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LA INSTITUCIONALIZACIÓN DE LA SOCIOLOGÍA EN LA UNIVERSITAT DE VALÈNCIA: UN LARGO PROCESO

Miguel Ángel García Calavia[1]

Universitat de València

Con motivo del 50 Aniversario de la enseñanza de la sociología en la Facultad de Economía, se programaron algunas actividades en el Departament de Sociologia i Antropologia Social que permitieran ahondar en el conocimiento de la institucionalización de la sociología como disciplina científica y como profesión; asimismo, en el de su estatus en niveles educativos no universitarios. Con ello, se pretendía, además, contribuir a organizar mejor la actividad departamental.

Una de las principales actividades fue la conferencia impartida por Manuel Pérez Yruela el 24 de febrero de 2019 en el Salón de Actos de la Facultat de Ciències Socials. Su contenido ampliado es el texto sobre el que se articula este libro. Su autor reconstruye como se ha afianzado la sociología –«de dónde venimos»; «cómo hemos llegado hasta aquí»–, pero también las limitaciones de este proceso, sobre todo, en su consideración como profesión.

También, se incluye un texto en el que José Beltrán y Rosario Fernández-Coronado exponen retos que se pueden derivar de las reflexiones efectuadas a la luz del texto de Pérez Yruela y de su experiencia como profesores del Departament de Sociologia y Antropologia Social y como miembros comprometidos con el asociacionismo local y nacional de la sociología desde hace años. Lo hacen a partir de construir contextos (marcos o lógicas de comprensión) que conlleven alternativas de actuación (marcos o lógicas de acción) y una vez que han evidenciado los pasos recorridos. Esta exposición de retos y de tareas que se pudieran derivar la efectúan tanto a escala local como estatal/nacional.

El libro se abre con una breve reconstrucción de la configuración del Departament de Sociologia y Antropologia Social de la Universitat de València dedicando atención a la actividad desarrollada por el profesorado que impartió sociología en la antigua Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales durante esos primeros tiempos, a sus publicaciones de esos años poniendo de manifiesto sus objetos de estudio y perspectivas. Asimismo, a la actividad de distinto carácter que desplegó previamente Francisco Murillo en la Facultad de Derecho.

Las primeras cátedras de sociología en la Universidad de Valencia. Espacios para el desarrollo y la práctica de la sociología

El 28 de diciembre de 1966 se aprobó la creación de la Facultad de Ciencias Políticas, Económicas y Comerciales de la Universidad de Valencia, sección de Económicas y Comerciales. Previamente, se había creado el Centro Universitario de Estudios Económicos de Valencia (Orden del Ministerio de Educación del 24 de septiembre de 1966) para no demorar más tiempo la puesta en marcha de los estudios de economía. Este hecho comportó la reubicación de la sociología que hasta entonces, o más exactamente, hasta principios de los sesenta, se había desarrollado bajo la influencia del ámbito del derecho.

Numerosas iniciativas orientadas al fomento de la sociología fueron promovidas desde que Francisco Murillo obtuviera la cátedra de derecho político en 1952 (y, posteriormente, la de sociología en 1955) en la Universidad de Valencia en la que permanecerá hasta 1961. Francisco Murillo, licenciado en derecho, fue uno de los discípulos de Gómez Arboleya, catedrático, primero, de filosofía del derecho en la Universidad de Granada y, después, de sociología en la Universidad Complutense (1954). Las cátedras eran una de las unidades organizativas básicas de la universidad. Los catedráticos aglutinaban discípulos que quisieran hacer carrera académica constituyendo el grupo de profesorado encargado de la docencia de dicha cátedra. Su tesis, defendida en 1946, versa sobre el pensamiento político de un autor del pasado, Francisco Suárez, sobre sus meditaciones metafísicas, con el fin de soslayar las circunstancias asfixiantes de la dictadura franquista. Sus primeras reflexiones durante la década de los cuarenta tienen lugar en el ámbito jurídico y como temática el estado. Eran críticas con la democracia liberal lo que resultaba conciliable con la realidad política española de ese tiempo.

Las preocupaciones académicas de Murillo se reorientarán durante la década siguiente hacia la sociología con una perspectiva abierta y plural a la par que las de su maestro que se esforzó en distinguir Filosofía Social de la Sociología propiamente dicha y en adoptar el principio de racionalidad empírica (Morente, 2004: 153). Esto comportó que se comenzara a promover una sociología distanciada de la filosofía social y próxima a la que se desarrollaba en algunos países europeos del entorno español y en Estados Unidos. Esta perspectiva la madurará en una estancia en la Universidad de Colonia en 1958 junto a René König en la que se promovía una sociología comprensiva e interesada ya en una orientación empírica (Morente, 2004: 151; Palao, 2018: 290) y que afianzará en una estancia en 1962 en la Universidad de Columbia de Nueva York. Este punto de vista no resultaba extraño, por otro lado, teniendo en cuenta la postura analítica de su maestro y tutor, Gómez Arboleya, que contemplaba la relación entre la acción de los grupos sociales y las pautas sociales institucionalizadas (Morente, 2004: 154).

