Читать книгу Un pueblo de alianza - José María Pardo - Страница 5
ОглавлениеINTRODUCCIÓN
Desde los inicios de la Renovación Carismática Católica, en 1967, muchos de aquellos que siendo llenos de la unción del Espíritu Santo, y que experimentaron la actualidad de sus manifestaciones, de sus dones y sus carismas - tal como lo fue en las primeras comunidades cristianas - movidos por Dios a dar una respuesta firme y estable al llamado que les fuera realizando, y siempre como fruto de un carisma que surge para servicio de la Iglesia, dieron vida a comunidades que asumían responsabilidades y compromisos fuertemente estables con Dios, la Iglesia y entre sus miembros. A éste compromiso se lo llamó ALIANZA, y pronto se convirtió en el eje principal de las comunidades que iban surgiendo en la Renovación Carismática (en adelante RCC).
La RCC surgió precisamente como una “corriente de gracia” para renovar todos los carismas en la Iglesia, y pronto los grupos de oración fueron multiplicándose por millares, inundando prácticamente cada rincón de los países donde arribaba. Pero, para muchos, sólo juntarse a orar una vez por semana no era suficiente, sino que movidos por el mismo Espíritu del Resucitado, buscaban un estilo de vida de renovación, y no tan solo una nueva práctica de oración y dones espirituales. Aquellos que buscaban tal estilo o forma de vida, y un compromiso permanente en la corriente de renovación, encontraron en esta vocación a la vida de Alianza las respuestas a sus búsquedas. De ésta manera se formaron las primeras comunidades de Alianza, desde las cuales podían decir sí a Dios, asumiendo con radicalidad los compromisos bautismales, renovando así las experiencias narradas en los Hechos de los Apóstoles respecto a las comunidades cristianas.
Muchas de las primeras surgieron inicialmente como grupos de oración o equipos de servicio en la corriente de gracia de la RCC, otras se originaron por el influjo pentecostal de dicha corriente; incluso hoy en día se suscitan de iguales maneras, lo que permite reconocer claramente la identidad que tienen como carismáticas, y favorecen el discernimiento de su autenticidad.
Con el correr del tiempo, algunas de estas comunidades de alianza, han engendrado diversas y nuevas formas de vida consagrada dentro de la Iglesia, otras han dado vida a congregaciones religiosas, sociedades de vida apostólica e institutos seculares. Estos son algunos de los innumerables frutos que las Comunidades Carismáticas de Alianza están aportando al servicio de la Iglesia y para mayor gloria de Dios.
Este libro no intenta ser un estudio profundo, en lo canónico y en lo teológico, de las comunidades de alianza; tampoco pretende ser la idea acabada y definida de ésta nueva vocación en la Iglesia. Lo que intenta es darlas a conocer, compartir la identidad común y saborear un poco más de la vocación que conllevan para quien responde al Señor en alguna de ellas.
Pido al Espíritu Santo y a la Santísima Virgen, que es Madre del Buen Consejo, hagan de este material un instrumento útil para la Iglesia, para las Comunidades de Alianza y para todos aquellos que quieran aproximarse a este fruto maduro en la RCC.
Resistencia, Chaco, 19 de Marzo de 2016, Solemnidad de San José