Discursos I. Autobiografía
Реклама. ООО «ЛитРес», ИНН: 7719571260.
Оглавление
Libanio. Discursos I. Autobiografía
Отрывок из книги
DISCURSOS
DISCURSOS
.....
A pesar de su fidelidad a los modelos áticos, hay también en Libanio un estilo propio que se despliega, magnífico, en el ataque a sus enemigos. En punto a insultar y denigrar a éstos Libanio no tiene rival. Sus ataques a Optato (Disc. II), Próculo (Disc. II y XLII) o Silvano (Disc. XXXVIII y LXII) muestran elementos comunes: una mezcla de defectos morales —rudeza, inmoralidad, depravación— e incapacidad política. Y casi siempre aparecen en estos sectarios discursos las habituales acusaciones de asesinato, complot para matar a parientes, prácticas mágicas —de las que él mismo fue acusado cuatro o cinco veces— o alusiones a la humildad de nacimiento de sus enemigos o a los vicios de sus padres. Por sus discursos pululan estos monstruosos personajes que encontramos también en otros autores de la época: el César Galo de Amiano Marcelino, el gobernador Andronico de Sinesio, el propio Juliano en Gregorio Nacianceno. Y semejantes caracterizaciones de monjes o espías, de los agentes in rebus, encontramos en sus discursos. Los monjes son descritos con severos atuendos negros, glotones que beben mientras cantan sus himnos, con una artificial palidez de rostro, como la de los sofistas del phrontistḗrion aristofánico de las Nubes, que no se corresponde con sus actividades. Los espías son desertores, chantajeadores, denunciadores de supuestas conspiraciones. Y blanco preferido de sus ataques son la gente del espectáculo así como su entorno. Los actores son perezosos, pérfidos, depravados, gente despreciable como lo eran también los judíos para los autores cristianos 22 . Sus caracterizaciones se basan en un repertorio de tipos, algunos de ellos tomados de la comedia, hábilmente adaptados a la situación concreta del discurso. Libanio mismo compuso modelos de laudationes o vituperationes como las que encontramos en el volumen VIII, págs. 216-360, de la edición de Foerster.
Los ataques de Libanio contra los cristianos encontraron respuesta en algunos de ellos, como, por ejemplo, Sócrates 23 , quien arguyó, sobre la base de las obras de Libanio, que éste podía alabar y vituperar a la misma persona —por ejemplo, a Constancio— según el momento en que escribiera. Los discursos de Libanio son, pues, obra de un sofista, sin opinión personal, dependiente siempre del kairós, del momento y la ocasión en que se produce. Un mismo argumento —por ejemplo el hábito de los gobernadores de conceder audiencias y favores— puede ser presentado desde un determinado punto de vista —los gobernadores socavan la justicia, cuando los favores son concedidos a sus enemigos— o desde el contrario —los gobernadores pueden incurrir en hýbris, cuando intentan limitar y poner coto a la práctica del favoritismo— 24 . Este punto de vista único, que domina toda la concepción del discurso, tiene como conse cuencia obligada que las conclusiones obtenidas sean necesariamente simples. En el mencionado discurso sobre las audiencias, la conclusión es que éstas deben ser desterradas por completo, lo que no implica, en absoluto, que Libanio defendiera esa actitud ante una práctica de la que dependía gran parte de su actividad e influencia.
.....