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CAPÍTULO DOS
ENSEÑANDO LAS ESCRITURAS
ОглавлениеMi meta en este capítulo es explicar una simple porción de la Escritura para que pueda usted ver las implicaciones profundas que tiene en su vida. De hecho, si usted anda buscando alguna motivación poderosa que le ayude a ser un mejor padre, permítame recomendarle que integre este pasaje en su memoria. Cuando se entiende de forma apropiada posiblemente no hay otra porción de la Palabra de Dios que consistentemente inspire a los padres a utilizar las Escrituras en la enseñanza de sus hijos como ésta:
“Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos; y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas.”
(Deut. 6:6-9)
Si usted ha sido cristiano por cualquier periodo de tiempo probablemente se ha familiarizado con el preámbulo de estos tres versículos, e incluso puede ser que lo haya memorizado: “Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas.” (Dt. 6:4,5). “Este es,” de acuerdo con Jesús, “el primero y grande mandamiento” (Mt. 22:37,38). Sin embargo lo que le sigue es tal vez el más grande y principal mandamiento para la crianza bíblica. Y dicho mandamiento tiene que ver con el enseñar las Escrituras a sus hijos.
Lo primero que le dice que haga como una expresión de (e incluso como un medio para llegar a) su amor a Dios es impregnarse usted mismo de Su Palabra. El Amar a Dios y el conocer Su Palabra son inseparables, tejidos una junto al otro como si fueran hilos de la misma tela. “Si me amas,” dijo Jesús, “guardarás mis mandamientos.” En la medida en que usted ama y se deleita en la Palabra de Dios (Sal. 119: 24, 48, 47, 113, 127, 143, 159, 165 & 167) así mismo usted lo amará y se deleitará en Él. Como ya hemos dicho, en la medida en que la Palabra de Cristo more en usted, así será lleno del Espíritu. En la medida que usted conozca las Escrituras, será sabio para salvación.
¿Alguna vez ha escuchado este acertijo? Pregunta: ¿Cuál es la primera regla a seguir para enseñarle hablar a un perico? Respuesta: ¡Su vocabulario debe ser más extenso que el vocabulario del perico!
El mismo principio aplica a la crianza. Si usted (tal como la madre y la abuela de Timoteo) le va a enseñar a sus hijos la Palabra de Dios, primero debe conocerla usted mismo. No puede escapar de ella. No hay atajos efectivos para que usted estudie la Biblia. Claro está, puede leer historias de la Biblia, anécdotas de una revista trimestral de devocionales diarios y catequizar a partir de un manual de catecismo7. Pero, si bien estos métodos son muy buenos, no son tan efectivos como comunicar la verdad bíblica directamente desde el corazón de usted al de ellos acompañados de un entendimiento personal y de aplicación. El que usted se apoye solamente en la preparación que tiene otra persona en cuanto a la Palabra de Dios, es pasar por alto la primera parte de este pasaje que tenemos ante nosotros. Alguien dijo que el mensaje que se preparó en la mente alcanza la mente, pero el mensaje que se preparo en la vida alcanza la vida. En otras palabras, mientras más Palabra de Dios internalice en su vida (vs. 6) mas será capaz de adoctrinar a sus hijos en las Escrituras (vss. 7-9). Su objetivo debe ser volverse cada vez más como uno de los escribas que Jesús menciona en Mateo 13:52, el cual conoce tan bien las Escrituras que “saca de su Tesoro cosas nuevas y cosas viejas,” es decir, cosas que ha aprendido de otros y cosas de las que se ha dado cuenta por sí mismo.
La frase “estarán sobre tu corazón” se traduce de dos palabras en hebreo que significan “en el hombre interior”. Cinco capítulos después Dios amplia este concepto de internalizar por medio de la adición de un par de términos que intensifican el significado. “Por tanto, pondréis estas mis palabras en vuestro corazón y en vuestra alma (Dt. 11:18). La palabra ”pondréis’ significa “poner o colocar algo en alguna parte.” Ese “algo” es la Escritura, y el “alguna parte” es el corazón y el alma. Dios quiere que pongamos su Palabra en nuestros corazones y en nuestra alma.
