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Capítulo 3 MI INFANCIA
ОглавлениеDesde agosto de 1948 hasta marzo 1958, fecha que llegué a la Argentina, conservo muy lindos recuerdos de mi infancia, aunque reconozco que haya sido muy dura. Pues bien, vivíamos solos en la casa referida más arriba, con mi mama, mi abuela y mi hermano de un año y medio mayor que yo. Digo solos, porque mi padre, cuando yo tenía apenas tres meses, debió fugarse del lugar por no comulgar ó compartir con las ideas políticas del gobierno socialista existente, hecho del cual me explayaré – capítulo aparte – más adelante. Nos alimentábamos con los productos de la huerta que cultivaban mi mama y la abuela y/o los que se conseguían en el bosque, gran variedad de hongos. Mi madre, ya de chica estudió el arte culinario y era muy buena cocinera. Ella misma hacia el pan casero con el trigo que se molía personalmente … la polenta se comía casi a diario la única bebida que conocíamos era el AGUA que extraíamos del aljibe. (No conocíamos ninguna gaseosa, yogurt, ni un jugo) La vaca que hubo en un tiempo, era muy vieja y flaca, la ordeñábamos cada tanto – también yo lo hacía –, pero daba tan poca leche que no alcanzaba para mi hermano y para mi… ante ello, muchas veces, mi madre le pedía un poco de leche a algún vecino, para nosotros y a cambio de algunos productos de huerta que ella cultivaba.
Cuando teníamos hambre, en más de una oportunidad, nos subíamos a algún árbol frutal que existían cerca de la casa y nos comíamos todas las frutas que encontrábamos en esos árboles, nos “llenábamos la panza” con manzanas, peras, ciruelas, etc. Apenas alcanzábamos a bajar y debíamos correr al bosque lindero por cuestiones de urgencias obvias. También, cuando tenía hambre, solía comer los pepinos existentes en la huerta, los arrancaba y allí mismo me los comía (hoy en día no tolero comer pepinos). Solíamos ir a un pequeño viñedo existente cerca de casa y/o también de algún otro vecino, y allí nos comíamos las uvas que podíamos, también con las consecuencias que ello implicaba. Muy cerca de la casa, – aprox. a 200 mts. – comenzaba un inmenso bosque, allí nos íbamos seguido, con mi hermano, a juntar hongos,– “Jurcki” – que había de distintas variedades. Los conocíamos a la perfección, sabíamos cuáles eran venenosos y cuáles no. Cuando había más – después de las lluvias – juntábamos la mayor cantidad posible, los llevábamos a casa y mamá, algunos los secaba y otros los cocinaba en una sartén y los comíamos una de nuestra comidas preferidas… era un manjar. En el bosque también comíamos y juntábamos frutillas, frambuesas, arándanos etc. Por otra parte, en la post guerra, la carne vacuna casi no se conocía no se comía… tampoco se conseguía. Es decir, para la comida diaria debíamos arreglarnos con los productos que nos brindaba la huerta que cultivaba mi madre.
Como ya lo adelanté, a raíz de que mi padre debió abandonar y salir del país por diferencias ideológicas y políticas, y estar ausente durante más de 9 (Nueve) años, en la casa ya referida estábamos solos: mi madre, mi abuela, mi hermano y yo. – Desde fines 1948 hasta marzo 1958 – La situación era muy difícil toda la responsabilidad recaía sobre mi madre y la abuela en criar y educar a los 2 hijos, mantenerlos, darle la vestimenta, los estudios y proveerse de toda la alimentación necesaria, con los cultivos que realizaban en la pequeña huerta existente en los fondos de la casa. Todo era un constante sacrificio… se vivía al día Nada era fácil. Además de la actividad propia en una casa y con dos hijos menores, (cocinar, lavar, limpiar, cocer las ropa), mi madre se encargaba de cultivar y plantar en el huerto las hortalizas, legumbres, papas, frutas, etc… y todo lo indispensable para nuestra alimentación y de la familia. Fuera del horario escolar, y cuando ya éramos un poco mas grandes, con mi hermano acompañábamos a nuestra madre en muchos quehaceres de la casa, en el mantenimiento y plantación de los distintos cultivos. Es así que,” casi jugando, le ayudábamos y aprendíamos” a preparar la huerta, a plantar, sembrar hortalizas, legumbres, etc., también arar la tierra y recoger los frutos, la papa, los tomates, la chaucha, lechuga, pepinos, los choclos, etc. – Aprendimos también, a combatir las distintas plagas que atacaban los cultivos. Por ello, hasta la edad de 9 y 11 años, – cuando partimos hacia la Argentina –, de alguna manera ayudamos a nuestra madre y también aprendimos mucho y desde muy chicos, lo que es el sacrificio de luchar por el propio sustento y de toda una familia, por eso, me quedó grabado el enorme sacrificio que mi madre y la abuela hacían por nosotros y por su propia existencia.
