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Capítulo: I LA CULTURA ES MOTOR DE DESARROLLO INTEGRAL
Оглавление“La importancia de las políticas culturales(PC) que generen factores que mejoren la convivencia y que incluyan la diversidad y pluralidad cultural actual es innegable. Así, las PC al servicio del interés general constituyen un referente fundamental para el desarrollo sostenible”.
ALFONS MARTINELL SEMPERE
En el amplio marco de trabajos realizados sobre la cultura como motor de desarrollo seleccionamos la lectura del Informe sobre Economías Creativas, publicado por la UNESCO y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), en el escenario de la Cooperación Sur-Sur, una edición especial publicada en 2013, amplía las propuestas destinadas a explotar las posibilidades de la economía creativa a nivel local; como medio para promover nuevas modalidades y experiencias para el desarrollo.
La economía creativa no es sólo un sector de la economía en términos de generación de ingresos, de puestos de trabajo y de ganancias. Es además promotora de la sociedad, afirmando la identidad del lugar, permitiendo mejorar la calidad de vida, destacar la imagen y el prestigio local, aumentando los recursos y diversificando acciones futuras.
El informe habla de las industrias culturales y creativas como “nuevos cauces de desarrollo que fomentan la creatividad y la innovación con miras a un crecimiento y desarrollo inclusivo, equitativo y sostenible” (9).
Iniciamos este análisis desde la definición de cultura de Irina Bokova (10) Directora general de Unesco que en 2013 dijo: “La cultura… es lo que somos, forma nuestra identidad es un medio para fomentar el respeto y la tolerancia entre los pueblos, es un modo de crear puestos de trabajo y mejorar la vida de las personas. Es una forma de incluir y entender a los demás. Ayuda a preservar nuestro patrimonio, le da sentido a nuestro futuro y empodera a las personas … trabaja en pro del desarrollo.”
Desde esta definición, la edición especial del PNUD presenta a la cultura como un motor de desarrollo, dice que lidera el crecimiento de la economía creativa y de las industrias culturales, brindando a las personas la posibilidad para apropiarse de sus propios procesos de desarrollo.
Cuando lo importante para los programas de desarrollo son las personas y sus territorios, se plantea la intervención en ámbitos de la salud y la educación, pensando en equidad y participación, se produce una transformación y mejora la calidad de vida.
En su discurso de apertura sobre cultura y desarrollo de la Asamblea General de Naciones Unidas, celebrado en 2013 en Nueva York, su Secretario General, Ban Ki–Moon (11), reconoció que: “demasiados programas de desarrollo bien intencionados han fallado por no tener en cuenta el contexto cultural… el desarrollo no siempre se ha centrado suficientemente en las personas. Para movilizar a la gente, debemos entender y aceptar su cultura. Esto significa promover el diálogo, escuchar las voces individuales y garantizar que la cultura y los derechos humanos conformen el nuevo rumbo del desarrollo sostenible”.
La publicación explora diversos caminos a través de las industrias culturales y creativas y algunos modos que pueden reforzarse y ampliarse para lograr que el desarrollo económico y social sea inclusivo. Reconoce, que muchos de ellos se encuentran en el territorio de las ciudades.
En el contexto del desarrollo humano sostenible, la economía creativa plantea cuestiones clave con relación a las PC. ¿Qué está siendo producido y consumido? ¿Por quién y para quién? ¿Qué tipo de cultura se produce hoy en día y para qué tipo de ciudadanía? (12) Al buscar las respuestas adecuadas a este tipo de preguntas, se observa la cultura como: un instrumento de emancipación social, articulación global y libertad humana. Por su parte las economías creativas conducen a una politización del debate económico. Las respuestas a estas cuestiones reflejan la acción de las partes interesadas en la toma de decisiones que no se consideraban anteriormente. La aplicación de mecanismos participativos y el involucramiento activo de la sociedad civil, se traducen en Políticas Publicas (PP)fundamentadas y lideradas a nivel local. Diseñadas para ampliar las posibilidades de las personas y fortalecer sus capacidades, juegan un papel decisivo para el desarrollo sostenible, pero también transformativo.