Una de las primeras iniciativas fue la propuesta de incluir la sociología como asignatura obligatoria en los planes de estudio de derecho cuya reforma se estaba llevando a cabo a cabo a principios de 1953, al igual que la de otras titulaciones universitarias. Aunque el plan finalmente aprobado escamoteaba parte de la propuesta, sin embargo, incluyó la asignatura de sociología con carácter obligatorio (Palao, 2018: 278). Esta asignatura fue impartida hasta el curso 1956/57 en que fue suprimida tras la destitución de Ruiz Giménez como Ministro de Educación quedando reducida su impartición a las enseñanzas de las secciones de Ciencias Políticas[2] y de Ciencias Económicas y Comerciales[3] de la Facultad homónima[4], así como de la sección de Filosofía de la Facultad de Filosofía y Letras[5] (BOE, 29 de agosto de 1953).

En segundo lugar, la iniciativa probablemente más novedosa e importante, la creación de un seminario interdisciplinar de ciencias sociales (de «Derecho Político y Sociología») durante el curso 1955-56 en el que se llevará a cabo debates de contenido sociológico: textos clásicos (Comte, Weber, Mannheim, Scheler...) y contemporáneos de procedencia francesa, alemana y anglosajona serán discutidos, entre otros, Ecología Humana de Hawley y el Sistema Social de Parsons[6]. Se trataba de textos importados por Gómez Arboleya a través de sus contactos con la Universidad de Colonia (Peset, 2018: 367-368). A lo largo de su existencia atrajo a numerosos estudiantes interesados en Ciencia Política, Sociología, Antropología Social y Sociolingüística (Morente, 2004:150).

En tercer lugar, la conformación de una biblioteca de ciencias sociales, al menos, hasta 1961 en que Murillo obtuvo la cátedra de derecho político en su ciudad natal, Granada. Su importancia en la actividad académica, sobre todo, en ese tiempo, está fuera de duda, especialmente, en el impulso de la investigación. Por otro lado, una iniciativa que no estuvo exenta de dificultades (Palao, 2018: 284-285; Morente, 2004: 150).

En cuarto lugar, la promoción de investigación importando nuevas metodologías, como la del análisis de contenido, y utilizando técnicas de recogida de información tanto cuantitativas como cualitativas. Así, se promovió una investigación sobre la conciencia de grupo de los estudiantes de la Universidad de Valencia. Fue llevada a cabo por Murillo y Jiménez Blanco en el curso 1954/55 mediante una encuesta que respondieron casi 1.500[7]. Uno de los objetivos concretos era conocer su actitud para con el resto del estudiantado y del profesorado, esto es, la existencia de un tipo específico de comportamiento de grupo (Ariño, 2015: 134). Unos años después, tras la estancia en el Instituto de Investigaciones Sociológicas de Colonia en 1958, Murillo promovió un estudio sobre las clases medias en España en el contexto de la estructura social, utilizando datos secundarios procedentes del censo de 1950 y del primer informe del Banco de Bilbao sobre la renta media de los españoles[8].

En quinto lugar, la tutoría y dirección de las primeras tesis doctorales defendidas en la Facultad de Derecho: la de Juan Ferrando Badía y la de José Jiménez Blanco. Son tesis interdisciplinares. Los temas fueron la constitución de 1812 y las Cortes de Felipe II (Palao, 2018: 283). En este último caso, Jiménez Blanco aplicó la metodología del análisis de contenido, toda una novedad, al examen de las proposiciones de Felipe II en las Cortes de Castilla.

Así pues, una profusa actividad académica en el ámbito de la sociología (y en el de la ciencia política) desarrolló F. Murillo en el tiempo que estuvo en la Universidad de Valencia (1953-1961). Su relación con Gómez Arboleya y su curiosidad intelectual posibilitaron su reorientación hacia la sociología. Una actividad en la que hay que destacar su «... estilo docente» (Palao, 2018: 292) manifiesto en las iniciativas que adoptó en su magisterio de las que se beneficiaron, primero, los estudiantes de la Universidad de Valencia y, luego, los de la Universidad de Granada. Con «un maestro en tiempos de patronos» resumió Vallespín su fértil actividad a lo largo de su vida en la entrevista que le realizó (1999: 58)[9].

