Читать книгу Alexitimia - Juan Moisés De La Serna, Dr. Juan Moisés De La Serna, Paul Valent - Страница 10

Capítulo 2. El perfil de la alexitimia

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Se denomina alexitimia, a la dificultad de identificar en el otro y en uno mismo las emociones; con problemas para expresar la vida emocional interna; además muestra alto grado de conformismo social, dificultades para las relaciones interpersonales, escasa introspección, con limitada capacidad de imaginación, estallidos de ira y personalidad “inmadura”: introvertidos, pasivo-agresivos o pasivo-dependientes.

Estas características de personalidad van a afectar tanto en su vida íntima como en sus relaciones interpersonales, mostrándose frías, superficiales y distantes; estableciendo relaciones de pareja basadas en el beneficio mutuo y no en los sentimientos de cariño. No se trata de que éstas personas se crean superiores a otros, por esa distancia que siempre mantienen, como pudiese parecer, sino que es la consecuencia de su incapacidad de saber qué están sintiendo en su interior, y qué sentimientos le despierta la persona que tiene delante.

Ésta inmadurez ante los sentimientos que le incapacita para identificar y expresar los propios, también le impide poder empatizar o comprender los sentimientos de las personas que les rodean. Estas personas con altos niveles de alexitimia suelen manifestar en mayor medida alteraciones psicosomáticas, debido a la disociación entre el mundo interno (vivenciado) y el externo (expresado), además de ser más propensos a sufrir problemas relacionados con el campo de la Psicología como las adicciones, los trastornos de la alimentación, o los trastornos de personalidad psicopáticas.

El perfil de quien tiene altos niveles de alexitimia sería de un varón, durante toda su vida, con dificultades para relacionarse, lo que le puede llevar a sufrir trastornos del estado de ánimo y adicciones. La alexitimia no se considera una enfermedad como tal, sino un rasgo de personalidad, uno puede tener un nivel más elevado o reducido de ello.

El “problema” es que cuando tienes elevados niveles de alexitimia o una personalidad alexitímica, es cuando empiezan a surgir las dificultades de relación, al no entender las emociones de los demás ni las propias, ni saber expresar correctamente las emociones propias.

Desde la aproximación de la medicina psicosomática se entiende que el cuerpo y la mente son una unidad, y lo que le sucede a uno le pasa también a otro. De ahí, que algunos autores hablan que cerca del 90% de las enfermedades tiene un origen psicosomático, es decir, se originan en la mente y se exteriorizan en el cuerpo, por lo que la intervención tiene que ser global, atendiendo tanto a los aspectos físicos como a los psicológicos.

Actualmente estos conceptos han sido corroborados a descubrirse la P.N.I.E. (PsicoNeuroInmunoEndocrinología), una rama que engloba distintas disciplinas, y desde donde se ha observado una interdependencia entre cada uno de los sistemas, el psicológico, el neuronal, el inmunitario y el endocrino. De forma que si uno de ellos enferma, se van a resentir el resto de los sistemas.

Igualmente, desde la aproximación del P.N.I.E. se recomienda una intervención global, en cada uno de los sistemas, y no sólo en la parte enferma del paciente. Así se ha comprobado cómo existe una mayor predisposición a sufrir determinadas enfermedades psicosomáticas en función del tipo de personalidad.

Las personas con personalidad tipo A, que son aquellas más agresivas, competitivas y proactivas, suelen tener mayor tendencia a sufrir problemas físicos asociados a trastornos cardíacos, ya sean ataques o arritmias. En cambio, las personas con personalidad tipo B, que son eminentemente tranquilas y reflexivas muestran una protección natural para los problemas coronarios.

La alexitimia es una atrofia del sistema psicológico, en concreto de los aspectos emocionales, por la cual la persona que lo sufre es incapaz de expresarse adecuadamente sus emociones y de interpretar correctamente los sentimientos de los otros, pero ¿Existe relación entre la personalidad y la alexitimia?

