Читать книгу Cuentos cansados - Mario Levrero - Страница 7

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YO : No, otro cuento no. Estoy muy cansado.

NICOLÁS: No importa; que sea un cuento muy cansado, entonces.

YO: Pero mirá que estoy muy, muy, muy cansado.

NICOLÁS: Pero yo quiero un cuento que sea muy, muy, muy cansado.

YO: Bueno (bostezo). Había… (bostezo)… una… (bostezo)… vez… (bostezo)… un señoooor… había una vez un señor que estaba muuuuy cansado, pero muuuuuuuuy cansado… (bostezo). Estaba tan cansado que no podía ni mover los pies, y como su casa estaba lejos, pero muuuy… (bostezo)… leeeeeejos, entonces empezó a estirar la nariz, y estiró y estiró la nariz, y después empezó a estirar el pescuezo, y después los braaaaazos… (bostezo)… y el trooooonco… (bostezo)… y se estiraaaaba, y se estiraaaaaba, y después las piernas, y entonces llegó primero a la casa la nariz del señor, y después llegó la cabeza, y el señor metió la nariz y la cabeza por la ventana y apoyó la nariz y la cabeza en la cama; después fue llegando el resto del cuerpo, que se había hecho muy largo y finito, porque los pies estaban muy lejos, y todo el cuerpo se fue metiendo en la cama; y al final de todo, cuando estaba todo el cuerpo acostado en la cama y solo faltaban los pies, los pies se separaron del suelo y las piernas se fueron acortando como elásticos y así los pies llegaron a toda velocidad y se acostaron también en la cama, y el señor se durmió, y aquí termina el cuento.

NICOLÁS: Otro.

Cuentos cansados

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