La puesta en marcha de la licenciatura en Ciencias Económicas en la nueva Facultad de Ciencias Políticas, Económicas y Comerciales –sección de Económicas y Comerciales– (cuya aprobación se publicó en el BOE de 29 de diciembre de 1966), dará lugar a la constitución de un núcleo de profesorado poco tiempo después en la cátedra de sociología ocupada por Jiménez Blanco en el curso 1967/68 que ya había ocupado anteriormente la de Bilbao (1962) y la de Málaga (1964). Este núcleo estaba integrado junto a José Jiménez Blanco, por Isidro Soriano Soriano y por Josep Vicent Marqués[10]. Este profesorado impartirá la asignatura de Sociología en la mencionada licenciatura. Jiménez Blanco había ampliado su formación en el Institute of Social Research de la Universidad de Michigan tras la lectura de su tesis importando su interés por la ecología humana y contribuyendo a la difusión del estructural funcionalismo predominante en Estados Unidos, aunque tendrá poco eco en la Universidad de Valencia. Influido por la sociología empírica americana, promoverá pronto investigaciones cuantitativas. En el curso 1969/70, se trasladará a la recién creada UAM. La cátedra de sociología de la Universitat de Valencia no será ocupada de nuevo hasta el curso 1973/74 por Amando de Miguel.

Al iniciarse la década de los setenta (curso 1971/72), el grupo de profesores estaba integrado por Josep Vicent Marqués y Damià Mollà al que se añadirán Josep Picó (1972) y Salvador Salcedo (1974). Los profesores mencionados, junto a Rafael Ninyoles y Ll. V. Aracil, serán los promotores de las primeras tentativas de sociología local. Su desarrollo tenía lugar en un entorno y en una coyuntura particular, el de la sociedad valenciana de finales de los sesenta y principios de los setenta que estaba experimentando un intenso proceso de industrialización en una etapa peculiar del capitalismo bajo un régimen dictatorial. Además, padecía un proceso de subordinación cultural impuesto por el estado central desde hacía casi tres siglos. Las investigaciones y reflexiones realizadas pretendían desentrañar los problemas existentes en la estructura social valenciana y proporcionar orientaciones para afrontarlos (Ninyoles, 1982: 20; Picó, 1987: 62). A este respecto, la investigación sociológica se relacionaba frecuentemente, en la línea de lo que apunta Pérez Yruela (2021, 79) en el texto incluido en el presente libro, con la conformación de una conciencia crítica. Estaba constituida por un conjunto de trabajos cuyo denominador común era el análisis de la dominación en distintos ámbitos de la sociedad valenciana: ideológico-comunicativo, socio-económico (Picó, 1987: 63). Estos trabajos se desarrollarán con metodologías diversas. Pocos años después, se incorporaba María Poveda al grupo de profesorado.

Las primeras aportaciones tuvieron lugar a finales de los sesenta. Estaban promovidas en paralelo por las dos personas que no formaban parte del grupo de profesorado mencionado; tanto una como otra son licenciados en derecho y ampliarán estudios en Estados Unidos. Ninyoles reconstruye la configuración histórica del bilingüismo y de la diglosia en el País Valenciano, una noción que importa de Estados Unidos, para explicar la ruptura de la unidad lingüística llevada a cabo por el estado monárquico español (el conflicto lingüístico)[11]. En la reconstrucción histórica que lleva a cabo, recurre a la sociología crítica de Mills que le lleva a incorporar elementos de la sociología comprensiva. Aracil examina el papel del idioma como signo de clase y como manifestación de subordinación cultural analizando para ello el teatro de Escalante[12]. En este contexto, el examen del lenguaje, de su práctica y legitimación que traduce una determinada estratificación social, tiene como finalidad poner de manifiesto la dominación ideológica ejercida a través del mismo (Picó, 1987: 68).

A principios de los setenta, Marqués reflexiona sobre el entramado ideológico que dominaba la vida de las personas de la sociedad valenciana en País Perplex; esto es, pretende desentrañar las «deformaciones» de la mentalidad colectiva valenciana –la obscura consciencia– cuya existencia ocultaría y dificultaría la adopción de una conciencia crítica[13]. En este sentido, el examen de la ideología comporta una aproximación al lenguaje social, a las distorsiones que introduce en la vida de las personas –las denominadas concepciones falsas–, con el fin de comprender su ofuscación. Por ello, su aportación se puede ubicar en el ámbito de análisis ideológico del lenguaje; una ubicación que le costaría aceptar a su autor, reacio a cierta etiquetación académica como lo pone de manifiesto su autoubicación de que formaba parte de la «escuela borde de sociología».

