Читать книгу Desigualdad de género en el sistema del arte en España - Marta Pérez Ibáñez - Страница 6
ОглавлениеPrólogo
Lectora del futuro: subversión
Cristina Fallarás
Querida lectora de un futuro sin determinar:
Soy una mujer madre de un hijo y una hija. Escribo este texto en el mes de abril de 2021. Soy una mujer que tiene a todos los hijos y las hijas que son y vendrán. Todo ha cambiado desde hace poco tiempo, poquísimo. Tiene que ver con la forma de transmitir conocimiento, es decir con la economía. En este día algo nublado de primavera pienso en ti desde un lugar llamado Madrid, dentro de otro lugar llamado España, dentro de otro llamado Mediterráneo, Europa del norte… porque para ti queda y a ti se lanza esta nómina de realidades.
¿Por qué? Porque —y esta apreciación es íntima— el futuro es aquello que nos salva de sentirnos únicas, y paradójicamente, solo el pasado nos salva de sentirnos únicas. Sentirnos únicas, además de una imperdonable cursilería, es un acto de dramatismo, y por lo tanto de ignorancia. Se llama representación artística. Es decir, relato. Sí, relato. ¿Qué es el acto artístico? Un ejercicio de subversión, y ahí entronco con lo anterior.
Tú, lectora futura, lector, que darás con este informe pasadas décadas o siglos, escucha lo que dicen los datos que aquí se exponen. Ignoro absolutamente qué vida gozas o sufres o dejas pasar; no sé de dónde procede tu alimento, a qué llamáis belleza, qué consideráis amor; me declaro incapaz de imaginar vuestra forma de comunicaros, el modo en el que habitáis el mundo con las otras, los otros. Solo me queda esperar que este documento llegue a tus manos.
Lectora, ¿conoces a Goya? ¿Has oído hablar de la Ruta de la Seda? ¿Sabes de Rubens? ¿De los olmecas? ¿Y de Ràfols-Casamada? ¿Existen aún los museos en tu mundo? ¿Te has parado ante un escueto pabellón de Mies Van der Rohe? ¿Sabes de Fernando de Rojas o Steinbeck? ¿Hay jardines, parterres, barros, tintas, óleos, cal, sirgas, todavía?
Escribo estas líneas con la única esperanza de que, en ese mundo que habitas, muy posterior al mío, permanezcan aunque sea como recuerdo de lo que fue, y en tanto a eso, capaz de ser recuperado.
En el momento en que te mando este informe hace ya más de doscientos años que el hombre llamado Francisco de Goya parió una serie de 82 grabados llamados Los desastres de la Guerra. La primera vez que los contemplé supe de las decapitaciones que acompañan a los hombres. Hace hoy ya más de cuatrocientos años que la mujer llamada Artemisia Gentileschi parió una pintura llamada Susana y los viejos. La primera vez que la contemplé comprendí que otra mirada era posible. Sin embargo, su relevancia consiste, de forma radical, única, extrema, en que tú lo alcances.
Todo ha cambiado desde hace poco tiempo, poquísimo.
Tú, lectora futura, lector, que das con este informe pasadas décadas o siglos de su publicación, heredarás de las siguientes palabras lo que eres, de igual manera que yo lo heredé de las representaciones que me preceden. De todo esto vienes. Pero hasta este mes de abril de 2021, esta mañana plomiza, solo un relato ha sido posible. ¡Solo un relato en toda la historia de la Humanidad! El de los machos.
En este instante del recién comenzado siglo xxi, se considera que las primeras representaciones, o sea obras artísticas, proceden de entre unos cinco mil o siete mil años antes del momento en el que lanzamos estos datos al futuro. Cuando pergeño estas líneas hacia ti, constan obras de mujeres de apenas unos cientos de años, y son tan pocas las que constan que apenas vas a tener noticia gráfica de ellas. Si acaso, algunos datos, estos. Ni restos quedan.
Cuando recibas este documento, no sé cuál será vuestra organización económica, vuestra relación con el cuerpo propio, la idea que tenéis de la representación. Este relato mío no supone más que un breve prólogo a lo que unas mujeres contemporáneas a mí han elaborado minuciosamente para que, fortuna mediante, te llegue. En tanto que doy por hecho —porque así lo decido— te ha llegado y lo estás leyendo, querida desconocida, sucesora, representante del mundo que nos sucederá, este texto participa de aquello que eres y lo modificará.
Esa es mi esperanza.
Como te he contado, mujer futura, la representación artística es relato. Sí, relato. ¿Qué es el acto artístico? Un ejercicio de subversión. Habito un momento de la Historia en el que se han multiplicado los canales de información en una fatua expresión de lo que somos. Pero en su inanidad mueren apenas han empezado a boquear. Me atrevo a escribir estas líneas guiada apenas por el anhelo de lanzar hacia el futuro, como la expresión artística misma, una idea compleja, el relato de lo que ahora somos. Subversión. Asisto a cómo la comunicación desasiste el mensaje que nos construye hacia ti, hacia el futuro.
Empieza a caer una lluvia mansa, mediterránea y algo sucia. Por primera vez en miles de años cuyas obras heredarás de la misma forma que yo lo he hecho, por primera vez las mujeres analizan, recuentan y dejan por escrito su situación artística. Subversión. Es lo que heredarás para librarte de sentirte única. Por primera vez, miles de años después.
Un día, mi hijo me preguntó para qué leer, para qué contemplar la obra artística… «Para saber que todo aquello de lo que crees ser protagonista ya existió antes y fue mostrado».
Este documento, querida desconocida de quién sabe cuánto tiempo después de este escrito, trata de dar un paso más. Para ti. Por mí.