¿Cuáles son entonces los medios por medio de los cuales usted puede poner las Escrituras en su corazón? Son la lectura regular y el estudio de la Biblia, el discurso bíblico (dejar que la Palabra de Cristo more abundan-temente en ustedes abarca el enseñarse y exhortarse unos a otros con salmos [e] himnos [y] cánticos espirituales), especialmente con sus hijos (“y… hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte), escuchar la enseñanza y la predicación de la Palabra, y tal vez lo más importante: meditar diariamente en las Escrituras (estudiaremos esto más adelante). Sin embargo, más allá de todo esto, tener la Palabra de Dios en su corazón significa que las Escrituras gobiernan en todas las áreas de su vida. Cuando la Palabra de Dios está en su corazón tiene un efecto en toda su vida.
Repetidas veces en la Biblia, el corazón ( es decir, el verdadero “yo” en el interior) es el encargado en contra del cuerpo y sus miembros (lo que hace en el exterior). Es difícil pasar por alto el paralelismo entre el hombre exterior y el hombre interior. El corazón está conectado y en contraste con la carne (Salmos 73:26), las manos (Ec. 7:26), los pies (Prov. 6:8), la boca (Salmos 19:14), los labios (Prov. 12:2), la lengua (Prov. 10:20), los ojos (Prov. 21:4), la cara (Prov. 15:3) y hasta el cuello (2 Cr. 36:13). Esto, en parte, es la razón por la cual el rey Salomón dijo, “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él [mana] la vida” (Prov. 4:23). Así que cuando Dios dice que Su Palabra se ponga en “el corazón de usted,” Él quiere decir que toda su vida (interior y exterior) sea controlada por la Palabra.
La enseñanza de la Biblia es imperativa
En el análisis final, no es responsabilidad del pastor, líder de jóvenes o maestro de escuela dominical adoctrinar a sus hijos en la Biblia. ¡Ese trabajo es suyo! Los líderes de las Iglesias no pueden estar siempre con sus hijos en esos momentos en que debe ser enseñada la Escritura (hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes). Incluso cuando ellos aumentar la educación de bíblica de sus hijos, lo hacen solo como representantes de usted. “Pero también digo: Entre tanto que el heredero es niño, en nada difiere del esclavo, aunque es señor de todo; sino que está bajo tutores y curadores hasta el tiempo señalado por el padre.” (Gal. 4:1 2).
Enseñar las Escrituras a sus hijos no es opcional. Se le ha dado la responsabilidad de adoctrinar a sus hijos con las Escrituras. La pregunta no es si va o no a enseñar la Palabra de Dios a ellos, sino si va o no a obedecer la Palabra de Dios. Independiente de cuáles cree usted que son sus funciones como padre, nada que haga para ellos o por ellos, es más importante que esto.
Enseñar la Biblia es un imperativo explícito
Enseñar la Biblia a hijos es un imperativo explícito para padres cristianos. “Y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes.” (Deut 6:7).
En su libro, Back to the Blackboard [Volver a la Pizarra], Jay Adams detalla el significado del verbo más importante de este versículo.8
“La palabra “repetirás” traducida como “poner profundamente” en la versión de Berkley es un solo verbo hebreo que significa “decir algo dos veces”. Luego, viene a significar “Dígalo otra vez” o “repetir”. Se utiliza para afilar una espada porque en el proceso la espada es repetidamente o se frota con la piedra rectificadora… El segundo factor en la palabra se aleja de la idea de la repetición como el aprendizaje meramente memorístico, a la idea de aplicar la verdad a la situación después de la situación a la que corresponde. Sin duda, uno debe aprender la verdad, pero repetidamente debe mostrar su aplicación a diario, en circunstancias de la vida real. La verdad debe ser integrada con nuestra vida.”
Los niños deben ser enseñados como relacionar las Escrituras a cada aspecto de su vida. La meta no es simplemente enseñar la historia de David y Goliat pero también explicar como la narración se relaciona con la relación entre Dios y el niño, sus padres, hermanos y compañeros de escuela. Usted debe, no solamente enseñar la interpretación de cada pasaje, también enseñar su aplicación. Cada pasaje de la Escritura tiene solo una interpretación la cual fue destinada por el Espíritu Santo cuando se produce a través de autores humanos (2 Pedro 1:20-21). Pero cuando el salmista infiere cuando dice, “He visto que aun la perfección tiene sus límites; ¡sólo tus mandamientos son infinitos!” (Salmos 119:96, NVI), prácticamente no hay límites a la aplicación de las Escrituras a la vida.9
Tomemos, por ejemplo, el mandamiento bíblico de “Háganlo todo sin quejas ni contiendas” (Fil. 2:14 NVI). Su tarea es enseñar a sus hijos no solamente el significado de quejas y contiendas, sino también aplicarlas a una variedad de situaciones que puedan ocurrir en su vida diaria:
“No puedes quejarte o contender cuando no te gusta tu desayuno.”