Esto es precisamente lo que se ha investigado desde la Universidad de Shahid Beheshti, la Universidad Islámica Azad, la Universidad Tarbiat Modarres y Universidad de Teherán (Irán), cuyos resultados han sido publicado en la revista científica The International Journal of Indian Psychology.

En el estudio participaron ciento cincuenta personas, de los cuales sesenta y cinco eran mujeres, seleccionados al azar de entre los usuarios de servicios médicos que estaban siendo tratados por depresión. De los cuatro tipos de personalidad más comunes, los autores se decantaron por analizar únicamente la personalidad tipo C y D.

La personalidad tipo C está asociado a personas afables y abiertas, pero que no comparten sus sentimientos negativos, preocupaciones o tristezas con los demás.

La personalidad tipo D por su parte está asociado a alto nivel de auto-exigencia, con comportamiento hiperactivo, baja autoestima y falta de asertividad, quien lo padece tienden a sufrir en mayor grado casos de trastornos emocionales, úlceras pépticas, trastornos vasculares como hipertensión y cardiopatías isquémicas.

A todos ellos se les pasaron cuatro cuestionarios estandarizados, el primero para evaluar la personalidad tipo C, a través del Eysenck Type C Personality Test; el segundo para evaluar la personalidad tipo D, a través del Denollet Type D Personality Test y una última prueba para analizar los niveles de alexitimia del paciente a través del T.A.S.-26 (Toronto Alexithymia Scale).

Los resultados muestran una correlación positiva significativa entre las personas con personalidad tipo C y la alexitimia, así quien mostraba mayores niveles de personalidad tipo C, también lo hacía con respecto a la alexitimia. No se haya esta relación entre los que tienen personalidad tipo D y la alexitimia. No encontrándose diferencias significativas en función del género, aunque las mujeres han obtenido puntuaciones más elevadas de alexitimia que los hombres.

Los resultados parecen claros entre el tipo de personalidad tipo D y la alexitimia, lo que se explica según los autores por la teoría de Sifneos sobre las bases de la alexitimia y la incapacidad de expresar las emociones, aspecto definitorio de la personalidad tipo D, donde la persona es incapaz de expresar las emociones negativas.

A pesar de estar bien establecida la relación entre la personalidad tipo A y los problemas coronarios, en el estudio también se debería haber incluido su estudio y análisis, e incluso con respecto a la personalidad tipo A, con lo que poder presentar una panorámica más general sobre la relación entre los tipos de personalidad y la alexitimia.

Entre las limitaciones del estudio, está que los investigadores no corroboraron el diagnóstico con pruebas específicas sobre depresión, igualmente no han recogido sobre la gravedad de la enfermedad, el tiempo que llevan padeciéndose o el tratamiento que reciben al respecto.

Igualmente se desconoce de los participantes las variables sociodemográficas que pueden estar influyendo como variables extrañas en los resultados de la investigación. Igualmente hay que tener en cuenta las características propias de la población objeto de estudio, por lo que antes de concluir al respecto hay que realizar nuevas investigaciones en otras poblaciones.

Pero no toda imposibilidad de comunicar emociones puede considerarse alexitimia, ya que puede estar influido por las propias deficiencias comunicativas de la persona, que abarca no sólo el mundo emocional sino a la expresión incluso del lenguaje verbal y no verbal, tal y como en el caso de los pequeños con problemas de desarrollo, como por ejemplo con el Autismo, actualmente denominado Trastorno del Espectro Autista según el manual de diagnóstico clínico D.S.M.-V (siglas en inglés de Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, actualmente en su versión quinta).

Una de las aportaciones más controvertidas al respecto, es la que hace referencia al estudio del autismo y en concreto a la teoría del “Cerebro Extra Masculino”, donde el autor Simon Baron-Cohen de su “descubrimiento”, explica algunos de los rasgos “típicos” que se encuentran entre los afectados por el autismo, como son los problemas de la comunicación, tanto al expresar sus emociones, necesidades y deseos, como en percibir e interpretar correctamente la de los demás, lo que se traduce en una baja capacidad empática.

