Читать книгу Menos violencia, más paz - Martha Cecilia Álvarez Hincapié - Страница 7
ОглавлениеLas instituciones educativas, como espacios de aprendizaje y convivencia social, se encuentran hoy en día con la necesidad de intervenir de manera integral en el problema de las violencias que se presentan en el contexto escolar. La violencia no solo tiene consecuencias negativas para el desarrollo psicológico, social e intelectual de las personas, actúa también sobre la misma acción educativa que pierde sentido y se pervierte en un contexto en el que es posible el ejercicio del abuso de poder y se refuerzan, por acción u omisión, el miedo y la sumisión. Este tipo de relaciones afectan de manera significativa el clima de aula.
1. El aula de clase es el lugar idóneo para explorar, aprender, reflexionar, expresar y compartir los sentimientos; en definitiva, para aprender a gestionar las diferencias de forma positiva (Ortega Ruiz, Rey, y Sánchez, 2012).
La escuela debe ser un lugar seguro en el que los niños/as y jóvenes aprendan a ser personas en el sentido amplio del término; un lugar en el que las conductas de humillación, sarcasmo, agresión y violencia no deben tener cabida. Estas son distintas a las diferencias de criterio o intereses, que dan lugar a los conflictos y las formas de abordarlos. De allí, el lugar estratégico que ha tomado la convivencia escolar como constructo psicopedagógico de la cultura educativa que, bien analizado y descom puesto en sus elementos, suele considerarse clave para la buena marcha del proceso educativo en muchos de sus aspectos: desde el currículum hasta la acción tutorial, y que favorece un clima de relaciones positivas (Ortega Ruiz, Rey, y Sánchez, 2012).
2. Existen diversas formas de violencia escolar, algunas poco visibles en apariencia o poco espectaculares en su manifestación, como el bullying, pero que interfieren con el propósito de que los colegios sean un lugar seguro que obstaculiza el sano desarrollo emocional, social e intelectual de los/las estudiantes (Paredes, Álvarez, Lega, y Vernon, 2008).
La producción investigativa de más de cuatro décadas sobre el fenómeno del acoso escolar (bullying en su expresión inglesa), muestra los esfuerzos para comprenderlo y detenerlo teniendo en cuenta las consecuencias negativas que sobre la salud y bienestar emocional de los niños/as y jóvenes blanco de agresiones por parte de sus compañeros/as de colegio. Se evidencian problemas emocionales, depresión y, en su máxima expresión, conductas suicidas frustradas o logradas (Olweus, 1998; Rigby, 2003).
3. El abuso de poder, la intimidación, las amenazas y las agresiones, en cualquiera de sus formas, que ejercen un/a o unos/as alumnos/ as contra otro/a u otros/as (bullying), forma parte de un proceso que tiene consecuencias negativas desde el punto de vista de la adaptación individual, interpersonal y colectiva (Paredes et al., 2008).
Los resultados de estudios exploratorios y transculturales indican la presencia del fenómeno y sus diversas manifestaciones, como la agresión de tipo verbal, la conducta agresiva sistemática o el desequilibrio de poder. Los resultados también muestran la poca participación de los profesores/ as y otras personas adultas, como padres y madres, para contrarrestar el problema (Paredes et al., 2008). Es probable que el fenómeno de la intimidación, el acoso, la amenaza y la agresión entre escolares sea un fenómeno generalizado que se ha presentado siempre en las instituciones educativas, y que el reconocimiento e interés actual sobre el tema obedezca a los aportes de disciplinas como la psicología, la psiquiatra y la pedagogía, que han estudiado a fondo esta problemática y han construido a su compresión, visibilizando el daño emocional y las consecuencias de este tipo de conductas en victimas y, ¿por qué no?, en victimarios.
Los estudios muestran contundentemente que las víctimas de hostigamiento exhiben un profundo malestar psicológico, una de sus manifestaciones es la ideación suicida, además, presentan más síntomas depresivos que los/ las adolescentes que no están expuestos/as a este tipo de conductas (Rigby 1999, 2003; Díaz-Atienza, 2004; Kim, Koh, y Leventhal, 2005; Ortega-Ruiz, Del Rey, y Casas, 2016).
4. El acoso escolar, con el tiempo, afecta no sólo la salud emocional de la víctima, sino que, en un plano más amplio, viola el derecho fundamental de todo ser humano a verse libre de cualquier tipo de opresión y humillación, que, si bien no debería ocurrir en ningún lugar, en el caso del bullying ocurre en el lugar menos esperado, el colegio, espacio que después de la familia es el lugar privilegiado para la socialización y el aprendizaje de modelos y valores sociales (Paredes et al., 2008; Ortega-Ruiz, 2010).
La presente cartilla recoge la experiencia investigativa sobre el bullying del grupo de investigación BITACUS1, la cual pretende presentar un panorama general de la problemática y sus formas de intervención; con ello, se espera contribuir al conocimiento sobre las graves consecuencias del bullying para los/as estudiantes víctimas de este fenómeno. Cuando los profesores/as conocen y comprenden el fenómeno del acoso escolar, pueden realizar un trabajo preventivo con estrategias pedagógicas; también pueden intervenir en las aulas de clase, identificando y reconociendo las principales características del bullying y, por tanto, haciendo visible lo invisible, comprometiéndose con la no tolerancia a las expresiones de violencia entre pares, involucrando a la comunidad educativa y la familia para realizar un trabajo efectivo acorde a las necesidades más profundas de los/as estudiantes –especialmente de víctimas y victimarios/as–, así como evidenciando la necesidad de crear políticas precisas que tengan como fin la terminación del bullying y mejoren, finalmente, la calidad de vida de los jóvenes y con ello, la convivencia escolar.
5. El acoso escolar es una expresión de las distintas formas en que tienen lugar comportamientos de agresividad injustificada. Ha sido, y sigue siendo, objeto de investigación con resultados cada vez más claros sobre su naturaleza y elementos clave (Ortega, 2010).
Esta cartilla fue socializada con un grupo de profesores para su revisión y retroalimentación, reconociéndolos/as como actores claves del proceso formativo que, con su saber y experiencia, tienen una importante voz, pues son ellos/ as quienes en el día a día de su práctica docente ven el rostro de la violencia entre pares, conocen sus formas de expresión, perciben el sufrimiento que genera en las víctimas y tienen en sus manos las herramientas pedagógicas y normativas de la convivencia escolar para la protección de los niños /as y jóvenes del bullying y el cyberbullying.