“No puedes quejarte o contender cuando debes dejar de jugar.”
“No puedes quejarte o contender cuando se te envía a la cama.”
“No puedes quejarte o contender cuando se te indica que realices tareas.”
No puedes quejarte o contender cuando tu voluntad tiene conflicto con la del Señor.”
La enseñanza en el entorno
Ahora bien, ¿Qué realmente significa enseñar y aplicar las Escrituras a sus hijos “hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes?” ¿Quiere Dios que tenga un itinerario de cuatro citas diarias de catecismos con ellos? Pues, no. ¡Hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes significa en todo lugar! No solamente debe enseñar con diligencia las Escrituras a sus hijos, debe también hablar de (o sobre) ellas continuamente. Dios quiere que usted le enseñe y aplique las Escrituras a sus hijos en todo tipo de lugar y todo tipo de circunstancias, cuando sea y donde sea que lo lleve la vida. Usted debe enseñar en el entorno de su vida, tratar desde las Escrituras las situaciones actuales que sus hijos enfrentan en la mañana, tarde y noche. En otras palabras, debe discutir con sus hijos la importancia de la Escritura no solamente en todas las situaciones del diario vivir, sino que estando usted y ellos actualmente en el entorno de esas situaciones. Milieu (literalmente medio) es un término francés que significa medio ambiente o entorno o alrededores. Mientras que ellos están en medio de las circunstancias, o cuando ellos estén rodeados de ellas es el mejor tiempo para enseñar y aplicar las Escrituras a sus niños.
Ahora bien, que significa con exactitud, “¿Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos; y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas?”
Aunque algunos han tratado de aplicar estos versículos literalmente, lo más probable es que se tiene previsto tomar metafóricamente. Debemos enseñare a nuestros hijos que las Escrituras son para regir todo nuestro comportamiento. Y “las atarás como [note la metáfora] una señal en tu mano” habla de que las Escrituras rigen nuestras acciones. “Y las escribirás en los [misma metáfora] postes de tu casa y en tus puertas” implica que las Escrituras deben regir nuestros pensamientos. Una vez más el mensaje es claro: Debemos enseñare a nuestros hijos que las Escrituras son para regir toda la vida.
“Y las escribirás en los postes de tu casa” significa que debe usar las Escrituras “en la casa o en la ciudad.” (compare 2 Tim. 3:16) Ya sea que vaya usted por la puerta hacia fuera o regrese a casa de una actividad del día, la Palabra de Dios tiene importancia en lo que usted hace. El mandamiento de “[las escribirás] en los postes de tu casa”10 lo más probable es que haga referencia a la necesidad de aplicar las Escrituras no solamente cuando esté con su familia y amigos, pero también cuando esté fuera de la ciudad. ¡Donde sea y en todas las circunstancias las Escrituras son para ser aplicadas a su vida!
¿Cuáles son los beneficios de enseñar en el entorno?11
Todos aprendemos mejor, más rápido y con más ganas cuando podemos ver el valor de lo que aprendemos en nuestra vida (cuando estamos personalmente motivados en aplicar la verdad a nuestra vida). Me ha sorprendido siempre cómo mi deseo de aprender alguna nueva verdad se intensifica cuando me doy cuenta de cuánto la necesito. Lo que dijo Salomón de nuestro apetito físico es también verdadero en nuestro apetito espiritual. “El hombre saciado desprecia el panal de miel; Pero al hambriento todo lo amargo es dulce” (Prov. 27:7). La Palabra de Dios nunca parece tan relevante como cuando estamos espiritualmente hambrientos-es decir, cuando reconocemos lo mucho que necesitamos ser alimentados. Por supuesto, debemos leer y estudiar la Palabra de Dios estemos o no hambrientos de ella, del mismo modo debe usted instruir a sus hijos en las Escrituras estén o no interesados. Pero cuando se aplican en medio de las providencias de la vida, por lo general son atendidas y comprendidas con mayor facilidad.