Las ciudades son el terreno privilegiado para ese desarrollo, por su densa red de gente, mercados y actividades. Funciona como una especie de campo creativo, dentro del cual la información se propaga con intensidad entre las unidades de actividad económica y social del espacio urbano. Constituyendo sistemas de transacciones integradas en una red de relaciones, complementarias y competitivas.
Tomando en consideración, que una parte importante de la actividad económica se desarrolla en las ciudades, donde se ubican la mayor parte de las industrias creativas, debemos buscar en ellas, nuevos caminos para el desarrollo. Promoviendo una economía creativa local próspera, que mejore el atractivo del lugar, haga de su cultura un componente fundamental y una señal de distinción que puede lograr proyección internacional. Así el desarrollo se transforma en un elemento de creciente afirmación de las ciudades como actores autónomos en un marco de economía globalizada, según el pensamiento de Scott, A (13).
Entender el campo creativo local como impulsor de desarrollo, exige una perspectiva de análisis distinta. Las políticas exitosas en este ámbito, surgen a partir de cooperación entre dos niveles: el gobierno y el sector privado o la sociedad civil.
El escenario de países que plantean la cultura como motor de desarrollo debe ser interpretado a la luz de una diversidad de necesidades, capacidades y situaciones reales, que las políticas deben tener en cuenta al momento de diseñarlas e implementarlas. El desarrollo impulsado por la cultura otorga beneficios económicos generados por la producción, distribución, difusión y consumo de bienes y servicios culturales.
En una reflexión más profunda, podemos pensar formas de imaginar e innovar, a nivel individual y colectivo, para generar desarrollo social inclusivo; a la vez que se promueve la sostenibilidad medioambiental, la seguridad y se disminuye la violencia.
En el informe se consideran tres campos en los que el valor de la cultura como motor de desarrollo humano, trasciende el análisis económico de modo significativo.
1. El primero de estos campos es la expresión cultural individual y colectiva, que dinamiza a individuos y grupos, sobre todo a marginados y oprimidos.
Se trata de una energía cultural que puede impulsar a la gente a unirse en esfuerzos grupales, estimular su imaginación e impulsar sus aspiraciones para transformar sus vidas, ayudándolos a encontrar una fuerza que no estaban seguros de poseer. Prácticas grupales, como cantar o bailar, aumentan el capital social, creando vínculos más fuertes entre los participantes, elevan la autoestima, mejoran el bienestar físico y mental.
El análisis de casos, permite pensar que las luchas desarrolladas por el no reconocimiento de la diferencia, son factores de inestabilidad y conflicto que producen el mal uso de los recursos, pero esas diferencias, se ven transformadas en un valor, a partir del cambio de visión de la política implementada.
Si tenemos en cuenta los flujos migratorios que sufren las ciudades, se puede capitalizar la diversidad como un valor generador de recursos. Las posiciones que adopten las PP y las actitudes del conjunto de la sociedad determinarán si esta diversidad lleva a una creatividad fecunda o por el contrario, a conflictos y tensiones excesivas. Se debe tener en cuenta que la construcción de patrones locales de convivencia, requieren de la formulación de políticas locales autónomas que tengan en consideración la diferencia cultural.
Una creatividad urbana en la que esté ausente el interés por valores como la cordialidad y la camaradería está condenada a presentar conflictos y al fracaso como grupo. Si tenemos en cuenta, la incorporación de todos los estratos sociales a la vida activa de la ciudad, la expresión cultural es un medio para dar rienda suelta a los poderes creativos de la ciudadanía.
2. El segundo campo considerado es el patrimonio cultural tangible e intangible.
El patrimonio construido tangible, fue reconocido por su valor como motor de desarrollo en la década de 1970, cuando el PNUD y el Banco Mundial justificaron inversiones para la preservación histórica. A mediados de la década de 1980 se convirtió en algo habitual hablar de la “industria patrimonial” en relación con la creciente industria del turismo.
