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Mantente en el anonimato

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Vivimos en la «era digital», en la cual la tecnología nos ha permitido alcanzar límites impensables hace solo unos pocos años. En la actualidad podemos conectarnos con el otro lado del mundo, acceder a infinitas cantidades de información o llegar a millones de personas al instante. Del mismo modo, somos más propensos a dejar nuestra información personal al alcance de otros. Los ricos saben que esa información puede volverse en su contra y, por lo tanto, miman su privacidad.

Cada año crecen las inspecciones, sanciones y regulaciones por parte del gobierno, Hacienda, Seguridad Social, etc. Lo quieren saber todo de ti porque, el que tiene la información, también tiene el control. La reducción de tu huella puede ayudarte con la exención de responsabilidades en el caso de que aparezcan problemas. Algunos muestran sus vacaciones en islas paradisíacas, mansiones y vehículos deportivos, buscando reconocimiento para inflar su ego. Otros, en cambio, prefieren ser más comedidos y permanecer en la sombra.

Si un bien es público y conocido por todos, será aún más apetecible para el sistema, pero si es difícil de encontrar, tendrás menos posibilidades de que te lo embarguen. Actuar en lugar de quejarte marcará la diferencia. En la vida tú escoges ser jugador o espectador. Los ricos saben cómo utilizar las leyes a su favor, los demás se ven atrapados por ellas. A continuación, te resumo algunas pautas que te ayudarán a mantenerte invisible.

Con el fin de mantener su anonimato, los ricos no ponen su nombre a sus activos ni sus propiedades. Los ricos saben que el sistema intentará quitarles su dinero y su patrimonio. Entendemos como activo a todo aquello que suma, lo que puedes vender: son tus derechos, acciones empresariales y el dinero que te deben. Todo aquello que tenga valor, aunque no se pueda tocar, si se puede intercambiar por dinero, es un activo.

Sin un nombre en el registro es difícil saber de quién es cada propiedad. Los ricos dirigen empresas, conducen coches y viven en casas que son propiedad de terceros. De este modo, a la hora de embargar, existen responsabilidades limitadas y más opciones para salir ileso.

Una opción que debes contemplar es adquirir empresas inactivas, y es que, si no compras todas las acciones, no aparecerás en el registro. Hay miles de sociedades de las cuales el 99 % de las acciones pertenecen a un empresario y el resto a sus padres. Además de todos los trámites legales que te ahorrarás al no tener que empezar la empresa desde cero, este truco te permitirá empezar a facturar por productos y servicios de inmediato.

Una fórmula alternativa sería adquirir acciones al portador. Este tipo de acciones, también conocidas como bearshares, son libremente transferibles y acreditan la participación en una sociedad. En las acciones nominativas o convencionales figura el nombre de su propietario. Por el contrario, en las acciones al portador no figura ningún nombre, reconociendo como propietario a cualquier persona que las tenga en su poder.

No se realizan trámites ni cambios de registro en las empresas. De una forma similar, también tenemos los proindivisos, una expresión jurídica que se refiere a cuando una persona comparte la titularidad con un tercero. Es un término equivalente a copropiedad o a comunidad de bienes.

Si ya tienes una casa registrada a tu nombre o al de algún familiar, puedes pasarla fácilmente al nombre de una sociedad. Tan solo debes adquirir una empresa inactiva, contactar con un notario y explicarle que deseas realizar una ampliación de capital. De este modo, la empresa pasaría a tener la titularidad del inmueble, siendo registrada en el registro mercantil como ampliación de capital. A continuación, inscribe en el registro de la propiedad dicho cambio de nombre y procede a pagar un 1 % de impuesto por este trámite, más el coste del notario y la inscripción registral.

No obstante, toda empresa necesita tener un administrador. La ley estipula que toda empresa constituida en España debe contar con un administrador, el cual represente a la sociedad ante terceros. Los ricos no suelen administrar sus empresas, pero sí toman las decisiones. En el caso de que haya problemas financieros en la empresa, el administrador es el principal responsable.

Siempre y cuando se tengan buenas intenciones, un administrador no tiene de qué preocuparse. Los ricos lo saben y por eso asignan a este cargo a personas de confianza. Son conscientes de que están asignando el control de sus empresas a terceros, de modo que utilizan contratos privados que no figuran en el registro mercantil para salvaguardarse. También es conveniente que el administrador firme una carta de cese sin fecha para que, de este modo, el rico se evite que gestionen su negocio a sus espaldas.

Por otro lado, también podemos ceder los derechos de explotación de nuestros bienes. Esto da mayor protección legal al alegar que la explotación del inmueble la gestiona otra sociedad. Además del anonimato, esto permite reducir impuestos, desgravar gastos y evitar un aumento de la renta. La empresa puede incluso pertenecerte. De hecho, este truco lo utilizan muchos futbolistas con sus derechos de imagen.

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