En esos mismos años, Salcedo observa las reacciones de los jóvenes con respecto a las creencias, valores y costumbres que constituyen la cultura hegemónica y a través de las cuáles se lleva a cabo la socialización. Con este fin, examina los movimientos y subculturas juveniles de la sociedad valenciana en un sentido amplio de la época caracterizándolos y clasificándolos (integrados, rebeldes y marginados)[14]. Lamentablemente, esta línea de investigación, así como la de Marqués a la que se acaba de hacer referencia, apenas tendrán continuidad.

En el ámbito más clásico de la estratificación social hubo contribuciones significativas: por un lado, con respecto a la constitución y práctica de las clases sociales (empresarios y trabajadores); y por otro, sobre los rasgos que caracterizaban la formación social valenciana. En lo que se refiere a las clases sociales, Josep Picó examinó los cambios habidos en la composición y situación de los empresarios valencianos del siglo XIX y XX influido por la sociología de la empresa italiana[15]. En este examen que va constituir la primera tesis defendida dentro de ese núcleo, se rompe la dinámica de recurrir únicamente a fuentes secundarias y se realiza una encuesta a empresarios de la provincia de Valencia. Por otro lado, examinó también la constitución del movimiento obrero de la época, esto es, sus prácticas y estrategias influido también por la sociología del trabajo italiana[16]. Se llevaba a cabo, por otro lado, mediante la metodología de la investigación –acción que había sido sistematizada pocos años antes por K. Lewin–. Josep Picó será el primero también que estabilizará laboralmente su situación académica como profesor adjunto[17].

En cuanto a la formación social valenciana, Damià Mollà examinó la configuración sectorial de la estructura productiva poniendo de manifiesto el proceso de industrialización que había experimentado el País Valenciano y su traducción en la formación social[18]. El contexto en el que llevó a cabo su examen es el del estructuralismo francés que ejercía una gran influencia en las ciencias sociales en ese tiempo, al menos, en los países del Sur de Europa. Este estudio que realizó Damià Mollà constituyó la segunda tesis dentro de este núcleo. Además, llevará a cabo un examen de la demografía valenciana, de su dinámica y de su configuración territorial[19] evidenciando un territorio diferenciado pero interconectado (Castelló, R. 2017: 9). Damià Mollà será el siguiente profesor en estabilizar su situación académica a principios de los ochenta.

Toda esta investigación se desarrollará con escasísimos recursos económicos. Únicamente, la filantropía privada o la institución Jaume Bofill proporcionará ayudas económicas simbólicas. Asimismo, se desarrollará de manera individual de modo que Ninyoles la caracterizará como ejercicio artesanal (1982: 22). Aun así, pudo haber alguna excepcionalidad cuando una parte del profesorado participó en la redacción de informes de carácter técnico sobre la IV Planta Siderúrgica y el Puerto de Sagunto (1974) poniendo de manifiesto además que esta dimensión de la actividad sociológica como profesión comenzaba a abrirse paso.

En 1978, José Ramón Torregrosa, profesor agregado, ocupará interinamente la cátedra de sociología hasta 1980 en que se trasladará a Madrid. Durante este corto periodo de tiempo que permanecerá en Valencia, promoverá la Asociación de Sociología del País Valenciano en cuyo grupo dirigente se encontrará Josep Vicent Marqués, Damià Mollà, Salvador Salcedo, María Poveda, Joelle Bergere, en esos años, profesora en la Universidad de Valencia.

Se había aglutinado un grupo de profesores/as en torno a la cátedra de sociología de la Facultad de Económicas que, sin embargo, no fue ocupada por una persona de manera estable dificultando su constitución articulada porque si bien hubo una actividad docente continuada, no obstante, la investigación sociológica tuvo lugar de manera individual y autorientada. Ahora bien, permitió conocer mejor la realidad social valenciana. Una búsqueda de conocimiento animada (y condicionada) por la intención de desvelar los modos de dominación en la sociedad valenciana de modo que fuera posible elaborar estrategias para el cambio. Un profesorado, por otro lado, que participó en órganos colegiados de la Facultad y que contribuyó a la creación de asociaciones corporativas.

A principios de los ochenta, culminado el cambio de régimen político de la dictadura a la democracia, comienza también la normalización democrática de distintos ámbitos de la realidad social, entre otros, el universitario. En septiembre de 1983, se aprobó la Ley de Reforma Universitaria (LRU). En lo que se refiere a la estructura organizativa universitaria, trajo consigo la sustitución de la cátedra por el departamento. A partir de ese momento, tuvo lugar un proceso de reorganización de las universidades españolas.