Los monumentos y museos se consideran importantes fuentes de ingresos y constructores de la imagen de una ciudad. La reutilización adaptada de monumentos históricos como edificios públicos, resulta rentable y ayuda a rejuvenecer las partes más antiguas de la ciudad, generando ingresos y empleos, aprovechando los flujos turísticos. Sin embargo, estas posturas suelen apoyar operaciones comerciales que desordenan y confunden los barrios y su patrimonio monumental, expulsando a los más pobres, constituyéndose en una parte oscura y destructiva del patrimonio en lo que respecta a iniciativas de desarrollo; por que promueven operaciones comerciales que degradan las delicadas relaciones entre los niveles económicos, la vida del vecindario y el tejido urbano y monumental. Estas situaciones hacen difícil la posibilidad de generar recursos socio económicos que respeten las estrategias de conservación e inclusión.
Diferente es la situación del patrimonio construido intangible que proporciona a la gente habilidades, conocimiento y memorias fundamentales para el establecimiento de relaciones sostenibles en el tiempo y el espacio.
El patrimonio cultural inmaterial (PCI), que definió la Convención de Unesco de 2003, está constituido por “los usos, representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas sumado a los instrumentos, objetos, artefactos y espacios culturales que corresponden a las comunidades y los grupos…, que los individuos reconocen como parte integrante de su patrimonio cultural.” Su impacto en el desarrollo humano, en la sensibilización de la comunidad y la afirmación de la identidad, es semejante al de la expresión cultural y aporta muchos de los mismos beneficios; pero debemos agregarle un valioso aporte para la “economía verde”, pues posibilita la sostenibilidad medioambiental a través del uso reducido de recursos como bosques, minerales o combustibles fósiles.
3. El tercero de los campos es la planificación urbana y la arquitectura.
El paisaje urbano como conjunto es un rasgo característico de toda ciudad y representa un valor que debe ser entendido, preservado y mejorado a través de políticas atentas a la necesidad y la participación de los ciudadanos que lo habitan.
El tejido histórico de la ciudad y el desarrollo interactúan y se refuerzan mutuamente. La conservación del entorno construido, tiene tres significados destacables:
1 La preservación de la memoria.
2 La conservación de logros artísticos y arquitectónicos.
3 La valoración de lugares cargados de significado con un sentido colectivo.
La imaginación y la planificación urbana son soportes que mantienen vivos el sentido de pertenencia e identidad de la ciudad. Son herramientas que ayudan a responder a las preguntas ¿quiénes somos? y ¿a dónde queremos ir? De ahí la importancia de la arquitectura y la planificación urbana en el desarrollo humano.
El entorno construido impacta en las oportunidades que tienen las industrias culturales y creativas para florecer. Pero las nociones de identidad cultural y sentido de pertenencia no están presentes en la misma dimensión, por eso pensamos que los nuevos paradigmas urbanos deben incluir: memoria ciudadana, historias orales e imágenes como formas de reconocer el papel de la cultura en la vida diaria.
El planificador urbano y sociólogo Patrick Geddes (14) destacó hace varias décadas que : “la planificación urbana no sólo significa la planificación de un lugar...Si pretende tener éxito, debe ser la planificación de la gente”.
El primer informe del Foro Urbano Mundial de 2010, cuyo tema era “El derecho a la ciudad: uniendo el urbano dividido” Habla sobre el origen de la fuerza de las comunidades urbanas, dice que surge de las percepciones de sus habitantes expresadas por la comunidad que vive, trabaja y hace vida social en el lugar. Son las comunidades locales las que hacen los lugares. Teniendo en cuenta los principios de urbanismo inteligente que promueve la cultura como motor de desarrollo (equilibrio con la naturaleza, con la tradición y tecnología adecuada a la convivencia). El informe sostiene que la cultura es el pilar central, alrededor de él se levantan los otros tres: el económico, el social y el medioambiental.
Desde esta perspectiva, la unidad social clave en la que el cambio transformativo tiene lugar, es una comunidad culturalmente definida, con sus raíces en las instituciones y los valores específicos de su cultura, que confía en sus propias fuerzas y recursos. Esta es la visión al decir: la cultura es eje central del desarrollo.
Para ver el estado de la cuestión en América Latina (AL), partimos del Plan Integral de Cultura de Guatemala (15) (2005) que prioriza la necesidad de sensibilizar a los diferentes sectores de la vida cívica sobre la importancia y la dimensión de “lo cultural”, como un eje transversal, atraviesa el sistema socio-político y económico y lo contiene.
