Читать книгу Nunca dejes de empezar - Marco Meana Lama - Страница 9
2 CÓMO CONSEGUIR
EL TRABAJO DE TUS SUEÑOS
ОглавлениеEl otro día, mientras veía un partido de fútbol con un grupo de amigos en un bar de la City en Londres, un amigo mío, banquero, con un puesto elevado en el organigrama del banco, me comentó: «Me parece alucinante que tengamos solo estos pequeños momentos para disfrutar de nuestro día. Que nos pasemos todo el día trabajando, resolviendo problemas que solo a la gente que está por encima de nosotros les interesan y que el tiempo que tengamos para nosotros sea solo tomar unas cervezas en lo que dura un partido de futbol».
¿Quién ha dicho que tenga que ser así? ¿Por qué pensamos que lo mejor es quedar bien delante de nuestros jefes día tras día? Piénsalo no desde un punto de vista profesional, sino desde el punto de vista de la vida. Mi respuesta fue: «Cambia».
Mi amigo me estaba dando claras señales de que necesitaba un cambio profesional urgente y dejar de tirar por la borda tiempo de su vida.
Después de ese, día estuve pensando en ello durante muchas semanas e intentando encontrar la mejor manera de añadirlo a este capítulo. La respuesta la encontré en la estructura de nuestra sociedad. Una sociedad que sigue manteniendo un sistema educativo anticuado da lugar al desarrollo de una mentalidad negativa respecto de las ocupaciones de las personas. ¿Por qué? Porque te empuja a trabajar en algo que no te gusta y para lo que no has nacido. La mentalidad de mi amigo estaba manipulada y su YO auténtico se quejaba mientras su YO manipulado le empujaba todos los días a hacer algo obligado por la sociedad y por la educación recibida. Y ese comentario se lo oirás a la mayoría de las personas que desempeñan un trabajo que la sociedad les ha dicho que es el correcto. Y no es su culpa. Desafortunadamente, no podemos elegir qué sistema educativo nos imponen al nacer.
El sistema educativo sigue un modelo anticuado porque está diseñado para una sociedad anterior a nuestros tiempos. El sistema educativo sigue igual desde hace decenas de años. Se diseñó para sostener a las industrias y empresas del pasado, empresas cuyo poder va disminuyendo poco a poco con el paso del tiempo, mientras que surgen nuevas y renovadas empresas. Estas nuevas industrias y tecnologías están creciendo de una manera imparable dando forma a la sociedad y economía del futuro y necesitan que las nuevas generaciones se adapten a sus prácticas empresariales.
El proceso educativo que yo seguí es el mismo que el de mis padres y abuelos. ¿Cómo puede ser? De verdad creo que tiene que evolucionar y adaptarse a la realidad presente. La tecnología está haciendo que el mundo mejore y progrese de forma muy rápida y las nuevas generaciones tienen el derecho de aprender de la manera más adecuada y eficiente, con el fin de afrontar esos cambios, desde el comienzo de su proceso educativo. Las empresas evolucionan a un ritmo vertiginoso, y trabajan en nuevos procesos para que vivir sea más fácil y eficiente. Tenemos que crear una educación que vaya al mismo ritmo que el sistema empresarial. Si enseñamos a los niños cosas relevantes que les sean útiles desde el comienzo, tendrán más armas para enfrentarse al mundo real cuando les llegue el momento, y serán más eficientes una vez empiecen su etapa laboral. Estarán más preparados a más temprana edad, por lo que ganarán tiempo. Soy partidario de eliminar contenido sin importancia del colegio y de hacer una reestructuración del plan educativo. Y también de incluir la educación financiera desde temprana edad, donde se enseñaría a gestionar de manera eficiente el dinero, inculcando a los alumnos los valores del trabajo, esfuerzo y su recompensa. También añadiría al proceso educativo más práctica que teoría. La teoría en muchas ocasiones se olvida a corto, medio o largo plazo, pero las experiencias de la práctica el cerebro las retiene con más facilidad.
Para que un país tenga una población crítica, fuerte e independiente se necesita proporcionar una educación adecuada a las generaciones más jóvenes. Los maestros deberían tener los puestos mejor remunerados de la sociedad. Los niveles de exigencia y formación para obtener un puesto de maestro deberían ser los más elevados.