La constitución del Departament de Sociologia y Antropologia Social

En el curso 1985/86, había dos grupos de profesorado propiamente dichos de sociología en la Universitat de València[20]. Por una lado, el de la Facultad de Económicas integrado por J. V. Marqués, D. Mollà y M. Poveda[21] al que se incorpora M. G. Ferrando tras la permuta de la cátedra llevada a cabo con M. Navarro que la había ocupado como titular en 1981. Por otro, el grupo de la Escuela Universitaria de Empresariales, fundada en 1972 sobre la base de la Antigua Escuela de Comercio, integrado por S. Salcedo, R. Nemesio y J. Pérez Adán cuyas inquietudes sociológicas se ubicaban en el ámbito de la Sociología de las Organizaciones, sobre todo, de los dos últimos.

Además, había otro grupo en la Escuela de Magisterio (G. Anaya, O. Quiñones y E. Garcia) que tenía interés por la dimensión sociológica de la educación, tanto en lo que se refiere a la docencia como por su investigación, sin que sus preocupaciones sociológicas se agotaran en dicho ámbito; también, el género y la ecología eran objeto de atención preferente. En la Facultad de Filosofía y Ciencias de la Educación, impartía docencia J. Cucó. Estos grupos y personas confluyeron para formar el departamento de Sociología y Antropología Social cuya constitución fue aprobada el 7 de julio de 1986. La incorporación de la Escuela de Graduados Sociales (después, Escuela de Relaciones Laborales) y de la Escuela Social (después, Escuela de Trabajo Social) a la Universitat de València en los años siguientes, comportará la adscripción del profesorado que impartía Sociología al departamento[22].

Tras la aprobación de la nueva ley universitaria, tendrá lugar un aumento de la matrícula relacionada, entre otros hechos, con el aumento de plazas que ofertan las universidades tanto en las titulaciones antiguas como en las nuevas aprovechando la autonomía universitaria. Esto se reflejará también en el aumento de la docencia de sociología general o de las sociologías específicas, así como de antropología, aunque en menor grado. Por otro lado, el departamento promoverá un programa de doctorado conforme a los criterios fijados por la LRU que comportará asimismo un incremento de la docencia, así como una oferta propia. La cobertura de la docencia requerirá un incremento de la plantilla del departamento utilizándose para ello las nuevas categorías promovidas por la LRU. En el curso 90/91, el profesorado del área de sociología lo constituía algo más de 30 personas de las que casi las tres cuartas partes eran funcionarias y el resto, contratadas; casi un tercio eran mujeres. La profesora Josepa Cucó impartía la docencia del área de antropología social.

Así, se incorporará una nueva generación de profesorado al departamento recién constituido que no solo se dedicará al ejercicio de la docencia, sino, asimismo, al análisis de aspectos concretos de la realidad social valenciana con metodologías diversas: la condición y discriminación de la mujer, la sexualidad de los jóvenes, fiestas populares, mercado laboral y marginación social. Esto comportaba una diversificación temática de la investigación sociológica y una especialización que se intensificará en los años siguientes iniciándose el proceso de consolidación departamental.

Esta configuración del departamento de sociología tenía lugar en una sociedad que estaba experimentando importantes cambios en distintos ámbitos de la realidad que la aproximaban a las sociedades de renta más alta. Estos cambios darán lugar a nuevas preocupaciones y preguntas de investigación. En los años noventa, aumentará el profesorado contratado, no sólo en el área de sociología, sino asimismo de antropología social que contará con 2 profesoras y 1 profesor. La plantilla oscilará en torno a 40 personas. También, algunas personas del grupo inicial conseguirán la funcionarización.

En este entorno y dada la relevancia que estaba adquiriendo la docencia de la sociología en la Universitat de València y la inexistencia de estudios en Valencia y Castelló, el departamento se planteará promover la licenciatura de sociología. A mediados de los noventa, se creará una comisión en la Facultad de Económicas a la que estaba adscrito el Departament de Sociologia y Antropologia Social con el fin de redactar el plan de estudios de la licenciatura de sociología que será publicado el 14 de agosto de 1998 en el BOE. Una buena parte de los miembros de la Comisión eran profesores o profesoras del departamento. Casi al mismo tiempo, se estaba impulsando la constitución de la Facultad de Ciencias Sociales que recibió el visto bueno de la Junta de Gobierno de la UV el 30 de abril de 1998. Esto pasaba por la supresión de la Escuela de Relaciones Laborales y de la de Trabajo Social; asimismo, por la adscripción del departamento de sociología (así como, del de Trabajo Social) a la nueva Facultad de Ciencias Sociales cuya constitución será aprobada en el DOGC en octubre de 1999.

