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Prefacio

LA LLAMADA

¿Cómo llegué a ser una mensajera

de los registros akáshicos?

En 2004 me permitieron acceder a una dimensión que había estado cerrada a la humanidad durante eones. En realidad, no lo estaba buscando en ese momento, pero soy una incesante buscadora e instructora. Mi vida consiste en una oración continua por la iluminación de la humanidad y la mía propia. Soy un canal limpio de luz y amor para todos los que buscan mis servicios. Sin embargo, fue a posteriori cuando advertí y entendí el hecho de que había suscrito un contrato divino para trabajar con los registros akáshicos.

Todo empezó cuando recibí un mensaje en un sueño lúcido. Estaba en Atlanta esperando a mi anfitriona, que estaba reunida con un electricista con motivo de las obras en su nueva oficina. Me encontraba dentro de su cálido coche después de dirigir un taller que había durado todo el día. La estaba esperando para irnos a cenar, pero me quedé dormida. Me desperté del sueño con un mensaje muy claro.

Me dijeron que una conocida astróloga, que también se encontraba en Atlanta, debía transmitirme un mensaje. La llamé por teléfono y hablé con su marido, a quien informé de lo que me habían comunicado. Cuando finalmente hablamos, al día siguiente, le pregunté a la astróloga sobre la actualización de mi carta astral. En un primer momento, me informó de que no transmitía mensajes de sus guías a otras personas, si bien a menudo le daban mensajes para ella misma. Sin embargo, cuando les preguntó si debía actualizar mi carta astral, le dijeron: «No, en absoluto; tenemos un mensaje para ella». En una conversación que mantuvimos más tarde ese mismo día, insistió en que nunca recibe mensajes para otras personas, así que estaba muy sorprendida de haber recibido uno para mí.

Sus propios ángeles y guías, los mismos que la orientaban en su trabajo, me comunicaron varios contenidos en ese mensaje. El primero y más importante era que me daban permiso para acceder a una dimensión que había estado vedada a la humanidad durante mucho tiempo. Además, iba a contar con orientación permanente. También me dieron otras informaciones, que son demasiado personales para que pueda revelarlas en este ­momento.

Les pregunté a mis ángeles y guías por qué se me transmitía ese mensaje a través de alguien con quien hablaba, aproximadamente una o dos veces al año. La respuesta fue clara y simple: «Si te hubiéramos dado este mensaje directamente, no lo habrías creído». Supe que tenían razón. Siempre he sido contraria al engrandecimiento y la autoimportancia de los instructores, y me recordaron que a causa de ello habría descartado un mensaje de este tipo tras concluir que lo había creado la mente egoica.

Después de recibir la «llamada», leí todo lo que pude encontrar sobre los registros akáshicos. Estaba familiarizada con Edgar Cayce, psíquico estadounidense de principios del siglo XX que canalizó mensajes procedentes de esta fuente. 1 Encontrándose en trance, Cayce dijo que los registros akáshicos son el «libro de la vida», el cual constituye «el registro que la propia entidad individual escribe en la madeja del tiempo y el espacio a través de la paciencia y que se abre cuando el yo ha sintonizado con el infinito y puede ser leído por quienes sintonicen con esa conciencia». 2

Al principio de la veintena, estuve en uno de los grupos de estudio Búsqueda de Dios de Cayce durante varios años. 3 También estudié con una organización que impartía enseñanzas sobre los registros akáshicos, pero abandoné esa línea para unirme al linaje directo de los custodios de los registros.

Enseguida recibí información clara y precisa sobre determinadas modificaciones que había que efectuar con el fin de evitar que energías ajenas interfiriesen en el acceso a los registros. Sin embargo, fui reacia a proceder. Quería respetar su tradición, pero el espíritu tomó medidas por mí. Mientras fui profundizando en mi propio conocimiento de los registros akáshicos, fui viendo muy claro lo que debía hacer. Cuando empecé a ofrecer el servicio de abrirlos para otras personas, me di cuenta de que gran parte de la información que había estado dando en clase durante los veinte años que hacía que impartía enseñanzas espirituales también provenía directamente de ese espacio.

Hay quienes han asegurado que las experiencias provienen de los registros akáshicos, pero lo cierto es exactamente lo contrario: todas las experiencias se registran, momento a momento, después de que han acontecido. Los futuros posibles existen como una energía gaseosa, que se entreteje y ondea misteriosamente insinuando posibilidades. Las proyecciones de futuro en las que nos planteamos si sería conveniente elegir una determinada opción suelen dar mayor consistencia a estos hilos inmanifestados, hasta que nosotros mismos u otras personas emprendemos la acción.

Aprenderás mucho estudiando el material que ofrezco en este libro, en el que comparto todo lo que es de naturaleza general que puede revelarse. En consideración a la privacidad y la confianza depositada en mí, he cambiado los nombres de los implicados para proteger sus identidades; también he modificado las situaciones en las que estuvieron involucrados. Las sesiones de registros akáshicos son una realidad más de la vida: basta con que mires la cantidad de gente que ofrece lecturas por todo tipo de precios; en Internet, encontrarás opciones por todas partes. Ahora puedes aprender fácilmente cómo acceder a esta zona vibratoria y hallar respuestas a tus preguntas.

Me gustaría ser tu guía en el magnífico viaje hacia tus propios registros akáshicos. Incluso si no quieres aprender a abrirlos, encontrarás mucha información que te permitirá explorar y entender más la vida que se desarrolla en este planeta y el proceso de autodescubrimiento.

1 Edgar Cayce fue un místico cristiano estadounidense, también conocido como «el profeta durmiente», que respondía preguntas sobre temas tan variados como la curación, la reencarnación, las guerras, la Atlántida y eventos futuros mientras estaba en trance. Se mantuvieron registros de todas las sesiones de sanación en las que canalizó mensajes. Después de su muerte se creó una organización sin ánimo de lucro, la Association for Research and Enlightenment (‘asociación para la investigación y la iluminación’), con el fin de facilitar el estudio de su trabajo. Es el psíquico cuya labor se ha documentado en mayor medida en la historia: existen más de catorce mil sesiones grabadas, de más de diez mil sujetos, efectuadas entre los años 1901 y 1943.

2 Edgar Cayce, lectura núm. 2.533, 8.ª sesión.

3 A Search for God (Búsqueda de Dios) es el nombre que reciben los grupos formales de estudio de Edgar Cayce en todo el mundo.

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