Читать книгу O sea que el amor era esto - Álvaro González de Aledo Linos - Страница 10

Acaricié el volcancito de tu pecho

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Acaricié el volcancito de tu pecho

y sorbí la miel de tus pezones,

creé la música de miles de canciones

y resumí mil versos en un verso,

y resumí mil cuerpos en tu cuerpo.

Todo el amor del mundo se juntaba

en el cuartito mísero y estrecho

donde yo torpemente te robaba

pizcas de amor del desolado pecho,

y donde te decía

todo lo que mi tonta cabeza discurría.

Todo estaba sembrado con amor:

desde el corcho hasta la última baldosa,

la luz de la bombilla temblorosa

y la oscuridad de la tímida ventana,

mas sobre todo tú, pequeña Ana,

acostada a mi lado,

recogiendo calor del cuerpo mío,

acariciando mi pelo, mi costado,

y de punta a punta mi cuerpo enamorado.

Tú eras el alma de la tarde, amada,

eras tú quien movía mi sangre enamorada.


O sea que el amor era esto

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