Cuando era niño nunca desarrollé interés en la historia porque nunca entendí cómo la historia del pasado se relacionaba con mi vida actual. No fue hasta el instituto bíblico que comencé a ver la relevancia de aprender de los errores de otros (es decir, que Dios pueda ser glorificado, y que podía beneficiarme personalmente del estudio de los hasta ese momento aburridos hechos de muchas personas muertas). Desde que comencé a relacionar esos errores a violaciones específicas de la Palabra de Dios, la historia comenzó a cobrar vida para mí. Por supuesto el mismo principio del entorno aplica a las decisiones basadas en la Biblia que el pueblo de Dios ha tomado a lo largo de la historia, las cuales me motivan a seguir su fe.
Hace unos meses llevaba a mi hija mayor (ahora de siete años) a la escuela. En el camino me pregunto: “Papi, ¿por qué ya no tenemos televisión por cable?” Nuestra familia se había mudado recientemente a una nueva casa y después de consultarlo con mi esposa, yo había decidido no optar por el paquete de televisión de 40 canales por cable que teníamos en nuestra antigua casa. Esto, por supuesto, tuvo profundas implicaciones en Sofía, quién realmente disfrutaba de la programación de varios canales. Ahora bien, pude haberle dado una respuesta rápida tal como: “Mami y yo pensamos que aprovecharemos mejor el tiempo si no somos tentados a ver tanta televisión.” Si no fuera por el hecho de que en realidad, la tentación era más fuerte para “Papi” de lo que era para “Mami,” la respuesta hubiera sido muy cierta.
En vez de darle una respuesta corta, decidí darle tres minutos de lección bíblica en cuanto a la doctrina de Cristo de la amputación radical la cual se desarrolló de la siguiente forma:
“Cariño, Jesús dijo algo muy radical en su Sermón del Monte. Él dijo ‘Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno. Y si tu mano derecha te es ocasión de caer, córtala, y échala de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno.’ ¿Sabes lo que significa esto?”
“No.”
“¿Crees que Jesús quiere que literalmente cortemos nuestras manos y saquemos nuestros ojos?”
“Um…No.
“Exacto. Él no quiere decir que debamos intencionalmente hacerle daño a nuestros cuerpos.”
“¿Entonces qué quiso decir?”
“Él quiso decir que debemos sacar todo aquello en nuestra vida que nos tiente a pecar contra Dios. Papi decidió no volver a inscribirse en la televisión por cable por un tiempo mientras aprende a no perder tanto el tiempo de Dios. Tal vez cuando aprenda a como ser más disciplinado con mi tiempo, podremos volver a tener la televisión por cable.”
Por haberle enseñado Mateo 5:29-30 en el contexto de su pregunta sobre la vida y de mi propia lucha con la administración del tiempo, ella estaba más ansiosa e interesada en la Biblia de lo que hubiera estado si yo hubiese intentado enseñarle ésta verdad durante el tiempo en familia.
Tiempo en familia
Puede que este preguntándose, “¿Qué es el tiempo en familia?” En nuestra casa hemos creado una tradición de culto familiar y estudio bíblico el cual llamamos tiempo en familia. Esta actividad (casi) diaria y un tanto informal se lleva a cabo después de la cena. Algunas ocasiones en la mesa de la cocina, otras en la sala de estar. Es el tiempo donde enseño las Escrituras a nuestra hija de una manera más formal.
Al igual que con el tiempo de estudio personal de la Biblia, creo que “la variedad es la sal de la vida” cuando se refiere a estudio de la Biblia en familia. Por lo tanto, utilizamos una variedad de métodos de estudio de la Biblia durante nuestro tiempo en familia. Independientemente de los métodos, sin embargo, me esfuerzo para enseñar siempre en el entorno. Algunas veces nuestro estudio de la Biblia se basa en la corrección de problemas de comportamiento en la vida de Sofía (y de vez en cuando en mi propia vida también). Yo podría, por ejemplo, estar consciente de alguna lucha que ella tiene con una actitud pecaminosa, acción o forma de comunicación. Algunas veces le pregunto a Kim, “¿Existe algo en la vida de Sofía a lo cual debamos hacer frente esta noche?” Algunas veces le pregunto a Sofía si ella tiene conflictos o problemas en la escuela en los cuales necesita ayuda. En todas estas preguntas el ambiente es evidente y las Escrituras apropiadamente se aplican inmediatamente en su pequeña vida. (Incluso la hemos enviado de vuelta a la escuela con un versículo de la Escritura impreso en algún pedazo de papel para que pueda ministrar a uno de sus amiguitos.) Ella sabe que la Biblia se aplica a toda la vida.