Después de la Segunda Guerra Mundial, en Eslovenia continuaron las luchas internas, entre los “Domobranci” (Opositores) y los “Partizanos” que respondían al régimen Socialista del Dictador Mariscal Josif Broz Tito, aliado de Rusia, y que entonces presidia Yugoeslavia. Esas luchas internas también se daban en otras Naciones Federadas. Durante esos años, según nos comentaba nuestra madre, no se conseguía pan, harina, azúcar, leche, sal, etc. Para la gente común todo se racionaba – con tarjetas – detallando en las mismas, los consumos máximos por mes y por cada uno. – La mayoría de los productos y/o alimentos los entregaban ó repartían con los partidarios y/o los simpatizantes del régimen. En varias oportunidades mi padre envió alguna encomienda desde la Argentina, con harina, azúcar, arroz, y también alguna ropa para mi hermano y para mi. En más de una oportunidad, en la Aduana abrían las encomiendas/paquetes … se repartían y se quedaban con la comida. La vaca que hubo alguna vez, (que hice referencia más arriba) no daba leche suficiente para alimentar mínimamente, a mi hermano y para mí, …pero a pesar de ello, mi madre debía pagarle al Gobierno una Tasa/Impuesto, por el simple hecho de tener la vaca y muchas veces debía recurrir a los vecinos para que le ayuden con esos impuestos y/o tasas a pagar, y siempre a cambio de otros productos que ella cultivaba en su pequeña huerta/granja.
Como hecho anecdótico, recuerdo que un Pan Blanco (un miñón), mi hermano y yo lo veíamos y comíamos dos veces al año – uno en Navidad y otro para las Pascuas. Siiii y para ello mi madre debía juntar una determinada cantidad de litros de leche (en mas de una oportunidad lo pedía prestada a algún vecino) para así poder cambiarla por los dos panes Blancos (Miñones), uno para mi hermano y otro para mí. Ello ocurría únicamente para las fiestas de Navidad y Pascuas. Pues bien, tener ese pan Blanco para mi era un sueño, algo muy especial, que anhelaba y deseaba mucho, y me daba lastima comerlo siii me lo guardaba en el bolsillo y cuando iba al colegio se lo mostraba a mis compañeros no lo comía Ese pan, día tras día, se iba secando y desintegrando y se juntaban las migas ante ello, me metía los dedos de la mano a la boca la ensalivaba luego la introducía al bolsillo así se adherían las migas de esta manera, muy despacio me comía las migas adheridas a la mano, hasta que después de varios días terminaba de consumirlo totalmente.
Pero este aquí que, en marzo de 1958 al llegar a la Argentina, observo que en los tachos de basura (Recipientes de metal cuadrados ó redondos, no existían bolsas de polietileno) existentes en la calle frente a nuestra casa, se encontraban “tirados” kilos de pan blanco, y hasta desbordaban de los mismos, quedando tirados en piso de la vereda. Para mí esa imagen era un SACRILEGIO – UN DELITO. ello me quedó grabado por el resto de mi vida. Entonces comprendí y me dí cuenta lo que es NO TENER HAMBRE y que en Argentina evidentemente …NOHABIA HAMBRE.... y también que HAY GENTE que NO SABE lo que ES TENER HAMBRE.
En ese lugar, en la casa que nací y describí, en esa época no había ni se conocía lo que era una HELADERA… Como se hacía para conservar alimentos durante un invierno muy duro…?. Simplemente, …y previo a la época invernal, en la cercanía de la casa, se cavaba un pozo, en la tierra, bastante profundo aprox. un metro de profundidad y entre 1 y 1. 50 mts de diámetro, (Las medidas y tamaños eran muy variables, según las necesidades de una casa y otra). Allí se comenzaba a depositar las verduras, hortalizas, zapallos, choclos, papas, frutas, etc. … Ello se hacía en forma de una torre… ó pirámide, muchas veces la punta de la torre/ pirámide llegaba a medir hasta 2 mts. de altura desde el nivel del suelo… Bien, …una vez completada la pirámide, se preparaba una mezcla/pasta, con pasto seco y tierra del lugar, semi arcillosa, y con la misma se comenzaba a cubrir y sellar debidamente todos los alimentos allí depositados. Se hacía una capa bastante gruesa para así soportar y mantener en perfectas condiciones la estructura y la conservación de la temperatura interna de esa torre, en pleno invierno y hasta la primavera– …Durante el invierno dicha torre quedaba cubierta totalmente por la nieve. Recién con la llegada de la primavera y el retiro de la Nieve se comienza abrir y retirar, en forma periódica y parcial, la cobertura de la torre y se observa que todos los productos allí depositados y almacenados se encontraban en perfecto estado y condiciones… Con la retirada del invierno, se comenzaba a retirarlos parcialmente, según las necesidades, ya que estaban lisos para poder ser consumidos…(No tenían ningún problema por posibles cortes de energía eléctrica). NO HAY FREEZER que lo pueda superar.
