Читать книгу Resumen del libro "Dar y Recibir" de Adam Grant - Leader Summaries - Страница 4
Un buen retorno de la inversión
ОглавлениеSegún la sabiduría convencional, la gente de éxito tiene tres cosas en común: motivación, capacidad y oportunidad. La historia de Danny Shader y David Hornik saca a la luz un cuarto ingrediente: el éxito depende en gran parte de cómo abordemos nuestras interacciones con los demás. Como psicólogo de organizaciones y profesor de Wharton, he dedicado más de diez años de mi vida profesional al estudio de estas elecciones y he descubierto que son un factor de importancia trascendental en la consecución del éxito. Para ilustrar estas diferencias, presentaré a dos tipos de personas situadas en los extremos opuestos de la reciprocidad en el entorno laboral. Los denomino “receptores” y “donantes”.
Los receptores tienen un rasgo característico: les gusta obtener más de lo que reciben. Inclinan la reciprocidad a su favor y ponen sus intereses por delante de las necesidades de los demás. No son crueles ni despiadados; son simplemente cautos y poseen un gran instinto de autoprotección. De haber sido David Hornik más receptor, le habría puesto una fecha límite a Danny Shader y habría colocado su objetivo de hacerse con la inversión por delante del deseo de Shader de disponer de una agenda flexible.
Pero Hornik es lo contrario a un receptor: es un donante. En el entorno laboral, los donantes son una raza relativamente excepcional. Inclinan la reciprocidad hacia el otro lado de la balanza y prefieren dar antes que recibir. Resulta tentador reservar la etiqueta de donante a héroes legendarios como la madre Teresa de Calcuta o Mahatma Gandhi, pero ser un donante no exige actos de sacrificio extraordinarios. De hecho, la mayoría de las personas actúan como donantes dentro del marco de las relaciones más íntimas.
Sin embargo, en el entorno laboral, dar y recibir se vuelve más complicado. Profesionalmente no es habitual actuar como receptores o donantes puros, sino que solemos adoptar un tercer estilo: nos convertimos en “equilibradores” y nos esforzamos por preservar el balance entre dar y recibir. La casi totalidad de las personas desarrolla un estilo de reciprocidad primario que captura su forma de relacionarse con los demás en la mayoría de las ocasiones. Y este estilo primario puede tener un papel tan importante en la consecución del éxito como el que puedan desempeñar el trabajo duro, el talento y la suerte.
En el ámbito profesional, cada uno de los tres estilos de reciprocidad presenta sus propios beneficios y desventajas. Pero existe un estilo que resulta más caro que los otros dos. En un amplio abanico de destacadas profesiones, los donantes están en desventaja: benefician a los demás y sacrifican con ello su propio éxito. Y si los donantes son los que suelen quedarse en los peldaños inferiores de la escalera del éxito, ¿quién ocupa la cima? ¿Los receptores o los equilibradores? Ninguno de los dos. Los que peor rinden y los que mejor lo hacen son donantes. ¿Qué resultó ser David Hornik?
En este resumen quiero convencer de que infravaloramos el éxito de donantes como el propio Hornik. Estos donantes contradicen la tradición de que primero debemos alcanzar el éxito y que solo entonces podemos empezar a dar. Pero tampoco podemos olvidar a los donantes que acaban siendo felpudos, y mi objetivo es explorar lo que separa a los campeones de los bobalicones. La respuesta tiene menos que ver con el talento y la aptitud, y más con las estrategias utilizadas por los donantes. Además, cuando un donante alcanza el éxito se produce un fenómeno diferencial: el éxito se extiende y continúa.