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1. Formación académica de Charles

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Ana, la tía de Charles, le enseñó a leer cuando este vivió en casa de sus abuelos.

Spurgeon encontró un tesoro entre los libros de su abuelo James, «El Progreso del Peregrino». Leyó aquella joya literalmente unas cien veces durante su vida.

Después del trabajo de alfabetización de su tía Ana, estando aún en Stanbourne, Charles fue enviado a la escuela de una tal Sra. Burlerg, para instrucción más formal y avanzada28.

A la edad de siete años regresó a casa de sus padres en Colchester, Essex, cerca de Kelvedon. Vivían en Hythe Hill, de hecho, fue allí donde Charles recibió la mayor parte de su educación normal. Estando allí fue enviado a la escuela de la Sra. Cook.

Después, sus padres lo inscribieron en la escuela del Sr. Lewis, quien tenía fama de ser un instructor capaz29.

Cuando Charles contaba con solo 10 años, hacia 1844, según hurga Rodríguez: «el Dr. Russell Conwell tocó el punto (en su biografía de Spurgeon) de que Charles dominaba el latín, el griego y había recibido algunas clases de filosofía»30. Además aprendió muy bien el francés.

Spurgeon conoció al ministro Richard Knill, quien ministraba en varias iglesias a través de toda Inglaterra. Knill había sido misionero en la India y en Rusia a través de la Sociedad Misionera Londinense. Cuando Knill vio la elocuencia de aquel muchacho, reconoció que había un talento especial en el chico. Fue cuestión de unos días que Richard pasara horas orando con Spurgeon. Knill, dijo Spurgeon, le predicó a Cristo a través de sus historias, y le enseñó a amar a Cristo. Oró, dijo Spurgeon, para que yo conociera al Señor y le sirviera.

El último día que Knill estuvo en la casa de los Spurgeon dijo: «Este niño será un predicador del Evangelio, le predicará a multitudes». Se cuenta que el Sr. Knill incluso dijo: «Predicará en la Capilla de Rolen Hill», lo cual sucedió más tarde.


A los 14 años (en 1848), Spurgeon fue enviado a St. Agustin College in Maidstone (que para entonces, escribió Charles, se llamaba Church of England School), donde pasó solo un año.

En 1849, John pudo conseguir que su hijo Charles ingresara, en carácter de sota-master, en la famosa Academia de Newmarket, en el condado de Suffok (cercano a Cambridge) que dirigía el Sr. Swindell, un bautista. Allí aumentaba sus conocimientos de griego, latín y francés31. Rodríguez destaca que en aquella academia Charles destacó y ganó premios y medallas en gramática y otras disciplinas32. Estando en aquella buena escuela, contando con 15 años, Charles escribió un ensayo sobre «El Papado». Su trabajo, aunque al final no ganó el premio, fue elogiado y calificado de magnífico, recibiendo un buen dinero, como si hubiera ganado el concurso.

En aquella Academia Charles Spurgeon encontró enseñanzas inolvidables de varios mentores, pero en especial de parte de una cocinera llamada Mary33. Y fue precisamente en esta academia donde un clérigo lo retó a pensar en el bautismo bíblico.

Habiendo agotado el año en Newmarket, Spurgeon obtuvo una plaza de maestro en la escuela del Sr. William Leeling (consagrado Bautista), en Cambridge. A su llegada a Cambridge, en 1850, por carta de traslado, Spurgeon se unió a la iglesia de St. Andrew.

Muchos biógrafos especulan sobre la mente prodigiosa de Charles desde su infancia, pero el dato que tenemos, comenta Rodríguez, no nos permite concluir de ese modo. Su mente probablemente no era fotográfica contando desde su niñez temprana, pero sí era en extremo esforzado y trabajaba hasta aprender perfectamente sus lecciones.

Su gran diferencia con el resto de los niños, adolescentes y jóvenes de sus años en la escuela, era su extraordinaria capacidad de observación. Dice Rodríguez que «Charles veía vida donde todos veían cosas inertes»34.

Su amigo y compañero de clases, el Dr. Everett, llegó a decir sobre Charles:

«Sabía algo de griego y dominaba el latín lo suficiente para comprender La Eneida de Virgilio sin necesidad de usar un diccionario. Resultaba cuidadoso observador de los hombres y de las cosas, y muy exacto en sus juicios. Tenía una asombrosa memoria para pasajes de la oratoria, la que admiraba, y acostumbraba a recitarme trozos de conferencias de vívida descripción que había oído del ministro congregacional, el Sr. David, en la feria de Colchester. Le he oído también recitar grandes trozos del libro ‘Gracia Abundante’ de John Bunyan»35.

Como puede observarse, la formación académica de Spurgeon fue tan profusa y de tan elevada calidad que podemos entender cómo llegó a ser literalmente un erudito, digno de todos los honores y lauros académicos habidos, no sin eventuales ofrecimientos de estos. Los padres de Charles se encargaron de que él, y por supuesto sus hermanos (incluyendo a James, que pastorearía junto a Charles en el Tabernáculo Metropolitano incluso más allá de la partida de Spurgeon), recibieran una excelente educación cristiana, y, por qué no, de lo mejor que educacionalmente se le pueda atribuir a la educación normal en la Inglaterra Victoriana.

Así que, la influencia de un padre y de un abuelo piadosos, de una madre santa y de oración, de una tía piadosa y dedicada, de las obras de los autores puritanos de los que se siempre se rodeó y que devoraba con avidez, y de la educación que recibió de varios maestros dedicados (pues a muy temprana edad podía leer latín, hebreo y griego), todo esto contribuyó, durante los años formativos de su vida, a que Charles Haddon Spurgeon, señalado por el Soberano Señor, el único y sabio Dios, se convirtiera en el Príncipe de los Predicadores, primero en la Capilla de Waterbeach, cerca de Cambridge, luego en la Capilla New Park Street, y durante un tiempo más largo en el Tabernáculo Metropolitano de Londres, cuyo templo él mismo construyó.

Aunque nuestro biografiado no iría ni a Cambridge, ni a Bristol, ni a ninguna escuela de formación religiosa o secular profesional, como veremos en este trabajo, llegaría a ser un exquisito erudito autodidacta, incluso fundador de un Colegio para Ministros exitosísimo; escritor y/o editor de unos 200 libros, muchos de los cuales son insuperables en su renglón, y otros siguen siendo best-sellers al sol de hoy, siglo y medio después. Charles sería coeditor de «La Revista Bautista» (The Baptist Magazine) durante algunos años, pero luego gestaría y pondría en marcha su propia revista de publicación mensual «La Espada y la Pala», excelentísima y de amplia difusión. Y para qué hablar de sus miles de sermones que fueron meticulosamente recopilados en unos setenta volúmenes gruesos en el archivo del Tabernáculo Metropolitano, y que además eran traducidos y publicados semanalmente por millares y enviados a todas partes del mundo, además de continuamente publicados en revistas y periódicos, incluso en los de más renombre de Inglaterra y Estados Unidos, como el The New York Times y el The London Times. Tal eficiencia productiva dista mucho de ser un resultado primero ordinario (pues sabemos que la bendición y la guía de Dios estaban sobre aquel predicador), y segundo ser los trabajos de algún iletrado (pues como vimos arriba, sus padres se esforzaron para que Charles adquiriera una formación académica normal, de las mejores existentes en sus días).

Biografía de Charles Spurgeon

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