Los maestros deben entender que tienen que proveer a sus alumnos con las armas necesarias para que puedan ser críticos con todo lo que pasa a su alrededor. El profesorado no debe inculcar ningún tipo de ideal a sus alumnos, su deber no es adoctrinar; su objetivo tiene que ser conseguir que sus alumnos tengan la capacidad de decidir por ellos mismos y conseguir que estén bien armados para no dejarse influir cuando son atacados por ideales populistas o extremistas que llevan a países a la ruina. Y para comprobarlo no hay más que estudiar la historia. Como dijo Aristóteles, solo una mente educada puede entender un pensamiento diferente al suyo sin necesidad de aceptarlo.
Los profesores de hoy en día han de tener una capacidad innata para transmitir un mensaje de forma clara y adaptada a las necesidades de cada alumno. Debe ser una profesión vocacional. Insisto en que tendría que ser uno de los trabajos más exigentes de la sociedad y de los mejor remunerados. No se debería tratar a los alumnos en grupos de clases sino de manera individual. Se debería hacer un estudio de las fortalezas y debilidades de cada estudiante durante sus primeros años educativos y ofrecer varios planes de futuro en función de ese estudio. Uno de los ingredientes más importantes que se debe tener en cuenta a medida que el alumno se acerque a la edad universitaria es: los intereses y pasiones que tenga, sin filtros.
Como dijo Emilio Lledó, filósofo español, en una charla en la Universidad Complutense de Madrid hace varios años: «Hay que dejar al estudiante que se apasione, y luego ya se ganará la vida». Hoy en día eso no pasa. Se ha quitado mucha importancia a la pasión de los chavales y es ahí donde reside el problema de la educación. La gente debe dejar de ir detrás del dinero y empezar a ir detrás de su pasión.
Un profesor debe encontrar la pasión de sus alumnos y hacer que la exploten. Y si no la encuentra, al menos conseguir que estos luchen por encontrarla y se dediquen a ello. Debe intentar que no vendan sus vidas a algo o a alguien de lo que no se sentirán orgullosos ni realizados consigo mismos. En innumerables ocasiones he oído a personas que han llegado a cumplir sus sueños decir que cuando eran pequeños sus profesores les decían que nunca llegarían a nada, que no valían para nada; este, para mí, es un claro síntoma de que el sistema educativo no sabe identificar y explotar de manera adecuada el potencial de las generaciones más jóvenes.
Probablemente muchos pensarán que es demasiado difícil ejecutar un plan, mirarán para otro lado y dejarán que todo siga igual. Pero cuando hablamos de educación de la población hablamos del futuro de un país y del potencial económico que un país puede alcanzar con una población educada, crítica y eficiente. El potencial económico de un país es directamente proporcional al nivel de educación de su población. Un cambio hacia una educación de calidad nos conviene a todos.
Jack Ma es el fundador y CEO de Alibaba, una de las empresas de comercio electrónico más grandes del mundo. Jack Ma tiene un patrimonio neto de alrededor de 40 billones de dólares, y se sitúa entre los 100 primeros puestos de la lista Forbes de las personas más ricas del planeta. Durante una de las jornadas en el World Economic Forum, Jack Ma habló sobre el futuro de la educación. Me pareció muy interesante lo que dijo. He decidido añadirlo a este capítulo y compartirlo contigo para ver qué piensas al respecto.
En el futuro, las personas no podrán competir contra máquinas, pues la inteligencia artificial será mucho más inteligente que la humana. Por lo tanto, lo que hay que enseñar a los niños son aquellas cosas que las máquinas no podrán hacer: valores, enseñarles a creer en sí mismos, a tener una mentalidad independiente, trabajo en equipo, preocuparse por otros, arte y deporte, entre otras muchas cosas. Enseñarles todo aquello que las máquinas no puedan hacer mejor.
El vídeo se titula Jack Ma on the future of education. Las ideas que aporta son muy generales y sería necesario especificar de qué manera se podrían aplicar al sistema educativo. Pero lo que me pareció bastante curioso fue ese cambio de mentalidad y de dirección educativa que propone, adaptándose a la evolución de la sociedad y la economía, rompiendo con las bases establecidas que nadie dedica el tiempo necesario para mejorar.
