Читать книгу Días de luz larga - Mercedes Alvarado - Страница 11

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GRIFFENFELDTS GATE

Desde mi casa no se ve el mar

pero se escucha el viento suyo

cuando a la una y cuatro me paro

en la ventana a mirar

y en un cigarro se concentra

el silencio del día.

Ahora son los árboles.

Crece su sombra en el jardín;

el invierno nos dejó

—por un rato—

días de luz larga.

Desde mi casa se ve St. Hanshaugen

con su iglesia y los tejados limpios,

el letrero del hotel azul, y los pájaros

de cola también azul.

La cocina, limpia, en silencio

se llena:

humo y espera.

Días de luz larga

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