En otras ocasiones, nuestro estudio familiar de la Biblia es más estructurado y por lo tanto está naturalmente menos dispuesto al medio ambiente de su vida. En tales casos trato de crear un ambiente para ella. Es decir, luego de explicar e interpretar un pasaje de un libro de la Biblia o un estudio de tópicos que estamos aprendiendo, trato de ayudarla a ver las diferentes oportunidades en su vida que ella pueda utilizar. Yo podría, por ejemplo, inventar un caso que pueda que enfrente en la escuela: “¿Cómo aplicaría este versículo si estas tomando un examen y te das cuenta de que alguien intenta mirar tus respuestas para ayudarse un poco?” O tal vez diga, “Cariño, ¿Puedes pensar en la última vez que alguien te avergonzó por lo que te dijo frente a otra persona? Según el versículo ¿Qué deberías hacer?” Puede ser que pregunte, ¿Qué pasó por tu mente cuando eso sucedió? Según el versículo, ¿Qué pudiste haber dicho en lugar de los que dijiste?”
Ya se trate de la enseñanza de las Escrituras a mi esposa e hija, a un aconsejado, a mis estudiantes, o a la congregación de nuestra iglesia, me esfuerzo para ayudar a la audiencia a aplicar las Escrituras a la vida. Yo trabajo duro en ser creativo. Me esfuerzo en asegurar que las Escrituras sean entendidas y aplicadas al contexto diario de la vida. Hago esto colocando las Escrituras en el entorno de la vida de mis discípulos...
Para ilustrar el impacto de la enseñanza al entorno, algunas veces comparo el corazón de un niño con una superficie lisa y no porosa, como una mesa. Mi meta como maestro es hacer que el niño absorba todo lo que yo pueda enseñarle. Si tuviera que vertir el agua de la Palabra en una superficie lisa, la mayor parte se derramaría. Pero si perforo cientos pequeños de agujeros en la superficie (de modo que cuando termine la perforación llegue a ser tan porosa como una esponja), entonces el agua quedaría bien absorbida por la mesa. El enseñar según el entorno (mostrando como las Escrituras se relacionan a los problemas de las circunstancias actuales de la vida) es equivalente a la perforación de esos minúsculos agujeros-se le hará fácil a sus hijos absorber la Palabra de Dios. También deja una impresión duradera. Así como lijar un mueble antes de aplicar un color prepara la madera para que absorba más de dicho color, así también usted prepara al niño a recibir y absorber más de la Palabra por medio del mostrarle la relevancia que esta tiene.
Enseñar para guardar
Esto nos lleva a la segunda ventaja de enseñar en el entorno. No sólo se aprende mejor, más rápido y con más ganas cuando vemos el valor de lo que estamos aprendiendo en nuestra vida, sino que también somos capaces de poner en la práctica inmediata lo que estamos aprendiendo ya que aprendemos con el propósito de hacer. La sociedad plural en que vivimos tiene una visión del aprendizaje que es muy diferente a la de la Biblia. Nuestra sociedad secular ha adoptado una visión Griega de aprendizaje que cree que el conocimiento debe ser buscado por el simple hecho de conocer. El conocimiento para el estadounidense promedio son aquellos hechos que deben aprenderse. De hecho, el humanista cree que la educación en sí misma ha de ser la salvadora de la humanidad.12 La idea parece ser el acumular tanto conocimiento como uno pueda con el fin de saber más que la otra persona. Aprender, en otras palabras, para el estadounidense promedio es algo egoísta. El objetivo es conseguir tantos títulos como sea posible para así poder obtener un buen trabajo que sea bien pagado y así encontrar la verdadera satisfacción13 haciendo aquello que le gusta.
Este punto de vista de auto-orientación del aprendizaje es la antítesis de la visión bíblica. Para el cristiano, el aprendizaje no son los hechos que hay que aprender, sino más bien la verdad que hay que vivir. No es conocimiento por el solo hecho de conocer, sino más bien el conocimiento con el propósito de aplicarlo. Jesús no dijo a sus discípulos cuando les dio la Gran Comisión, “enseñándoles que conozcan todas las cosas que os he mandado,” sino más bien, “enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes.” Él no dijo en Lucas 11:28, “bienaventurados los que conocen la palabra de Dios,” sino más bien, “bienaventurados los que oyen la Palabra de Dios y la obedecen.” Pablo no le dijo a Timoteo, “Lo que me has oído decir en presencia de muchos testigos, guárdalo para ti y no lo reveles a nadie a menos que puedas usarlo para presumir la cantidad de conocimiento que has adquirido.” Las cosas que le enseñó eran para que lo encomendara a creyentes dignos de confianza, que a su vez estén capacitados para enseñar a otros (2 Tim. 2:2). Los cristianos no deben usar lo que aprenden para su propia gloria y beneficio personal, sino para la gloria de Dios y en beneficio de los demás.
