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Introducción

Este libro, escrito como un ensayo corto, tuvo su origen en la petición de Gloria Muñoz, directora de la pagina web Desinformémonos, para reflexionar sobre los nuevos movimiento sociales emergentes. Se trataba de dar una explicación a los llamados «indignados» y su publicación motivó comentarios, en pro y en contra. Coincidiendo con otra petición similar, la proveniente de Venezuela, concretamente del periódico Correo del Orinoco, el texto fue reescrito, incorporando las críticas.

Con este aliciente, el escrito circuló en las redes. Así, en medio de la polémica, decidí que era oportuno hacerlo llegar a militantes del 15-M, exalumnos, amigos y compañeros comprometidos en las luchas democráticas. No todos leyeron el escrito, pero entre quienes sí lo hicieron, llovieron los comentarios. De buena gana me replantee su reelaboración para dotarlo de un andamiaje teórico, cuyo objetivo ha sido contribuir al debate de las alternativas. La cercanía de las elecciones generales, convocadas para el 20 de noviembre, aconsejó no precipitar conclusiones. Era conveniente dejarlo reposar. Hacerlo daría la posibilidad de valorar mejor el alcance del 15-M, cuya corta existencia está sometida a una coyuntura de recesión, cuyo alcance y consecuencias ponen en entredicho el neoliberalismo en su andamiaje económico y en las soluciones políticas. La incertidumbre se apodera de lo político y es ahí donde cobra importancia el 15-M.

Los resultados electorales auguran tiempos difíciles. Recortes, ajustes, represión y pérdida de derechos civiles, políticos y sociales, es decir, humanos. El protagonismo del 15-M en estas circunstancias, sus éxitos o fracasos marcará la deriva de las resistencias y la emergencia de propuestas alternativas. Sin duda este es el verdadero reto del movimiento social ciudadano 15-M.

Con menos de un año de vida, mucho se ha escrito al respecto. No exageramos si decimos que son más de un centenar de libros publicados en diferentes editoriales, miles de artículos aparecidos en la red y otros cientos en revistas especializadas. Sin olvidarnos de conferencias, exposiciones gráficas, debates e investigaciones. Todo un mundo se abre en torno al movimiento de indignados. Pero, ¿qué tiene de especial?

A esta pregunta trata de responder el texto que tienen en sus manos. He concebido el 15-M y el movimiento indignados como parte de los nuevos movimientos sociales ciudadanos, enmarcados en las luchas de resistencia democrática contra el poder omnímodo de los mercados y el secuestro de la política a manos del capital financiero y las transnacionales. Sus demandas de democracia real (ya) forman parte de una necesidad, rescatar la política y su valor ético, así como refundar la ciudadanía plena basada en el ejercicio de los derechos sociales, políticos, económicos y culturales propios de una democracia radical. Esta opción se antoja como respuesta al consumidor, cuyo ejemplar más perfecto es el retorno del idiota social. Sujeto alejado de los problemas públicos y afincado en la máxima «sálvese quien pueda, pero yo el primero».

He recibido muchos aportes que, en la medida de lo posible, se incorporaron al texto que ustedes tienen en sus manos. En este sentido, le agradezco sus aportaciones a mi amigo Aldo González, biólogo molecular, cuya militancia en el 15-M fue temprana como lo fue en Chile, durante el gobierno de la Unidad Popular. Igualmente debo citar a Francisco Ochoa de Michelena, cuya acertada y afilada crítica me obligo a ver con otros ojos lo escrito. Asimismo, Antonio Gómez Liébana, activista como los hay pocos, defensor de la sanidad pública y de los derechos sindicales, me aportó comentarios inestimables. En estos agradecimientos también debo citar a Jaime Pastor, luchador incansable durante el franquismo, cuya perseverancia continúa, y a Liliana Pineda, gran novelista y militante del 15-M e Izquierda Unida. Tampoco puedo olvidar a Eduardo Fort, liberal convencido y excelente analista político, y a Paula Guerra, aguda periodista, cuyos aportes no cayeron en saco roto. Por último, agradecer a Diego y mis estudiantes que han sido los más críticos –uno de los cuales merece ser destacado por su compromiso, Santiago García-Cazorla–, y tampoco pueden faltar los ayudantes de investigación en la travesía docente: Alba Romero, Eduardo García y Talía Medina. Todos saben que sin sus aportes este texto no tendría el mismo valor.

Los indignados

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