Читать книгу Maporenda - Mario Andrés Murillo - Страница 6

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A LA MEMORIA DE HILDA PINKY VADILLO,

‘HERIDAS DE BATALLAS ME QUEDAN,

SIMPLEMENTE DEBO DEJAR DE MIRAR

MI OMBLIGO, Y VER A LOS DEMAS…’


Considerar y valorar los grandes seres humanos que la simplicidad de la vida nos permitió y permite conocernos a través de un simple dialogo descubrimos el valor, la riqueza que podemos disfrutar, la vida compartida en cual nos asemejamos al nuevo día, como el sol, la luna, que alumbran, sin saber cómo, y para qué, nos iluminan, sin ningún interés mezquino, así es, así será y fue Pinky… Maravillosa Persona que jamás se encuentra, en cualquier lugar, sino, solo se ve, con ojos del corazón y del alma…ahora mismo lo trato de hacer; revivir su memoria en la practicidad y servicio a la vida, cada vez que yandeyara(Dios Padre) abre mis ojos y el sentido del cuerpo que se vitalizan en el espíritu, y en el Alma, puedo percibir, sentirlo, y hacer memoria concreta al servicio con el necesitado, y el desamparado, con la fuerza del nehuen(Espíritu), “hacer nuevas todas las cosas”… En lo que se llama bien común, en las prestaciones del silencio, se hace activo la práctica de lo que somos, hacemos, y construimos. En las diferencias de lo “lineal” a lo que te sorprende la vida misma, con la elocuencia, no del saber humano, sino con la sabiduría de lo invisible, siempre activa, y presente en la cotidianidad viva de los individuos, donde se metaforiza, y purifica el “don” de la persona, con el fuego de la vida, entre pruebas, y victorias…

Maporenda

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