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INTRODUCCIÓN


Un Ángel, imprudente viajero

atraído por el amor de lo deforme

y debatiéndose cual nadador

en lo hondo de densas pesadillas

Y en lucha, ¡ay lúgubre angustia!

contra un remolino gigantesco

que cantando va, como loco, y que

por las tinieblas piruetea;

un infeliz hechizado y que

mediante tanteos fútiles

busca la luz y la clave para

huir de una guarida de reptiles.

Charles Baudelaire, Las flores del mal

Ha sido destacado el papel que han desempeñado los medios de comunicación masiva y de construcción y divulgación de opinión pública (prensa, televisión y radio) dentro de las dinámicas políticas, tanto así que los partidos no han dudado en usarlos para la difusión de ideas sectarias o simplemente como medios para reflejar, de manera simbólica y sintetizada, una serie de principios y de discursos que se encuentran en su seno. Desde otra perspectiva, estos medios de construcción y propagación de la opinión pública se han manifestado, en muchos casos, como la extensión de la política, que por lo demás no se le puede escapar nunca de la mirada al investigador de las mentalidades.

La opinión pública no ha sido únicamente un objeto destacado dentro del arsenal de fenómenos estudiados por la ciencia política y sus disciplinas concomitantes; también ha sido de vital importancia para el estudio de las mentalidades, de las ideas y de otros subcampos de la historia que buscan trazar continuidades, tanto espirituales como materiales, que permitan la reconstrucción identitaria de un momento o de una sociedad específica, esto con el fin de hacerlas más aprehensibles. Esta búsqueda, sin embargo, no se puede llevar a cabo solo a partir de las grandes continuidades forjadas por medio de categorías abstractas, desarrolladas anticipadamente por el investigador, sino que cada sociedad y momento histórico, desde la exterioridad de los documentos, debe llenar de sentido estas categorías; así, cada momento maneja un concepto de opinión pública distinto o, mejor, lo expresa de una manera diferente.

El presente libro se circunscribe al estudio de la opinión pública de contenido político, esto mediante el examen de un caso concreto. Se busca analizar el rol de la caricatura política como medio de construcción y difusión de opinión, dentro de las grandes dinámicas del Estado y de la vida pública en un periodo específico. El hilo de esta historia lo conducen las caricaturas de corte político producidas para el periódico El Tiempo, por el célebre ilustrador antioqueño Ricardo Rendón Bravo (1894-1931), a lo largo del primer semestre de 1930. Caricaturas que pasaron por las manos de miles de colombianos durante un intervalo de tiempo que estuvo marcado por la crisis económica y por las huellas indelebles de traumáticos episodios de violencia estatal (como la masacre de las bananeras). Ilustraciones que circularon durante un semestre crucial en la historiografía política colombiana, pues acompañaron o, si se quiere, propiciaron el desplome de la denominada Hegemonía Conservadora, de 44 años seguidos de presidentes conservadores detrás del poder ejecutivo, y marcaron el ascenso de Enrique Olaya Herrera a la Presidencia.

Esta es una historia relatada a través de las ilustraciones de uno de los más célebres caricaturistas del momento, de un hombre que llevó su sátira a varias de las portadas de El Tiempo, uno de los periódicos de mayor tiraje de la época, de un lúcido analista de coyunturas políticas y un mordaz crítico de la gestión de los conservadores, de un ilustrador con una capacidad de síntesis extraordinaria que lograba de una manera simple y aguda cristalizar en sus caricaturas los más complejos acontecimientos de la política de su momento para volverlas accesibles al gran público. Esta es una historia contada a través del lápiz de uno de los principales artífices de la caída del régimen conservador de principios del siglo XX.

Como lo plantea Germán Colmenares, y por ya lo mencionado, las caricaturas de Rendón son una fuente importante en la tarea de reconstruir una historia de la opinión pública en Colombia. Estas ilustraciones no son un reflejo de la coyuntura política del año 1930, pues dicha coyuntura, que fue posible gracias a la conjunción de infinidad de factores, actores y circunstancias de una complejidad tan amplia, rebasa las posibilidades de este observador y al mismo tiempo protagonista de los hechos que fue Ricardo Rendón. Sin embargo, sus caricaturas son valiosas en la medida en que nos dan cuenta de una perspectiva específica, de una interpretación de esta coyuntura política atravesada por la mirada de un autor con un recorrido biográfico particular, de un artista con una sensibilidad singular que percibió, gracias a esta, apenas una porción de los acontecimientos que llevaron a Olaya Herrera al solio presidencial el 7 de agosto de 1930. Estas son también las ilustraciones de un crítico político, cuestión que no es secundaria, pues esto quiere decir que son el producto de la reflexión y el análisis de una persona que de manera consciente se ha situado en una posición política determinada y ha adoptado una serie de valores concretos que le permiten interpretar y pensar el mundo, es decir, la crítica se hace siempre desde un espacio ético-político determinado.

