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Presentación

Momentos de paz constituye una serie de pensamientos que han ido surgiendo con el correr de los días. Que nadie busque en estos pensamientos un orden temático, pues se han escrito en momentos y circunstancias diversos. Si hubiera que buscar un símil, se podría usar lo que ocurre cuando paseamos por el campo, especialmente en primavera: encontramos las más variadas y diversas flores que han surgido y crecido en el más «perfecto desorden», lo que no resta que, dentro de la diversidad de colores, formen el más hermoso cuadro que pueda ser pintado por el mejor artista. Estos pensamientos no han sido escritos pensando en nadie y sí para el que tenga la paciencia de leerlos. La lluvia y el sol los manda Dios para todos y sirven en la medida en que cada uno sepa aprovecharlos. Están ahí.

Un pensamiento es como una semilla que, para que germine y produzca su fruto, necesita un terreno apropiado. Puede suceder que caiga en buena tierra o, por el contrario, que caiga entre zarzas y espinas que no le permitirán participar del espacio que ellas han usurpado. El pensamiento no es sólo lo que a primera vista puede decir, sino lo que a cada uno sugiere aquí y en este momento, en la circunstancia que está viviendo. Puede ser también una ocasión propicia en esta época en la que todo se nos ofrece concentrado y percibimos los grandes discursos como «rollos» insoportables. Un pensamiento puede convertirse en una luz que nos ilumina en medio de la oscuridad: parece que no todos los días sale el sol... o, si sale, no lo vemos. El pensamiento corre el peligro de que en este momento no me diga nada, pero en otra ocasión puede servirme... No todos los días tenemos el mismo humor ni nos encontramos en el mismo estado de ánimo. El pensamiento encierra en sí mismo cierta filosofía. Un pensamiento, sobre todo positivo, es un buen medio para empezar la jornada con «una energía positiva», según expresión muy común. He tratado de que los pensamientos sean como una palanca que eleva, el punto de apoyo que pedía el filósofo para elevar el mundo. A veces puede ser este punto de apoyo una piedrecita, a simple vista tan insignificante como puede serlo un buen pensamiento.

José María Fernández, SSP

Momentos de paz

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