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1 de Mayo de 1996

Ciudad de Peachtree, Georgia.

Estimadas damas,

Al empezar este estudio del material sobre La Esposa Excelente, deseo detenerme un momento para expresarles lo que tengo en mi corazón. Antes de empezar a escribir La Esposa Excelente, no estaba segura si debía realizar tal proyecto. Un día mi esposo (Sanford), mi pastor (Ed) y mi jefe del Centro de Conserjería Bíblica en Atlanta (Lou) vinieron a mí animándome enérgicamente a empezar. Reestructuré mi agenda y empecé a escribir percibiendo que podría terminar con un inmenso manuscrito sin sentido. Al principio del proyecto, oré y dije al Señor, “Si este libro llega a publicarse o no, deseo que esto y mi vida te glorifiquen. Tú decides.”

Como saben, La Esposa Excelente ha sido publicado. Lo que ustedes no podrían saber es que Dios proveyó una casa editora muy comprometida con este mensaje — Focus Publishing en Bemidji, Minnesota, de Stan y Jan Haley. Después que salió el libro, esperé un tiempo para empezar la Guía de Estudio, ¡porque quise ver si alguien lo iba a comprar! Ahora, por la gracia de Dios y con la ayuda de una cuidadosa prueba de lectura realizada por Lynn Crotts y Barb Smith, la Guía de Estudio está lista.

He confeccionado esta Guía de Estudio para que sea simple y fácil de completar como mejor pude hacerlo. Mientras ustedes trabajan a través de este material, por favor no pierdan de vista el propósito de este estudio, el cual es glorificar a Dios. Aunque cualquiera puede responder a las preguntas, solamente una persona humilde puede ser transformada por las preciosas verdades que se encuentran aquí. Humíllese ante Dios y clame para que Él haga de usted la esposa que Él quiere que usted sea.

Mi oración y el deseo de mi corazón para ustedes es que Dios utilizará este libro para bendecirlas y glorificarse. Deseo que ustedes no solo vivan estos principios en sus vidas para la gloria de Dios, sino que también los enseñen a sus hijas y a otras mujeres. No es muy tarde para que empecemos realmente a “ser santos porque Él es santo”.

Con amor, Martha