La aprobación y puesta en marcha de la licenciatura en la Universitat de València constituye otro de los hitos importantes en la consolidación de la sociología valenciana, al menos, en los territorios centrales del País Valenciano. Comportaba ofrecer un plan integral de estudios de sociología. Desde entonces (curso 1999/2000), se han licenciado o graduado 977 estudiantes, una media de 46 estudiantes por curso. Se ha configurado un colectivo numeroso de personas acreditado para ejercer la profesión de sociólogo en organizaciones del sector privado, público o del tercer sector.

En este ambiente de expansión de la actividad académica, se creará la revista Arxius de Sociologia en 1997 con una periodicidad anual en el Departament de Sociologia y Antropologia Social siendo su primer director, Antonio Ariño, igualmente, director del Departamento en ese tiempo. Pocos años después, su gestión fue asumida por la Facultat de Ciències Socials pasando a denominarse Arxius de Ciències Socials con periodicidad semestral. La revista ha recogido parte del conocimiento producido por el profesorado del departamento.

Esta prolífica actividad departamental contrastaba con la paralización de la Associació de Sociologia del País Valencià. A principios de siglo, profesorado del Departament de Sociologia i Antropologia Social (Rosario Fernández) colaboró en la refundación de la denominada desde entonces Associació Valenciana de Sociologia junto al de la Universitat de Alacant (Maite Algado) y la Universitar Jaume I de Castelló (Amparo Fabra). Entre sus fines inmediatos: atraer y defender corporativamente a los cientos de licenciados/as en sociología por las universidades valencianas; asimismo, promover el desarrollo y divulgación de la sociología en la sociedad valenciana. Profesores y profesoras del departamento han participado en las actividades desplegadas por la asociación para satisfacer esos fines.

En esos mismos años, se activó la preocupación de profesorado del departamento por contactar con el profesorado de enseñanza media que impartía una asignatura de sociología con carácter optativo en el itinerario de ciencias sociales de la Comunidad Valenciana. Su fin era explorar su desarrollo curricular, así como de facilitar todo lo que pudiera redundar en su mejora. Esto se tradujo en la creación de una red de profesorado de enseñanza media con el que se intercambió experiencias de distinto tipo durante dos años. Lamentablemente, la última reforma de la LOMLOU (2015) ha suprimido esta asignatura. Esto ha reactivado la preocupación por la presencia de la sociología en enseñanza media lo que se ha reflejado en un nuevo intento de contactar con su profesorado para explorar posibles vías de colaboración desde la perspectiva sociológica y en una investigación sobre el estatus de la sociología en las enseñanzas no universitarias en España.

Por otro lado, las sucesivas reformas habidas desde la aprobación de la LOU (2001) han traído consigo una mayor presencia de la sociología, así como de la antropología social y cultural, en grados y postgrados. En el caso de la Universitat de València, especial incidencia tuvo la propiciada por el R.D. 1393 de 2007 que ha regulado las enseñanzas universitarias. En el curso 2018/19, primer curso en que han dejado de estar definitivamente vigentes los planes antiguos, el departamento impartía docencia en 17 grados, 3 dobles grado y 14 masters oficiales no solo del ámbito de las ciencias sociales, sino, asimismo, de ciencias naturales, salud, humanidades, como los de ambientales, nutrición humana, enfermería o educación social. La carga docente asumida era importante en los grados de ciencias políticas, criminología, educación social y especialmente, en los de magisterio, relaciones laborales y recursos humanos, trabajo social y sociología. En el curso 2019/20, había aumentado la docencia todavía en un grado más que se había puesto en marcha el curso 2018/19. La docencia que imparte el departamento está, pues, afianzada.

En este entorno, ha tenido lugar un aumento de la plantilla. En el curso 2019/20, había 38 profesoras y 53 profesores; 82 correspondían al área de sociología y 9 a la de antropología. Esto comporta que se ha duplicado el número de profesores con respecto al que había a finales de siglo. Su vinculación contractual con la Universidad era diversa: 42 con vinculación estable (28 de naturaleza funcionarial; 14 de naturaleza contractual) de los que 22 la han conseguido desde el curso 2009/10; 1 emérito; 48 con vinculación temporal: 11 con contrato de AD; y 37 con contrato de profesor asociado. Precisamente, el elevado número de profesorado asociado con retribuciones bajas e inestabilidad laboral constituye uno de los desafíos que han de abordar las universidades en los años inmediatos. Su solución proporcionará satisfacción y seguridad a los afectados que redundará en su actividad docente, especialmente, en departamentos como el de sociología en el que son numerosos.