Lo que es cierto es que, en el futuro, el ser humano no va a poder competir contra las máquinas en ciertos aspectos. ¿Por qué? Porque pensarán diez mil veces más rápido que tú. Por eso, como Jack Ma dice, tenemos que buscar aquello que nos diferencie de las máquinas. Las máquinas se harán con parte de los puestos de trabajo de hoy en día. Deberíamos enseñar a las futuras generaciones a pensar de manera diferente. La creatividad es algo que las máquinas tardarán en aprender. Creo que los buenos profesores deben conseguir que sus alumnos den tanta importancia a la creatividad que nunca la lleguen a perder ni dejen de usar. Ni si quiera a medida que se hagan mayores, cuando se tiende a dejar de creer, a dejar de reír, a dejar de imaginar, a dejar de crear.
Las máquinas no son negativas para el mundo. Forman parte de la evolución de la humanidad y esto es positivo porque, aunque desaparezcan puestos de trabajo, se crearán nuevos. Tenemos que hacer un esfuerzo por mantener aquello que nos hace únicos como humanos: la creatividad.
Somos creativos por naturaleza y eso es lo que hace que consigamos ver las cosas desde diferentes puntos de vista. La creatividad humana crea cosas nuevas, consigue dar soluciones a problemas que antes no podían resolverse y hace que el mundo sea mejor y siga avanzando.
Duncan Wardle, exdirector de creatividad de Disney, dio una charla en la que habló, entre otras cosas, de cómo la historia se ha moldeado gracias a la creatividad de las personas. Duncan explica cómo Walt Disney, gracias a su creatividad, abordaba los desafíos desde una perspectiva completamente diferente al resto.
Cuando se inauguró el parque Disneyland el 17 de julio de 1955, decidió llamar a las personas que compraban entradas para acceder a su parque «invitados», en lugar de «clientes». Ese cambio en la terminología consiguió transformar la mentalidad de todas las personas que entraban en el parque haciendo que se sintiesen especiales desde el momento en que empezaban su experiencia Disneyland.
Además de este toque creativo en la manera de ver las cosas, también decidió llamar a sus empleados «elenco». Cada uno de ellos tenía un papel en el parque, con lo que se conseguía que todos ellos estuviesen orgullosos de la función que habían desempeñado al finalizar el día y de haber ayudado a cada uno de los «invitados» a que su experiencia fuese inmejorable.
Duncan también hace referencia al estreno en 1940 de la película Fantasía. Walt Disney quiso que se añadiesen al espectáculo una serie de efectos de calor dentro de la sala de cine con el fin de amplificar la experiencia del espectador mientras veía la película. El dueño del cine se negó. Entonces Walt empezó a plantearse la famosa pregunta que tantas cosas ha mejorado en la historia y gracias a la cual hemos llegado a donde estamos: «¿Y si…?».
En este caso, Walt Disney o Walter Elías, que era su verdadero nombre, se preguntó: «¿Y si sacamos la película del cine?». Esta simple idea, en los años cuarenta, era un disparate. Walt Disney imaginó un mundo en el que las personas pudiesen vivir la experiencia de formar parte de una película. Fue así como se creó el complejo turístico Disneyland. Duncan concluye su charla haciendo hincapié en la importancia de mantener viva la imaginación, directamente ligada con la creatividad de las personas.
Al igual que el caso de Disneyland, hoy damos por supuesto que muchas de las cosas que usamos, vemos y experimentamos en el día a día llegaron al mundo de forma natural o que aparecieron de la nada. Mejor dicho, ni siquiera nos planteamos ni pensamos por un momento cómo han llegado hasta nosotros. Un cepillo de dientes, una mesa, el metro, una bicicleta, un ratón de ordenador, un parque temático, un taxi... Te reto a que mires a tu alrededor y pienses que todo lo que utilizas a diario fue creado gracias a la imaginación y a la creatividad de alguien que tuvo la idea de hacerlo y, probablemente, se hizo millonario vendiéndolo. Todo lo que ves tiene una historia detrás y en la mayoría de las ocasiones esta historia es muy interesante. Te reto a que las descubras.
