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UNA DOBLE VIDA

Los anfibios fueron los primeros vertebrados que salieron del agua y empezaron a vivir en tierra firme hace más de trescientos millones de años. Pertenecen a esta clase especies tan conocidas como las ranas, los sapos, las salamandras y los tritones.

Las ranas y los sapos, que pertenecen al orden de los anuros, son animales inconfundibles, de cuerpo rechoncho y ojos saltones.

Durante las primeras etapas de su vida son acuáticos, respiran a través de branquias y poseen una larga cola. Los adultos, en cambio, pueden vivir en tierra, carecen de cola y respiran por pulmones (aunque también pueden respirar a través de la piel).

Las patas traseras de los anuros son mucho más largas que las delanteras, lo que les permite realizar grandes saltos.

La piel de las ranas y de los sapos, que renuevan de vez en cuando, no tiene pelos, ni escamas, ni plumas que la protejan; en cambio, posee numerosas glándulas que la mantienen húmeda. Algunas especies poseen glándulas venenosas.




Existen numerosísimas especies de anuros, orden al que pertenecen las ranas (A) y los sapos (B). Entre los rasgos anatómicos más importantes para diferenciar las distintas especies, figuran la longitud de las patas y la textura y el color de la piel.



Las ranas y los sapos son anfibios, por lo que pasan parte de su vida en el agua y parte en tierra firme. Cuando son adultos respiran a través de pulmones; por ello, aunque pueden vivir en el agua, salen a cazar a la orilla, como este sapo 1 o deben asomar la cabeza fuera, como estas ranas 2 y 3, para respirar.

Las Ranas y los Sapos

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