En el caso específico de Ricardo Rendón, este podía criticar a los políticos conservadores y, en algunos casos, a los liberales, en la medida en que estos se distanciaban o no actuaban en consonancia con los presupuestos éticos que lo guiaban a él. En todo caso, este evidente sesgo de la fuente, que parecería deformar la realidad que se va a estudiar, nos muestra de una manera más cristalina una faceta de la sociedad colombiana de inicios del siglo XX, nos acerca a la mentalidad de esta sociedad en este momento histórico determinado. Las caricaturas de Rendón no solo nos revelan datos importantes acerca de los valores, los ideales y las representaciones que poblaron la mente de este ilustrador, sino que también nos acercan a los de la sociedad colombiana que leyó y que probablemente soltó más de una risa con estas. Rendón no hizo sus ilustraciones en un lenguaje cifrado desconocido; creaba sus piezas siempre pensando en su público, en una abstracción del pueblo colombiano construida por él mismo a partir de lo que él creía eran los valores, las ideologías y las experiencias rectoras de los colombianos de ese entonces.

Este volumen acercará al lector a los principales protagonistas de la política colombiana de la primera mitad de 1930, es decir, es una historia dedicada a presidentes, estadistas, ministros, candidatos presidenciales y líderes de partidos que protagonizaron y que estuvieron en la superficie de los acontecimientos que finiquitaron 44 años de Hegemonía Conservadora, esto a través de la pluma de Ricardo Rendón. Así mismo, a lo largo de estas páginas, se buscó reconstruir el universo simbólico trazado por Rendón a través de sus caricaturas, que, como se demuestra, propició, junto a otros factores, el fin de la Hegemonía Conservadora.

En este libro se analizó, desde una perspectiva sociohistórica, el fin de uno de los periodos más largos de la historia política colombiana, que comienza con la victoria del Gobierno nacional, liderada por Rafael Núñez y apoyada por contingentes de conservadores y liberales independientes, en la guerra de civil de 1884-1885 o, si se quiere, con la proclamación de la Constitución de 1886 y que termina con la victoria en las urnas del candidato de la Concentración Patriótica Nacional, Enrique Olaya Herrera, en 1930. Pero, al mismo tiempo, este fragmento de la historia podría periodizarse de una manera distinta. Bien podría iniciar el 24 de mayo de 1896 con la decisión del célebre poeta colombiano José Asunción Silva de accionar el gatillo del revólver Smith & Wesson que acabó con su vida en su casa ubicada en el centro de la ciudad de Bogotá (en lo que actualmente es el museo y librería Casa de Poesía Silva) y podría terminar a unas cuantas cuadras de allí, en lo que fue el bar La Gran Vía, el 28 de octubre de 1931, con la decisión análoga de Ricardo Rendón de presionar el percutor de la pistola Colt “Caballito”, que terminó con sus días (fotografía 1). En todo caso, este texto está enfocado en el cierre de ambas periodizaciones, tanto en el ascenso de Enrique Olaya Herrera al poder ejecutivo como en el suicido de Ricardo Rendón.

El presente libro gira en torno a la campaña presidencial de 1930, que fue disputada por los conservadores Guillermo Valencia y Alfredo Vásquez Cobo, por el socialista Castrillón y por Enrique Olaya Herrera, candidato que representaba un movimiento de coalición nacional, semejante al impulsado por el expresidente Carlos E. Restrepo entre 1910 y 1914. También se tratan los últimos meses de Gobierno del, en ese entonces, presidente conservador Miguel Abadía Méndez, los cuales estuvieron atravesados por la crisis económica y los conflictos sociales. Todo esto como la antesala del triunfo en las urnas de un presidente que rompió con este continuo de mandatarios conservadores a cargo del poder ejecutivo. Por lo tanto, este volumen se concentra principalmente en el periodo que va desde el 1 de enero de 1930 al 7 de agosto de este mismo año.


Fotografía 1. Pistola Colt “Caballito” con la que Rendón se disparó

Fuente: El Tiempo [Bogotá], 29 de octubre, 1931.


Los signos del tiempo

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