La doctrina (y recuerde que toda Escritura es útil para la doctrina) debe convertirse en vida. Los cristianos deben traducirla a un cambio de vida, por medio del Espíritu de Dios (vea Rom. 8:14). Mire como Pablo oró por los Colosenses (1:9-10):
“Por eso, desde el día en que lo supimos no hemos dejado de orar por ustedes. Pedimos que Dios les haga conocer plenamente su voluntad con toda sabiduría y comprensión espiritual…”
¿Por qué él oro dicha oración? ¿Fue porque quería que se envanecieran con tal conocimiento? ¡Ciertamente no! Pablo quería que todos sus discípulos conocieran las Escrituras tan bien que sus corazones fuesen un almacén que estuviera lleno a reventar de datos bíblicos necesarios para determinar la voluntad de Dios para sus vidas. Pero no se detuvo allí. El propósito final de este conocimiento era vivir (caminar) de tal manera (produciendo fruto) que complaciera y glorificara a Dios.
“…para que vivan de manera digna del Señor, agradándole en todo. Esto implica dar fruto en toda buena obra, crecer en el conocimiento de Dios.”
El enseñar en el entorno le da la oportunidad de ayudar a sus hijos a trasladar los hechos que le está dando desde su mente hacia su boca y hacia sus labios y hacia sus manos. Le ayuda a ser “hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores.” Es trabajo suyo el aclarar como la verdad que le enseña ha de ser practicada en la experiencia. Debe enseñar a su hijo a cómo aplicar las Escrituras que usted le enseña en las diferentes situaciones y circunstancias de la vida.
La enseñanza en el entorno provee el conducto entre las Escrituras que está aprendiendo y la vida que está viviendo. ¿Usted recuerda la historia de Helen Keller? Cuando era niña tuvo momentos muy difíciles al tratar de aprender de la nada. No fue hasta que Anne Sullivan empleó un dispositivo de enseñanza en el entorno cuando toda su actitud y deseo de aprender cambió radicalmente.
Un día, después de que Helen hizo un berrinche por causa de su incapacidad de aprender una lección, ella y Anne fueron a caminar por el campo y llegaron a un pozo. En su autobiografía, Helen registró lo que sucedido en este transcendental día de su vida.14
“Caminamos por el camino hacia un pozo, atraídas por la fragancia de la madreselva con la que estaba cubierta. Alguien estaba sacando agua y mi maestra puso mi mano debajo del caño. A medida la fría corriente brotaba en una mano ella deletreó en la otra la palabra agua, primero lentamente, luego rápidamente. Me quedé quieta, toda mi atención se fijo en los movimientos de sus dedos. De repente sentí una conciencia brumosa como de algo olvidado—una emoción de un pensamiento que regresaba a mi; y de algún modo el misterio del lenguaje me fue revelado. Aprendí entonces que “a-g-u-a” significaba ese algo maravilloso y fresco que corría por mi mano. ¡Esa palabra viva despertó mi alma y la liberó, me dio luz, esperanza, alegría! Salí de ese pozo con ganas de aprender.”
¿Por qué Helen salió de ese pozo cubierto de flores con una actitud completamente nueva acerca de la vida en general y del aprendizaje en particular? Es porque ella entendió por primera vez que lo que su mentora intentaba enseñarle tenía que ver con la vida. Cuando ella entendió que la verdad que aprendía en una mano tenía que ver con lo que experimentaba en la otra, se emocionó. La vida de la joven Helen Keller cambió cuando vio la importancia de lo que estaba aprendiendo en aquello que experimentaba.
Si un pequeño momento en la vida de Helen Keller tuvo tal profundo impacto, ¿Puede usted imaginar el impacto que una enseñanza continua en el entorno puede lograr en su hijo cuando esta es hecha con el poder del Espíritu Santo?
