Читать книгу Vampiro por accidente - Álvaro Joaquín Soto Reyes - Страница 6

Querido Joaquín, Espero que tu salida del hospital sea muy buena. Aprovecha cada momento de tus días ya que pronto nos volveremos a ver. Pd: Saluda a tu madre de mi parte y dile que pronto la iré a ver. Atentamente: Tu amigo Onofre… o como tú me conoces, Cristián de la Cruz Al terminar de leer me di cuenta de que lo que creí que había sido una pesadilla, era cierto. Quedé congelado asimilando la realidad y preocupado pues solo pensaba que mi madre corría peligro. ¿Qué debía hacer? No sabía cómo reaccionar ni actuar. Daba vueltas sobre si debía o no contarle a mi madre cuando llegara, desconocía si lo que me estaba sucediendo le pasaría también a ella. No quería asustarla. Divagaba sin cesar cuando conecté los cables y comprendí que, si la historia que me había contado el sujeto era real, significaba que… ¡Me había convertido en un vampiro! ¿Podía serlo? ¿Un vampiro? ¡Un vampiro!

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Unas horas después llegó mi madre, desesperado y ansioso, pero con miedo y sin explicaciones suficientes, corrí hacia ella y le conté, con lujo de detalles y desde el comienzo, todo lo sucedido: el hospital, la mordida, la carta…

Su respuesta me dejó boquiabierto, no pensé que fuera a creerme, y menos aún a sorprenderme de esa forma.

―Madre, ¿qué piensas? ¿Qué haremos? ¿Llamamos a la policía? ¿Qué pasará conmigo? ¡No quiero ser un chupasangre!

―Hijo mío, antes que nada, debo contarte algo. Nunca pensé que sería necesario, pero ahora lo es. Hace muchos años tu bisabuelo formó el clan Kaguri, que en pocas palabras era un grupo de cazavampiros. Él y tu bisabuela fueron los encargados de exterminar a gran parte de las tribus y familias de esas bestias. El clan y su objetivo se mantuvieron de generación en generación, tu padre y yo somos los últimos cazavampiros de nuestras familias. Dejamos de serlo con el pasar de los años por el simple hecho de que pensábamos que no quedaban vampiros en nuestra zona. Ahora, con lo que me cuentas, sé que nos equivocamos ya que ese mal nacido de Onofre es un vampiro que se nos pasó.

Sentí que la pesadilla continuaba, me angustié y tuve la necesidad de despertar, de abrir los ojos y volver a la tranquilidad de mi pasado, pero no estaba soñando. Tuve que asumir mi realidad y enfrentar el hecho de que me perseguía un perverso vampiro, quien quería asesinar a mi madre y quizás me había condenado transformándome en un ser de su misma especie. Para colmo, así de golpe, me enteré de que venía de una familia de cazavampiros. ¡Qué ironía!

―Lo que no logro comprender ―dijo mi madre―, es por qué Onofre está obsesionado contigo, conmigo y nuestra familia. No recuerdo nada que nos relacione con él ni algún tipo de dolor o daño que le hayamos ocasionado. En fin, ahora, hijo, lo principal es avisarle a tu padre. Debe de estar por llegar de su viaje de negocios.

―Mamá, ¡dime qué pasará conmigo! ¿Qué sucedería si por culpa de esa mordida me vuelvo un vampiro?

―Tranquilo. Tienes mi apoyo y el de tu padre. En ese caso, haríamos todo lo posible para ocultarte de algún otro clan de cazavampiros que esté por aquí cerca. Aunque te descubrieran, hijo, lucharíamos hasta la muerte para salvarte.

Miré a mi madre. No podía sacar de mi cabeza el hecho de que por mi culpa ella y mi padre podían morir, que mis hermanos se verían envueltos en esto sin siquiera poder defenderse de una manera adecuada. Pensé que jamás podría tener una relación con alguien y mucho menos con Katherine.

―Joaquín, Joaquín, ¡Joaquín!

La voz de mi madre llamándome interrumpió mis pensamientos. Me pidió que fuera a mi cuarto y me encerrara hasta que ella me dijera. Mis hermanos llegarían de la escuela pronto y temía que me transformara y les hiciera daño.

―Apenas llegue tu padre le diré lo que está pasando para que hables con él. Mientras tanto no salgas de tu habitación y por nada en el mundo abras las ventanas.

Obedecí de forma inmediata, cerré la puerta y me recosté en la cama. Aún desorientado, volví a tener la sensación de oler sangre, pero esta vez venía acompañada de una sed impresionante, como si llevara días sin beber agua. Entré de inmediato al baño y bebí agua sin parar, pero no me saciaba. La sed era cada vez mayor. Me desesperé, mi corazón se aceleró a un punto que en cualquier momento podría explotar. Dentro del cuadro de locura, oí la voz de mi vecina que, como de costumbre, había salido a dar un paseo. Olfateé su sangre, un olor que entonces me pareció exquisito y provocó que empezara a babear. Luché contra esos sentimientos, traté de llamar a mi madre, mas, no me salía la voz. Mi corazón seguía latiendo a mil por hora y mis sentidos no dejaban de agudizarse. Luego, por un instante, todas las sensaciones dejaron de invadir mi cuerpo. Cerré mis ojos.

Al abrirlos estaba en la calle, en un lugar muy oscuro. Miré hacia el suelo y encontré a mi vecina muerta junto a mí. Vi mis manos y toqué mi boca que chorreaba de sangre. Disfrutaba su sabor como si fuera un manjar de dioses. Reaccioné, pero era demasiado tarde. Jamás podría perdonarme. Había matado a mi vecina. Se confirmaba lo que tanto temía. Me había convertido en un vampiro.

Vampiro por accidente

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