Si algo quiero que saques en claro de este capítulo es que nunca restes valor al bien más preciado del ser humano. La creatividad es algo que nos mantendrá vivos y útiles en el futuro y que conseguirá que nos diferenciemos de las máquinas y que el mundo siga avanzando. Nos adaptaremos a las nuevas corrientes que nos hagan mejorar, como camaleones adaptados a un entorno evolutivo. La creatividad. Necesitamos hacer entender a los profesores que este es uno de los aspectos más importantes de su trabajo mientras educan a la futura sociedad y dan forma al futuro de un país. Mantener viva la llama creativa y la pasión en sus alumnos.
Como dijo Pep Guardiola: «Los avances científicos, las creaciones artísticas, los progresos industriales o las evoluciones del pensamiento siempre han sido fruto de dos vectores: la ruptura con la comodidad y la búsqueda de nuevos paradigmas. El ser humano avanza gracias al cambio».
Tenemos que estar abiertos a nuevas maneras de ver las cosas, a cambiar para mejorar y avanzar. Los cambios implican trabajo y esfuerzo. Cambiar las cosas no es fácil. Necesitas a gente que crea en esos cambios y que defienda tu idea y tu visión. Y lo mejor para empezar a trabajar en esos cambios es confiar en que los resultados mejorarán el mundo. O al menos tu vida.
Para que la sociedad de un país se sienta inspirada, ilusionada, motivada y su confianza aumente, todos aquellos que han conseguido llegar lejos —ya sean empresarios, artistas etc.— deberían compartir su experiencia con el resto de la población y educar.
Esto no haría que una población entera cambiara su mentalidad de forma radical, pero al menos ayudaría mucho a que las personas vieran en ellos una fuente de inspiración y se lanzaran a crear nuevos proyectos. Llevarlo a cabo debería ser parte de su deber y de su responsabilidad social como gente de éxito. En América son muy buenos en esto y creo que, aunque los americanos tengan mucho que aprender y mejorar como el resto de habitantes de las diferentes naciones del planeta tierra, destacan en el aspecto educativo y motivacional, ligado al emprendimiento y al entorno empresarial. Personas como Elon Musk, Warren Buffet, Bill Gates y, en su momento, Steve Jobs no paran de dar charlas, entrevistas y organizar continuamente conferencias en universidades, colegios, etc., donde comparten sus experiencias, lo que han aprendido de la vida, cómo han llegado a donde han llegado y las lecciones aprendidas durante el camino al éxito empresarial. Con ello, inspiran a generaciones venideras, motivan a la gente porque sí se puede conseguir lo que te propones, ayudan a que las personas no piensen que confiar en sí mismas y en su proyecto es imposible de alcanzar y a que generen el suficiente coraje y confianza como para llevar a cabo sus ideas y hacerlas realidad.
Gracias a personalidades como las que acabo de mencionar, jóvenes en todo el mundo se han lanzado a desarrollar empresas sin ningún tipo de garantía de éxito que luego han salido adelante y se han convertido en las mayores organizaciones de su industria siguiendo el ejemplo y tomando como referencia a estos personajes. Este empujón inicial hace que mejore la economía y que su país y su idea estén presentes alrededor del mundo. Todo está relacionado y, por eso, pienso que EE. UU. es una de las principales potencias mundiales por la capacidad que tiene de fomentar la productividad, el esfuerzo y la filosofía de levantarse mil veces cada vez que se fracasa hasta que se consigue.
En todos los países se debería hacer lo mismo. Se debe fomentar el compartir casos de éxito contados y explicados directamente por aquellos que los hayan experimentado y llevado a cabo. La población debe saberlo y es importante, sobre todo, centrarse en que los jóvenes se enteren. Al fin y al cabo, son los que más posibilidades tienen de quedarse más años en este mundo y los que más tiempo tendrán para desarrollar sus ideas y sueños. En definitiva, son el futuro de un país. Antonio Puig dijo que la vida tiene cuatro etapas:
1. Aprender a hacer
2. Hacer
3. Enseñar a hacer
4. Dejar hacer
Todas aquellas personas de cada país que hayan tenido un éxito considerable están en el punto 3. Desde este humilde libro quiero lanzar un mensaje y decir que deberían sentirse responsables de servir como fuente de inspiración para los jóvenes —y no tan jóvenes— de sus respectivos países. Estoy seguro de que ese simple gesto fomentaría la creación de más empresas, mejoraría el sistema económico de los países y haría que los gobiernos facilitaran este tipo de iniciativas. Como dice el lema de Emprende y Gana:
Motivación + Confianza = Éxito