Consideraciones prácticas para la enseñanza de la Biblia a sus hijos
1. Las oportunidades de la enseñanza en el entorno pueden extenderse más allá de los momentos de incidencia. Si su hijo le hace una pregunta, o tiene una experiencia en la cual usted no pueda ser capaz inmediatamente de relacionarla con la Escritura, haga una pequeña búsqueda y enseñe el pasaje mas adelante con carácter retroactivo o tal vez en el próximo día. Dependiendo de la edad de su hijo, ese momento por lo general permanece fresco por unos días. Por supuesto, mientras más cerca del momento usted utilice las Escrituras, más duradera será la impresión de su enseñanza en el corazón de su hijo.
2. Asegúrese de usar un vocabulario acorde con la capacidad de entendimiento de su hijo (evite la ofuscación.) Divida los conceptos complejos y abstractos para que sean más apropiados para la edad de su hijo y fácilmente entendibles y concretos. (por ejemplo, la justificación significa que Dios cuando mira a un cristiano, lo ve como si nunca hubiera pecado, la santificación significa llegar a ser más como Jesús cada día.)
3. Mantener las sesiones de enseñanza relativamente cortas de acuerdo a la capacidad de atención de su hijo. Si se necesita más tiempo, incluya un horario de clases adicionales más tarde ese día o el siguiente.
4. Considere el uso de juegos de rol para aplicar el pasaje que estamos enseñando. Pídale a su niño que tome el papel de algún amigo (o el maestro o un hermano) y usted tome el papel de su hijo. Anímelo a hacer de abogado contrario a medida usted responde a sus palabras a fin de que aplique el pasaje que le está enseñando.
5. Anímelo a que haga preguntas sobre el pasaje. Si usted no las puede contestar dígale que usted realizará una pequeña búsqueda y que le tendrá la respuesta en poco tiempo. (¡Haga su asignación y cumpla su promesa!)
6. Pídale crear (imaginar) su propio entorno donde el podría aplicar el pasaje.
7. Enseñe en el contexto de una relación amorosa con su hijo. Uno de los elementos más importantes de la crianza de los hijos es tener el tipo de relación correcta con su hijo. Un buen maestro estará involucrado personalmente con sus discípulos. Un buen padre tendrá una relación amorosa con su hijo la cual incluirá tiempo de sobra comunicándose el uno con el otro. Por supuesto, ambos padres deben estar personalmente relacionados con su hijo y trabajar duro para cultivar tan cálida relación. Sabiendo sin embargo, que esto no siempre es así, y ya que las mujeres suelen tener más tiempo con sus hijos que los hombres, he incluido el Apéndice F: Una Palabra a las Esposas, en el que espero dar un poco de ayuda adicional y esperanza para las damas.
8. Para enseñar a memorizar los versículos de la Biblia a niños pequeños que no saben leer, puede intentar esto. Antes de dormir comience a leer (o cite) un versículo de la Escritura por varias noches (de 7 a 12). “El Señor es mi Pastor, nada me falta.” Luego deje algunas palabras en blanco y pida a su hijo que “vaya completando” la frase que usted ha omitido. “El Señor es mi ___________, nada me ___________.” Continúe este ejercicio por repetidas noches permitiendo a su hijo que “complete” más y más palabras. “El Señor es mi ________, nada ___ ________.” El Señor ___ ____ _________, nada __ ______.” Eventualmente, su hijo debe ser capaz de recitar la frase entera de nuevo a usted sin ningún tipo de halagos de su parte.
“Se consideraría indigno del nombre “amigo” a aquel que conoce a un ladrón o un incendiario que este al acecho de su familia con intención de matar, o robar, o quemar su casa, y que lo ocultare de usted, y no se lo dé a conocer. No hay mayor ladrón, asesino e incendiario, como el pecado. El silencio y encubrimiento en esta situación es traición. Es el amigo más fiel, y digno de la mayor estima y afecto aquel que se ocupa más claramente de nosotros en referencia al descubrimiento de nuestro pecado. El que guarda silencio en este caso no es más que un falso amigo, un mero pretendiente al amor, mientras que, en realidad, odia a su hermano en su corazón.” David Clarkson |
“Es un médico que tonto, y un amigo más que infiel, aquel que permite a un hombre enfermo morir por temor a preocuparle; y crueles y miserables somos con nuestros amigos, cuando permitimos que vayan en silencio al infierno, con tal de no enojarlos o hacer peligrar nuestra reputación con ellos.” Richard Baxter15 |