a paso, por el caminito hacia la cumbre de la montaña. Pero cuando llegan arriba, la piedra vuelve a caer al abismo y deshace el caminito hasta situarse de nuevo en la casilla de salida.

Sí, hablo de Sísifo. Si lo prefieres, te cuento el cuento de la rueca de Penélope, la maestra que teje y teje y a la mañana siguiente apenas ha avanzado la historia. Si eres un lector millennial, quizá entiendas mejor la mitología de Westworld, personajes que viven y mueren por la causa, pero cada día despiertan sin recordar nada, dispuestos a escribir en su tabula rasa una historia sin escribir.

En educación estamos en bucle. Educadores forzudos, con horas de entrenamiento al que llaman formación, a dieta de esteroides para protegerse de los asteroides que amenazan al ecosistema del aula.

Si contabilizas los cursos y congresos educativos que hoy se anuncian en Twitter, encontrarás dónde está el ojo del bucle. Hemos convertido en axioma algo que no es más que una hipótesis: si cambiamos la metodología del aula, cambiamos la educación. Creemos que la palanca que moverá el mundo de la educación está en el aula, más exactamente en el cambio de la metodología. Yo creo que no.

Sísifo fue condenado al bucle del esfuerzo inútil porque se atrevió a denunciar a Zeus. Entonces Zeus encargó a Tánatos que liquidase a Sísifo; todo muy mafioso, sí. Pero Sísifo se las apañó para no morir. Conmutó su pena a cambio de ser condenado a pasar la vida subiendo y volviendo a subir toneladas de piedra a lo alto de la montaña. ¿Por qué la escuela está en bucle? Porque la vieja escuela no quiere morir y prefiere ser condenada a esa historia de confort que, por otra parte, no deja de ser épicamente mitológica.

Es un mito ilusorio pensar que cambiando la metodología del aula vas a cambiar algo en tu colegio. La metodología es un árbol, si cuidas un árbol estarás haciendo una gran labor, pero insuficiente. Necesitamos cambiar el bosque y para cambiar el bosque necesitamos cambiar todo: el clima del bosque y los movimientos de todo el ecosistema, de forma que se modifiquen y se generen por sí mismos. Esta es la salida del laberinto que nos puede dar alas para escapar de ese bucle inútil sin quemarnos por el sol del estrés innovador. Llamemos “árbol” a la metodología, y llamemos “bosque” al liderazgo o a la cultura organizativa de todo el centro educativo.

Liderazgo VICA

Muchos expertos han puesto nombre al niño que acaba de nacer. Llaman VICA a este mundo postindustrial, postpostmoderno, posthistórico, postcapitalista, posverdad, postsocial, líquido, ultramoderno. Estas son todas las categorías de filósofos y sociólogos, que últimamente se han unido en extraña pareja de hecho. Son los expertos en liderazgo, que necesitan identificar patrones reales, que tienen una incidencia real en sus clientes reales, en el diseño real, en las estrategias de formación, en la identificación de sus directivos, en los modelos de marketing, que se juegan sus cuartos, los que han bautizado a este nuevo mundo como VICA. Son las siglas que significan que vivimos en un mundo cuya heráldica se define por estos cuatro emblemas:

• La volatilidad: las cosas han dejado de ser fijas, sólidas y permanentes.

• La incertidumbre: ya no tenemos la capacidad de predecir qué va a pasar en cinco años y, menos aún, de preparar las respuestas de un examen del que no sabemos ni sabremos las preguntas.

• La complejidad: cada minuto se suben 300 minutos de vídeo a YouTube, se realizan 3,5 millones de búsquedas en Google, se descargan 350 000 apps y se publican 450 000 tuits.

• La ambigüedad: donde las fronteras entre el bien y el mal, la verdad y mentira, la justicia, lo inteligente, lo auténtico ya no son nítidas.

En este mundo VICA, la escuela puede dedicarse a perder el tiempo intentando detener la ola o puede subirse a la ola y aprender a surfear para llegar a donde quiere llegar, no a donde el mundo diga que debe llegar. El problema es que Sísifo se niega a morir y prefiere vivir en bucle. Es una historia heroica pero inútil.

Este libro quiere narrar un viaje con cuatro etapas fundamentales:

1. Cambio de paradigma: sin este cambio de mindset o “chip mental”, todo lo que hagamos acabará en un bucle como el de Sísifo.

2. Cambio en los líderes: necesitamos personas con unas competencias distintas, prácticamente contrarias a las del mundo pre-VICA.

3. Cambio en las reglas del trabajo: cómo pasar del convenio a las reglas de la experiencia flow para generar compromiso.

4. Cambio en la cultura organizativa: para pasar de estructuras jerarquizadas, en su mayoría invisibles, hacia estructuras horizontales de participación, como hacemos en la vida social de todos los días.