La empatía es por definición una de las habilidades más desarrolladas, junto con el lenguaje, por parte de las mujeres, frente a los hombres, pero en los autistas está aún menos presente. El autor de ésta teoría, evaluó en distintos estudios dos aspectos que fueron: la empatía y la sistematización, entendida la primera como la capacidad de identificar los pensamientos y emociones de otros, y de responder con una emoción apropiada; la sistematización por su parte, hace referencia a la capacidad de extraer reglas de funcionamiento del medio ambiente, esto es, regularidades sobre cómo funcionan las cosas. Lo que halló en sus investigaciones, fue que el hombre tiene mayor capacidad de sistematización que de empatía, lo contrario que la mujer.

Las personas afectadas por el autismo por su parte tienen una sobrecapacidad para la sistematización mayor que en cualquier hombre, en detrimento de la empatía que es mucho menor que los hombres, es decir, tienen maximizadas las habilidades "masculinas" en estos aspectos.

Según un estudio realizado en la Universidad de Cambridge (Inglaterra) cuyos resultados han sido publicados en la revista científica Brain, A Journal of Neurology, estas manifestaciones serían debidas a un exceso de masculinización cerebral, provocada por altos niveles de testosterona en el útero materno. Lo que explicaría por qué éste trastorno del desarrollo se produce cuatro veces más en niños que en niñas, aspecto que está actualmente cuestionado, ya que se ha planteado sobre si efectivamente existen estas diferencias, o más bien se trata de un sesgo en el diagnóstico por parte de los evaluadores a la hora de determinar la presencia de autismo en niños frente a niñas, quienes diagnostican antes y en mayor número a ellos frente a ellas.

<<En el autismo existen dificultades para percibir adecuadamente las expresiones emocionales de los demás. Saber "leer" la expresión emocional en la cara de alguien nos parece una tarea sencilla, pero es mucho más compleja de lo que aparenta, pues exige el manejo de muchos procesos perceptivos y cognitivos, para "traducir" los signos que un rostro te ofrece, a una "etiqueta" que nos permita saber qué emoción está sintiendo la otra persona.

En la literatura científica sobre este tema se insiste en que los niños con autismo van aprendiendo a reconocer emociones con la edad y también con entrenamientos específicos, que les ayudan mucho a comprender qué podrían estar sintiendo las personas que les rodean. Las dificultades cognitivas que tienen los niños con autismo no les impiden entender completamente las emociones de los demás, pero sí que les entorpecen este proceso. Algunos podrían pensar que el origen es una dificultad en la comprensión de las emociones en sí, pero es una alteración más compleja, pues lo que fallan son los procesos perceptivos, atencionales, y de formación de conceptos que son necesarios para acabar concluyendo que la cara que esa persona está poniendo "tienen que ser" porque está sintiendo tal emoción.

Esto hace que las relaciones sociales sean mucho más imprevisibles. A todos nos gusta saber a qué atenernos cuando nos dirigimos a otra persona. Le miramos a la cara y si interpretamos que esa es una cara de enfado decidimos que lo que le vamos a decir puede esperar a otro día. A las personas con autismo les cuesta mantener relaciones con las otras personas, entre otros motivos, porque les cuesta estar seguros de lo que sentimos. Es como si te relacionaras con un grupo de gente que llevaran puestas máscaras que te impidieran "leer" sus expresiones faciales. Al llegar a la edad adulta, buena parte de estas dificultades persisten, pero la experiencia personal y el entrenamiento les puede ayudar mucho.

Dr. Pedro Luis Nieto, Secretario del Departamento de Psicología y Pedagogía en la Universidad C.E.U.-San Pablo (España)>>

Una visión, la del autismo, y sus dificultades de comunicación, incluido los aspectos emocionales, que recuerdan que se trata de un proceso aprendido y automatizado empleado para ver e interpretar la emoción de los demás y ajustando la respuesta al mismo, proceso que no es algo sencillo, sino que se compone de múltiples pasos intermedios, y que el fallo en alguno de ellos puede dar como consecuencia, una alteración en la expresividad correcta de la emocionalidad, con todas las consecuencias sociales que acarrea al no ser capaz de entender cómo sienten los demás para poder así adaptar el comportamiento a sus emociones.

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