En otro orden de cosas, recuerdo que con mi hermano, íbamos a un colegio en Laporje, un pequeño pueblito con no más de 6 ó 7 casas, que quedaba cerca de Polcane, ya un pueblo más importante y con Municipio propio. Llegar a dicho colegio nos llevaba casi una hora de caminar a través del bosque, montañas y cruzar algún rio. Cuando el tiempo estaba normal, (Primavera, verano y otoño) la caminata se hacía muy amena y hasta divertida, dado que nos juntábamos con otros chicos que íbamos al mismo lugar ó escuela. El problema era el Invierno, caminábamos por la nieve, aprovechábamos a jugar con la nieve durante el trayecto al colegio (nos tirábamos con bolas de nieve), y/o patinábamos sobre el hielo de algún arroyo congelado, en mas de una oportunidad se quebraba el hielo del arroyo, nos caíamos al mismo y nos mojábamos todo, pero igual concurríamos al colegio… allí nos calentábamos y secábamos la ropa mojada delante de un amplio hogar a leña existente en el aula. Para mi el Colegio era mi segunda casa; era un edificio muy amplio, muy cuidado en perfectas condiciones y que después de 40 años de haberlo visitado nuevamente, el edificio y el lugar, estaba igual conservado y aún en mejores condiciones. Las aulas eran inmensas, con doble fila de bancos con pupitre donde en cada banco se sentaban hasta 6 alumnos, y había en cada aula entre 10 y 12 bancos. Los pisos eran y son de parquet lustrado, las paredes con decoraciones y pintura impecable. Allí estudié hasta mediados de tercer grado dado que interrumpí los estudios al partir hacia la Argentina. El colegio Primario era Obligatorio, Público y Gratuito. Todas las mañanas cuando ingresábamos al colegio, (Invierno ó verano, con ó sin nieve), debíamos formarnos en un patio externo, …se izaba la bandera … y se cantaba el Himno ó marcha al Mariscal – Dictador Josip Broz Tito.
En el Colegio, ya desde el ingreso, en forma constante, se nos adoctrinaba sobre ”Las bondades y beneficios “del Régimen – Socialista – Dentro del mismo pueblo Laporje, con muy pocas casas, y a un par de cuadras del Colegio, se hallaba la Iglesia, que en la actualidad está perfectamente conservada, y la pude visitar nuevamente cuando regresé, después de casi 40 años, a mis pagos natales. A dicha iglesia nos llevaba nuestra madre a Misa todos los domingos. Allí estudié catecismo y me prepararon para poder tomar la Primera comunión apenas unos meses antes de partir hacia la Argentina.
El invierno, en esos lugares, es muy duro, pero igual nos íbamos al colegio, a veces – según me comentó mi madre –, las temperaturas llegaban a más de 20º bajo cero. Nos abrigábamos bien y listo… nadie se quejaba, …no había paros … huelgas ni piquetes, por ningún motivo se suspendían las clases… pero todos estábamos contentos de por poder ir al colegio. En pleno invierno nos divertíamos jugando en la nieve, hacíamos inmensos muñecos de nieve, bajábamos y nos deslizándonos por las pendientes de las montañas ó colinas, patinábamos sobre superficies heladas de los ríos y/o lagos, andábamos y compartíamos con los trineos, nos inventábamos patines y esquíes – “made in casa” – muy precarios, para poder andar sobre la nieve. Recuerdo que en una oportunidad, en vísperas de Navidad, estábamos jugando en la nieve, con algunos patines y/o esquís improvisados. En una de esas, yo me mando con un patín de madera por la bajada de una colina, a gran velocidad, con la mala suerte de que el patín se trabó con unas piedras, en un cruce de camino, y yo volé despedido por el aire, aterrizando con la cabeza contra el piso produciéndome, un gran corte en la ceja izquierda, con mucho sangrado y varios machucones. Le hice pasar un gran susto y muy mal momento a mi madre, al verme con la cabeza toda vendada, y justo en una Noche Buena de Navidad.
