Читать книгу La Consagración Del Éxito - Manuele Migoni - Страница 10
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ОглавлениеLondres, abril de 2017
—Se trata de las fotos, agente Mary.
—¿Las fotos de su chantaje?
—Sí, eso. Lo que más me ha sorprendido es el hecho de que a las fotos le han añadido un mensaje: parece que han considerado necesario hacerme saber que la devolución de estas fotos es una mera y simple formalidad, casi una tontería, porque de todos modos podrían haber tenido más copias; ¿usted cómo entendería esto, como una tentativa, una solicitud de poner fin a este asunto?; mi impresión es esa.
—Es probable, Dr. Price, que nuestros sospechosos sepan quiénes somos y que de igual manera sepan o incluso vean que los estamos vigilando y esta carta, ya le digo, llega precisamente en el día en el que hemos conseguido del fiscal Richardson la autorización para proceder con respecto a estos individuos; no solo Larry Belfiori, sino también sus posibles secuaces Webb y Merries, de quienes todavía sabemos poco o nada; ¿supongo en este momento que las informaciones, el correo electrónico que ha llegado con respecto a un agente británico que actuaba de incógnito a su solicitud, no venían de usted?
—En realidad, no; ¿de qué estamos hablando?
—Era lo que yo pensaba, ahora tengo la certeza de que Larry Belfiori sabe todo de nosotros, de nosotros y también de usted, Dr. Price; debe saber que el motivo principal por el que hoy he venido aquí, además de la carta, de la que supe a través de un SMS, es sobre todo por el correo electrónico sospechoso que le decía, que parece llegar por su cuenta directamente a nuestra sede de Nueva York; ¿usted, además de no haber enviado este correo, ha hablado a alguien de esta carta o pedido a alguno de sus hombres que advirtieran a aquel de la existencia y la llegada de esta carta sospechosa?
—Agente Mary, yo no esperaba ni su presencia aquí hoy, sobre todo en relación con la carta, ni mucho menos (ni siquiera mi secretaria, que ha recibido el encargo de entregármela «cerrada», repito, «cerrada») he mencionado nunca esta carta a nadie, solo a usted después de que usted mismo la mencionara.
—¿Entonces todo está claro para usted?
—Yo diría que sí.