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Capítulo 6: el Tiempo ha Vuelto

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Taya se paró en medio de la ajetreada ciudad, ella no podía dejar de maravillarse con la vista antes de ella. El mundo había surgido de nuevo a la vida con un renovado vigor, como si despertara de un profundo sueño. Aves chirrió alegremente en los árboles, los coches tarareaba a lo largo de las calles, y el suave murmullo de la conversación llenó el aire una vez más.

Pero en medio del ajetreo y el bullicio de la ciudad, Taya sabía que algo había cambiado. Ella había vislumbrado un poder más allá de sus sueños más salvajes, un poder de detener el tiempo en sí, con la simple pulsación de un botón. Y aunque la experiencia le había dejado sin aliento, con asombro, que también había dejado con un nuevo sentido de la responsabilidad.

Con cada momento que pasa, Taya sentía una sensación de urgencia, moviéndose dentro de ella. Ella sabía que no podía simplemente ignorar el increíble regalo que se había derramado sobre ella. Ella tuvo que utilizar sabiamente, para ayudar a los necesitados y hacer del mundo un lugar mejor.

Y así, con un determinado brillo de sus ojos, la Taya de salir a explorar las posibilidades que se extendía ante ella. Ella vagaba por las calles de la ciudad, sus diminutas patas golpeando contra el pavimento mientras ella buscaba oportunidades para hacer una diferencia.

Con el correr de los minutos, Taya se encontró atraído a aquellos que lo necesitan – un niño perdido en busca de su padre, luchando vendedor tratando de hacer a fin de mes, un solitario anciano ratón en la necesidad de una cara amable. Y con el correr de los minutos, Taya usó su poder recién descubierto para ayudar pata, para hacer el mundo un poco más brillante para aquellos a su alrededor.

Cuando el sol empezó a sumergir debajo del horizonte y las estrellas brillaban sobrecarga, Taya sabía que su aventura fue solo el comienzo. Todavía hay misterios para descubrir, un sinfín de retos a superar, y un sinnúmero de vidas a tocar con su extraordinario don.

Pero como ella se acurrucó en su acogedor nido de la noche, un sentido de satisfacción se apoderó de la Taya. Porque ella sabía que no importaba lo que en el futuro, que siempre estaría listo para enfrentar a la cabeza-en, armados con nada más que sus sueños y el coraje para que se hagan realidad.


Parada de Tiempo para el Ratón

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