Si se tiene en cuenta el profesorado que ha adquirido la estabilidad, así como, el profesorado incorporado con categoría de Ayudante Doctor (y una parte del asociado), se puede afirmar que otra nueva generación de profesorado se ha integrado en el departamento. La incorporación de una nueva generación se refleja también en las temáticas de investigación que se han ampliado de modo que la mayor parte de las especialidades sociológicas se practican en el departamento como se puede comprobar en las memorias de investigación del profesorado en las que se recoge su participación en proyectos de investigación, congresos de todo tipo y en sus publicaciones en las que se observa una cierta internacionalización. El número medio de sexenios de investigación por profesor es 0,8.

Esto comporta que el profesorado está contribuyendo al conocimiento de la realidad social, especialmente, de la valenciana, de una manera especializada lo que ha facilitado la comprensión de lo que acontece en entornos concretos y de los problemas que se plantean recurriéndose a metodologías y técnicas de investigación diversas. Así, se dispone de un saber cada vez más pormenorizado (si bien fraccionado) que debiera ser útil para la discusión abierta de los problemas sociales, así como para la confección de estrategias y actuaciones de distinto carácter para afrontarlos.

Paradójicamente, no siempre se utiliza socialmente este saber. Por un lado, porque dicho saber no siempre se construye contemplando intervenciones realistas en la solución de esos problemas. Por otro, porque, como escribe Manuel Pérez Yruela en su texto, faltan instituciones propias que empoderen los conocimientos sociológicos para que sean tenidos en cuenta, sobre todo, en la adopción de decisiones ya sea en el ámbito de la política o de las organizaciones. En este entorno, la (re)activación del colegio profesional de politólogos y sociólogos a la que ha contribuido profesorado del departamento en los últimos años, pudiera ayudar a ese empoderamiento de la sociología.

Ahora bien, queda camino por recorrer. No sólo en lo que se refiere al desarrollo de una perspectiva aplicada y al empoderamiento de la sociología, sino también en lo que se refiere a recuperar y ampliar la presencia de la sociología en la enseñanza no universitaria. Su conveniencia está fuera de duda. Las dificultades para conseguirlo también. A todo ello, contribuirá previsiblemente el profesorado del departamento en los próximos años con el buen hacer académico que le ha caracterizado, por un lado, y con el sentido de la responsabilidad social y generosidad con el que ha actuado desde los primeros tiempos (en la constitución de la Junta Constituyente de la Facultat de Ciencias Económicas) hasta ahora, por otro. El recordatorio de este 50 aniversario bien pudiera ser una oportunidad para trabajar (reflexionar y construir estrategias alrededor de) estas líneas, en algunos casos, en colaboración con asociaciones y colegios, que luego se han de desarrollar.

Referencias

Ariño, A. (2015), «La investigación sociológica sobre los estudiantes universitarios en España», en Revista de Estudios de Juventud, nº 110, pp. 131-153.

Castelló, R. (2017), «Josep Damià Mollà (1946-2017): un bon mestre», en Arxius de Ciències Socials, nº 36/37, pp. 7-14.

Morente, F. (2004), «Francisco Murillo Ferrol. O el compromiso académico con las ciencias sociales», en Política y Sociedad, vol. 41, núm. 2. pp. 145-162

Ninyoles, R. (1982), «Una perspectiva de la sociología valenciana», en Ninyoles, R., Estructura social al País Valencià, Valencia, Diputació de València, pp. 13-28.

Palao, J. (2018), «Francisco Murillo Ferrol y los primeros estudios de ciencia política y sociología en la Universidad de Valencia», en CIAN-Revista de Historia de las Universidades, vol. 21, núm. 2, pp 269-297.

Peset, M. (2018), «Los años de la espera», en Peset, M. y Correa, J. (coords.), La Facultad de Derecho de Valencia, 1499-1975, PUV, pp. 359-380.

Picó, J. (1987), «País Valencià: Sociologia de la sociologia», en Papers: revista de sociología, nº 28, pp. 57-76, <https://www.raco.cat/index.php/Papers/article/view/25003> [Consulta: 15-10-2020].

Vallespín, F. (1999), «Un maestro en tiempos de patronos: conversación con Francisco Murillo Ferrol», en Claves de Razón Práctica, nº 94, pp. 56-63.

Notas:

[1] Profesor del Departament de Sociologia i Antropologia Social de la Universitat de València. Presidente del Comité organizador del XIII Congreso Español de Sociología (Valencia, 2019).