En más de una oportunidad, cuando había grandes nevadas, quedábamos encerrados en la casa, sin poder salir. La intensa nevada nos tapaba la puerta de acceso y/o las ventanas ante ello debíamos “cavar” la nieve para podernos abrirnos un camino hacia afuera. En todo el contorno del techo de la casa se formaban las estalagmitas y estalactitas (puntas de hielo de distintos tamaños). Por mas abrigos que teníamos, era común tener sabañones en las manos y orejas (Se inflamaban y ponían rojas). La mayoría de la ropa que usábamos en invierno la preparaba mi madre, la reciclaba, hacia las reformas, la armaba y era muy buena costurera. Una vez pasado el crudo invierno, apenas comenzaba el deshielo con un sol radiante y las franjas con pasto verde con flores que aparecían, nuestro primer anhelo /objetivo era poder CAMINAR DESCALZOS.
Siii … era totalmente normal caminar descalzo por una tierra y un pasto muy suave, asimismo, de esta manera la piel de planta de los pies, se hacia cada vez mas resistente y caminar en esas condiciones se disfrutaba mucho y era muy placentero… Recuerdo que, ya entrando en la primavera, cuando comenzaba a derretirse la nieve, comenzaban aparecer los nuevos pastizales, los campos verdes, los lugareños mandaban a sus animales, (vacas, caballos, etc.) a pastizar en esos campos ó praderas después de un largo y duro invierno, mientras que nosotros y la mayoría de los chicos, buscábamos la “bosta caliente”, reciente de esos animales, que quedaba en el lugar, para poder pisarla, (descalzos) y disfrutar del calor que de ellos emanaba.
En breve síntesis, si lo comparo a los valores actuales, mi infancia fue muy difícil, y hasta muy dura. Pero la disfrutábamos con lo poco que teníamos. Los inviernos eran muy largos, cuando nos quedábamos encerrados en la casa por las intensas nevadas, jugábamos con lo que teníamos ó improvisábamos y/o estudiábamos. Cuando había buen tiempo salíamos a jugar en la nieve, patinar sobre hielo, hacer muñecos de nieve, andar en trineos y patines por nosotros improvisados para bajar, deslizando ó patinando, por las colinas nevadas. Fuera de la época invernal, recorríamos los campos, las praderas y los bosques. Personalmente me encantaba observar cuando los lugareños cosechaban el trigo siiii lo hacían en forma manual. con inmensas guadañas. trabajaban é Iban todos a la par, en filas de 4 ó 5 verlos como trabajaban en forma sincronizada, era impresionante. Ahhhh. En aquella época, No había maquina alguna ni para sembrar ni para cosechar, todo se hacía en forma manual, y con mucho sacrificio. En mi infancia nunca viajé en auto, colectivo ó tren alguno. Como no teníamos cámaras de fotos, lamentablemente no tengo fotos de mi niñez ni de mi infancia en Eslovenia (Salvo alguna sacada por terceros, previo a nuestra partida a la Argentina). Durante y después de la Guerra, mi madre jamás recibió, ni pidió del Estado, ningún tipo de Plan ó subsidio: por matrimonio, embarazo, nacimiento, por escolaridad, por desempleo, etc. … etc. (Como ocurre en la actualidad) … Siii… nunca le dieron nada… al contrario, el gobierno siempre se las ingeniaba para poder “sacarte” algo y por cualquier motivo. Ahhhh…, no se te ocurra a no cumplir con esas obligaciones. Tampoco se podía hacer reclamos: piquetes corte de caminos ó rutas manifestaciones, etc. … Muy simple, todos sabían las consecuencias, uno terminaba preso y/o ejecutado/ desaparecido. La harina, el azúcar, etc. era racionado por el Gobierno Local (Municipio), como máximo, una familia, recibía MEDIO kilo de Harina y/o azúcar por MES. Cada uno debía arreglarse con lo que podía y con lo que tenía. Había que hacer malabarismos y apelar al ingenio para poder sobrevivir… Está por demás decirlo, el gran esfuerzo y sacrificio que debieron realizar mi madre y mi abuela para poder subsistir, criarnos y educarnos, a mi hermano y a mí, en esas difíciles circunstancias que se vivía en Eslovenia después de la Segunda guerra mundial y sin la presencia de mi padre, que debió fugarse, e irse del país, simplemente por no compartir las ideologías políticas del régimen Dictatorial del Mariscal Tito.