Necesitamos otro liderazgo

No sé si necesitamos otros líderes, pero sí necesitamos otro tipo de liderazgo. Hace solo cinco años, todo el mundo estaba obsesionado con la eficiencia, con la calidad, con la excelencia, con la gestión. Basta con repasar bibliografía, revistas o informes relacionados con el mundo de la empresa, la educación o el mercado laboral. En pocos años hemos pasado a preocuparnos más por la creatividad que por la calidad, más por la innovación que por la excelencia. En este libro veremos ese Juego de tronos en el que muchas organizaciones siguen peleando, el viaje que va desde la eficiencia a la feliciencia.

Necesitamos otro liderazgo. Es más, muchas organizaciones, además de otro liderazgo, también necesitan otros líderes. Lo que tengo claro es que no necesitamos nuevas personas para hacer lo mismo de siempre.

Hace 10 años empecé a ayudar a muchas instituciones educativas a rediseñar su Proyecto Educativo Institucional (PEI) (Escuelas Católicas, 2011). En la mayoría de los casos, se trataba de diseñar por primera vez un proyecto educativo común para los colegios de una misma organización. En estos años he ayudado a más de 300 centros educativos y no siempre el PEI ha sido el bálsamo que cura todos los males. En este libro pretendo compartir lo que he aprendido. Adelanto una conclusión doble:

– Primera conclusión: en muchos colegios me he encontrado con un número muy reducido de personas preVICA, una, dos o tres personas. El problema es que estaban en el equipo directivo.

– Segunda conclusión: muchos claustros totalmente bloqueados, que ofrecían resistencia a los cambios, con una cultura previa, se transformaban en pocos meses solo con cambiar a una persona del equipo directivo.

Se trata de darle la vuelta. Puede parecerte que todo en tu colegio es una maraña indescifrable, que no entiendes a las personas, que no ves la lógica, ni la salida.

• Un consejo: ¡Deja de tirar de los hilos a lo loco!

• Prueba una alternativa: ¡Da la vuelta al tapiz!

Pasar de la maraña al hilo, del hilo al tapiz, solo requiere inteligencia para comprender y herramientas para tejer. Hoy día sabemos muchas cosas que hace solo 10 años no entendíamos.

¿Cómo eran los líderes de la eficiencia?

He empezado este libro con una cita de Saramago. Ya hemos descifrado gran parte del código pedagógico del ADN de las escuelas inteligentes. Hace unos años actuábamos por intuición, ahora actuamos con inteligencia. Hay quien no quiere, pero quien quiere sabe qué tiene que hacer, cómo, cuándo y por qué.

Acabo de ayudar a una institución con casi 30 colegios. Siete años atrás habíamos elaborado el PEI, con una vigencia de seis años. Por tanto, tocaba renovarlo. Pues bien, el nuevo plan no se parece en nada al anterior. ¡Solo han pasado seis años!

Lo que he descubierto creo que tiene valor y puede ayudar a muchas organizaciones a encontrar la raíz de sus problemas, a preparar sus infraestructuras para vivir en el futuro, si es que lo tienen.

Digo que necesitamos otros líderes porque esta es una de las primeras conclusiones a las que he llegado. No quiero decir que todos los jefes que existen sean un desastre, sino que nuestras organizaciones eligieron jefes con un determinado perfil, unas competencias, unos valores, unos roles y una agenda de tareas. Son los líderes de la eficiencia: fríos, serenos, conciliadores, controladores, calculadores. Vamos a llamarlos líderes domesticados. Solo tenían que mirar hacia arriba y hacer como los muñecos del ventrílocuo José Luis Moreno, abrir y cerrar la boca; hacer como si, cuando todos sabían que quien hablaba en realidad era “el de arriba”.

Sin embargo, ahora, en los inicios del siglo XXI, necesitamos jefes con perfiles, competencias, valores, roles y agenda completamente distintos, en muchos casos contrarios a los que nos pedía el siglo XX.

No quiero desencadenar una avalancha de despidos en nuestras organizaciones para solucionar los problemas. Más bien todo lo contrario. He visto muchas organizaciones que optan por el despido como única estrategia ante los problemas. La clave está en hacia dónde dirigimos la mirada. Si cambiamos a las personas, pero vamos a elegir a distintas personas con los mismos perfiles, competencias, valores, roles y agendas, los resultados serán los mismos. Por eso quiero hablar del reverso del tapiz, para comprender lo que normalmente ni siquiera vemos cuando estamos enfrascados en el día a día.

Después de 20 años en la misma empresa, un día decidí abandonarla. Llevaba toda la vida en el mundo de la educación y decidí viajar al mundo de la empresa, de la mano de Pilar Jericó y Marta Romo en Be-Up. He vivido una experiencia maravillosa. Ahora vuelvo al mundo educativo, vuelvo a rencontrarme con mi auténtica vocación en un proyecto que hemos llamado “Learning Flow”. Amigo lector, espero que usted encuentre en este libro alguna razón para vivir su vida, su profesión, su organización, su vocación. Llamaré universal antropológico a ese lugar en el que dos extraños, como usted y yo, encuentran un hub o nodo donde conectarse.

Liderazgo VICA

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