Читать книгу Psicología Animal - Juan Moisés De La Serna, Dr. Juan Moisés De La Serna, Paul Valent - Страница 10
*La maternidad
ОглавлениеLa mayorÃa de los animales, nada más nacer son capaces de ponerse en pie sobre sus patas y andar, o de nadar sin ninguna dificultad cuando son acuáticos, pero, ¿Qué pasa con los humanos?
El bebé humano es uno de los más indefensos y dependientes, precisando de cuidado y atención hasta más allá de la pubertad antes de ser independiente y autosuficiente; el momento de dejar su casa, con un trabajo con el que mantenerse, es el que se podrÃa equiparar al de la independencia de los animales, que en la mayorÃa lo hace sin que haya pasado mucho tiempo desde que nació, y en los humanos a veces se prolonga hasta los 30 años, pero ¿Por qué es esto asÃ?
Algunos autores han definido a la especie humana como aquella que está más indefensa durante mayor tiempo, asà cuando nacen precisan del cuidado y la atención de sus semejantes, de protección ante los depredadores de otras especies, o incluso de sus congéneres. Pero si bien este es un proceso natural, como en todos los animales, en la especie humana se ve extendido del tiempo, más allá que en otras especies.
Asà a las pocas horas, dÃas, o semanas las crÃas ya pueden caminar, saltar o nadar libremente, pero los seres humanos tienen que estar continuamente auxiliados hasta que se consiga un desarrollo neuromotor y cognitivo suficientemente habilidoso para poder emprender el camino de independencia.
En estas primeras etapas de dependencia, los miembros de la comunidad o los progenitores, van a ser los que se encarguen de proporcionar cuidado y alimento a los bebés.
Tarea que en muchas culturas ha sido encargada a la madre, la cual desempeñará durante años esta labor formándose un vÃnculo muy importante tanto a nivel cognitivo como emocional denominado dÃada madre-hijo, pero ¿Qué efectos conlleva una madre con problemas mentales?
Esto es lo que se ha tratado de averiguar con una investigación realizada desde la Universidad de Maryland (EE.UU.), cuyos resultados han sido publicados en la revista cientÃfica Psychology.
En el estudio participaron ciento trece madres, con edades comprendidas entre los 29 a 54 años, que asistÃan con regularidad para recibir terapia psicológica en el propio centro de investigación, e igual número de sus hijos con edades comprendidas entre los 12 a 18 años.
Se realizaron tres evaluaciones; dos a la madre, la primera, midiendo la presencia de traumas psicológicos, mediante el cuestionario estandarizado denominado T.S.I. (Trauma Symptom Inventory); y la segunda mediante el cuestionario estandarizado denominado P.P.Q. (Parenting Practices Questionnaire), donde se hacÃa referencia al estilo parental empleado en la educación y relación con sus hijos; con respecto a los adolescentes se valoró la presencia de sÃntomas depresivos, empleando para ello el cuestionario estandarizado B.D.I. (Beck Depression Inventory).
El análisis al comparar los datos obtenidos con las pruebas anteriores, entre la presencia de traumas en la madre y su estilo parental, frente a la presencia de sÃntomas depresivos en los adolescentes, mostró relaciones positivas significativas entre que las madres obtuviesen altas calificaciones en traumas y estilos estrictos parentales con una mayor presencia de sÃntomas depresivos entre los adolescentes; y al contrario, bajos niveles de traumas en las madres, y un estilo parental más flexible correlacionaron significativamente con una menor presencia de sintomatologÃa asociada a la depresión en adolescentes.
Una de las ventajas con respecto a este estudio, es que busca las implicaciones de la diada madre-hijo, más allá de los primeros meses e incluso años de vida, al analizar y participar en la investigación los hijos adolescentes de estas madres.
Entre las limitaciones, comentar que se trata de una población muy especÃfica de estudio, la americana, por lo que se requiere de nueva investigación en otras localidades para comprobar si se obtienen similares resultados.
Igualmente, al limitar la investigación a la relación madre-hijo, se está obviando los posibles efectos que tiene la figura paterna tanto en interferir o facilitar dicha relación, por lo que se precisarÃa de incorporar en este mismo análisis a la pareja para comprobar sus consecuencias.