[2] La asignatura que se impartía en segundo, se denominaba Sociología general. Además, se impartía una Estructura Social Contemporánea en tercero.

[3] La asignatura que se impartía en primero, se denominaba Sociología y Metodología y Sistemática de las Ciencias Sociales

[4] Merece destacarse que no había referencia a Sociología en la denominación de la Facultad. Tampoco había sección de Sociología lo que se reflejaba en la ausencia de asignaturas fundamentales dedicadas a Teoría Sociológica o a Metodología en cualquiera de las secciones. En la sección de Políticas, había Principios de Estadística Social en quinto curso de la especialidad de Estudios Sociales. Hasta 1973, no se creó la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología en la Universidad Complutense.

[5] La asignatura se denominaba Sociología.

[6] El primero de los textos fue traducido por José Jiménez Blanco y editado por Tecnos con prólogo de Francisco Murillo en 1962. El segundo de los textos fue traducido por José Cazorla y José Jiménez Blanco y editado por Revista de Occidente en 1966.

[7] Los resultados están recogidos en un folleto editado por el Instituto Balmes de Madrid en 1958: La conciencia de grupo en los escolares de la Universidad de Valencia. Merece la pena exponer algunas de sus opiniones: la mayoría se había matriculado para adquirir conocimientos para el ejercicio de una profesión; la enseñanza era muy teórica y era necesario renovar los métodos; y que la condición de estudiante les obligaba a defender y ayudar tanto a los compañeros como a los profesores si lo necesitaban.

[8] Publicación editada por la Escuela Social de Granada en 1959: Las clases medias españolas. Aunque los resultados ofrecían una imagen de la estructura social de España muy tradicional –casi las tres cuartas partes de las personas eran consideradas pertenecientes a la clase obrera–, sin embargo, observaba una clase media emergente –algo más de la cuarta parte de los españoles– que adoptaba nuevos modos de vida, a medida que disponía de mayor capacidad adquisitiva, un consumismo incipiente y una propensión al ocio.

[9] La frase fue acuñada sin embargo por Nicolás Ramiro, según García de la Serrana, discípulo de Murillo (Morente, 2004: 151). Esta expresión que resume la valoración que hicieron algunos discípulos de su maestro resulta coherente con el principio informal que guiaba su actividad y que sus alumnos de Valencia le oyeron en el seminario: «no aspiro a ser alcalde sino ayudar a aprender a los que quieren».

[10] Tanto Isidro Soriano como Josep Vicent Marqués formarán parte de la primera Junta Constituyente de la Facultad que tuvo lugar cuando existió quorum para la formación de sus órganos colegiados en el curso 1970/71 (4 de septiembre de 1970).

[11] Ninyoles, R. (1969), Conflicte linguístic valencià, Valencia, Ed. Tres i Quatre.

[12] Aracil, R. (1968), «Introducció» en Escalante, E., Les xiques de l’entresol. Tres forasters de Madrid. Lavinia, pp. 9-88.

[13] Marqués, J. V. (1974), País Perplex, Valencia, Ed. Tres i Quatre.

[14] Salcedo, S. (1974), Integrats, rebels i marginats, Ed. L’Estel.

[15] Picó, J. (1976), Empresario e industrialización: el caso valenciano, Madrid, Ed. Tecnos.

[16] Picó, J. (1978), El moviment obrer al País Valencià sota el franquisme, Valencia, Ed. Tres i Quatre.

[17] Profesor Adjunto era el primero de los cuerpos académicos universitarios. Pudiera ser equivalente a Profesor Titular de Universidad. Otro cuerpo académico superior, además del de Catedráticos, era el de agregados. Los concursos oposición se celebraban de manera centralizada en Madrid y eran para el Cuerpo, no para la plaza. Una vez se accedía al cuerpo, se iniciaba el proceso de ocupación de las plazas vacantes.

[18] Mollà, D. (1979), El País Valencià com a formació social, Valencia, Ed. Prometeo.

[19] Mollà, D. (1979), Estructura y dinámica de la población en el País Valenciano, Valencia, Ed. Fernando Torres.

[20] Desde la aprobación de los Estatutos en 1985, el nombre oficial es Universitat de València.

[21] Josep Picó se había hecho cargo de la dirección de la Institució Alfons el Magnànim de la Diputació Provincial de València.

[22] Ignacio Lerma, Francisco Palop y Manuel Mejías procedentes de la Escuela de Graduados Sociales; y Mª Eugenia González y Fátima Perelló, de la Escuela Social.

Legado y futuro de la sociología

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