Este plan es el producto del esfuerzo de una Guatemala pluricultural y de una GC que elaboró esta propuesta conceptual y metodológica, apoyando un desarrollo verdaderamente humano, incluyente e intercultural, que tiende a una mejor calidad de vida. Inspirado en la sabiduría de sus pueblos enfrentan el futuro, seguros que la diversidad cultural es su capital, frente a las tendencias de un pensamiento global. El modelo tiene sus bases en un tejido social, donde la persona es la protagonista de construirse y responder a los desafíos que enfrenta, cambiándose a sí misma y su realidad. Cuando toma conciencia de su capacidad de transformadora, se responsabiliza de sus acciones, se convierte en agente de desarrollo. Este concepto implica la participación de las personas y sus organizaciones como protagonistas de la cultura, pero no rinde sus frutos a corto plazo; porque se apoya en procesos formativos que dan resultados en las próximas generaciones.
Planifican PC a largo plazo garantizando estabilidad de su Plan Nacional de Desarrollo. Su herramienta fundamental es la creatividad, donde las personas pueden aportar sus ideas y proyectos. El estado es garante de dar esa posibilidad.
Este documento es una invitación a la reflexión, a profundizar en la cultura como un paradigma fundamental para la comprensión del paso de los hombres por el mundo y la forma en que asume compromiso de participar en la evolución de sus tiempos.
Max Araujo (16) habla de la importancia del proceso que estableció un Plan Nacional de Desarrollo Cultural, cuyo título es: “La Cultura como Motor del Desarrollo” (2013), en el que se indica expresamente que: «la persona, sujeto y objeto del desarrollo, es la protagonista única de la cultura». Para mejorar la GC en Guatemala y para hacer efectivo el paradigma: la cultura es motor del desarrollo integral, se propusieron crear las dependencias del estado necesarias, nuevas leyes y acuerdos gubernamentales. El reto es vincular el modelo neocolonial y mono cultural heredado, con problemas de: racismo, exclusión, pobreza y otros contemporáneos como: violencia, corrupción, crimen organizado. En ese sentido la GC juega un papel determinante, porque la cultura puede ser un motor de desarrollo integral. Ellos son conscientes del problema y hace años que lo vienen enfrentando, desde 1986 en que se dictó la primera ley sobre el tema.
Como el caso de Guatemala, existen otros estudios y proyectos, en diferentes lugares del mundo, que nos permiten acordar que la cultura es motor de desarrollo, que es el pilar central para elaborar PP a nivel local. El futuro debe ser construido a la medida de las personas, permitiendo su desenvolvimiento y su participación en la creación de proyectos de desarrollo equilibrado y dirigido a mejorar una calidad de vida sostenible. Permitiendo que las futuras generaciones sigan disfrutando de los recursos. Esta situación se puede lograr a través de las industrias culturales y creativas, si atienden las necesidades de las personas, mantienen el concepto de sostenible, respetan su cultura, convirtiéndola en motor de desarrollo integral.
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La cultura, motor de desarrollo, es el pilar central para elaborar Políticas Públicas a nivel local.
9 El informe completo está disponible en: http://www.unesco.org/culture/pdf/creative-economy-report2013-es http://academy.ssc.undp.org/creative-economy-report-2013.
10 Bokova, I. otro. (2013 Directora General de la UNESCo. ”Pongamos a la cultura en la agenda ya”. https://www.youtube.com/watch?v=AwjXU6PZDwU/ entrevista Bokova.I https://www.youtube.com/watch?v=t7qsaiTiSV4
11 Ban Ki – Moon.2013. discurso Inaugural de Asamblea de UN.
12 Huerta Mercado, A. https://www.youtube.com/watch?v=CLLVIFA6dJM
13 Scott, A. (2008: 28-29). 2 Scott, A. (2006: 4).
14 Geddes, Patric (1969) Ciudades en evolución . Ediciones Infinito. Bs.As. Arg.
15 Ministerio de Cultura y Deportes de Guatemala (2007) La Cultura, Motor del Desarrollo. Plan Nacional de Desarrollo Cultural a Largo Plazo
16 Araujo Max(.2014) «La cultura, motor de su desarrollo integral». Periférica: Revista para el análisis de la cultura y el territorio, ISSN 1577-1172, Nº 15, págs. 205-212